Veredas, Recadero (21/04/2021)
Amores torcidos
Tres Hermanas, Madrid, 344 pp.
ISBN: 9788412291179
Amores torcidos es, al mismo tiempo, una historia de amor envenenada, una exploración de las consecuencias del trauma infantil y un recorrido por ámbitos tan distintos como la salvaje vida escolar de los años ochenta y la igualmente salvaje competencia entre abogados en el Madrid de nuestros días. Las distintas subtramas se alternan con precisión, buscando la reflexión del lector y que disfrute de un drama tan adictivo como la mejor novela negra.
“- Los traumas son
marcas del pasado, tratar con ese hombre no va a servirle de nada. Es una
persona distinta. Quién sabe lo que piensa de ti o como recuerda aquellos años.
La memoria es muy tramposa, Antonio. Cada vez que lo utilizamos cambiamos los
recuerdos para que nos den lo que necesitamos.”
La
novela que os traigo hoy no es una historia bonita, es una historia muy triste
a la que acompaña un triste final, que es lo deseable en estos casos y lo que
se agradece al autor por su coherencia.
La
historia es tan retorcida como lo es su propio título, en ella nos enfrentamos
a dos momentos temporales:
- Los
años 80 en los que contemplamos la adolescencia de Antonio, sus años de colegio
en los que sufrió los abusos de sus compañeros, sus “amigos”.
“Porque Martín siempre rescata a Antonio cuando otra jauría intenta mancillarle. Los ahuyenta a
gritos, ayudado por sus secuaces, defendiendo como un mono su territorio. Actúa como el dueño de su esclavo: solo él puede azotarle.- Menos mal que te
defendemos, pringao. No te dejes zurrar por esos: ellos lo hacen en serio, nosotros en broma. Eres uno de los nuestros.
Te queremos.”
Y la
vida familiar, que era un poco más de lo mismo, protagonizada por unos padres que
le tildaban de fracasado y le repetían hasta la saciedad que nunca llegaría a
ser nada en su vida.
“Antonio no se
atreve a contestar, tal vez la paliza sea un gesto de cariño. Sus padres le
aman y le golpean, el afecto y la violencia no pueden separarse.”
- La actualidad, en la que
"aquel presunto fracasado" se ha convertido en un abogado de éxito
profesional y económico y que busca el momento de la venganza, frente a sus
compañeros y al único progenitor que le queda vivo.
Pero esa venganza no es tan fácil en una persona marcada y traumatizada por los hechos que sufrió y por los sentimientos que aquellos daños impregnaron en su mente.
“- Se pregunta por
qué sigue yendo al psicólogo si no le cuenta toda la verdad, si no le dice que
ha cumplido el propósito que se marcó el primer día y que el problema, el
auténtico problema no es la desgracia de Martín, sino la culpa que siente por
la venganza. No puede evitar la mentira.”
Nos
encontramos ante un hombre que se ha hecho a vivir bajo el dolor, que ha
aprendido a esconderse tras una máscara de seguridad que solo es capaz de aflojar
ante su “segunda” esa mujer fundamental en su vida profesional y también personal,
esa mujer que, seguramente, por su propio trauma, solo intuido por el lector,
es la única bajo la que nuestro protagonista sea capaz, a veces, de bajar la máscara.
“Simula una
seguridad apabullante, pero siempre ha temido que su debilidad sea conocida por
el mundillo jurídico y todos, en círculo, se rían de él.”
Estamos
frente a una novela de personajes que se mueven en pocos contextos: el colegio y
sus calles aledañas, el barrio y las zonas de fiesta, en la época adolescente.
La castellana y los juzgados, las viviendas pretenciosas o humildes, según
quien pueda permitirse una u otra, los hoteles de lujo o los bares más “cutres”
en la etapa adulta.
Y
estamos además, frente a una novela con no demasiados personajes, o al menos no
demasiados personajes relevantes, tenemos a Antonio y a Martin y a esos
secuaces que son siempre una comparsa, una tribu, en la que no se identifica a
nadie concreto, como si esa jauría se convirtiera en un personaje más.
Ese
Martin, al que la vida no le ha dado nada de lo que esperaba conseguir en sus
años “salvajes” y que se ha convertido en la cara opuesta de Antonio, esa cara
que le ofrece a Antonio el momento perfecto para demostrar quién es quién en el
momento actual.
“Desde que
abandonó el colegio supo que su actitud ya no impresionaba a nadie, pertenecía
al bando que le había asignado la vida: el de los perdedores.”
A
Alicia, esa mujer que es amiga y enemiga.
Los
padres de Antonio, que son parte importante de los problemas de Antonio.
Esa
psicóloga perpetua que sirve como pretexto, pero no como solución y esas mujeres
que son capaces de levantar o hacer sucumbir al hombre con el que viven.
Y esta La Pelirroja, esa mujer innominada que se convierte en el primer amor y el primer dolor de la
adolescencia.“Miles de hombres
y mujeres se autolesionan para huir de la ansiedad. El juego de las monedas le
ayuda a regresar a la intensidad que vivió con la pelirroja, aunque sea
mediante el dolor.”
Esta
es una novela de vergüenza y culpa, de dolor y rendición, de éxito y de culpa,
del perdon. Y es, sobre todo una novela de cobardía.
“Abre la Biblia y
encuentra consuelo, porque lee sobre la culpa y sobre el perdón, sobre cómo hay
que poner la otra mejilla porque la desgracia la sufre el verdugo, no la
víctima. El, sin embargo, ha sido tanto verdugo como víctima. ¿Es posible
recibir daño, tanto daño, sin causarlo después a los otros? Cristo sí lo
consiguió, pero es un arquetipo del bien una idealización, ningún ser humano es
capaz de vivir sin dañar.”
El
autor ha conseguido que sea capaz de ponerme en el lugar de Antonio, ha
conseguido mi empatía, tanto en el pasado, como en el presente, mal que me
pese. Cualquier persona que hubiera pasado por las situaciones que él ha pasado
soñaría con la venganza, pero cuando esta llega, no es capaz de llevarla a
cabo, o tal vez no es capaz, porque en el fondo sigue siendo aquel muchacho que
confunde el dolor con el amor, que necesita ser castigado para sentirse
querido… que sigue sintiéndose culpable cuando se convierte en el verdugo que
nunca pudo ser mas allá del ámbito profesional.
“Pese al sopor,
llora en silencio por ese niño golpeado, humillado, incapaz de vengarse, aunque
crea que lo ha hecho.”
El
libro tiene cierta justicia poética, en la que las tornas personales cambian de
una etapa a otra de la vida, pero lo que cada uno fue queda dentro de cada uno
y marca su existencia de la mejor o la peor manera posible.
Ese
es, sin duda, un libro de fracasos personales y profesionales, un libro en el
que el autor refleja fielmente la vida familiar y los problemas matrimoniales y
en el que expone una visión devoradora del mundo jurídico y de la competencia
que se da en los despachos más ambiciosos.
“No hay
compañerismo en el despacho porque los abogados no son camaradas. Son rivales
que pelean por el beneficio de sus clientes, sea mediante trucos fiscales, sea
mediante inversiones seguras o temerarias. Quien incrementa la rentabilidad sin
caer en riesgos desmesurados, asegura su permanencia y su bonus anual.”
Es, sin lugar a dudas, una novela anclada a la realidad, una novela escrita de una forma sencilla y directa, a menudo cruel, una historia en la que el autor me ha hecho disfrutar y sufrir, sufrir y disfrutar, y en la que he esperado, hasta el último momento, la superación de un trauma demasiado profundo, una superación que, ¿sucederá o no?, os aconsejo leer esta historia para descubrir cuál es la repuesta.
“Comprende también
que no existe la justicia cósmica, que solo cuando el azar así lo desea los
culpables son castigados. Además, nadie se considera culpable, ni siquiera el
peor de los asesinos. Todos poseen un pasado traumático, que cuidan como si
fueran un bonsái. La capacidad del ser humano para justificarse es infinita.”
Pues creo que me gustaría esta historia, así que tomo nota.
ResponderEliminarBesotes!!!