domingo, 22 de octubre de 2017

La chica de antes

Delaney, J.P. (2017)
La chica de antes
Grijalbo, Madrid, 432 páginas.
ISBN: 9788425355271



Es una casa espectacular. Elegante, minimalista. Toda ella respira buen gusto y serenidad. Justo el lugar que Jane estaba buscando para empezar de cero y ser feliz.
Aunque lo extraordinario es que se la ofrecen por un alquiler irrisorio. Solo tiene que completar un peculiar formulario de solicitud y aceptar sin condiciones las reglas impuestas por su propietario y creador, un enigmático arquitecto.
Al poco de instalarse, Jane descubre que algo le pasó allí a la inquilina anterior, Emma. Y empieza a preguntarse si no estará repitiendo las mismas elecciones, los mismos errores, las mismas sospechas que la chica de antes.


Cuando encontré este título entre las novedades de novela negra de la librería me atrajo como un imán, cuando leí la sinopsis decidí que era un libro que merecía una oportunidad aunque el autor me resultara totalmente desconocido, la originalidad de su trama hizo que pasara a ser el primero de los “libros pendientes” y una vez finalizado he de decir que fue una magnífica elección.


Nos encontramos con un thriller psicológico, un libro en el que el protagonismo principal coincide con el escenario central de la historia,  una casa minimalista, robotizada,  especial y única, tanto en su arquitectura como en las normas que se exigen para vivir en ella.
El control que la casa ejerce sobre sus habitantes y las múltiples normas que imperan entre sus muros es un aspecto original en la trama y ambos aspectos generan un ambiente claustrofóbico e inflexible.

Es esta una novela que se desarrolla en dos tiempos (la inquilina actual y la anterior); nos acercamos a las vivencias de las dos protagonistas principales, a las razones que las llevan a intentar empezar de cero abandonando el lugar donde vivieron sus traumas. Son mujeres rotas que intentan reconstruirse, personajes estos, mentalmente frágiles acompañados de secundarios fuertes, fríos y controladores.
De cada uno de los personajes solo vemos un aspecto, como las caras de una figura geométrica y a lo largo de la historia, vamos vislumbrando el resto, vamos descubriendo los secretos que cada uno de ellos guarda celosamente y que en la mayoría de los casos se vuelven en su contra.
El autor narra  con un lenguaje llano y directo, sin florituras, sin una palabra de más ni de menos.


Toda la trama está salpicada de mentiras a medias, de falsas apariencias, de pérdidas irremediables y de las distintas formas en que cada uno de los personajes  supera el dolor.
Es una novela que no solo me ha resultado una magnífica inversión de tiempo, sino que además me ha llevado a reflexionar sobre multitud de temas.


Es un libro que recomiendo a todos aquellos que deseen ser sorprendidos con  tramas  elaboradas y con  finales inesperados, aunque debo advertir que es una lectura, en momentos un poco claustrofóbica y que me ha dejado totalmente exhausta.

EL EFECTO MAS EVIDENTE

El peor de todos los efectos de la quimioterapia es que te impide hacer planes a medio, ni si quiera a corto plazo. Los planes se reducen a lo que eres capaz de hacer cada día cuando amaneces, dependen de tu cabeza, de tus nauseas, de tus fuerzas y del efecto secundario que ese día concreto esté presente o no.
Lo cierto es que los efectos, no por esperados son menos traumáticos.

Ayer, después de reunir las fuerzas suficientes para algo tan simple como darme una ducha, los mechones de pelo comenzaron a caer sobre mis hombros igual que el agua de la alcachofa, aclaraba con cuidado el champú, pero no servía de nada, las guedejas se enredaban en mis dedos y las gotas se mezclaban con mis lagrimas.

Mientras sacudía las mechas entrelazadas en la toalla y eliminaba la madeja enredada en el desagüe, decidí que no habría mas remedio que pasar la maquina por mi cabeza y resonaron las palabras de la oncóloga:
-El pelo se cae a partir del día 14 - éste es exactamente el 14, maldita precisión.


Conseguí sobreponerme a duras penas al impacto que me producía pensar en mi cabeza pelona e intenté sonreír a mi Elena que traía las palmeras rosas que Viena Capellanes elabora cada año el día 19 de octubre, día contra cáncer de mama. No pude evitar que se me saltaran las lagrimas al contarle el episodio que acababa de vivir, pero tenerla cerca siempre consigue animarme y también ayer fue así, al menos durante unos minutos.



Hoy pensaba ir a la peluquería para que Yoli eliminara de raíz el problema de la “caída de pelo”, pero solo pensar en volver a quedarme con el pelo en la mano me disuade de salir de casa.
Le he pedido a Pablo que me pase él la maquina, me ha preguntado si estoy segura, no lo estoy, no es fácil decidirse a hacerlo, pero no queda más remedio. No es fácil elegir el numero de corte, ¿al cero, al uno?.  Lo dejamos en el dos, Pablo me pregunta de nuevo si estoy segura, con las lágrimas rondándole los ojos, a mí también me afloran. Si.

El poco pelo que queda va formando montañas en el suelo, oigo la maquina, la siento en mi cabeza e intento imaginar cual será el resultado. Cuando el ruido cesa no soy capaz de mirarme al espejo, veo la tristeza y la frustración reflejadas en la mirada de mi marido y entonces me giro, sólo un momento, me vislumbro brevemente en el espejo, aun no estoy preparada para mirarme de frente.
Me abrazo fuerte a su cuerpo y dejo que resbalen por mis mejillas las lagrimas ya sin control ninguno, lloramos ambos, Alberto se abraza a nosotros y me mira sin acabar de entender lo que ha pasado y de pronto nos sorprende pidiendo guardar un mechón de ese pelo que ya no está en mi cabeza sino en pequeños montículos por todas partes, quiere guardarlo hasta que vuelva a crecerme le ponemos una goma formando una pequeña coleta y se lo lleva a su dormitorio. Cuando he ido a arroparle antes de acostarme, lo tenía debajo de la almohada.

Parece una estupidez, pero el pelo siempre ha sido importante para mí,  mi melena una seña de identidad, siempre abundante, siempre largo… a partir de ahora ya no estará, a partir de ahora la falta de cabello le gritará al mundo que tengo cáncer, hasta ahora era a mí a quien me correspondía contarlo o no, ahora lo contaran mis pañuelos.


No soy de esconderme, hoy tampoco lo haré. Ha sido un momento duro pero necesario. Con pelo o sin él, seguimos en la lucha.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Mi Santa

16.10.16

Cuando tu cuerpo no responde piensas que nunca vas a volver a encontrarte “bien” pero la esperanza te despierta  cada mañana susurrando: -Hoy será el día.

Se acerca  una de las dos fechas más importantes de cada año, el día en que tu único deseo es vivir junto a los tuyos el día grande de tu tierra, el momento de ver a tu Santa pasear llevada a  hombros por  tus paisanos; tal vez para cualquier otro solo sea una imagen, pero a ti te remueve por dentro, hace que surja la emoción de lo más profundo de ti.

Y te despiertas, otra vez, y no eres capaz de moverte, y tienes que renunciar a  vivir ese día, a estar en el lugar que mas deseas… y sientes un enorme vacío, un dolor emocional que se añade al dolor físico.



Y al amanecer del “día después”,  las piernas apenas te responden, cuerpo está exhausto, sigues sin ser quien eras hace apenas cuatro meses… pero  te levantas y decides que tienes fuerzas suficientes para cumplir tu pequeño reto, para visitar esa imagen, para intentar “normalizar” lo que es imposible normalizar.

Y te llevan y el corto viaje te agota,  y te cuidan y te sientes una niña indefensa… otra vez. Y tu cuerpo sigue sin responder, pero te obligas a comer, a caminar, a intentar descansar  y sonríes y saltan tus lagrimas ante esa imagen que hoy no pasea por las calles y caminas lentamente y respiras el aire puro y posas para las fotos con la mejor de tus sonrisas y haces creer a los que te quieren que todo va mejor, intentas convencerte convenciéndoles a ellos, aunque no sea cierto, aunque en el fondo no tengas ninguna gana de fingir.




 Y de vuelta a casa caes rendida en tu cama, pero satisfecha de haber podido cumplir ese pequeño deseo y feliz de haber visto la esperanza reflejada en los ojos de los tuyos.

lunes, 16 de octubre de 2017

Efectos secundarios

14.10.16

Despiertas un día más y el primer pensamiento es "que mal sueño, que pesadilla más cruel".

En unos minutos vuelves a sentir ese extraño gusto al final de tu boca que se va volviendo familiar y vuelves a notar esas sensaciones de vértigo y nausea que se han vuelto compañeras inseparables de tus últimos días y te das cuenta de que la pesadilla  es real.

Te levantas porque tienes que hacerlo y te arrastras los 20 metros escasos que te separan del sofá llegando como si acabarás de correr un maratón.



Comes obligándote porque tienes que tomar las pastillas correspondientes, aunque no sientas hambre ni sed,  aunque se te vaya la cabeza, aunque todo te sepa a rayos.




Te obligas a aguantar despierta, a no cerrar los ojos y dejarte caer de nuevo en la inexistencia del sueño, porque entonces, de nuevo, no podrás dormir de noche pero seguirás sin poder mantenerte despierta.




Te llaman y te obligas a contestar, te visitan y te obligas a aguantar estoicamente, a sonreír y aguantar las consabidas frases de, tienes que animarte, tienes que estar fuerte....
Malditas las ganas que tienes de nada, pero aguantas por que es un día más de sentirte fatal pero también y eso es lo importante, es un día menos para que acabe la pesadilla, la de verdad...

lunes, 9 de octubre de 2017

La verdad sobre el caso Harry Quebert

DICKER, Jöel (2013)
La verdad sobre el caso Harry Quebert
Alfaguara, Madrid, 661 páginas
ISBN: 978-84-204-1406-5

“Quién mató a Nola Kellergan es la gran incógnita a desvelar en este thriller  incomparable  cuya experiencia de lectura escapa a cualquier intento de descripción. Intentémoslo:  una gran novela policiaca y romántica  a tres tiempos -1975, 1998 y 2008- acerca del asesinato de una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire. En 2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor -Harry Quebert, autor de una aclamada novela- y descubre que éste tuvo una relación secreta con Nola Kellergan. Poco después, Harry es arrestado y acusado de asesinato al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín. Marcus comienza a investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras busca demostrar la inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz. La verdad sólo llega al final de un largo, intrincado y apasionante recorrido.”



A priori, este es un libro que no habría leído, no habría sido seducida ni por su portada, ni por su titulo. Sin embargo, es un libro que hace años me recomendó encarecidamente una amiga con la que comparto gustos literarios y como en todas su recomendaciones ha sido un grandísimo acierto.

Presenta  elementos propios muy novedosos; el primero de ellos es la numeración de los capítulos que se realiza de forma descendente, comienza por el capitulo 31 y finaliza en el primero, siendo cada uno de ellos un consejo para convertirse en escritor.

Es un libro que narra la escritura del propio libro y el proceso de creación del libro sobre el que trata, son libros, dentro de libros, como las muñecas rusas.

Esta novela habla del amor, de las apariencias, de los “pecados”, de la vida y la muerte y habla del oficio de escribir, de la angustia de la página en blanco y la falta de inspiración, de la gestión del éxito y también de la del fracaso, de las presiones a las que a veces  se ven sometidos los autores por parte de sus editores, habla, sin tapujos, de la cara menos amable de este oficio.

“Creo que soy un auténtico escritor”. Escribir es un acto libre.
Soltó una risa forzada (el editor)-
-¿Y quién le ha contado esas tonterías? Usted es esclavo de su condición. Escribir es ser dependiente. De los que le leen o de los que no le leen. ¡Eso de la libertad no son más que gilipolleces! Nadie es libre. Una parte de su libertad me pertenece, al igual que una parte de la mía pertenece a los accionistas de la compañía.”

Existen multitud de personajes, cuyas virtudes y miserias son claramente expuestas a lo largo de la novela, los personajes principales quedan perfectamente definidos en los primeros capítulos de la historia, conocemos sus imposturas, sus sueños y sus miedos, sus vivencias, pasadas y presentes. Y  estos personajes están acompañados por un gran número de magníficos secundarios en los que se identifican arquetipos claros,  la madre sobreprotectora, controladora  y “sabelotodo”, la “guapa” del instituto, el “policía americano”, el “deformado”,  la historia de amor imposible…

El autor ha captado el ambiente de las pequeñas ciudades americanas, tantas veces reflejadas en el cine, el retrato de una sociedad de apariencias, con sus secretos y mentiras, con su miedo a lo desconocido, con su servilismo al “famoso” por su propio complejo de inferioridad. Ha descrito el paisaje costero llevándonos de la mano por las orillas de mares y lagos y adentrándonos en bosques frondosos,  a través de los ojos del narrador consigue  que seamos parte integrante de éstos paisajes.

Es una novela  llena de mentiras y verdades, de conjeturas que son certeras hasta que caen como un castillo de naipes paginas después, un libro lleno de culpables reales, que resultan a posteriori no serlo tanto y de acciones falsas que esconden actos reales.

Cada final en esta historia tiene dentro de sí mismo otro final, cada verdad que descubrimos esconde una mentira.
Es un libro que a pesar de sus más de 600 páginas, no resulta lento, no le sobra ni una página, mantiene el suspense hasta el final, tal y como aconseja el autor consagrado al joven escritor:

“4. Sweet home Alabama
Cuando llegue al final del libro, Marcus, ofrezca a sus lectores un giro argumental de último minuto.
-¿Por qué?
-¿Por qué? Porque hay que tener al lector en vilo hasta el último momento. Es como cuando juega a las cartas, debe guardar algunos triunfos para el final”

 Y lo consigue, ya que la imagen del puzle no se ve completa hasta no haber leído las últimas 60 páginas.

Es un libro que sorprende por su originalidad, por la complejidad de las tramas que van encajando poco a poco en un engranaje perfectamente  engrasado, en el que nada chirría, una novela que considero de obligada lectura para los amantes de este género y una magnifica opción para aquellos que quieran acercarse por primera vez a la novela negra.

Suscribo una a una las palabras del autor en su epílogo:

Un buen libro, Marcus, no se mide sólo por sus últimas palabras, sino por el efecto colectivo de todas las palabras precedentes.
Apenas medio segundo después de haber terminado el libro, tras haber leído la última palabra, el lector debe sentirse invadido por un fuerte sentimiento; durante un instante, sólo debe pensar en todo lo que acaba de leer, mirar la portada y sonreír con un gramo de tristeza porque va a echar de menos a todos los personajes. Un buen libro, Marcus, es un libro que uno se arrepiente de terminar.


jueves, 5 de octubre de 2017

La primera

5 de Octubre de 2016.

Día después de la primera sesión, día de “subidón” de corticoides, me he ido a trabajar como cualquier otro día y he llegado más tarde de la hora prevista, como cualquier otro día, también…

Ha sido fantástica esa sensación de cotidianeidad, ha sido genial volver a tener un día normal de trabajo, ha sido maravilloso poder abrazar a mis compañeros de nuevo, ha sido una grata sorpresa volver a sentir su cariño, su calor y sus detalles, ha sido un día más después de lo vivido ayer.




Ayer fue el día de las “primeras veces”.  Primera consulta antes del tratamiento, primeros recorridos por el hospital, primeras confirmaciones de citas, de recogida de fármacos, de incertidumbres…

Entro en la sala, hay 20 sillones iguales al que me asignan, no dormí nada la noche anterior, el desasosiego, supongo; estoy agotada, como flotando,  nerviosa y a la expectativa…

El personal del Hospital de Día es maravilloso, me acogen y vuelven a explicarme  los posibles efectos adversos que pueden aparecer;  intentan “normalizar” una situación que es absolutamente excepcional.

A mi alrededor hay hombres y mujeres, más de estas últimas, tal vez sea solo casualidad, alguna de ellas necesita oxigeno y varias de ellas están “arropadas” por mantas térmicas, será esto lo que me espera? La imagen no me tranquiliza absolutamente nada.

La mayoría tienen a alguien sentado en la silla del acompañante, la mía está vacía, decidí ir sola, hay ciertas situaciones en mi vida a las que prefiero enfrentarme sola, por más que familia y amigos se hallan ofrecido a venir… prefiero estar sola con tanta gente alrededor.


Han puesto la vía en mi brazo útil y han colgado cinco bolsas en el árbol, me indican que esta primera vez la velocidad será muy lenta para comprobar que no haya reacciones inadecuadas a la medicación, tengo 5 horas por delante pero he venido preparada, el teléfono cargado, el cuaderno para escribir, el libro que quiero empezar a leer  y el libro electrónico, por si acaso.

Al final prácticamente no usaré nada, me dedicaré a ver como gota a gota las bolsas se vacían, como mi cuerpo se va relajando y a veces me vence el sopor.



Los voluntarios de la AECC recorren la sala, nos saludan, nos ofrecen lectura, bebida, masajes de Reiki… nos traen un tentempié que ayude a sobrellevar las horas en esta sala… parece todo “tan normal”….



Y a las 6 de la tarde, salgo a la calle, con una luz mucho más tenue que la que me recibió esta mañana a mi llegada al hospital. Mis chicos me esperan en la puerta, no siento nada distinto, solo el cansancio y una sensación de abotargamiento que seguro que pasará con una buena sesión de sueño.




lunes, 2 de octubre de 2017

La casa entre los cactus


PEN, Paul  (2017)
La casa entre los cactus
Penguin Random House, Barcelona, 358 páginas
ISBN: 978-84-01-01921-0


Paul Pen consigue, con esta novela un thriller psicológico magnífico.

Si en “El aviso”,  la primera novela de este escritor que leí, descubrí un autor que consiguió sorprenderme, en esta segunda leo un autor consumado, un maestro de la intriga, un autor que consigue ir mostrándote piezas que parecen inconexas y que van encajando perfectamente hasta un álgido final.

“Elmer y Rose han creado una familia perfecta entre los enormes cactus de un remoto paisaje desértico, un hogar lleno de amor para sus cinco hijas, todas con nombres de flor: Edelweiss, Iris, Melissa, Dahlia y Daisy.
Pero la inesperada llegada de Rick, un excursionista en busca de refugio, revoluciona a las hermanas. Y cuando Elmer y Rose descubren que el muchacho no es quien dice ser, el enfrentamiento que librarán -una lucha entre la verdad y la mentira, la justicia y el crimen- destapará terribles secretos que cambiarán para siempre la vida de todos ellos.”

Esta es una historia de paisajes desoladores, áridos, tan magníficamente descritos que te hacen sentir el calor, la soledad, el aislamiento… es una historia de personas, de hijas, de  deseos, de necesidades, del viaje a la madurez y de padres que temen esa evolución  que choca frontalmente con la forma de vida que han decidido crear para su familia y que quieren defender por encima de todo y todos.

Es la historia de una búsqueda, del choque de intereses, de lo que cada uno estamos dispuestos a hacer por lo que consideramos nuestro derecho, lo que estamos dispuestos a hacer para defender nuestro estilo de vida…

Es la historia de la confrontación entre lo que sabemos que es justo, la verdad, y lo que no estamos dispuestos a perder.

Es la historia de la defensa de la familia por encima de todo lo demás.

Cada uno de los personajes, todos ellos, magníficamente perfilados presenta unas características y motivaciones  totalmente distintas, que se van afianzando a lo largo de una trama perfectamente hilada. Con un lenguaje cuidado y una prosa cuidada y dinámica, sin estridencias, ni palabras de más, el autor consigue una novela que se lee apenas sin ser consciente,  que inicia la tensión narrativa desde las primeras páginas y que la mantiene intacta hasta la última palabra.  


Si os gusta el misterio, esta novela  es una apuesta segura. Estoy convencida de que este autor seguirá proporcionando grandes historias.

domingo, 1 de octubre de 2017

Antes de empezar


Hace un año que comenzaron unos meses que dejaron mi vida en suspenso. 

Hace un año que comencé una travesía por la, hasta ese momento desconocida, Sanidad Pública y,  sobretodo, una travesía por mi propio yo. 

Todo el que sabía de mi estado decía más o menos con las mismas palabras:

-Bueno, esto pasará, conozco a.... que paso por ello y ahora está fenomenal. 

Sin pensar, que el problema no es la enfermedad, esa mal que bien, la conoces, te la han "presentado", el problema, la incertidumbre la produce  el miedo al tratamiento... 

Sólo una persona. Una AMIGA de las de toda la vida, de las de hace 30 años, de esas que siempre son sinceras, de las que no ves ni hablas con frecuencia, pero que el día que ocurre pesa más el cariño, los recuerdos compartidos, que el tiempo de silencio. Sólo ella fue sinceramente cruel: 

-Prepárate, esto va a ser muy duro. La quimioterapia es morir para vivir. 

Cuando la escuché, quise convencerme de que no sería tan drástico, que podría seguir con mi vida, mi rutina, mis aficiones y mis obligaciones... que la "quimio" no iba a poder contigo, que no iba a cambiarme, que no iba a trastocar mi forma de ver la vida, ni siquiera mi forma de vivir... aunque el tiempo acabó demostrándome lo contrario.

Hasta un día como hoy hace un año, cuando la oncóloga empezó a enumerar las decenas de efectos secundarios que harían estragos en mi cuerpo con  el tratamiento. 

Cuando salí de la consulta, decidí que era el momento de empezar  acostumbrarme a los cambios que se avecinaban y comencé por despedirme de mi melena, con la complicidad de la peluquera del barrio y la negativa de mi hijo. Y me dispuse a enfrentarme a lo que se me venía encima como intento enfrentarme a la vida, con la mente en positivo y la sonrisa en los labios. Y ese día compartí con mis amigos unas frases que me han acompañado durante todo este viaje...

"Dos meses justos transcurrirán entre la primera prueba, y os aseguro que me han hecho todas las posibles y algunas varias veces, y el inicio del tratamiento. 
Agradecida a la Sanidad Pública y a los magníficos profesionales que he encontrado y sigo encontrando en este camino, mujeres y hombres desbordados y estresados y que siguen atendiéndonos con paciencia infinita y una sonrisa."

Ha pasado un año desde ese momento, desde estas palabras, desde esos primeros pasos y tal vez ahora; desde la distancia y los obstáculos superados, estoy preparada para compartir todo lo que escribí durante esos meses, tal vez sea capaz de transcribirlo ahora sin las lagrimas que entonces nublaban mi vista o tal vez no, tal vez siga llorando por lo que ya pasó. 

Comienzo un relato que no es más que una terapia, una forma como otra cualquiera de cerrar el círculo, un relato que no son más que retazos de lo vivido, un relato que probablemente no interese a nadie excepto a mi; pero ésta es mi vida y este blog mi casa.