El Rincon de Alberto

martes, 20 de julio de 2021

Disfraces Terribles

Barceló, Elia

Disfraces terribles (17/06/2021)

Roca Editorial, Barcelona, 462 pp.

ISBN: 9788417167042

 

En los años setenta, el prestigioso cuentista argentino Raúl de la Torre, residente en París, saltó a la fama al publicar su primera novela. Su popularidad como novelista del boom creció con sus siguientes obras, su segundo e inesperado matrimonio y su implicación política. Todo ello lo coloca en el punto de mira de las crónicas de sociedad cuando decide descubrir públicamente su homosexualidad o cuando se conoce su suicidio de un pistoletazo. Muchos años después, el joven crítico francés Ariel Lenormand se embarca en la biografía del escritor entrevistando a quienes lo conocieron: su editor, sus amigos y, sobre todo, Amelia, su desconcertante y sofisticada primera esposa, compañera y apoyo del autor a lo largo de su vida. Pero el misterioso mundo que rodeaba al escritor amenaza con convertirse en parte de la vida del biógrafo. ¿Qué oscuras presiones lo llevaron a la confesión de su homosexualidad en una época en la que nadie lo hacía? ¿Por qué se suicidó? ¿Cuál es el terrible misterio que esconde su obra novelística? ¿Por qué mienten los testigos después de tantos años?

 

“Todo lector es un voyeur, un mirón que, aunque nunca se atrevería a espiar por el ojo de una cerradura o escuchar tras la puerta cerrada, deriva su placer de asistir a conversaciones privadas, a actos íntimos de lujuria, de crueldad, de vergüenza o de sangre. Y todo investigador, aunque sea literario, es un detective, un prívate eye, como dicen esas novelas americanas que han comprendido lo que se oculta en la base de toda investigación: the eye, el ojo que observa y registra y recuerda.”

 

Cuando un libro de Elia llega a mis manos, se antes de abrir la primera página que es una historia que voy a disfrutar.

Podéis pensar que es porque esta autora es una de mis debilidades, que lo es, pero que lo sea se debe a una serie de razones que he encontrado en todas sus historias y que en esta, obviamente, también se cumplen.

-              Los personajes de Elia son redondos, da igual su edad y su sexo. Son personajes reales, trabajados… personas de las que encontramos con frecuencia en nuestra vida diaria, personas complejas, que no son todo lo bueno o lo malo que vemos de ellas, personas con sus luces y sus sombras. Sombras y luces que la autora va mostrándonos paulatinamente a lo largo de las páginas y que nos hacen tener una visión completa de cada uno de ellos.

 

“Uno siempre quiere comprender a los seres que le rodean, pero siempre es en vano. A veces no se comprende uno ni a sí mismo…”

 

-              Porque no encontramos siempre ante historias llenas de secretos y malentendidos que llevan a esos personajes a reaccionar de una manera o de otra. De algunas cuyas razones no entendemos en ese momento, pero que la autora, a través de sus palabras conseguirá que comprendamos.

 

“Cada uno de los participantes en aquella historia tenía un fragmento básico para completar el rompecabezas que, sin embargo, nunca había querido compartir con los demás.”

 

“Toda la vida nos separó un estúpido malentendido que ni siquiera he llegado a saber nunca cómo se produjo.”

 

-              Porque hace que los sentimientos invadan, no sólo las páginas de esta novela, sino que te sacudan a ti a través de cada palabra y cada frase que nos regala.

 

“- Tiene que darse cuenta de que las personas cambian con el tiempo,  de que el Raúl de quien le voy a hablar es un Raúl diferente en cada momento de su vida. Y de la mía. Verá que hay incoherencias, actos faltos de lógica, locuras inexplicables, pero es que la vida no es una novela donde quedan atados todos los cabos y donde todo avanza cohesionadamente hacia un final significativo y ya previsto por el autor.”

 

-              Porque leer su prosa es un regalo para los sentidos, porque es un placer el cuidado con el que trata las letras en cada frase que escribe.

 

“La memoria es como un jardín oscuro, pensó, uno de esos jardines sombríos, orientados al norte,  que solo permiten cultivar determinadas clases de plantas, plantas de sombra casi todas, que brotan trabajosamente y crecen con dificultad estirándose hacia arriba, en busca de la luz que se les niega.”

 

-              Porque, como en cada novela, en esta, ha conseguido sorprenderme con sus personajes, con su trama y con su final.

 

“Comprenderás que a veces la mentira es necesaria y los secretos son una carga que hay que arrastrar para no entorpecer con su peso el camino de las personas que amamos.”

 

Y vuelvo al eje de todas las novelas que he leído de Elia, y es que son libros llenos de secretos ocultos durante décadas, son juegos en el que los lectores conseguiremos saber toda la verdad, pero los personajes sólo conocerán una parte.

Y es que, a través de su escritura Elia explica como nadie una frase que es una máxima en mi vida, no existe una verdad, porque cada uno tiene la suya, que no es menos verdad que la del otro. A través de las vivencias y las reflexiones de los distintos personajes descubrimos verdades, a menudo, totalmente contrapuestas, pero cada una de ellas irrefutables para cada personaje. Y junto a esta otra verdad, la incomunicación que sólo crea muros entre las personas, ese cavilar sobre lo que creemos sin cotejarlo con lo que sabe el otro y que hace inamovibles nuestros pensamientos y sobre todo nuestros sentimientos, que en muchos casos, trastocan del amor al odio o, en el mejor de los casos a la desconfianza.

 

“- Dios mío, nunca supimos nada de él, nada de lo realmente importante. Compartimos toda nuestra vida con un desconocido.”

 

Y a pesar de todas estas notas en común, cada novela es única y te hace disfrutar de forma única y te atrapan en el. Momento que empiezas su lectura y te hacen enamorarte de cada personaje u odiarlo con el mimo ímpetu desde las primeras líneas.

He de reconocer que en esta novela mi enamoramiento de entrada fue para Ari, ese personaje un poco ingenuo que busca la verdad del escritor al que idolatra.

 

“Era que con Amelia se sentía tan joven, en todo el sentido negativo que la juventud podía tener, tan inocente, tan transparente,  que siempre sería ella la parte fuerte, la que decidiera, la que podría concederle o negarle lo que deseara, como había hecho con ella Raúl (“Raúl tenía la potestad de las divinidades – recordó-, dar el placer absoluto, retirarlo, dar el dolor absoluto”), y él no quería eso para su propia vida, no quería que nadie tuviera ese poder.”

 

Amelia, sin embargo, no fue de mis preferidas, me parecía pretenciosa y altiva, , una arpía despiadada, aunque esa imagen va transformándose a medida que las páginas avanzan.

 

“- ¿No te diste cuenta de que Amelia solo contaba lo que quería contar? Amelia podía ser una esfinge. Yo la conocí toda una vida y sé que hay cientos de cosas que nunca llegaré a entender. ¡Y mira que nunca me he privado de preguntar!.”

 

Andre e Yves transmiten la imagen de amigos fieles a los que todos queremos en nuestra vida.

Y Raúl, nuestro gran Raúl, que va siendo dibujado por todos como el escritor perfecto, más allá, como el hombre perfecto, y que va perdiendo, poco a poco, esa capa de perfección para convertirse en un hombre más, con más sombras que luces, un artista, con lo mejor y lo peor que comporta la fama.

 

“Los seres como Raúl no pueden ser celosos porque eso implicaría reconocer que existe en el mundo alguien mejor que ellos mismos.”

 

Y si los personajes me han parecido sublimes, que voy a decir de los escenarios. Aunque la novela se mueve por distintos paisajes, su eje central es París, ese París del que yo me enamore la primera vez que pisé sus calles y que he recorrido de nuevo de la mano de la autora, disfrutando sus calles como si mis pies recorrieran su suelo.

Estamos ante una reedición de una novela que Elia escribió hace más de 20 años, pero en la que, como en cada una de sus novelas, aborda temas, que, pasé el tiempo que pasé, siguen siendo actualidad. El amor y el odio, la culpa, el miedo a lo que los demás pensarán y sentirán por nosotros, el éxito y el fracaso, la sexualidad en todos sus ámbitos, heterosexual, homosexual, bisexual, entre personas con enormes diferencias de edad, la escritura femenina, la política, la escritura en todos sus ámbitos, como profesión, como  divertimento, como forma de vida…

Y si después de todo lo dicho no he despertado vuestras ganas de acercaros a esta novela es, evidentemente, porque no he sido capaz de transmitir fielmente todo lo que me ha transmitido esta historia, así que, os invito a leerla y que me contéis.

 

“No se puede vivir siempre arrastrando una culpa, y por eso nos la ocultamos a nosotros mismos hasta que se difumina en nuestro interior, hasta que viene alguien y, como un niño con un palito, empieza a hurgar en lo que tanto trabajo nos ha costado entrar en el jardín trasero.” 

4 comentarios:

  1. Aún tengo las dos anteriores novelas de la autora pendientes. Pero desde luego esta también va a caer tarde o temprano. Se nota que la has disfrutado al máximo.
    Besotes!!!

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  2. Solo he leído una suya pero tras tan entusiasta reseña es fácil, que la segunda sea esta.
    Gracias por tan agradable reseña, Gema
    Besos

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  3. Lo tengo en casa, la verdad es que tengo muchas ganas de leerlo. Y ahora más.

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  4. ¡Hola!
    Elia Barceló es maravillosa escribiendo, así que no tengo dudas de que este libro me va a gustar bastante, sobre todo tras leerte :D
    Besos :)

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