Palma, Felix J. (2019)
El abrazo del monstruo
Editorial destino, Barcelona, 736 pp
ISBN: 9788423354894
Una historia de superación, de amor y de enfrentamiento a los miedos más
profundos.
Diego Arce es un reconocido escritor de novelas de misterio que no atraviesa
su mejor momento. Desde la publicación de su primera novela, que lo catapultó a
la fama, no ha conseguido reproducir el mismo logro y, después de muchas
presiones y de otros tantos fracasos literarios, accede a los ruegos de su
editor para resucitar en una nueva entrega al personaje al que debe su éxito:
un psicópata apodado «el Monstruo» que secuestraba a niñas en la Barcelona
modernista.
Pero una noche, mientras Diego y su mujer asisten a una fiesta, alguien
decide llevar la ficción a la realidad y revivir al Monstruo secuestrando a la
hija de Diego, Ariadna, de siete años, y en un juego macabro, proponer a Diego
tres pruebas que deberá superar en directo a través de internet, si quiere
recuperar a su hija. Comienza así una terrible carrera en doble dirección para
descubrir quién está detrás del secuestro. Al mismo tiempo que debe demostrar
al mundo hasta dónde es capaz de llegar para salvar a su hija, Diego también
tendrá que reconstruir su vida, con la ayuda de su mujer y del inspector Gerard
Rocamora, para descubrir en su pasado quién puede desearle tanto mal.
Una historia sobre los terrores y fantasmas de la infancia y cómo se
proyectan hasta el hombre adulto.
Una historia de superación, de amor y de enfrentamiento a nuestros miedos
más profundos.
¿Qué serías capaz de hacer para salvar a tu hija?
Los monstruos son reales, y los fantasmas también: viven dentro de
nosotros y, a veces, ellos ganan.
STEPHEN
KING
Felix J.Palma ha forjado en esta historia un espejo
en el que mirarnos, un espejo en el que se reflejan los miedos más profundos,
los temores infantiles y también los temores adultos más universales, los
temores a ver el sufrimiento de quienes más amamos sin posibilidad de evitarlo.
Construye una novela que es un catálogo de miedos, de los mas tremendos,
pero también de los miedos más de “andar por casa”, pero de miedos igualmente
fuertes y paralizantes, el miedo al dolor, el miedo a la perdida de los
sentidos, el miedo, en definitiva al propio miedo.
-¿Por qué
tenía que actuar como un hombre si solo era un niño asustado?, se dijo,
mientras las lagrimas descendían por sus mejillas como arroyos de dolor.
El autor nos regala una novela que bien podría compararse
con esas Matrioskas que esconden en su
interior una y otra y otra… y así
construye una novela que encierra una novela y otra y otra más… Pero a diferencia de esas Matrioskas que cada
vez son más pequeñas, las novelas que encierra El Abrazo del Monstruo presentan todas la
misma grandeza, el secuestro de Ariadna y las consecuencias del mismo a las que
Diego no tendrá más remedio que hacer frente;
Sangre y Ámbar, la historia de Diego y Laura y el pasado en el que se
forjó, la historia de Diego y Héctor y de una enemistad fraternal llevada al
extremo, la historia de Diego y una casa
abandonada que fue el origen de todo lo que vino después, una historia de
amistad y traición inesperada…
Es una grandísima novela negra, una novela policiaca
en la que cobran protagonismo los monstruos.
Los humanos, los de carne y hueso, los que pasan
por la vida, los que nos rodean pudriendo el aire a su paso, los que viven soportando su propia mezquindad o sobreviviendo alimentándose de ella.
El Monstruo
siempre había vivido en la casa de al lado, pensó Tejada poniéndose poético.
Siempre había vivido bajo la piel del hombre común, agazapado, encadenado por
sus frenos morales, esperando un m omento de despiste para escapar.
Pero también los monstruos que todos llevamos
dentro, esos monstruos que nos atenazan y que nos determinan aunque no queramos, y que a
veces nos obligan a mirarlos cara a cara
para poder vencerlos, para poder luchar contra ellos y lo que suponen, aunque a
menudo nos neguemos incluso a verlos.
Félix ha construido una novela inquietante, oscura
y tremendamente solida. A veces tierna y muy a menudo descarnada, una novela en
la que el amor y el odio se dan la mano con más frecuencia de la que esperamos.
Dibuja un fiel retrato del escritor torturado, de
su entorno y de la magia de la palabra como medio para llevar a cabo las
catarsis más crueles, más duras y más liberadoras…
La palabra
crea y destruye. Es la energía que mueve el mundo.
“Por el
poder que la palabra me otorga, te expulso de mis pesadillas y te encierro en
el papel”, y guardaba la libreta en un cajón bajo llave.
Y si los personajes son una baza importante de la
novela, unos personajes creíbles, cercanos, de los que no es difícil calzar sus
zapatos, aunque a veces sea metafóricamente; no es menos importante el paisaje
en el que se desarrolla la trama.
Barcelona, una ciudad de la que el autor nos
muestra rincones tan oscuros y misteriosos como la propia novela.
Nos lleva de
la mano por uno de los edificios más turísticos de la Ciudad Condal pero
alejándonos totalmente de esos tópicos de los visitantes curiosos, nos muestra
sus entrañas y las vemos… y nos lleva a un casino en su época de esplendor y en
su época de abandono… y nos pasea por una ciudad de costa y por uno de esos
bosques en los que encontramos una casa abandonada, terreno abonado para la
curiosidad infantil…
Es una novela tan completa, que es difícil encerrar
su esencia en unos pocos párrafos, una historia que es imposible que deje a
nadie indiferente, una novela que navega y zozobra entre los más oscuros
rincones de la naturaleza humana que a veces resulta inhumana, una novela que
muestra de forma descarnada las pasiones más bajas, una novela que te hace
pararte y reflexionar, que te hace plantearte, que serias capaz de hacer por
amor… pero también por odio.
Averigua
que teme una persona y lo tendrás en tu poder, se dijo, adaptando aquella tonta
teoría literaria a sus pequeños experimentos con el alma humana.
Aun estamos estrenando el año y me atrevo a decir
que esta será sin duda una de las mis mejores lecturas de 2019.
Somos el
resultado del niño que fuimos, había leído en alguna parte. Y era cierto.