ARQUES, Neus (2018)
Caida Libre
Roca Editorial, Barcelona, 320 pp
ISBN: 9788417092979
Ángela es una editora menopáusica en la cuerda floja cuyo autor estrella
desaparece. Para encontrarlo, deberá adentrarse en el mundo de las mafias
inmobiliarias de la mano del comisario Jotapé Castillejos. Carolina se juega la
promoción profesional cuando un amante despechado la amenaza con divulgar
pruebas de su exuberancia sexual. Luisa lo dejó todo por una historia de amor
que ahora le pasa factura en forma de mobbing.
Las tres mujeres viven en el barrio barcelonés de Gracia, cuya
gentrificación se acelera. No saben a dónde van, pero sí saben que no llegarán
donde iban, porque el camino trazado ha desaparecido. Sus crisis privadas se
cruzan entre sí y con la crisis socioeconómica general.
“-Las
mujeres siempre somos más de lo que parecemos. Más valientes. Más atrevidas. Más
putas. ¿Y nosotras tres? Pues lo mismo.”
Caida libre
podrían ser tres novelas, tres historias
perfectamente independientes, porque cada una de las situaciones de cada una de
las protagonistas da para un buen libro; pero es algo mucho más grande, es la
confluencia de esas tres historias, de esas mujeres, de esas tres vidas, que en un momento
determinado se cruzan para dar lugar a una historia común.
Es la historia de tres mujeres que se encuentran
en un momento de crisis de su experiencia vital, la historia de tres vidas
cotidianas, que en un momento determinado dejan de serlo, la historia de tres
mujeres en las que podríamos vernos reflejadas cualquiera de nosotras.
Los personajes
son el eje central de la historia y cada uno de ellos presenta peculiaridades que
les hacen únicos y vitales para la trama.
Carolina; una
mujer profesionalmente agresiva, segura y firme, esa mujer libre de prejuicios sexuales, que
podremos compartir o no, pero que la hacen absolutamente única.
Una mujer que
controla las facetas de su vida que considera intocables, su profesión,
su vida privada… pero que, a través del sexo desea desembarazarse de todas esas
responsabilidades que en el fondo no hacen más que encorsetarla y que la
convierten en el personaje más masculino de toda la galería femenina que nos
muestra la historia.
Una mujer que
usa sus armas de mujer para sobrevivir en un mundo eminentemente de hombres.
“Carolina
era una mujer embutida en su destino. Este le había dado unas cartas y las
jugaba lo mejor que sabía. Nadie la había preparado para una vida tan poco
convencional.”
Luisa, es una
mujer que fue valiente en un momento determinado, que se inclinó por la pasión
y el amor en contra de la rutina y la seguridad que le confería ese
marido-compañero de trabajo con el que, aparentemente, lo tenía todo.
Una mujer a la
que esa valentía le está pasando factura de la forma más dura posible, a través
de un mobbing que no solamente incide en su nivel económico, sino que hace
mella, en su vida social, en su vida familiar y sobretodo, como todo acoso, en
su autoestima personal.
“Sus
compañeros, aun manteniendo las formas, en esa dualidad tan barcelonesa por la
cual, uno levanta una fachada y deja que la mierda corra por detrás, se
distanciaron”
Y Ángela es una
mujer a la que le toca ser valiente todos los días, una mujer que cada mañana
se despierta con la ausencia del que era y debería seguir siendo su compañero,
su apoyo… ese pilar que necesita en una vida en la que el trabajo se le viene
encima con una amenaza expresa y en la que su vida personal, tampoco acaba de
remontar.
“Ella
también era editora. Ella era uno de ellos. Y era valiente: había dado la cara
en televisión por el libro. La ignoraron. Aquella editorial, como casi todos los
negocios, era cosa de hombres.”
Y junto a estas tres
protagonistas indiscutibles la autora introduce dos secundarias de lujo.
Dos mujeres que por sí mismas darían para una o varias historias más.
Irina, esa mujer que
utiliza su cuerpo y su belleza para llevar el
tren de vida que desea, cuya única obsesión es mantenerse en el lujo
a costa de quien sea y de lo que cueste.
Y Mia, esa asistente
personal, tan alejada de nuestro día a día, pero vital en las clases pudientes,
cuya máxima es oír, ver, callar y acatar, por extraño que el encargo de sus
jefes pueda parecer, pero a la que su moral no deja cruzar ciertos
límites.
“Pero
Mía tenía claro que operaba dentro de unos límites morales, no todo valía, por
mucho que el cliente fuera el que mandaba.”
Y la vida de
nuestras tres protagonistas, esas tres
vidas varadas en un punto crítico, confluyen en el tiempo exacto y en el
lugar adecuado. Un lugar en el que aisladas del mundo masculino, las
mujeres nos desnudamos física y mentalmente para mimarnos y dejarnos mimar. Un
lugar en el que Merche, esa estéticien
de manual, ejerce de maestra de
ceremonias y de nexo propiciador de la relación de nuestras protagonistas.
“-Haz lo
que quieras y vuelve cuando quieras, pero permíteme una pregunta: ¿Desde cuándo
cuidar de ti es superfluo?
A su lado,
Carolina asentía.
-Eso
mismo digo yo. Chica, cuidarse una misma es una necesidad, no un extra.”
Frente a este
plantel de mujeres excepcionales dentro de su normalidad, los personajes
masculinos que son muchos y variados, no
salen nada bien parados.
Tenemos un
promotor al que el lujo y la burbuja inmobiliaria le han explotado en pleno
rostro. Un ex marido azuzado por su nueva compañera en contra de la mujer que
le agravió. Una serie de ejecutivos agresivos en su versión más cruda, con un
tremendo complejo de superioridad de género, cuya única obsesión es que los
números cuadren dando en positivo por encima y a pesar de todo aquello que
puedan arrastrar para conseguirlo, sean sentimientos, o la propia supervivencia
de los demás. Un catalogo de “juniors” candidatos a convertirse en una nueva
generación de tiburones de los negocios. Un chantajista que se vuelve más y más
agresivo cuando no consigue lo que quiere. Mafiosos dispuestos a cualquier cosa
por mantener su estatus y el respeto que creen merecer. Y un amante ocasional
que aprovecha su rango y su superioridad emocional, o la necesidad sexual, erótica
y sobretodo emocional de “la otra parte” para satisfacer sus deseos sin que el
compromiso vaya más allá.
Podría
considerarse una visión pesimista del género masculino, pero la autora nos
regala a Danny, un hombre cuyo aspecto no hace justicia a su interior y es que
la autora pone, una vez más a través de este personaje, los prejuicios de esta
sociedad en la que nos ha tocado vivir.
“Sin
Danny no habría habido Lola. Ni migas de galleta cayéndole por la comisura de
los labios en plena tarde de agosto. Igual la felicidad era esto.”
Y si de esta
historia me han fascinado los personajes, no ha sido menos mi fascinación por
los escenarios.
La trama central de esta
historia, de estas historias, se desarrolla en un lugar que se convierte en un
personaje más, otro personaje en crisis: el Barrio de Gracia, ese lugar en el
que se debe hacer frente a la gentrificación, a la invasión turística, pero que
lucha por mantenerse vivo. Que trabaja cada día por hacer pervivir sus raíces y
costumbres a través de esa maravillosamente activa Asociación de Vecinos a la que la autora dedica la novela.
Neus describe el barrio de
forma exquisita, esas calles engalanadas, los locales que se mantienen contra
viento y marea... pero también nos regala otras estampas de Barcelona, la
playa, los museos, los locales de moda y esas casas de lujo inalcanzable para
el común de los mortales.... su libro es un paseo delicioso por una ciudad que
aún tengo pendiente y que después de esta novela aun tengo más deseos de
conocer.
Es esta una novela que normaliza lo que es
normal y connatural a todas las mujeres llegadas a cierta edad: la menopausia, los sofocos, la flacidez que
comienza a hacerse “indisimulable” en las carnes, las arrugas que ya no arregla crema
alguna, el miedo a quedar relegadas de la vida profesional, e incluso de la
personal por la edad… que normaliza
la lucha diaria de miles de mujeres obligadas a bregar con los altibajos
emocionales que provocan las hormonas, determinantes constantes de nuestro día
a día…
Es esta una novela sobre mujeres, pero no es una
novela solo para mujeres, su lectura pone en valor una realidad que debe ser
reconocida abiertamente por las mujeres
y conocida y valorada en su justa medida por los hombres, una realidad a la que la
sociedad en su conjunto le da la espalda, escondiéndola, como se esconde la
suciedad bajo las alfombras y que no puede ni debe obviarse, porque es la que
es.
Y es una novela de superación, una novela en la
que se nos muestra el valor de la mujer por sí misma y el valor elevado a la enésima
potencia cuando aparece la solidaridad
entre nosotras, esa solidaridad que hace que podamos superar situaciones que no
podríamos superar si las enfrentáramos a
solas.
pero
tampoco la dejaría en la estacada. No, a ella la
dejaron en
la estacada una vez y conocía perfectamente la sensación
de
desamparo que ahogaba a la mujer ojerosa sentada en la silla con la espalda
tensa.”