El Rincon de Alberto

jueves, 21 de octubre de 2021

La ilustrísima

Prieto, Marta (27/09/2021)

La Ilustrísima

Alrevés, Barcelona, 332 pp.

ISBN: 978-84-17847-78-4

El 12 de mayo de 2014 la ciudad se estremeció: el cadáver de la presidenta de la Diputación yacía sobre la pasarela que cruzaba todos los lunes de camino a la sede de su partido.

De inmediato, una sábana de rumores y especulaciones cubrió su cadáver. ¿Cuál, de sus muchos enemigos, podría tener más motivos para asesinarla? La Ilustrísima era una mujer odiada y temida. Polémica, ambiciosa, sin pelos en la lengua, acaparadora de cargos, obsesionada por conocer los secretos de toda la ciudad y perseguida por la prensa, que comenzaba a husmear en sus amaños y componendas.

El morbo correrá desbocado por las calles lluviosas de una ciudad con ojos y veneno en cada esquina, en cada ventana, descubriendo una trama de odio, celos enfermizos y secretos tejida durante años. Un relato coral, apasionante e irónico que nos habla de corrupción, de poder y de cómo este se acepta, o no, cuando quien lo ostenta es una mujer.

La Ilustrísima es una novela apabullante, descarnada y certera. Marta Prieto, con una prosa casi naturalista, ha urdido un relato social por momentos hilarante, otros brutal, que es también el retrato de una ciudad de provincias en la que parece, solo parece, que nunca pasa nada.

 

“Se preguntaba cómo eran posibles las reacciones a un crimen tan espantoso. Los comentarios que circulaban, la ausencia de compasión y condena entre personas que se suponían civilizadas. No comprendía como unas asesinas podían suscitar tal corriente de simpatía. Por mucho rechazo que causara Rosario Llamazares se trataba de la vida de una persona.”

 

Cuando comencé a leer esta novela mis expectativas se limitaban a leer, otra vez, los motivos que llevaron al asesinato real de la Presidenta de la Diputación de León, esperaba tal vez una explicación pormenorizada de todo aquello que durante meses leímos en la prensa y en las transcripciones de aquel juicio que ocupo horas y horas de televisión. Esperaba una novela mucho más basada en los hechos, más densa, más lenta… que suerte que a veces nuestras expectativas no se vean “recompensadas”. Me he encontrado con una novela ágil, divertida dentro del aciago desenlace, una novela en la que no es nada fácil distinguir la realidad de la ficción.

La minuciosidad con que la autora se acerca a los personajes y la credibilidad que sus palabras transmiten sobre ellas, me hicieron acercarme frecuentemente a las redes buscando las imágenes de los mismos para mirarlos desde los mismos ojos que los miraba Marta en su novela y he de reconocer que todo lo que ella relataba me parecía a través de esas imágenes tan real como esa mirada más que segura, soberbia que las acusadas exhibían sentadas en el banco de los acusados, el miedo de esa policía que se vió manipulada, arrastrada al mismo banquillo, la imagen desolada de ese marido y padre que parece preguntarse qué es lo que hizo mal y sobretodo la imagen de aquella mujer que acabó defenestrada en la pasarela de una ciudad de provincias que sentía “suya”.

 

“Y por si eso fuera poco, el placer de exhibirla sin pudor, casi con desvergüenza, sin que  los que alaban la belleza de la joya tuviesen ni la más remota idea tenía la fuerza suficiente para arruinarles la vida uno a uno. Para que ella pudiera seguir disfrutando de la que consideraba su ciudad.”

 


En su ciudad y en el resto del país, si me apuran, todos éramos conscientes de las luces y sobre todo de las muchísimas sombras que acompañaban a la Presidenta, la mujer de los trece cargos, la que hacía y deshacía a su antojo en su “territorio”, la intocable, la protegida de la presidencia nacional de su propio partido, la que aupaba o enterraba a su antojo, al antojo de su codicia, su soberbia y su ansia de poder.

Pero estos datos no justifican su asesinato ni creo que la autora pretendiera que así fuera, en esta novela se ve el declive mental de sus personajes principales, la rabia, la ira y la necesidad de venganza de las ejecutoras y la ira de la asesinada al sentirse traicionada por la que creía una buena amiga.

 

“Cuando la voz interior se adueñaba de sus pensamientos, a Encarna le faltaban horas en el día para buscar soluciones. Para idear, aunque solo fuera en su imaginación, el modo de borrar del mapa a la presidenta.”

 

“Volvía a sentirse una política valiente y a confiar en que las políticas como ella podían tener opositores, adversarios, incluso enemigos, pero nunca amigas indiscretas en las que no se pudiese confiar.”

 

Y si la construcción de los personajes es redonda, no puedo alabar menos la construcción del paisaje donde se desarrolla la trama. La descripción de esa provincia gobernada bajo el reinado del miedo, esa provincia en la que había que estar a buenas con quien tenía el poder, a pesar de odiarla profundamente, por el miedo a dejar de contar no solo en el mundo político sino en el ámbito económico y social en uno de aquellos lugares en los que las apariencias cuentan macho más que la propia existencia.

 

“Por eso se equivocan los vecinos: por muchos aeropuertos que les construyan los diversos gobiernos, su suerte no mejorará porque siguen siendo una sociedad secuestrada por esa élite que se descompone en la más profunda y miserable de las corrupciones.”

 

La autora, a través de un personaje en el que a veces queríamos vislumbrar el rostro de la autora nos

ofrece un retrato convincente de la corrupción política que nos rodea y de cómo esta determina la vida de unos y de otros.

 

“- La gente es muy falsa, Helenita. Con el tiempo te acostumbras. Te acostumbras si entras a su juego. Primero,  averiguan qué tienes que ocultar. Porque todos tenemos algo que ocultar. Sí,  no me mires así, Helenita. Todos. Tú no vas a ser la excepción. Cuando lo descubran te aceptarán y caminarás sobre las aguas como el puto Jesucristo. Y como yo. Mirame a mí. ¿Sabes por qué camino sobre las aguas?-

- ¿Porque eres el puto Jesucristo?

Rosario detuvo un segundo su parloteo.

- No. Porque yo también averigüé lo que ocultan ellos. Y descubrí que es más y peor que lo que critican en los demás. ¡Hijos de la gran puta!.”

 

No me atrevería a decir que he sentido empatía por los personajes, pero lo que sí puedo asegurar es que me he visto inmersa en la novela desde la primera pagina, que me he visto sometida a la ira, al amor, a la rabia, a la impunidad, al abandono, a la angustia y la desolación de cada uno de los personajes y que es una novela que por su frescura, por su construcción, por su prosa y su trama os aconsejo leer lo antes posible.

 

“Perdona que no me siente en tu mesa.  Ya sabes cómo es la gente en esta ciudad. Enseguida te sacan cantares.” 

10 comentarios:

  1. Sentir empatía es casi imposible pero eso no ha impedido que hayamos disfrutado mucho leyendo esta novela.
    Besotes!!!

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  2. Acabo de dejar un comentario en el blog de Margari. Así que lo que allí digo es aplicable aquí, naturalmente. Lo esencial es que tomo nota del título aunque por ahora no lo leeré. Sin embargo el tema me interesó cuando sucedió y como asunto novelesco creo que tiene máximo interés.
    Un beso, Gema

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  3. ¿Te cuento una cosa Gemuchi? La propia autora tampoco distingue ya la realidad de la ficción. Confirmado por ella. Y como dices, es una novela fresca y diferente, un ejemplo de dónde pueden hacernos llegar las pequeñas mezquindades humanas de forma exacerbada. Bien captado. Un besote

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  4. Ay, mujer, que lo de la empatía es casi imposible con ninguno de los personajes, quizá con el pobre Vitoriano. Eso sí, una novela realista y bien ejecutada, en eso estamos totalmente de acuerdo. Toda una sorpresa para bien.
    Besos

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  5. He entendido el sufrimiento de los personajes y su rabia e impotencia pero claro no he empatizado con ellos me cuesta creer que no haya otra salida a los problemas. Desde luego es una lectura que invita al debate y a la reflexión.

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  6. Creo que no hemos sentido empatía por ninguno de los personajes, como bien dices, pero hemos sentido en carne propia cada uno de los hechos que se van narrando, porque por desgracia todos conocemos casos de corruptelas, y apaños en política para conseguir fines sin importar a costa de qué. Conocíamos la historia en la que se basaba el libro, pero aún así, la hemos disfrutado, porque la autora nos ha ido metiendo en la trama poco a poco, haciéndonos partícipes de secretos y conversaciones entre unos y otros que nos han removido por dentro y nos han hecho disfrutar, aunque el libro esté basado en un acontecimiento real. Buena reseña.
    Besos.

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  7. Como tu dices, a veces tenemos suerte y nuestras expectativas no se corresponde con lo que se espera. Tenemos la primera novela, de una autora totalmente desconocida, una trama que todos conocemos, etc. etc., pero nos hemos encontrado con un novela redonda, por sus personajes, sus descripciones, el estilo narrativo, etc. etc. Espero con impaciencia la próxima. Besos

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  8. Pues sí, Gema, qué importante es que a veces las novelas no cumplan nuestras "expectativas", porque en este caso, en lo relativo a la verdadera historia que se esconde tras el crimen de La Ilustrísima, ha sido todo un acierto. Yo esperaba lo mismo que tú y he disfrutado lo que no cabe en los escritos de que Marta Prieto haya sabido darle otra perspectiva. Y qué decirte de tu reseña: me ha encantado.

    Un beso.

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  9. Por suerte la novela no viró en torno a lo que esperabas, creo que de ser así no la hubiéramos disfrutado ni la mitad. Es verdad que muchos quisimos verva la autora tras el personaje que a mi mas me ha descolocado, la novela tiene unos personajes buenisimos y una forma de contar la historia magistral. No es fácil el uso de la ironía sin pasarse de frenada y caer en el sarcasmo y Marta Prieto lo ha bordado.

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  10. Estoy contigo. La novela no deja indiferente y arrastra a sentir lo que sienten algunos personajes ante tanta injusticia y mucha rabia ante la impunidad de tanta corrupción a pesar de lo que, casi todos ellos, tienen que aguantar pensando que a la larga, les llegará su momento de gloria. Verdaderamente esta lectura ha sido toda una sorpresa y de las agradables. Besos

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