El Rincon de Alberto

jueves, 27 de septiembre de 2018

Caída Libre


ARQUES, Neus (2018)
Caida Libre
Roca Editorial, Barcelona, 320 pp
ISBN: 9788417092979

Ángela es una editora menopáusica en la cuerda floja cuyo autor estrella desaparece. Para encontrarlo, deberá adentrarse en el mundo de las mafias inmobiliarias de la mano del comisario Jotapé Castillejos. Carolina se juega la promoción profesional cuando un amante despechado la amenaza con divulgar pruebas de su exuberancia sexual. Luisa lo dejó todo por una historia de amor que ahora le pasa factura en forma de mobbing.
Las tres mujeres viven en el barrio barcelonés de Gracia, cuya gentrificación se acelera. No saben a dónde van, pero sí saben que no llegarán donde iban, porque el camino trazado ha desaparecido. Sus crisis privadas se cruzan entre sí y con la crisis socioeconómica general.
  
“-Las mujeres siempre somos más de lo que parecemos. Más valientes. Más atrevidas. Más putas. ¿Y nosotras tres? Pues lo mismo.”

Caida libre podrían ser tres novelas,  tres historias perfectamente independientes, porque cada una de las situaciones de cada una de las protagonistas da para un buen libro;  pero es algo mucho más grande, es la confluencia de esas tres historias, de esas  mujeres, de esas tres vidas, que en un momento determinado se cruzan para dar lugar a una historia común.  

Es  la historia de tres mujeres que se encuentran en un momento de crisis de su experiencia vital, la historia de tres vidas cotidianas, que en un momento determinado dejan de serlo, la historia de tres mujeres en las que podríamos vernos reflejadas cualquiera de nosotras.

Los personajes son el eje central de la historia y cada uno de ellos presenta peculiaridades que les hacen únicos y vitales para la trama.


Carolina; una mujer profesionalmente agresiva, segura y firme,  esa mujer libre de prejuicios sexuales, que podremos compartir o no, pero que la hacen absolutamente única.
Una mujer que controla las facetas de su vida que considera  intocables, su profesión, su vida privada… pero que, a través del sexo desea desembarazarse de todas esas responsabilidades que en el fondo no hacen más que encorsetarla y que la convierten en el personaje más masculino de toda la galería femenina que nos muestra la historia.
Una mujer que usa sus armas de mujer para sobrevivir en un mundo eminentemente de hombres.

“Carolina era una mujer embutida en su destino. Este le había dado unas cartas y las jugaba lo mejor que sabía. Nadie la había preparado para una vida tan poco convencional.”

Luisa, es una mujer que fue valiente en un momento determinado, que se inclinó por la pasión y el amor en  contra de la rutina y la seguridad que le confería ese marido-compañero de trabajo con el que, aparentemente,  lo tenía todo.
Una mujer a la que esa valentía le está pasando factura de la forma más dura posible, a través de un mobbing que no solamente incide en su nivel económico, sino que hace mella, en su vida social, en su vida familiar y sobretodo, como todo acoso, en su autoestima personal.

“Sus compañeros, aun manteniendo las formas, en esa dualidad tan barcelonesa por la cual, uno levanta una fachada y deja que la mierda corra por detrás, se distanciaron”

Y Ángela es una mujer a la que le toca ser valiente todos los días, una mujer que cada mañana se despierta con la ausencia del que era y debería seguir siendo su compañero, su apoyo… ese pilar que necesita en una vida en la que el trabajo se le viene encima con una amenaza expresa y en la que su vida personal, tampoco acaba de remontar. 

“Ella también era editora. Ella era uno de ellos. Y era valiente: había dado la cara en televisión por el libro. La ignoraron. Aquella editorial, como casi todos los negocios, era cosa de hombres.”

Y junto a estas tres protagonistas indiscutibles la autora introduce dos secundarias de lujo. Dos mujeres que por sí mismas darían para una o varias historias más. 

Irina, esa mujer que utiliza su cuerpo y su belleza para llevar el  tren de vida que desea, cuya única obsesión es mantenerse  en el lujo a costa de quien sea y de lo que cueste.


Y Mia, esa asistente personal, tan alejada de nuestro día a día, pero vital en las clases pudientes, cuya máxima es oír, ver, callar y acatar, por extraño que el encargo de sus jefes pueda parecer, pero a la que su moral no deja cruzar ciertos límites. 

“Pero Mía tenía claro que operaba dentro de unos límites morales, no todo valía, por mucho que el cliente fuera el que mandaba.”

Y la vida de nuestras tres protagonistas,  esas tres vidas varadas en un  punto crítico, confluyen en el tiempo exacto y en el lugar adecuado.  Un lugar en el que aisladas del mundo masculino, las mujeres nos desnudamos física y mentalmente para mimarnos y dejarnos mimar. Un lugar en el que Merche, esa  estéticien de manual,  ejerce de maestra de ceremonias y de nexo propiciador de la relación de nuestras protagonistas.

“-Haz lo que quieras y vuelve cuando quieras, pero permíteme una pregunta: ¿Desde cuándo cuidar de ti es superfluo?
A su lado, Carolina asentía.
-Eso mismo digo yo. Chica, cuidarse una misma es una necesidad, no un extra.”

Frente a este plantel de mujeres excepcionales dentro de su normalidad, los personajes masculinos que son muchos y variados,  no salen nada bien parados.

Tenemos un promotor al que el lujo y la burbuja inmobiliaria le han explotado en pleno rostro. Un ex marido azuzado por su nueva compañera en contra de la mujer que le agravió. Una serie de ejecutivos agresivos en su versión más cruda, con un tremendo complejo de superioridad de género, cuya única obsesión es que los números cuadren dando en positivo por encima y a pesar de todo aquello que puedan arrastrar para conseguirlo, sean sentimientos, o la propia supervivencia de los demás. Un catalogo de “juniors” candidatos a convertirse en una nueva generación de tiburones de los negocios. Un chantajista que se vuelve más y más agresivo cuando no consigue lo que quiere. Mafiosos dispuestos a cualquier cosa por mantener su estatus y el respeto que creen merecer. Y un amante ocasional que aprovecha su rango y su superioridad emocional, o la necesidad sexual, erótica y sobretodo emocional de “la otra parte” para satisfacer sus deseos sin que el compromiso vaya más allá.

Podría considerarse una visión pesimista del género masculino, pero la autora nos regala a Danny, un hombre cuyo aspecto no hace justicia a su interior y es que la autora pone, una vez más a través de este personaje, los prejuicios de esta sociedad en la que nos ha tocado vivir.

“Sin Danny no habría habido Lola. Ni migas de galleta cayéndole por la comisura de los labios en plena tarde de agosto. Igual la felicidad era esto.”

Y si de esta historia me han fascinado los personajes, no ha sido menos mi fascinación por los escenarios.

La trama central de esta historia, de estas historias, se desarrolla en un lugar que se convierte en un
personaje más, otro personaje en crisis: el Barrio de Gracia, ese lugar en el que se debe hacer frente a la gentrificación, a la invasión turística, pero que lucha por mantenerse vivo. Que trabaja cada día por hacer pervivir sus raíces y costumbres a través de esa maravillosamente activa Asociación de Vecinos  a la que la autora dedica la novela.

Neus describe el barrio de forma exquisita, esas calles engalanadas, los locales que se mantienen contra viento y marea... pero también nos regala otras estampas de Barcelona, la playa, los museos, los locales de moda y esas casas de lujo inalcanzable para el común de los mortales.... su libro es un paseo delicioso por una ciudad que aún tengo pendiente y que después de esta novela aun tengo más deseos de conocer. 

Es esta una novela que normaliza lo que es normal y connatural a todas las mujeres llegadas a cierta edad:  la menopausia, los sofocos, la flacidez que comienza a hacerse “indisimulable” en las  carnes, las arrugas que ya no arregla crema alguna, el miedo a quedar relegadas de la vida profesional, e incluso de la personal  por la edad…  que normaliza  la lucha diaria de miles de mujeres obligadas a bregar con los altibajos emocionales que provocan las hormonas, determinantes constantes de nuestro día a día…

Es esta una novela sobre mujeres, pero no es una novela solo para mujeres, su lectura pone en valor una realidad que debe ser reconocida abiertamente  por las mujeres y conocida y valorada en su justa medida  por los hombres, una realidad a la que la sociedad en su conjunto le da la espalda, escondiéndola, como se esconde la suciedad bajo las alfombras y que no puede ni debe obviarse, porque es la que es.

Y es una novela de superación, una novela en la que se nos muestra el valor de la mujer por sí misma y el valor elevado a la enésima potencia cuando  aparece la solidaridad entre nosotras, esa solidaridad que hace que podamos superar situaciones que no podríamos superar  si las enfrentáramos a solas.


“No se posicionaría claramente del lado de Luisa, eso no le convenía en absoluto,
pero tampoco la dejaría en la estacada. No, a ella la
dejaron en la estacada una vez y conocía perfectamente la sensación
de desamparo que ahogaba a la mujer ojerosa sentada en la silla con la espalda tensa.”

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Encuentro con Neus Arques


Ayer, antes de la presentación oficial de #CaidaLibre de Neus Arques en la Librería Rafael Alberti, una representación de #SoyYincanera tuvimos el privilegio de reunirnos con la autora en Petit Comite. La razón de nuestra reducida representación no fue otra que la hora (las 5 de la tarde) que no era compatible con las obligaciones profesionales de algunas de nuestras compañeras.

Fue más que un encuentro una charla informal y distendida sobre una historia que nos ha sorprendido muy gratamente y a la que tuvimos ocasión de analizar y diseccionar con su propia creadora, privilegio este como pocos.

Hablamos obviamente del porqué de este libro, de los lugares donde se desarrolla la trama y sobretodo de los personajes, de esas mujeres con las que unas más que otras y en algunos aspectos más que en otros cada una de nosotros  podemos identificarnos. 

Esta charla sobre la novela dio para mucho más, propiciando  un encendido debate sobre el papel de la mujer en la sociedad actual. 

A este encuentro se unió una mujer que enriqueció aún más si cabe nuestra conversación,  Blanca Sancho, creadora del Premio Internacional de Narrativa Narra de Mont Marçal que en esta edición 2018 ha recaído en la novela que nos ocupa. 

Hablamos de Ángela, de Carolina y de Luisa y de todas esas mujeres anónimas que  en ellas se representan. 

Hablamos de los hombres que acompañan a estas mujeres. De sus sensibilidades e insensibilidades y hablamos de lo que nos gustaría conseguir como mujeres en esta sociedad en la que nos toca vivir.

Esta es la transmisión en directo que de este encuentro compartió nuestra compañera María Loreto Navarro Pacheco  en su muro de Facebook; en él podréis descubrir todos los matices de este  encuentro.

   

Tras la firma de ejemplares y las fotos, individuales y de  "familia" acompañamos a Neus a su puesta de largo en la librería Alberti, donde un nutrido grupo de mujeres y algún hombre "valiente" nos dimos cita para escuchar a Luz Sanchis, Neus, Blanca Rosa y Blanca Sancho, acompañadas de Lola Larumbe, magnifica anfitriona de la librería.

Luz llevo la presentación de manera magistral a través de las preguntas y reflexiones que en ella había suscitado la lectura del libro, provocando un debate entre las componentes de la mesa, un debate que fue mucho mas que las respuestas de Neus, una mujer extrovertida, segura y muy muy divertida. 

Para poner el punto final a la presentacion tuvimos la oportunidad de probar el cava que  elabora la patrocinadora de estos premios y que os puedo asegurar que es una maravilla.  

Finalizada la presentación y cuando ya nos retirábamos, o esa era la intención, tuvimos la suerte de encontrarnos, o que nos encontrará (a veces vamos tan imbuidas en nuestras conversaciones que no nos enteramos) un gran amigo y mejor escritor con el que compartimos libro y lectura hace meses, Roberto Sánchez. Tuvimos la ocasión de inmortalizar el momento, compartir unos minutos de charla y sobretodo de alegría de haber coincidido con él y con Teresa. 

Fue una magnífica tarde; llena de risas y de cariño, una tarde en la que conocimos  a una magnifica autora y mejor mujer, en la que conocimos  la historia de detrás de la historia de Caída Libre y la de la madre de Blanca Sancho, otra mujer excepcional,  y una tarde, que sirvió también  para conocernos mejor a nosotras mismas.

Gracias a #SoyYincanera y en especial a Ana_Kayena por hacer posibles estos momentos, a Neus por su entrega, a Silvia Fernandez y a Roca, por facilitarnos estas lecturas y estos maravillosos encuentros y a Blanca Sancho y Mons Marçal por el este maravilloso cava.

martes, 25 de septiembre de 2018

Encuentro con Santiago Diaz


¿Hay algo mejor que compartir una tarde de viernes con amigas con las que te une una afición tan sana como la lectura, una tremenda complicidad  y una enorme dosis de cariño?. Pues sí, lo hay, poder charlar sobre un libro con el autor que lo creó.

El pasado viernes, en un tradicional Café de Madrid, con el Palacio Real como telón de fondo, compartimos mesa, charla y opiniones con Santiago Díaz Cortes, autor de Talión, una de la novelas que más me ha entusiasmado de las que llevo leídas este año.

Cuando acabas un libro te haces una idea del mismo, de la trama, de los personajes, de sus porqués y de sus cómos… los libros no son lo que leemos, sino lo que interpretamos al leerlos, y esto, no tiene porque ser lo mismo que lo que el autor  ha querido transmitir.

Este tipo de encuentros da la oportunidad de enriquecer la lectura con el punto de vista de su creador, y eso es una experiencia impagable, máxime cuando el autor se muestra tan cercano y acepta de buena gana y sin perder la sonrisa cualquier tipo de critica buena, mala o regular, cuando está de acuerdo con lo que le plantea un lector  y cuando no.


Hablamos de Talión, de sus paisajes, de sus tramas y hablamos, con detalle de los personajes, de casi todos ellos, pero especialmente de  esos, que por distintos motivos y de distinta forma a cada uno de los que allí nos dimos cita, nos han llegado al alma. Hablamos largo y tendido de lo que hacen y lo que no hacen, de lo que sienten y lo que deberían sentir, de sus razones y de las sinrazones que les obligan a realizar ciertos actos y hablamos de mucho más.

Si algo plantea Talión es el dilema moral de su propia sentencia que encontramos en el Levítico 24:20-21; aquello de:

20 Fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, así se le hará. 
21 "El que mate un animal, lo restituirá, pero el que mate a un hombre, ha de morir.

Y así lo plantea Santiago exactamente a lo largo de las páginas de la novela, lo que nos llevó a un fantástico debate sobre la venganza, el concepto de justicia, legal, social  y moral  y lo que cada uno de nosotros  seriamos capaces de hacer por ser justos si no tuviéramos nada que perder.

No podría deciros si el encuentro duró mucho o poco tiempo, lo que si os puedo asegurar es que a mí se me pasó en un suspiro y es que el libro da para charlar durante muchas más horas de las que compartimos y  la simpatía y la franqueza del autor propicia que no temas decir nada de lo que se te pada por la cabeza.

Hablamos de lo humano y lo divino, despejamos nuestras dudas y dimos respuesta a nuestras curiosidades, aprendimos un poco, mucho más sobre Madrid y conocimos los planes literarios  de Santiago.

Hubo firma de los ejemplares (“refirma” en muchos de los casos), complicidad, risas y fotos, muchas fotos para las que el autor posó sin reparo. Y junto a Santiago y a Fátima, disfrutamos de la presencia de Jorge Díaz, autor entre otras de Cartas a Palacio (otra magnífica novela) y hermano de Santiago, que enriqueció la charla con sus apreciaciones nacidas del seguimiento de esta novela desde sus inicios.

Fue una tarde deliciosa, un encuentro inolvidable, de un libro inolvidable y #SoyYincanera la finalizamos, llegado el ocaso, disfrutando de la vida y de una magnifica noche de verano, refrescándonos en una terraza con el Palacio de Oriente a nuestra espalda.  


lunes, 24 de septiembre de 2018

Talion


DIAZ, Santiago (2018)
Talión
Editorial Planeta, Barcelona, 448 pp
ISBN: 978-84-08-18607-6 



Marta Aguilera, una periodista comprometida con su oficio, recibe una noticia que cambiará su destino: un tumor amenaza su salud y apenas le quedan dos meses de vida. Sin nada que perder ni nadie a quien rendir cuentas, Marta siente que la realidad es un lugar amenazante y decide ocupar el tiempo que le queda impartiendo JUSTICIA.


En una carrera contrarreloj por su propia vida y contra la inquebrantable inspectora Daniela Gutiérrez, Marta Aguilera tratará de aplicar su particular ley del talión.


"Tampoco tiene sentido que algo me atemorice cuando la muerte ya m ha señalado con el dedo. La razón se echa a un lado para dejar paso al instinto puro y duro. Hacer lo que me pide el cuerpo no solo es una ventaja, también una necesidad; debo plantarles cara a los malos, no dejar que se sigan yendo de rositas. Además, si me matan me harán un favor y me ahorraran dos meses de sufrimiento, físico y mental".

Este verano, aprovechando que iban a ser unas vacaciones más largas de lo habitual, hice algo que no había hecho nunca. Preparé una lista de lecturas entre todos los pendientes que había ido acumulando a lo largo de este año y alguno de hace alguno más.

En esa lista, en un lugar indeterminado se encontraba una novela que compré en la Feria del libro y a cuya puesta de largo me impidió ir una inoportuna e impostergable operación.

Esta novela a cuyo autor conocimos en la misma feria y con el que pudimos compartir unos minutos de charla acompañados por otro escritor consagrado con quien le unen lazos de sangre es Talión.

Esta, la primera novela de Santiago Díaz, que pretendía leer, en un momento no fijado del verano  fue adelantando posiciones debido al entusiasmo de una bloguera, compañera de lecturas de #SoyYincanera, una gran amiga y una gran lectora en cuyo criterio confío ciegamente. Concha Yunta  del blog “Que bello es leer” (junto a Pilar Santamaría), insistía  cada día en que era esta una historia a tener en cuenta y cuya protagonista le recordaba a alguien cercano.


Nunca le agradeceré bastante la recomendación. Me he encontrado con una historia magnifica, fresca, original y con unos personajes que me han dejado tocada, en el buen sentido de la palabra. Una novela que una vez comenzada era incapaz de dejar de leer, una novela que me fascinó,  absorbió y sorprendió  a partes iguales. Y voy a contaros las razones.
Ya os he comentado que esta es la primera novela de Santiago, y espero que no sea la última, pero no es la primera vez que escribe y eso se nota.

Su profesión de guionista impregna cada una de las páginas de la novela que se desliza como si de una composición audiovisual se tratara. A pesar de que la descripciones, excepto en momentos concretos, no es demasiado abigarrada, he sido capaz de ver cada una de las escenas que la novela me iba regalando.

Las protagonistas centrales de la novela me han enamorado, son dos mujeres fuertes, profesionales reconocidas,  independientes e inteligentes; dos mujeres situadas una a cada lado de la frontera que separa el “bien” y el “mal” o más concretamente la legalidad de la ilegalidad.

Marta Aguilera, una periodista desarraigada, cuya vida, o lo que queda de ella se ve determinada por la aparición de un tumor inoperable en su cerebro, una situación que le lleva a apurar sus últimos días vengando situaciones que han quedado sin castigo, situaciones que el sistema no ha sido capaz de solucionar, o ha solucionado en un nivel menor de su sentido de la justicia. Y junto al desarrollo de esta venganza conocemos datos del pasado de Marta que como para cada uno de nosotros, queramos o no, determina nuestro presente.

Frente a esta mujer irrepetible que no tiene nada que perder, se encuentra la inspectora  Daniela Gutiérrez, que ha superado (o eso parece)  ciertos problemas personales, entre ellos, deseos no saciados de venganza y dos pérdidas irreparables,  una mujer que como consecuencia de lo anterior arrastra una dificilísima relación con su hijo adolescente, y que como en el caso de Marta, ve como su presente lo determinan hechos del pasado, que decidieron  el curso de sus vidas. 


Y si es fácil empatizar con estas mujeres únicas también lo es, a veces menos,  con las víctimas de las iras de Marta, con Jonás “Ellos no le conocen. Jonás es cariñoso, atento y servicial. Es un buen niño con una enfermedad que ya se esta tratando. Ella y su marido confían en que los psiquiatras aun pueda salvarle”  con Cornel, con Genaro Cortes, con Amaya…  con algunos más que con otros. Tal vez empatizar no sea la palabra, pero somos capaces de entenderlos,  no los hechos que les llevan a ser objetivo de la protagonista pero si los “porqués” de llegar a estos actos, porque Santiago se preocupa de exponer, magistralmente  las circunstancias que les empujan a realizar esos hechos abyectos.
 Y  es fácil, muy fácil sentir la tristeza y la impotencia de las víctimas de las víctimas de la “verduga”.  

Son personajes, todos ellos, fuertes aun en sus debilidades, creíbles, reales y muchos de ellos tremendamente entrañables. Lucia, el Dos Napias, Álvaro Herrero, Felipe, Raquel, La Flaca, Natalia, Rodolfo Chisvert …

No voy a detenerme en describirlos porque es maravilloso descubrirlos a lo largo de la novela, pero si me gustaría dar unas pinceladas de algunos de los que me han conmovido especialmente:

NIcoleta, una mujer atrapada en el sórdido mundo de la explotación sexual y el tráfico de mujeres.

  “Cuando Cornel se marcha a las tres horas, tras habérsela follado en todas las posturas inimaginables, la deuda de Nicoleta a aumentado trescientos euros. Siempre le ha pasado igual, a ella y a muchas otras como ella de diferentes partes del mundo; si se proponen pagar lo que supuestamente deben por viajes y manutención para así poder recuperar la documentación o el pasaporte que les quitaron al secuestrarlas, las obligan a recaer en la droga y su deuda empieza a subir de nuevo, pero siempre en pequeñas cantidades para que nunca dejen de soñar. Casi ninguna consigue salir de esta espiral, ni siquiera el suicidio es una opción; el problema pasaría automáticamente a sus familias.”

Dimas,  arrastrando  una culpa ímproba aun siendo, o precisamente por ser víctima de la incomprensión al que es diferente.

“Para llegar al rio tenía que pasar obligatoriamente por las vías del tren, el dominio de Felipe y sus amigos. Cuando no había perros o gatos a los que maltratar quedaban allí para tirarles piedras al expreso que iba a Barcelona. Y mientras esperaban al tren, afinaban su puntería con Dimas, un chico con síndrome de Down.
[…]
-Como digas algo, vamos a por tu hermana pequeña-le escuche decir más de una vez- ¿Es eso lo que quieres?
Dimas negaba y se dejaba hacer todo tipo de perrerías con tal de que a su hermana no la tocaran. En el fondo era un valiente, tan valiente como los demás cobardes, incluida yo misma. Sabía que si decía algo, Felipe la timaría conmigo, pero aquella tarde estaba siendo especialmente duro con él.”


Pichichi; una joven promesa del futbol al que el ambiente socio-familiar y las drogas arrancan los sueños de cuajo.

“El Pichici se ducha de vez n cuando en los baños sociales, pero el agua no está tan caliente ni tiene la intimidad necesaria para masturbarse. Se sienta desnudo sobre la cama y se prepara  el primer chute. Durante veinte minutos está en trance, firmando a sus pies un charquito de babas que le caen de un lateral de la boca. Vacía su cartera y allí encuentra su documentación caducada y llena de mierda, una vieja fotografía de sus padres y un recorte de periódico. Es una entrevista que le hicieron a Alfonso Castro a principios del año 2009. El viejo entrenador contenía a duras penas la emoción que le producía hacer descubierto al fenómeno.”

Eric, ese padre, ese hombre responsable que perdió a sus hermanos en una fiesta que se volvió pesadilla y por una guerra que no era la suya.

“Tras un recorrido de más de diez minutos entre unas lapidas y unos monumentos que no parecen llamar la atención del crio, Eric y Lionel se detienen frente a un enorme columbario. El niño divide ceremoniosamente el ramo de flores en dos mitades y las coloca en sendos nichos.”

Y es que, en el fondo, todos son víctimas, de su pasado y sus circunstancias… 

Esta no es una novela de buenos y malos, no es una novela de vencedores y vencidos, esta novela, me deja la sensación de que todos, incluso los que ganan, acaban perdiendo.

No es solo una historia adictiva y una novela perfectamente tramada, es una historia que hace que te plantees interrogantes morales con respuestas que, en ocasiones, no son políticamente correctas.

Es una novela que pone frente a nuestros ojos los errores del sistema judicial, de los medios de comunicación y de nuestra propia sociedad.

Podremos estar de acuerdo o no con las formas de Marta Aguilera, podremos estar de acuerdo o no con el fondo, pero lo que es seguro es  que merece la pena  conocer esta historia, que para mí es imprescindible, por su trama, por su calidad y porque es de esas historias que no deja indiferente, es de esos libros que remueven la conciencia y los sentimientos y cuyos personajes permanecen vivos aunque la historia haya finalizado.  

“-Soy plenamente consciente de que pienso así  porque me muero, pero en el fondo lo único que he hecho es eliminar la hipocresía.”



jueves, 20 de septiembre de 2018

La mirada de la ausencia


ITURGAIZ, Ana (2018)
La mirada de la ausencia
Roca Editorial, Barcelona, 384 pp
ISBN: 978-84-17305-00-0

El 21 de febrero de 1874 el ejército carlista pone cerco a la ciudad de Bilbao. En la ciudad asediada se encuentran Javier Garay, un fotógrafo de postales eróticas, e Inés Otaola, una planchadora sin trabajo, a la que el hambre obliga a ejercer de modelo para Javier.

Sin embargo, las aspiraciones de Javier no pasan por quedarse encerrado en la ciudad sitiada sino en ejercer de reportero de guerra para los periódicos más importantes del país y conseguir el éxito que siempre ha deseado. La ocasión le llega cuando el gobierno liberal le propone la posibilidad de infiltrase tras las líneas enemigas y él la aprovecha sin dudarlo. Lo que no se imagina es que Inés lo arrastrará al campo de batalla con él.

Por su parte, Inés, que fue expulsada hace cinco años del caserío familiar junto a su abuela y su hermano, nunca imaginó que regresaría a su hogar y mucho menos sin ellos. Tampoco sospechó que el fotógrafo sería su oportunidad para huir de la ciudad destruida para volver al lugar en el que nació.

En medio de la destrucción, ambos se convierten en el refugio del otro. Sin embargo, la guerra y las sospechas de los militares conseguirán separarlos.



“Esta es una guerra con muchos jugadores, solo que los que mueven las fichas no se acercan al frente para defender junto a los suyos un lema y una bandera, sino que se sientan detrás de una mesa de despacho a pintar flechas sobre un mapa mientras disfrutan de un buen habano y mejor café. Ni el número de muertos conocen, mucho menos sus nombres, edad o procedencia. Esta es una guerra en la que los verdaderos responsables de las muertes de muchachos y hombres se cobijan en sus casas al caer la noche sin pensar no una sola vez en la lluvia y el barro, en el hambre y el sueño, en la suciedad y los piojos, ni, por supuesto, en la sangre derramada”

En primer lugar y antes de entrar en materia tengo que agradecer a #SoyYincanera la oportunidad de acercarme a nuevos autores y a tantas y tan variadas novelas.

En el caso que nos ocupa, son ya años los que llevo escuchando magníficas opiniones sobre la obra de Ana Iturgaiz, pero la falta de tiempo y la lista de pendientes que no hace sino aumentar día a día me habían hecho ir postergando la lectura de sus novelas. Tras la lectura de esta última solo puedo sentir  haber tardado tanto en acercarme a su maravillosa prosa.

Si no fuera por la guerra Carlista en que  enmarca la trama podríamos decir que “La mirada de la ausencia” es una historia de amor, y si no hubiera historia de amor podríamos decir que estamos leyendo una novela bélica, pero en este caso  el todo es mucho más que la suma de las partes, y la conjunción de ambas hace de esta historia una novela magistral en la que la guerra se retrata con una crudeza extrema, con una fidelidad y una veracidad propia de las mejores novelas históricas y los sentimientos se plasman con una pasión y un arrojo propio de las mejores novelas de amor.

Y en esta historia no solo se  habla de amor y de guerra, se habla de arraigo, de esa forma de sentir la patria, la tierra, en el más sublime y en el mas ruin de los sentidos.

No te has criado como nosotros, apegado a la tierra, con la sensación de que dependes de ella para vivir y ella vive porque tu le entregas tu vida.
Fue al ver aquella mano sucia y callosa ante ella cuando se dio cuenta de quienes eran aquellos hombres en realidad: padres de familia, trabajadores del campo, hijos de baserritarras, hombres y muchachos, que lo único que habían hecho en su vida era cavar, labrar, segar, trabajar para seguir adelante, unidos ahora para matar por otros y para dejarse matar por Dios, por la patria y el rey. “Para dejarse matar por nada”

Y nos ofrece la autora una fotografía precisa de la sociedad bilbaina de finales del siglo XIX, una panorámica de la diferencia de clases, establecida, no sólo, por los márgenes  de la ría, sino además por la forma de sufrir la contienda entre aquellos que en los despachos y en las tertulias de los cafés rigen el destino de las gentes humildes y esos otros que no tienen más opción que cumplir esos designios, a los que se les arrebata no solo el medio de subsistencia, sino incluso el libre albedrío.

Y lo hace a través de dos personajes con miras y con vidas totalmente opuestas, unos personajes que se quedan a vivir dentro de nosotros.

A través de Inés; esa muchacha abnegada, acostumbrada desde niña a bregar con la miseria, una mujer humilde pero orgullosa, responsable, familiar, decidida y cabal, una mujer de su tiempo, constreñida por unas normas estrictas, una mujer decente a la que la vida y las circunstancias le obligan a renunciar  a algunos principios, en ciertos momentos, pero a la ni la guerra es capaz de doblegar en su férrea personalidad.

Y de Javier, ese hombre hecho a sí mismo desde su más tierna infancia, ese hombre desarraigado, acomodado  en una vida monótona y ordenada en la que sin embargo no es feliz, un hombre con ambición, con aspiraciones que no casan con lo que se espera de él y al que la guerra da la oportunidad de volar, de salir de ese círculo vicioso, le da el coraje de ir en pos de sus propios sueños.

A esta pareja, sin duda centro de la historia les acompañan una entrañable abuela que comienza a acusar gravemente la miseria y el desgaste de los duros años vividos, un hermano, Ignacio, con  la rebeldía y la vehemencia  que dan  la juventud y la certeza de estar en posesión de la verdad  y el Señor Francisco ese enorme personaje, tierno, responsable, solidario, que es más que un vecino que es familia aunque no comparta la misma sangre, porque a menudo los lazos más fuertes no son los de la sangre, sino los de la lealtad que él representa.

Junto a ellos la sombra de esa familia de sangre que a veces repudia y a veces abandonamos y esos mandatarios civiles y militares a quienes no tiembla el pulso para tomar decisiones arriesgadas y en ocasiones incluso conscientemente erróneas desde la comodidad de saberse seguros y lejos del peligro.

Una historia en la que lo más abyecto y lo más sublime se encuentran en perfecto equilibrio y ambos extremos son tratados, descritos por Ana con igual mimo y sensibilidad; una novela que nos muestra como la esperanza se abre paso a través del desastre más absoluto, que nos muestra como hasta en los peores momentos nos empeñamos en encontrar pequeños destellos de felicidad.

Una preciosa novela que habla del absurdo de cualquier guerra  “A Javier le pareció esperpéntico: los que un día antes se mataban hoy fumaban juntos, y untos sepultaban a los muertos… hasta que alguien diera la orden de coger las armas y cargar unos contra otros”, de lo que dejamos de ser y de aquello en lo que nos convertimos cuando estamos inmersos en una ellas “Ella se empeñaba en controlar la vida, aunque a veces, como en aquel instante, se sentía como la arena de la playa de sus sueños, arrastrada hacia el océano por la resaca del mar, sin poder hacer nada por evitarlo” y de cómo en medio de la más terrible devastación puede surgir la más bella historia de amor  “ Alejas de mi el horror de la guerra y la destrucción, haces que me olvide de la maldad de los hombres y piense que, si estás a mi lado, otro mundo es posible”.