JIMENEZ, David (EL TITO) (2017)
Inspector Solo
Ed Versatil, Barcelona, 376 pp.
ISBN: 9788416580880
La vida de Marcial Lisón quedó
marcada desde el mismo momento en el que el Asesino del café puso un
pie en la ciudad de Cartagena. Conocer su identidad, dieciocho años después,
lejos de haber supuesto un alivio para el inspector, hizo que descubriese que
su pasado descansa sobre una mentira con la que es difícil convivir. Desde
entonces, Sola, un galgo recogido junto a unos contenedores de basura, se
ha convertido en su única familia. Su carácter hosco y alejado de lo
políticamente correcto tampoco le ha permitido granjear grandes amistades; más
allá de la de Zoe Ochoa, su compañera, y Sasha, una prostituta rumana con la
que comparte algo más que sexo.
Despertar en el interior de su coche,
frente al edificio de Sasha, sin recordar cómo ha llegado hasta allí, y
descubrir que la han asesinado, solo será el comienzo de una vorágine
autodestructiva que alcanzará su cénit cuando Marcial compruebe que Zoe lo ha
traicionado.
Pero ¿por qué no recuerda nada de esa
noche?
¿Cómo gestionar una investigación en
la que las evidencias se empeñan en convertirlo a él en el principal
sospechoso?
Estos interrogantes sumirán la
existencia de Marcial Lisón en una ingobernable zozobra en la
que estabilizar su vida y demostrar su inocencia se convertirán en su
verdadera obsesión.
Marcial
buceo en su memoria. No sabía nada de la vida privada del resto de la gente de
la que se rodeaba a diario. Nunca había sentido la necesidad de conocer más
allá de lo que cada uno proyecta al exterior; seguramente por miedo a constatar
lo que ya sabía: nadie se muestra como es; todos fingen ser la persona que
mejor se ajusta a sus aptitudes y que mayor abanico de posibilidades le ofrece
para pasearse por la vida con el menor número de traspiés.
A pesar de conocer de una primera aventura de la
saga protagonizada por Marcial Lisón y a la espera de comenzar “No es tiempo de peros”, me dispongo a
hablaros de “Inspector Solo”, un descubrimiento de novela, de autor y de
protagonista. La última novela que leí en el 2018 y que ha con seguido un puesto de honor en la lista de los mejores
libros del año que acaba de terminar.
David nos regala una novela policiaca en mayúsculas,
en la que la investigación del asesinato de una prostituta encargada a una atípica
pareja de policías, implica la necesaria
investigación de otros crímenes y, por ello, otros hilos de los que tirar, otros
departamentos con los que colaborar, otras actuaciones poco ortodoxas que
realizar y una vuelta al pasado que se
materializa en el presente para cercenar la estabilidad, tan trabajosamente
ganada de nuestro protagonista.
Y siendo esta, como digo, una gran novela policiaca,
es una grandísima novela negra; con una crítica
explicita a la doble moral, a la hipocresía social que se establece alrededor
de la prostitución, a ese doble rasero en el juicio de profesional y cliente, esa comparación no solamente cruel,
sino totalmente injusta.
-¿Qué tiene
que ver el Señor Bernal con la muerte de una puta?
La pregunta
del comisario era, para Marcial, un fiel reflejo de la involución en la que la
humanidad había devenido. Se utilizaba el tratamiento de señor al individuo
cuyo poder adquisitivo le permitía disponer de las prestaciones sexuales de una
mujer a la que la sociedad tildaba de puta, convirtiendo la transacción en un
flujo unidireccional de demagogia. El, al menos, tenía la decencia de tratar
por igual a una prostituta que a un comisario del Cuerpo Nacional de Policía.
Y es, además, una crítica feroz a la corrupción. A
la que se da en el ámbito empresarial, pero también a la que se da en el
escenario que nuestro autor mejor conoce, en la esfera policial, en sus altas instancias.
Y sobrevuela toda la novela una crítica a la
sociedad en que nos ha tocado vivir y al poder que confiere el dinero a las
puertas que abre y cierra en función de la necesidad de quien lo tiene.
Era un puto
gilipollas, pero tenía dinero; y en esta sociedad de mierda el dinero es poder
y el poder da más dinero.
Y en esta novela he quedado fascinada por nuestro inspector,
porque ya se ha hecho parte mía. Un protagonista, antihéroe de manual,
irreverente, insensible, solitario, adicto a la cerveza, poco dado a respetar
la jerarquía y enemigo de estrechar lazos afectivos, se esfuerza por mantener a
salvo esa coraza que le aísla y que amenaza con resquebrajarse a cada paso de
la novela.
Marcial es un personaje psicológicamente complejo,
con una personalidad a todas luces incomprensible para cualquiera de nosotros,
pero absolutamente solida y creíble por la forma en que el autor nos lo
presenta.
Un hombre incapaz de experimentar los sentimientos
que mueven al común de los mortales: el cariño, la amistad, la empatía, el arraigo
familiar… pero que mantiene vivo un valor tan importante y denostado como la
lealtad.
Una
vez más la experiencia le confirmaba a
Marcial que la empatía era uno de los dones más absurdos. No alcanzaba a
entender porque disfrazar los sentimientos con ropajes prestados convertía a
los seres humanos en personas.
Un hombre que teme a su demonio interior, que lucha
por mantenerlo a raya casi tanto como lucha por no dejarse afectar por la emotividad
de quienes le rodean, sobretodo de las dos mujeres que comparten protagonismo
con Marcial en esta aventura: Shasa, la prostituta asesinada, con quien le unía
algo más que el acercamiento carnal, pero algo menos que el acercamiento
personal y Zoe, su compañera, su subalterna, esa mujer a la que se ha abierto “más
de lo deseado” y a la que aleja, a la que convierte en su particular saco de
boxeo cuando la percibe más cerca de lo que puede o quiere permitirse y de la que, por esa cercanía que se niega a aceptar,
duele intensamente lo que él considera una traición.
Una mujer que le admira y que confiaba en el
ciegamente… al menos al inicio de la novela, porque, probablemente, sea éste el
personaje que mayor transformación sufre a lo largo de la trama.
Había sido
testigo de excepción de la defunción de la agente tímida que no arrostraba
valor ni para sostenerle la mirada y del nacimiento de una Zoe comedida que, si
bien no plantaba cara, no se conformaba con ser mera espectadora de las
decisiones que él tomaba. Pero la que tenía frente a sí, con los ojos
inyectados en rencor, era otra diferente. Se trataba de una versión más
actualizada de la agente Ochoa. Una mujer independiente que no se limita a
recibir órdenes y ejecutarlas, sino que las ponía en entredicho y las pulía a
su antojo.
Y como tercer vértice de este perfecto triangulo
protagonista, Sola, una galga, único ser vivo capaz de transmitir algo de paz
al Inspector Lisón, el único ser por el que nuestro personaje es capaz de
sentir algo parecido al amor.
Marcial
disfrutaba viendo la estilizada figura de la galga danzar, ajena a su virtuoso
don […]. Pocos minutos después, el paseo había obrado su milagro habitual:
aislarlo de lo mundano y transportarlo hasta la ingravidez de lo onírico. Pocos
eran los momentos en los que la cabeza de Marcial se evadía y poco el tiempo
que esta sensación perduraba.
Ha sido una lectura soberbia, en la que he
disfrutado de la trama, del ritmo y sobretodo de los personajes y en la que el
final me ha dejado en el punto justo para ansiar volver a sumergirme en el
universo de Marcial sea cual sea el futuro que nos depara su próxima aventura
que, por suerte, no tardará en llegar.
Si bien era
un tipo solitario, esa muralla de soledad había sido erigida sobre tres pilares
básicos: Sola, Sasha y Zoe. Uno de ellos había sido derruido y los otros dos se
tambaleaban, amenazando con dejarlo con la única compañía que trataba de
evitar: la de su demonio interior.
Una reseña preciosa. Me has rescatado toda la esencia de mi inspector favorito y has conseguido que tenga más ganas que nunca de empezar con la Lectura Simultánea de "No es tiempo de peros".
ResponderEliminarUn beso.
Se me nota mucho la debilidad por Marcial no???. Gracias por el comentario. 😘
EliminarSe nota que la has disfrutado desde la primera hasta la última palabra. Tengo que ponerme con este autor.
ResponderEliminarBesotes!!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEs una novela tremenda y el autor aún más. Gracias bonita. 😘
EliminarQué negro y qué duro es ese demonio interior que habita en Marcial. Me ha impactado mucho, porque es dañino incluso para el propio Marcial. A ver si se nos redime un poco en la tercera entrega. O no...Bss
ResponderEliminarY a pesar de sus demonios o tal vez por ellos, que grandísimo personaje es Marcial... Gracias. 😘
EliminarLa verdad, ha sido una lectura sorprendente en todos los sentidos. Descubrir a un Inspector Solo con su fiel perra Galgo Sola, la única que parece sentir cariño por él. Conocer Cartagena, una Cartagena diferente a la que conozco de mi país de origen, ha sido todo un acierto. Ciertamente, he sufrido mucho con Lisón, su carácter no deja ver la humanidad que esconde detrás de esa apariencia que tan bien describes en tu reseña. Habrá que seguir dando vueltas a las páginas en No es tiempo de peros, estoy segura o casi segura, que de alguna manera, encontrará paz. ¡Buena reseña!
ResponderEliminarGracias mi Lore. Esta novela me dejo con ganas de más y estoy disfrutando muchiiiiisimo con "no es tiempo de peros". Besos
EliminarGema, una reseña muy buena. Como bien apuntas el protagonista ese policía que se esfuerza por hacer enemigos termina ganándose nuestro corazón. Ahora En "No es tiempo de peros" seguiremos descubriendo a nuestro Marcial
ResponderEliminarMe encanta Marcial. Quiero que haya 100 entregas más. 😂😂😂😂. Gracias corazón. 😘
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ResponderEliminarNo leí la primera parte de la trilogía y, al ponerme con la lectura de "Inspector Solo" me di cuenta de que me faltaba algo, aunque eso no me impidió disfrutar igualmente de la novela. Me ha encantado conocer a Marcial y a Sola.
ResponderEliminarA mi también me faltaban datos, pero el tiempo es finito, por desgracia....
EliminarTengo que reconocer que Marcial me ha dejado un tanto impactada, porque realmente al principio, quizás por falta de lectura de la primera parte, me resultaba un tanto odioso, pero según avanzaba la novela me conquisto, por el amor a Sola. Tengo que decir que Marcial es mucho Marcial. Buena reseña Gema. Un beso
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