Dicker, Joël (2020)
El enigma de la habitación 622
Alfaguara, Barcelona, 624 pp.
eBook
ISBN: 9788420439396
Una noche de diciembre, un cadáver yace en el suelo de la
habitación 622 del Palace de Verbier, un hotel de lujo en los Alpes suizos. La
investigación policial no llegará nunca a término y el paso del tiempo hará que
muchos olviden lo sucedido. Años más tarde, el escritor Joël Dicker llega a ese
mismo hotel para recuperarse de una ruptura sentimental. No se imagina que
terminará investigando el viejo crimen, y no lo hará solo: Scarlett, la bella
huésped y aspirante a novelista de la habitación contigua, lo acompañará en la
búsqueda mientras intenta aprender también las claves para escribir un buen
libro.
¿Qué sucedió aquella noche en el Palace de Verbier? Es la
gran pregunta de este thriller diabólico, construido con la precisión de un
reloj suizo.
Si hay una
explicación racional inmediata —dije—, entonces la intriga se extingue y no hay
novela. Ahí es donde el novelista entra en acción: para que haya novela, tiene
que ampliar los límites de la racionalidad, prescindir de la realidad y, sobre
todo, crear un nudo donde no lo hay.
Siempre me ha gustado el estilo y las tramas de las
novelas de Dicker. Cuando leí hace años La verdad sobre el caso Harry Quebec me
conquistó esa forma magistral de conjugar pasado y presente, esa forma que se
complicó en la desaparición de Stephanie Mailer y que en esta última novela se
convierte en un espectáculo de 5 pistas en la que, en ciertos momentos, me he
encontrado sobrepasada.
No me malinterpretéis, no me ha disgustado la novela,
todo lo contrario, me ha absorbido hasta el punto de leer más de 200 páginas
diarias y no es que no me haya sorprendido la trama, es imposible que no lo
haga, pero es cierto que, una vez descubierto por fin el enigma de la
habitación 622 que llega casi en la pagina 500 comienza otra novela, las
razones. Y aquí radica el pero, en esas razones que de vez en cuando me
chirriaban y que tenían una explicación inmediata por parte del autor,
obviamente, pero en algunos casos explicaciones un poco demasiado inverosímil.
Ha habido momentos en los que esa vuelta de tuerca más casi ha hecho que la
novela se “pasara de rosca.”
La magia de la
novela consiste en que si un simple hecho, uno cualquiera, lo traducimos a
preguntas, nos abre las puertas a una novela.
E insisto, es una novela enorme, y no solo por su
longitud, sino por la complicadísima trama y por la complejidad de los
personajes, un grupo heterogéneo de personalidades entre los que el propio
autor se hace un hueco, convirtiéndose en narrador en primera persona, en juez
y en parte del proceso de investigación en pos de resolver el enigma.
Como en las novelas anteriores el planteamiento de la
trama atrapa desde el inicio y te mantiene en el punto álgido de atención con
los saltos precisos adelante y atrás, con el baile de personajes y escenarios
en una precisa coreografía, con las preguntas que se responden y con las que
surgen tras esas respuestas, una obra literaria titánica que, además, en esta ocasión
se salpica de añoranza y de un sentido homenaje que centrándose en una persona
se ve extendido, a mi parecer, a todos aquellos que hacen que, con su profesión, pero sobretodo con su vocación,
con su olfato y su tesón, podamos disfrutar de magnificas lecturas.
Es una novela de contrastes, una novela que trata sobre
la muerte y el amor, pero también sobre el sentimiento de inferioridad, sobre
la lealtad en el más amplio significado de la palabra, sobre la búsqueda de una
vida mejor más allá de cualquier escrúpulo.
La muerte del otro
es como si te arrancasen el corazón y luego te pidieran que siguieras viviendo.
[…]
La muerte impide
los reencuentros, pero no puede interrumpir el amor
No voy a extenderme mucho más porque con la sinopsis
es suficiente para desear imbuirse en este enigma, porque merece la pena
descubrir uno a uno a los múltiples personajes que jalonan las paginas, porque
es magnífico moverse por Ginebra, por Madrid y por los Alpes de la mano de
estos personajes, porque es una sensación magnifica que una novela aun consiga
sorprenderte, porque Jöel Dicker es un maestro del engaño, del gran engaño lleno de pequeños engaños un gran experto de la fabulación y esta novela es el mejor de los ejemplos.
De modo que si queréis ir un paso más, si disfrutáis
de las tramas complejas y bien construidas, si no tenéis miedo de dudar, si no os
acobarda sentir, en algún momento que no habéis sido capaces de seguir el hilo
del autor, que no todo es tan lógico como cabría esperar, esta es vuestra
novela.
He leído todo lo que escrito hasta ahora por este
autor y tras finalizar este enigma os aseguro que seguiré haciéndolo, estoy
deseando comprobar con que es capaz de sorprenderme la próxima vez.
La vida es una
novela que ya sabemos cómo termina: al final el protagonista muere. Así que lo
más importante no es cómo acaba nuestra historia, sino cómo vamos a llenar las
páginas. Pues la vida, igual que una novela, tiene que ser una aventura. Y las
aventuras son las vacaciones de la vida.