El Rincon de Alberto

sábado, 18 de noviembre de 2017

El legado de Ava

FUENTES MORENO, Elena (2017)
El legado de Ava: Finalista del Premio literario de Amazon 2017
Edición Digital, 282 páginas.


“Ava no es una mujer común, tampoco una buena persona, pero si le das la mano, te conducirá hacia el interior de una historia fascinante: su vida. Su existencia comenzó cuando sus padres dejaron atrás una humilde realidad, en busca de oportunidades y promesas de un futuro mejor. No podían imaginar que tras las fronteras de España, les esperaba una vida completamente diferente en escenarios con los que jamás osaron ni soñar y sobre los que se asentará un legado que perdura hasta nuestros días.
Tras los recuerdos de Ava no encontrarás justificación, ni tan siquiera expiación, pero quizá sí halles las respuestas que te permitirán comprender los impulsos ocultos por los que tomó las peores decisiones de su vida.

No es fácil que la protagonista de una novela cumpla tan clara y conscientemente las características del “antihéroe”; no es habitual que el protagonista asuma tan sinceramente desde la primera línea  su lado más oscuro y es casi, menos habitual, que seamos capaces de entenderla y ponernos en su piel, aunque nuestros principios sean opuestos a lo que nos están narrando.

Esta es una novela de elecciones, sobretodo de las que no son “políticamente correctas”, es una novela de sentimientos y a la vez de falta de sensibilidad.

Ava es una mujer criada entre dos mundos totalmente opuestos, educada entre la miseria y la opulencia , entre lo que se posee y lo que se desea, entre lo que se es y lo que se está dispuesto a hacer para conseguir ser quien se quiere ser.

Esta historia presenta dos partes claramente diferenciadas tanto en la trama como en el momento argumental; en la primera parte, situada en Alemania en la infancia y adolescencia de la protagonista, encontramos a Ava el personaje principal,  al que conocemos íntimamente a lo largo de esta  primera parte, este conocimiento no sería posible sin el concurso de sus padres, Consuelo, un personaje que destaca a lo largo de toda la historia y que es el contrapunto de Ava, una mujer hecha a sí misma, un personaje que encarna la bondad, el amor, el sacrificio por aquellos a los que ama y de Francisco, el hombre tranquilo.

En esta misma primera parte conocemos la opulencia de los Colville y Los Lenz, su ambición, su complejo de superioridad, pero también sus debilidades, sus miedos y sus sombras…

En la segunda parte Ingrid y Dan; dos personajes claramente definidos, situados en el Berlín del momento actual , personajes de nuestros días, esposos, padres, profesionales… personas normales en un tiempo normal, con sus alegrías y sus penas, con sus rutinas y sus problemas…
Ambos personajes y momentos tienen su punto de encentro en Postdam, en la mansión de los Lenz y en el humilde hogar de Consuelo y Francisco.
La descripción de los paisajes es precisa y medida, no se alarga en explicaciones innecesarias, pero ofrece las suficientes para transportarte al clima, al paisaje y al interior de los escenarios en que se desarrolla la acción.

La historia me ha resultado atractiva y bien narrada, presentando un buen ensamblaje entre sus partes y convirtiendo el epilogo en un magnifico capítulo final que deja un buen sabor de boca.

Este  libro que me ha hecho pasar magníficos momentos y a la vez me ha llevado a reflexionar sobre las motivaciones humanas y la valentía de aceptarlas, de aceptarse a uno mismo con sus luces y sus sombras, es un libro que habla también de segundas oportunidades y de nuestra decisión de aprovecharlas o dejarlas pasar.


Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno y este libro es un claro exponente de esta máxima, un libro corto, conciso y concreto, una historia maravillosamente escrita a la que no le pondría ni quitaría una coma. Una lectura absolutamente recomendable para todo aquel que desee pasar un buen rato disfrutando de buena literatura.

“A menudo, juzgamos las acciones de los demás a la ligera, pero lo único que podemos saber a ciencia cierta es que nadie conoce como actuará ante una determinada situación sin vivir las mismas circunstancias previas”

Ella lo sabe

FRANCO, Lorena (2017)
Ella lo sabe
Ediciones B, Barcelona, 531 páginas
ISBN: 978-84-17001-09-4

«Vi irse a María con Víctor el jueves a las dos y media de la madrugada. Él volvió y ella, desde entonces, está desaparecida.» La rutina de Andrea, una escritora de thrillers traumatizada por un horrible suceso del pasado y un matrimonio que está a punto de romperse, se ve interrumpida por la inesperada llegada de su cuñado. Víctor es un tipo silencioso y extraño del que no sabe nada. 
Su manía de fisgonear a través de la ventana de la cocina la vida de sus vecinos, la llevará a descubrir que una madrugada estival cualquiera, en la calle de la urbanización en la que vive y donde nunca pasa nada, su vecina María se sube en el coche de su cuñado. Él vuelve pero María no. 


Esta es la historia de Andrea;  una mujer derrotada, una mujer a punto de tocar fondo, una mujer profundamente afectada por una perdida y cuya única aspiración es soportar el día a día, de cualquier manera, cuyo único entretenimiento en una urbanización con cuya descripción no he podido dejar de imaginar la “Wisteria Lane” de la serie Mujeres Desesperadas, es observar a sus vecinos desde la ventana de su cocina e imaginar cómo son sus vidas, elucubrar que secretos esconden.

Este personaje, está tan bien perfilado que a menudo me he visto inmersa en su mente, he sentido sus miedos, sus inquietudes, su desesperación y sus pequeñas victorias. Es un personaje que se nos dibuja frágil pero que a lo largo de la novela va desvelando sus fortalezas en pos de la verdad que desea y teme descubrir.

Junto al personaje principal un coro de secundarios perfectamente afinados;  los vecinos misteriosos, que no lo son tanto, una extrañas bolsas de basura, unas rutinas que a veces se interrumpen dando lugar a preguntas que la protagonista se empeña en desvelar una a una… un extraño que entra en escena cargado de secretos generando una enorme desconfianza un coprotagonista que nos despista continuamente con sus cambios de actitud.

Todos los personajes son magistralmente  definidos a lo largo de la historia, dándole a esta mayor consistencia y veracidad.

La narración en la época actual y el desarrollo de la acción en una zona residencial similar a las que podemos encontrar en los alrededores de cualquier gran ciudad, con un modelo de hogar, repetido una y otra vez, con calles semidesiertas a diario, con farolas que no siempre funcionan como debieran, consiguen un  ambiente opresivo y fantasmagórico en el que la protagonista se empeña en iniciar una nueva vida.

La descripción del entorno esta cuidada sin sobrepasar el límite de lo necesario, la autora no se pierde en explicaciones vacuas, pero se extiende lo suficiente tanto en la parte urbana como en el paisaje circundante para hacernos capaces de imaginar, sin ningún género de dudas el ambiente que quiere transmitir.

La trama de la novela es interesante y novedosa, comienza planteando interrogantes que a medida que se van desvelando van dando lugar a nuevas dudas, estos “misterios” mantienen la tensión durante toda la novela llegando a su culminación en un final absolutamente inesperado.

Con un lenguaje directo y nada afectado la autora es capaz de llevarte a su mundo en cada uno de los pasajes,  hace un uso acertado de los diálogos que se prodigan en su justa medida a lo largo de las más de 500 páginas de novela.

Esta es la primera novela que leo de Lorena Franco; las expectativas que forjaron en mi tanto el titulo de la obra como su portada, han sido ampliamente superadas por su lectura. Es una novela bien construida y sobretodo magníficamente resuelta, con un final inusual y tremendamente original. No es una novela negra al uso, pero es una magnífica novela negra que me ha entretenido, atrapado y sorprendido a partes iguales.

Me ha gustado la trama y el estilo narrativo de la autora, por lo que no será ésta la última vez que me acerque a sus historias, seguro.


                  “Nadie es quien dice ser, la persona que menos te esperas, aquella con la que duermes cada noche y convives a diario, puede ser un completo desconocido llegado el momento”

domingo, 5 de noviembre de 2017

Una noche inolvidable


Hace unas semanas comentaba con una amiga mi intención de celebrar los 45 años tal como celebré los 40, preparar una fiesta en la que reunir a todas esas personas que me gusta tener en mi vida, a todas esas personas que a lo largo de estos meses me han demostrado que desean tenerme en la suya.

Consideraba que era una buena ocasión para celebrar la vida, esa que me dieron mis padres y la que vuelvo a tener ahora, un buen momento para poner, rodeada de los míos, de todas esas personas imprescindibles,  el broche de oro a una mala experiencia con final feliz, sería  mi forma de agradecer el tiempo, el cariño y el cuidado con que me llevan obsequiando desinteresadamente estos 44 años,  pero se me adelantaron…

El mes de octubre es un mes importante en mi familia, el aniversario de boda de mis padres y el nuestro, el cumpleaños de mi marido, de mi sobrino, de mi hermano y de mi hijo; cada año, el último fin de semana se convierte en una celebración múltiple y a eso pensé que me dirigía el sábado pasado, a comidas y cenas familiares.

Es cierto que en otras circunstancias, en otro momento de mi vida menos brumoso, quizá hubiera sido capaz de leer las pistas que sin querer se desgranaron en la primera comida familiar, en las conversaciones, en las miradas, en la preparación para la cena, en el caos de las habitaciones, en los nervios de mis hermanos, en las maletas sin sentido… pero nunca se me ocurrió imaginar que mi gente, mi familia, capitaneada por mi hermana pequeña, aquella a la que me juré cuidar y que lleva un año cuidando inexcusablemente de mi, iban a hacerme la mujer más feliz del mundo.

Una cena a la que llegábamos 20 minutos tarde, un camarero al que nunca habíamos visto que nos indicaba un lugar donde aparcar y se dirigía a mi por mi nombre, las escaleras que bajaban a una sala en la que supuestamente se encontraban mis hermanos dispuestos a recelebrar un cumpleaños  deleitandonos con un menú degustación, pero que no tenia mesa alguna preparada, que se encontraba a oscuras y tenia globos por el suelo…  una pequeña luz se hizo en mi interior, una chispa de entendimiento, pero entonces empezó a sonar la música y sobre la pared comenzaron a desfilar imágenes de mi vida, de mi infancia, de mi adolescencia, de mi familia, de todos esos momentos que se atesoran felices en la memoria, de todas esas  personas que han sido importantes a lo largo de mi vida. Y no podía moverme, no podía despegar los ojos de esas imágenes, no podía dejar de llorar allí depié, sintiendo la mano de Pablo en mi espalda, no podía parar esa emoción que me embargaba, tantos momentos pasados, tantos momentos felices, tantas partes de mi misma reflejadas en esa pared, tanta nostalgia y tanta alegría….

Cuando paró la música y se encendieron las luces fui consciente de la magnitud de lo que estaba ocurriendo, mi familia, mis amigos, esos que hasta segundos antes se reflejaban en una pared, estaban allí, no podía creerlo, mis amigas desde la más tierna infancia, mi Loto, mi Ana T; excepcional reportera grafica, las de mi adolescencia, mi Macu, Silvia, Marta, Elena, Cristina, mi Paquito, mis compañeras de Salamanca, mi Ruti, mi Chon, mi Elena, mi Gemma, mi familia elegida, las que me han cuidado dia a dia en estos aciagos días Elena, Nieves. Todos ellos solos o acompañados, mi Pablo, mis hermanos, mis cuñados, mis primos, mi sobrina… todos ellos estaban allí y yo no tenía brazos para abrazarlos a todos, a los que estaban y a los que queriendo estar no pudieron  pero se hicieron presentes en aquel momento, un ramo de flores, un video, un mensaje…

Pase del llanto a la risa, recibí amor a raudales en esos abrazos y volví a llorar de felicidad.
Una placa con una maravillosa frase, las galletas de mis muñecas preferidas, una mahou fría que alguien puso en mis manos, los aperitivos que los camareros no cesaban de ofrecer  y unos músicos que comenzaron cantando a los secretos y  “ojos de hielo” que coreamos sin complejos…

Así comenzó una noche mágica, una noche de celebración de la vida, de recuerdos compartidos, de música y risas, muchas risas, de baile, de energía positiva, de amor en su más amplio sentido… una de las mejores noches de mi vida.
            

 “Y ahora que han pasado unos 
días y no me sobrepasan las lagrimas, ahora que revivo los maravillosos momentos que me hicisteis vivir el sábado, os debo las palaras que no pude deciros.
Estos meses me han quitado muchas cosas, algunas reponibles, otras no. Me han robado tiempo y fuerza, pero tengo la enorme fortuna de haber recibido otras mucho mas importantes.
Estos meses os he sentido cerca, empujándome en el camino, animándome con vuestro aliento, vuestros mensajes, llamadas, miles de detalles e incluso el silencio que a veces os impuse. Os he tenido a mi lado a todos y cada uno de vosotros, pero permitidme que aquí y en cualquier parte sea a mis hermanas, a la de sangre, mi chiqui, mi Sandra y a la elegida, a mi Elena, a mi compañero de vida. A Pablo, a mis hermanos Alfonso y Luis, a mi Alba y a mis cuñados, les agradezca especialmente su esfuerzo, su atención y cuidados, su amor incondicional y su paciencia cuando era imposible tenerme paciencia…
Soy inmensamente afortunada de tener la familia que me tocó, soy inmensamente afortunada de haber encontrado tan buenos amigos a lo largo de mi vida.
Sabéis que todos y cada uno de vosotros tenéis un lugar especial en mi corazón y en mis días. Os adoro a todos y cada uno de vosotros.
GRACIAS, de todo corazón, no tendré vida para devolveros todo lo que me habéis dado”

Hay cientos de fotos y decenas de videos que recogen muchos de los momentos de aquella noche, pero os aseguro que hay muchos más sentimientos guardados dentro de mí.