El Rincon de Alberto

martes, 29 de septiembre de 2020

La danza de los tulipanes


Martin Álvarez, Ibon (2019)
La danza de los tulipanes
Plaza & Janés, Barcelona, 496 pp.
ISBN: 9788401022715


Natalia, conocida periodista en Gernika, es arrollada por el tren que cubre la línea de Urdaibai. El conductor de la máquina es su marido. El comisario de la localidad, su amante. La víctima ha sido fijada a la vía con un delicado tulipán entre sus manos. La flor, de un intenso y brillante rojo, es tan hermosa como imposible de encontrar de forma natural en el mes de noviembre. La escena, cuidadosamente preparada, ha sido retransmitida en directo a través de su Facebook. La Unidad Especial de Homicidios de Impacto, con Ane Cestero al frente, tendrá que dar caza a un asesino complejo e inteligente, capaz de rivalizar con los ritmos de la naturaleza que desde siempre han gobernado en Urdaibai.

La muerte hace a todos iguales

La danza de los tulipanes comienza de una forma impactante, tanto, que piensas que es imposible que pueda mantenerse toda la trama a la misma altura, y te equivocas claro, porque si hay algo característico de esta novela es que no decae en ningún momento, no aburre, no cansa, no decepciona y… no te da ni un minuto de tregua.
Si la estructura de la novela ha despertado en mí ecos de otras, todo lo contrario ha sucedido con la trama, original y compleja y que, a pesar de ello,  acaba encajando de manera magistral.

Anne, a la cabeza de un grupo especial, en una carrera profesional brillante ganada a pulso por méritos propios, aunque no todos tengan la misma impresión, es un personaje  fuerte aún en esas debilidades que a veces, inevitablemente ciegan su objetividad profesional, una mujer valiente y aguerrida que toca la batería como evasión, como lucha contra el estrés, como otras se sumergen en el mar de noche o surfean sobre las olas más altas, como otros escalan...  Y es que todos necesitamos desconectar, incluso los héroes de novela, incluso los héroes en los que se basan estos personajes.

Dirigir un grupo no es solo dar órdenes, sino saber cómo darlas.

Anne y sus amigas, Anne y sus compañeros, todos y cada uno de ellos, incluso los padres de Anne, incluso algunos personajes menos comunes encerrados en sus clausuras, me han resultado creíbles, he visto en ellos a muchos de los que podéis encontrar en vuestro día a día, he recocido en ellos a más de uno de los que he conocido en mi vida.
Y si los personajes son creíbles no son menos contundentes los paisajes que el autor describe con maestría, detenimiento y sin duda con el cariño que le despiertan y el profundo conocimiento sobre ellos que se le intuye.
Los asesinatos que se suceden uno tras de otro a lo largo de la novela son crímenes meditados, planeados y ejecutados a la perfección por una mente enferma cuya identidad sospechamos a lo largo de las paginas en cada uno de los personajes y no se vosotros, pero yo me he ido equivocando, también,
una y otra vez. No conoceremos la identidad de esta mente perturbada hasta el final de la novela y lo mismo podríamos decir de sus razones, pues a pesar de los indicios que el autor desliza de forma precisa hay algo que no acaba de encajar, porque los motivos no están tan claros hasta que Ibon decide que lo estén y cuando llega ese momento has sido casi capaz de entender al autor, o al menos entender sus motivaciones, porque en esta historia, cada uno tiene sus motivaciones, amparadas en lo humano o en lo divino, pero hay cosas que por mucho que uno se empeñe jamás llegaran a tener justificación.

Me había convertido en Dios. Decidía quién debía vivir y quién no.

En la novela se mezclan los crímenes, el tráfico de drogas, los malos tratos, la corrupción policial y un maravilloso tratado de floricultura, porque en esta novela, la importancia de los tulipanes va mucho más allá del título.
Descubrir a este autor y descubrir su novela ha sido, realmente una grandísima y gratísima experiencia, la novela es una obre de ingeniería mecánica que funciona de manera perfecta, que te mantiene en vilo hasta las últimas líneas y que finaliza de la única manera en que puede cerrarse el circulo. Una novela para disfrutar, para evadirse y desde luego para no dejar pasar.

Nunca lo sabrá. No quiere saberlo. La verdad podría ser dolorosa. No puede arriesgarse a que sea diferente a la que se ha formado a lo largo de tantos años de sufrimiento.

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