El Rincon de Alberto

viernes, 21 de diciembre de 2018

La Villa de las Telas.- Las hijas de la Villa de la Telas


JACOBS, Anne
La Villa de las Telas
Plaza & Janés Editores, Barcelona, 624 pp
ISBN: 9788401020520

Una mansión.
Una poderosa familia.
Un oscuro secreto.

El destino de una familia en tiempos convulsos y un amor que todo lo vence.

Augsburgo, 1913. La joven Marie entra a trabajar en la cocina de la impresionante villa de los Melzer, una rica familia dedicada a la industria textil. Mientras Marie, una pobre chica proveniente de un orfanato, lucha por abrirse paso entre los criados, los Melzer esperan con ansia el comienzo de la nueva temporada invernal de baile, momento en el que se presentará en sociedad la bella Katharina. Solo Paul, el heredero, permanece ajeno al bullicio, pues prefiere su vida de estudiante en Múnich. Hasta que conoce a Marie...


JACOBS, Anne
Las hijas de la Villa de las Telas
Plaza & Janés Editores, Barcelona, 624 pp
ISBN: 9788401021688

Una poderosa familia.
Una guerra terrible.
Una mansión que esconde más de un secreto...

El destino de una familia en tiempos convulsos y un amor que todo lo vence.

Augsburgo, 1916. La mansión de la familia Melzer pasa a ser, por necesidad, un hospital militar. Las hijas de la casa, ayudadas por el servicio, se convierten en enfermeras que curan, cuidan y escuchan a los heridos en combate.

Entretanto, Marie, la joven esposa de Paul Melzer, se hace cargo de la fábrica de telas en ausencia de su marido. Sin embargo, recibe una terrible noticia: su cuñado ha caído en el frente y Paul es ahora un prisionero de guerra.

Marie se niega a que las circunstancias la venzan y lucha con todas sus fuerzas por preservar el patrimonio familiar. Pero, mientras no pierde la esperanza de volver a ver a Paul con vida y se deja la piel en la fábrica, el elegante Ernst von Klippstein aparece en la puerta de la mansión, empeñado en no perder de vista a la joven y bella mujer que tiene entre sus capaces manos el destino de la familia Melzer.


Cuando a principios de año se publicó La Villa de las Telas, lo anoté en la parte alta de mi lista de pendientes.

Una novela que me llamó la atención con esa sugerente portada y sobre todo por la época y el escenario en que se desarrollaba la trama.

Desgraciadamente el tiempo es finito y los libros que deseo leer casi infinitos y esa fue la razón de que la lectura fue quedando relegada en favor de otros autores, otras novelas y otras temáticas.

Sin embrago, cuando en el mes de Noviembre me encontré con una portada similar y un titulo más que parecido ya no quise postergarlo más y decidí leer ambas novelas y por esta lectura de ambas he decidido también dar en un solo post mi opinión sobre las dos.

Marie bajo tres escalones que conducían a un  pasillo estrecho. Era raro. Aunque aquella mansión de ladrillo rojo tenía numerosas ventanas, tanto altas como bajas, en el ala del servicio todo estaba a oscuras y apenas veía donde ponía los pies. Pero quizá fuese porque aun estaba deslumbrada por la luz del sol de la mañana.

En la Villa de las telas se recrea la autora en los paisajes cotidianos, en los escenarios de esta familia de industriales, en su día a día, en su presente y su pasado, construyendo una novela costumbrista llena de luz y fiestas en el salón rojo y de miserias y envidias en la cocina donde se reúne el servicio.

Es esta una novela que requiere una lectura pausada, pues en ella se sientan las bases de la historia y, lo que es aun más importante de cara a una saga, se presentan los personajes, que no son pocos, para ponernos en situación.

En esta novela la autora nos enfrenta a dos mundos, dos mundos que conviven pero no se mezclan, como el agua y el aceite. 

Dos mundos que nos enfrentan a la vida de la alta sociedad de principios del siglo veinte: el servicio, tan jerarquizado como la propia sociedad trabajando en el sótano de sol a sol, siendo leales a “la casa” hasta el final de sus días. En las buhardillas, aprovechando el escaso descanso. Y en las plantas intermedias la vida de una familia afortunada por partida doble, mitad nobleza, mitad industria, una vida regalada para esas mujeres, porque esta novela retrata sobre todo a las mujeres,  que se mueven entre manjares, sedas y caprichos.

Y en estos dos mundos observamos la vida de estas mujeres; de Marie, su protagonista absoluta; una mujer que no ha tenido una vida fácil, pero que no se deja arrendar por los avatares de la vida y que, de ninguna de las maneras, se deja arrebatar la dignidad.
Es una mujer inteligente, fuerte y decidida, una mujer con ambiciones, pero absolutamente consciente del tiempo y el lugar en el que le ha tocado vivir y de las cartas con las que tiene que jugar. Una mujer consciente de quien es y de cual es su sitio, pero con una ductilidad absoluta para pasar de uno a otro estrato social, cuando es necesario, y a pesar de sus propias reticencias por romper las convenciones sociales.

Ahí estaba: Marie Hofgartner. Dieciocho años. Huérfana. Posiblemente hija ilegitima, criada hasta los dos años por su madre y, tras la muerte de esta, acogida en el orfanato de las Siete Mártires. A los trece años entró como criada en una casa de la ciudad baja de Augsburgo de la que se escapo a las cuatro semanas. Otros dos intentos como criada fallida. Había trabajado para una costurera durante un año y luego, otro medio año, en la fábrica de Paños Steyermann. Había sufrido una hemorragia hacía tres semanas.

De las hermanas Melzer, dos mujeres opuestas, una luchando por escapar de la realidad encorsetada de las “niñas bien” de principio de siglo y la otra luchando por permanecer en ese lugar que entiende debe ocupar para llegar a ser lo que cree que debe ser: una mujer completa, esposa abnegada y madre amorosa.

Son dos personajes que representan la cara y la cruz, la noche y el día. Elisabeth juiciosa, autocontrolada e introvertida. Katharina  irreflexiva, pasional, extrovertida…. Una mujer que pone sus sentimientos y deseos por encima de lo que se considera sagrado en la época, el honor, la familia…. las convenciones sociales de las que solo desea escapar y que le permite a la autora explorar y mostrarnos el Paris bohemio tan diferente en su forma de vivir al rígido Augsburgo.

A la señorita Katharina le aburrían mucho las charlas en las que se hablaba de moda, de hombres y de otras señoritas. Ella prefería conversar sobre la vida y el arte. Marie creía que las ideas desacostumbradas de la señorita hacían de ella una incomprendida.

Y junto a estas tres mujeres encontramos todo un elenco de magníficos secundarios que la autora forja con igual maestría. Alicia, Johan y Paul Melzer, Alfons Brauer, el Teniente Von Hagemann, Dupcham, la señorita Schmalzler, Maria Jordan, Robert, Auguste, Hanna…


-¡Morir por la patria es un honor! […]
-Mi querido Cristian, estoy seguir de que todas las personas sentadas a esta mesa defienden nuestra patria. Pero, teniendo en cuenta el desarrollo de esta guerra, no puedo darte la razón. Lo que sucede en los campos de batalla y las trincheras no tiene nada que ver, nada en absoluto, con el honor o con una muerte heroica.

En la segunda parte, Las hijas de la Villa de las Telas, esta novela se convierte en una crónica de la
guerra y de los efectos que tiene en todas las capas de la sociedad, las fiestas desparecen y el ambiente invernal se vuelve gris, desaparecen las fiestas y las luces, desparecen la opulencia y los ricos tejidos y quedan solo los efectos devastadores de una contienda que los alemanes pensaron iba a ser un camino de rosas y que se alarga dejando los escenarios despoblados de jóvenes que saquen adelante las fabricas y los negocios.

En tiempos de paz, jamás habrían imaginado que el hambre llegaría no solo a los barrios pobres, sino también a las casas de la gente acomodada. El otoño había sido muy húmedo y las patatas se pudrían en los campos, la mitad de la cosecha anual se había echado a perder, precisamente en estos tiempos. En vez de patatas se repartían nabos, que era lo que antes comía el ganado y ahora se había convertido en el último recurso para los hambrientos. […]. A los que mejor les iba era a los campesinos.

Esta parte permite a la autora ahondar en la psicología de los personajes y en sus reacciones ante una de las situaciones más adversas que se pueden vivir.
Avanzamos en la lectura a la par que evolucionan los personajes, somos capaces de descubrir detalles de la personalidad de alguno de ellos que habría sido impensable por su papel en la villa de las telas. En este punto he de destacar el personaje de Elisabeth Melzer, que si despertó en mi cierta animadversión en la Villa de las telas consigue redimirse con mayúsculas en esta segunda entrega haciéndome sentir pena por ella, empatía e incluso cierto grado de admiración.

Es de destacar la versatilidad de la autora a la hora de aunar en una sola la novela costumbrista y la novela bélica en el más amplio sentido de la palabra, no sólo contando lo que pasa en las trincheras, lo que ocurre en el campo de batalla, sino ahondando en los efectos de una guerra, como todas absurda, en la población civil. No sólo en la clase baja, sino también  en las clases altas donde en tiempos de guerra el dinero no vale nada.

En esta novela recibimos una extensa lección de historia de ese episodio aparentemente tan lejano que fue la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra, la primera guerra de trincheras. 
Las batallas, las deserciones, la vida en las trincheras, el intercambio de prisioneros, los hospitales en que reconvirtieron muchas de las casas principales y en el papel de enfermeras que muchas damas, sin ningún tipo de formación tuvieron que enfrentar y, sobre todo, las secuelas que la guerra deja en aquellos que la viven en primera línea.

Sin embargo, seguía teniendo esos extraños “ataques”, una especie de alucinaciones que lo asaltaban en cualquier momento del día y de la noche. Luego empezaba a temblarle todo el cuerpo, se quedaba hecho un ovillo y se escondía.


Estoy deseando tener ya entre las manos El legado de la villa de las telas, para poder conocer el devenir de estos personajes con los que me he encariñado a pesar de sus errores o tal vez debido a  estos errores que los hace tremendamente creíbles, sólidos y coherentes. Personajes buenos, malos y malísimos y personajes intermedios, cuyos prototipos, salvando las distancias de espacio y tiempo podemos encontrar en nuestro día a día.

Estoy deseando volver a encontrar esa radiografía social y descarnada que presenta la autora, entristecerme con la vida de los niños en esos horribles orfanatos, indignarme por el papel al que la mujer quedaba relegada en una sociedad totalmente patriarcal.

Y estoy deseando, sobretodo, volver a disfrutar de la prosa limpia, de una magnifica historia y de una saga familiar de la que se que me costará despedirme. 

Mientras nazcan y crezcan niños, el mundo no estará del todo desquiciado, ¿verdad?.

6 comentarios:

  1. Sé que disfrutaría mucho con estas historias, pero me da tanta pereza empezar otra saga... Pero sé que al final caeré.
    Besotes!!!

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    1. Lo cierto es que yo lei una tras de otra y han caído en un suspiro. Deseando la siguiente. Gracias guapa. 😘

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  2. Pues sí que tiene muy buena pinta. Me encantas las sagas familiares. Las pongo a la cola también. Jajajaja, no me da la vida, pero todo se andará.

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    1. Son muy entretenidas y están muy bien escritas. Gracias. 😘

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  3. Como bien dices el tiempo es finito y la cantidad de libros que quiero leer infinita, leí opiniones que sin poner mal la Villa de las Telas tampoco es que la recomendaran precisamente y la había descartado, creo que me pudo saber que era un trilogía como poco y la final hay autores que tienden a alargar innecesaria para sacar redito del éxito, no se si voy a hacerme con ella porque mi tiempo cada vez es más escaso, pero ya no la tengo tan descartada como antes

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    1. Gracias corazón. Ya sabes que "para gustos los colores". A mi me han parecido buenas lecturas y estoy deseando la tercera parte que se supone cerrará la historia. Besos.

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