martes, 28 de enero de 2020

Un misterio en Paris


Leroux, Gastón (1921-1922)
Un misterio en París (Ed. Ilustrada) Mayo 2019
Depoca Editorial, Asturias, 208 pp.
ISBN: 9788494687594

Tras unas vacaciones que el periodista Rouletabille y su esposa comparten con el matrimonio Boulenger, se produce un doble asesinato. La actitud ambigua de las víctimas, que coqueteaban desde hacía tiempo, lleva a la policía a considerar a Rouletabille como principal sospechoso. El reportero, brillante detective aficionado, necesitará toda su sagacidad para probar su inocencia.A través de Sainclair, quien ha aceptado ser su abogado y se convierte en el narrador del caso, podemos seguir las aventuras de esta trepidante investigación —con un un sinfín de giros que tendrán su culmen en un final apoteósico:la deslumbrante escena del juicio en la que saldrá a relucir toda la verdad— que se convirtió en una de las mejores novelas de esta serie de culto que Leroux dedicó a su alter ego literario.

Aquí reconocí el famoso sistema de Rouletabille, que consistía en partir de una idea únicamente necesaria, una idea que se imponía, fatal en cierto modo, para, a partir de ella, buscar los indicios que corroborarán dicha idea, lo que diferenciaba su sistema del método inductivo de todos los Sherlock Holmes que son víctimas de pistas o huellas que se encuentran por casualidad, y que les conducen a donde ellas quieren, es decir, a un error a menudo planificado de antemano por las partes interesadas.

Tenía unos doce años la primera vez que leí a Gaston Leroux. Podría decir que fue una especie de revelación o que era un autor al que deseaba conocer, pero mentiría, llegar a este autor fue pura casualidad.

Mi amiga Cristina me recomendó y me prestó un ejemplar de “El misterio del cuarto amarillo”, cuando ambas habíamos acabado con todos los libros recomendados para nuestra edad de nuestra no muy amplia biblioteca escolar. La novela era parte, sorprendentemente, de una colección juvenil.

Ya he comentado en alguna ocasión que mis inclinaciones literarias se dirigían claramente a las novelas policiacas y de misterio, lo que llamábamos de aventuras,  de las que consumía todo lo que caía en mis manos, María Gripe, Agatha Christie, Enyd Blyton… pero leer a este autor me fascinó por la perfección del misterio que planteaba, un asalto cometido en una habitación cerrada.

Tras el misterio del cuarto amarillo fue el turno de “El perfume de la dama de negro” que era citadae n la primera y… hasta ahí mi inmersión en este clásico del misterio, hasta ahora.

Otra vez, la novela llegó a mis manos por casualidad, fui a la librería dispuesta a cobrar mi botín del tarro de los libros del 2019 buscando un ejemplar de “Un cadáver en la mansión Sainsbury”, que no era capaz de encontrar, el dependiente liberó este maravilloso libro de la estantería y no tuve más remedio que traérmelo a casa.

Lo primero que he de decir es que esta novela hay que leerla con la visión de la época, pues es una aventura que se desarrolla en un contexto específico que para la mentalidad actual es difícil de entender.

No era un mal hombre, el señor Hébert; como suele decirse, no haría daño a una mosca, aunque hubiera enviado a no pocos asesinos a la guillotina, pero le parecía natural que un marido engañado matara como un salvaje.

Como leemos en la sinopsis, el misterio se centra en descubrir al asesino de una pareja de infieles, insisto, en una época en la que el honor estaba por encima de los derechos, sobretodo del derecho a la vida, una época, en la que, a través de la mirada de Gaston Leroux las infidelidades, al menos en las clases altas (no se mueve de otras esferas), están a la orden del dia, se conocen y en muchos casos se aceptan como parte de la normalidad, siempre y cuando, eso sí, no interfieran en el orgullo del hombre, pues de ser así tiene arrogado el derecho a restituir su honor. Mientras la mujer, como un ángel puro, soporta estoicamente las infidelidades del varón con el único propósito de mantenerlo a su lado.

Un marido que sorprende a su esposa con un amigo en circunstancias que no dan lugar a dudas sobre la naturaleza del encuentro, elimina a los dos culpables: el caso no era una novedad.

Y a pesar de estos antecedentes, no es este contexto lo más importante de la novela, sino el propio misterio y la forma en la que el autor consigue que su alter ego vaya atando los cabos hasta conseguir una imagen completa de lo acaecido consiguiendo a la vez su exculpación en un crimen en el que parece evidente su mano.

El autor consigue darle a la trama un ritmo frenético a través de escasos personajes y en no demasiados escenarios en los que se adivina un detallado conocimiento, tal vez porque fueran los lugares por los que discurría su vida habitualmente.

Junto a Rouletabille, como en otras entregas, su fiel amigo Sinclair, que en este, como en anteriores
entregas, también actúa como narrador de la aventura.

Sinclair, que, como se explica en el listado de personajes principales, desconfía de las mujeres por un antiguo desengaño amoroso, permite al autor contraponer su cinismo a la defensa cerrada que el reportero hace de la virtud de su esposa Ivana y a la vez ensalzar las virtudes de las mujeres que el autor defiende continuamente a lo largo de la novela.

Es increíble lo insignificantes que somos al lado de las mujeres. Gracias a su extraordinario instinto, ellas perciben, presienten y predicen el devenir de los minutos venideros que permanecen en la más absoluta oscuridad incluso para el más fuerte y astuto de los hombres.

No voy a desvelar nada ni de la trama, ni del resto de personajes, porque esta novela se merece ser conocida y ser leída sin prejuicios, con una mirada atemporal que nos haga disfrutar, únicamente, de la maestría de un autor capaz de enredar los hechos hasta su máximo exponente y conseguir desentrañarlo ante nuestros ojos sin artificios, sin trampas, sin eso que tanto me molesta en algunas de nuestras lecturas contemporáneas de “sacarse al asesino de la chistera”. Nada en esta trama chirría, a medida que se nos desvelan los detalles vamos encontrándoles la lógica precisa y la coherencia con lo que se nos han contado los hechos páginas atrás.

Lo dicho, una lectura para no dejarla pasar, un autor al que es necesario conocer, una magnífica edición con la que disfrutarla aún más.

En ocasiones, el animal que llevamos dentro galopa de un modo terrible.

viernes, 24 de enero de 2020

La desaparición de Stephanie Mailer


DICKER, Joël (2018
La desaparición de Stephanie Mailer
Alfaguara, Madrid, 656 pp.
ISBN: 9788420432472

La noche del 30 de julio de 1994 la apacible población de Orphea, en los Hamptons, asiste a la gran apertura del festival de teatro. Pero el alcalde se retrasa... Mientras tanto, Samuel Paladin recorre las calles vacías buscando a su mujer, hasta hallar su cadáver ante la casa del alcalde. Dentro, toda la familia ha sido asesinada.

Jesse Rosenberg y Derek Scott son los dos jóvenes policías de Nueva York que resuelven con éxito el caso, pero veinte años más tarde, en la ceremonia de despedida de la policía a Rosenberg, la periodista Stephanie Mailer lo afronta: pretende que Dereck y Jesse se equivocaron de asesino a pesar de que la prueba se hallara delante de sus ojos, y que ella posee información clave. Pero días después, desaparece.

Así se inicia este colosal thriller que avanza en el pasado y el presente a ritmo vertiginoso, sumando tramas, personajes, sorpresas y vueltas de tuerca, sacudiendo e impulsando al lector sin freno posible hacia el inesperado e inolvidable desenlace.


Ha visto lo que quería ver y no lo que le han enseñado. Y eso fue lo que se perdió hace veinte años.

Este es uno de los libros cuya lectura más me ha ocupado. Comencé a leerlo en el mes de Agosto y lo termine pocos días antes de finalizar el año.

Y no ha sido, ni mucho menos por falta de interés, ha sido solo que, durante su lectura he tenido que atender a ciertos compromisos lectores adquiridos, por lo que ha sido un libro de ida y vuelta.

Y, como siempre, este autor, del que he leído todo lo que hasta ahora ha publicado, no me ha defraudada, ha cumplido mis expectativas sobradamente, por que si cada novela suya ha sido un descubrimiento, ésta me ha parecido una obra colosal.

La desaparición de Stephanie Mailer, parte de un misterio que no es el único, porque fiel a su estilo, Dicker va abriendo caminos que a menudo no llevan sino a otro callejón sin salida.

Como en las novelas anteriores el autor se mueve y nos mueve por varias líneas temporales pero en esta novela las líneas argumentales se multiplican a cada párrafo leído y no se limita a dos momentos, presente y pasado, sino a pasado, presente y momento actual, en el que conocemos el día a día de los dos protagonistas principales, Jesse y Derek, policías estatales  que se esfuerzan por descubrir, no solo el error cometido en el caso que resolvieron 20 años atrás, sino el autor y los móviles de  los crímenes que aquel caso provoca en el presente y que parecen comenzar con la desaparición de la periodista Stephanie Mailer.

A esta pareja protagonista,  a quien une también  un secreto que no descubriremos prácticamente hasta las últimas pagina, se une la subjefa de policía de Orphea, Anna Kanner, una mujer en un mundo de hombres, una mujer con un instinto especial, una mujer con una pesada carga profesional y  personal, que llegó a Orphea por cauces poco ortodoxos y cuyas expectativas se han visto relegadas por esa ideología machista en la que no tiene más remedio que vivir o intentar sobrevivir.

- Mira, Jasper- le dijo-, ya sé que es una situación complicada. Para todo el  mundo y para mí el primero. Puedes estar seguro de que me habría encantado que no ocurriera. Las mujeres siempre crean tensiones en los equipos. Tienen que demostrar demasiadas cosas. ¡Y ni te cuento como se quede embarazada y tengamos que hacer horas extras para sustituirla!.
Tras un drama llegaba el siguiente. Después de las cuestiones de orden práctico, vinieron las de mi legitimidad y mi competencia. Llegaba a la comisaria con el cargo de segunda adjunta del jefe, que habían creado para mí.

Y con estos tres protagonistas y un largo elenco de secundarios (más de treinta), cada uno de ellos arrastrando su propio secreto,  Dicker construye una historia colosal que te mantiene alerta y confuso durante las más de 600 páginas que ocupan la historia, porque cuando crees tener una respuesta, ésta provoca una nueva pregunta.

Los personajes principales y alguno de los secundarios nos cuenta su historia y su propia visión de la historia  en primera persona en los extractos de capítulos que se encabezan con su nombre, haciéndonos conscientes de su propia perspectiva y obligándonos a entenderlos, a calzar sus zapatos y caminar sus pasos.

El grueso de la novela  tiene como telón de fondo el Festival de Teatro y su obra central “La noche negra” que  se convierte en un  protagonista más de la novela, un elemento esencial para el desarrollo y la propia resolución de la trama.

Es una obra sobre un secreto. Y un secreto, en el fondo, tiene más importancia en lo que oculta que en lo que revela.

Y si “La noche negra” se erige como protagonista de la historia no lo hace menos la propia Orphea, esa ciudad apacible y tranquila, en la que todos buscan la desconexión, esa ciudad, que veinte años atrás aglutinó entorno a su primer festival de teatro una terrible tragedia y cuya historia amenaza con repetirse, elevada al cuadrado, dos décadas después.

El trayecto desde Nueva York me llevó apenas dos horitas; sin embargo, tenía la impresión  de haber recorrido el planeta. De los rascacielos de Manhattan pase a esa ciudad pequeña, apacible, que bañaba el sol suave del atardecer.[…]Reinaba una tranquilidad absoluta.

Pero, como en otras ocasiones, no se limita el autor a poner entre nuestras manos una entretenida novela negra, sino que va mas allá e incluye en la trama reflexiones sobre temas de gran calado social: el bulling, la extorsión, la prostitución… y cavila sobre la culpa, las mentiras y los actos reprobables a los que lleva la infidelidad, la enfermiza necesidad de fama… y sobrevolando todo ello y con una fina ironía, analiza la soberbia de los críticos, en este caso de teatro, aunque intuyo que el autor se centra en el teatro para no referirse a los literarios, que en sus inicios no fueron especialmente benévolos con él.

-Dejar establecida la verdad. Permitir a las masas que separen lo bueno de lo que no vale nada. Ya sabe que solo una ínfima parte de la población puede darse cuenta por sí sola de que es bueno de verdad. Por desgracia, como actualmente todo el mundo quiere opinar de todo y hemos visto como ensalzaban autenticas birrias, a nosotros, los críticos, no nos queda más remedio que poner un poco de orden en este circo. Somos la policía de la verdad intelectual. Así de sencillo.

Me ha parecido ésta una novela titánica. Como las anteriores perfectamente articulada, en la que las piezas que a priori parecen independientes y sin ninguna relación acaban encajando para hacer de esta una historia compleja, pero perfectamente coherente.

Una lectura absorbente, tremendamente adictiva y con un ritmo más que ágil; una novela que confirma a Joël Dicker como uno de los autores a los que no pienso perder la pista y cuya nueva novela ya estoy deseando leer.

Cuando has matado una vez, puedes matar dos veces. Y cuando has matado dos veces, puedes matar a toda la humanidad. Ya no hay límites.

martes, 21 de enero de 2020

La paciente silenciosa


Michaelides, Alex (2019)
La paciente silenciosa
Alfaguara Editorial, Madrid, 384 pp.
ISBN: 9788420435503

Alicia Berenson, una pintora de éxito, dispara cinco tiros en la cabeza de su marido, y no vuelve a hablar nunca más. Su negativa a emitir palabra alguna convierte una tragedia doméstica en un misterio que atrapa la imaginación de toda Inglaterra. Theo Faber, un ambicioso psicoterapeuta forense obsesionado con el caso, está empeñado en desentrañar el misterio de lo que ocurrió aquella noche fatal y consigue una plaza en The Grove, la unidad de seguridad en el norte de Londres a la que Alicia fue enviada hace seis años y en la que sigue obstinada en su silencio. Pronto descubre que el mutismo de la paciente está mucho más enraizado de lo que pensaba. Pero, si al final hablara, ¿estaría dispuesto a escuchar la verdad?

Mi verdadera motivación fue puramente egoísta. Lo que buscaba era ayudarme a mí mismo. Creo que eso nos ocurre a la mayoría de los que nos dedicamos a la salud mental. Nos atrae esta profesión porque estamos heridos; estudiamos psicología para sanarnos. Que estemos dispuestos a admitirlo o no es otra cuestión.

Cuando leí la sinopsis de la paciente silenciosa no pude evitar que viniera a mi mente Los renglones torcidos de dios, una de las mejores novelas de la literatura española, una de las novelas que más veces he leído y de la que aun, después de tantas lecturas, sigo sin ser capaz de asegurar el final.

Una enferma mental y una institución psiquiátrica son los únicos nexos entre estas dos novelas, bueno estos y el hecho de que durante la lectura de Los renglones torcidos Torcuato Luca de Tena juega continuamente con nuestras certezas, nos hace creer una verdad para demostrarnos en las paginas siguientes que estamos frente a una gran mentira. Y eso es lo que he sentido a lo largo de la lectura de esta novela, el autor ha jugado con mi percepción, me ha llevado de su mano, o mejor dicho, de sus palabras por el camino que había trazado para llevarme a un final en el que me ha demostrado claramente lo equivocada que estaba y lo tremendamente bien hilada que estaba su novela para engañarme de esta forma.

He de reconocer que me ha costado entender a la protagonista, en sus actitudes y sobretodo en su obstinado silencio y que esta falta de empatía ha sido continua casi hasta la última página.

Sin embargo, eso era lo que te hacía Alicia. Su silencio era como un espejo: te devolvía tu propio reflejo. Y a menudo era una visión espantosa.

En realidad ninguno de los personajes ha conseguido despertar mi “compasión”. Todos son

personajes oscuros, todos tienen algo que esconder… y esa es la grandeza de esta historia, que sin poder comprender sus acciones, el autor consigue que seas capaz de entender las razones, de comprender los engranajes que mueven sus mentes enfermas, y no solo las de esas pobres mujeres que pasan sus días entre las paredes de una institución psiquiátrica.

Ruth solía decir que estamos compuestos por partes diferentes, algunas buenas, otras malas, y que una mente sana es capaz de tolerar esa ambivalencia y hacer malabarismos con las partes buenas y las malas a la vez. La enfermedad mental consiste precisamente en la falta de esa especie de integración, de modo que acabamos perdiendo el contacto con las partes inaceptables.

El autor se sumerge en la psicología de los personajes, si, pero sobretodo nos narra la vida, se centra en las relaciones, las familiares, las amorosas, las profesionales… y como estas relaciones, sus bondades y sus maldades son capaces de determinar no solo nuestras acciones sino nuestra forma de ver y de vivir la vida que nos toca.

Las emociones no expresadas nunca mueren. Quedan enterradas en vida y emergen más adelante, de formas más desagradables. SIGMUND FREUD

El autor se vale del arte, de la literatura y de la mitología para introducirnos en una historia compleja, de amores y odios, de abandonos, de desamor y de venganzas…  o más que en una historia en varias historias; la de Alicia Berenson, que solo nos cuenta su historia pasada a través de fragmentos de su diario, la de Theo Faber que nos cuenta el presente de Alicia en el psiquiátrico y el pasado que él, obsesivamente, intenta reconstruir a base de inmiscuirse en la vida de las personas que poblaron el pasado de la protagonista y su propia historia, su vida personal, la vida que lleva fuera del influjo de esa paciente silenciosa y que sin embargo sobrevuela toda su realidad, toda su vida…

El mito de Alcestis sobrevuela y da sentido a la novela y ha sido un verdadero placer descubrirlo a través de esta actualización de esta “heroína” a la que os invito a conocer.

Todos los griegos nos sabemos las tragedias. Las tragedias son nuestros mitos, nuestra historia…, nuestra sangre.

Pero sobretodo el autor nos ofrece una clase magistral sobre la psicoterapia y los peligros de no mantener límites claros entre psicoterapeuta y paciente.

Estábamos derribando hasta la última barrera entre psicoterapeuta y paciente. Pronto sería imposible discernir quién era quién.

El resto de personajes conforman un grupo coral que acompaña necesariamente la narración,

haciéndola sólida y creible en The Grove, el escenario central de la vida actual de Alicia, Diomedes, Christian, Stephanie, Indira, Yuri, Elif; en su pasado Jean-Felix, Gabriel, Max, Lydia, Paul Rose, Barbie y en la vida de Theo , Kathy, solo ella, porque la vida del terapeuta, la profesional y también la personal, mal que le pese, giran alrededor de esa obsesión por conseguir que Alicia hable, por conseguir salvarla, incluso de ella misma…

Deberíamos ser lo bastante valientes para sentarnos cara a cara con la locura, soportarla…, en lugar de intentar encerrarla.

Ha sido una gran lectura, una de las mejores novelas que he leído este año, fuera de los tópicos de la novela negra, una novela que ha superado con creces las expectativas que me generaron el título y aquellas primeras páginas que leí en las redes y su autor, un novelista  al que sin duda seguiré de cerca.

Quizá algunos nacemos malvados y punto, y seguimos siendo así pese a todo nuestro esfuerzo.



jueves, 16 de enero de 2020

Los peces solo flotan muertos


Caballero, José Luis (16 de enero de 2020)
Los peces solo flotan muertos
 Roca Editorial, Barcelona,  224 pp
ISBN: 978-8417968045

Barcelona, 1972. Un misterioso asesinato en el Club Náutico que pondrá en jaque a la policía, a las más altas esferas de la burguesía de la ciudad y a los Servicios Secretos de la Casa del Príncipe Juan Carlos de Borbón.

Una mañana de 1972 aparece un cadáver flotando en aguas del Club Náutico de Barcelona. El muerto es Alberto García Rañé, joven hijo de la alta burguesía barcelonesa, tripulante del Blue Spice, uno de los veleros que debe participar en la selección para la Olimpiada de Munich.
La autopsia demuestra que la causa de la muerte ha sido un fuerte golpe en la cabeza y todas las miradas apuntan al velero Blue Spice, donde se dice que iba embarcado el difunto, pero no todo es lo que parece.
El encargado de la investigación es un inspector de policía, Cristóbal Molina, recién llegado a Barcelona y que proviene de la Marina, donde ha servido en los servicios de inteligencia hasta que la malaria contraída en Guinea le ha hecho abandonar la carrera militar.
La investigación del crimen de Barcelona la hará por cuenta de la juez Marta Esteller, una de las primeras juezas en España, casada, con una niña y una brillante carrera judicial pues es protegida del presidente de la Audiencia Territorial de Barcelona.

La investigación se ve entorpecida por el hecho de que uno de los veleros que deben participar en las pruebas está patroneado por el Príncipe Juan Carlos y se quiere evitar cualquier noticia que lo pueda relacionar. Los implicados mienten para desviar la investigación a un asunto de drogas, pero la juez y el inspector no ceden a las presiones.

Mirándome con esa expresión que solo tienen los jugadores cuando su mano les garantiza la partida. Claro que no se sabe quién gana hasta que todo el mundo enseña sus cartas.

Los peces solo flotan muertos es una novela policiaca que se desarrolla en la Barcelona de 1972 en las semanas previas a la celebración de los Juegos Olímpicos de Múnich que todos recordamos inevitablemente por los atentados que perpetró Septiembre Negro  y que dejo un saldo de once atletas israelíes, un policía alemán y cinco de los ocho terroristas muertos.

El autor se centra en el mundo de la vela y en la presencia de un aristócrata rubio y alto para urdir una trama compacta, solida y coherente alrededor de un  presunto asesinato que se convertirá en una serie de ellos a lo largo de la novela.

Hay mucho que destacar en esta historia, pero no puedo por menos que comenzar por la documentación que sin duda subyace en toda la trama y que consigue que los datos reales, los hechos históricos que se dieron se integren perfectamente en la ficción creada por la mente de José Luis Caballero.

Tenemos la oportunidad de vivir la investigación desde el punto de vista de un policía casi tan extraño como nosotros mismos a esos métodos expeditivos, singulares y apartados de la transparencia de las actuaciones policiales de los años finales del régimen franquista, en los que los cuerpos de seguridad no rendían cuentas a nadie fuera de ellos mismos, endogamia pura, y desde la visión de la judicatura que comenzaba a abrirse, poco y mal, eso sí, a la presencia de mujeres en sus filas.

El autor nos sumerge en el barrio chino y en los personajes que lo habitan y en esa simbiosis
necesaria que se da entre la gente de la más baja estofa y los agentes de la ley.
Nos pasea por los clubes exclusivos de esa “alta sociedad” Barcelonesa, de los que tienen mansiones, se mueven en yates privados y asisten a fiestas tan exclusivas como ellos en exclusivos clubes. Nos pone frente a las diferencias que se dan entre estos privilegiados y aquellos que no lo son y que los primeros consideran simples instrumentos para  conseguir sus fines al precio que sea.

El brillo social, como todo brillo, es fugaz, asi que al momento regrese a la penumbra, aunque no dejé de observar que la jueza Esteller, a pesar de estar enfrascada en sus relaciones, me lanzó alguna que otra mirada.

En contraposición a esta vida regalada nos da pinceladas de la vida de los militares que destacados allí,  y llevando a cabo misiones secretas y no siempre legales, vivieron los días previos a la independencia de Guinea Ecuatorial, la Guinea Española y sufrieron las consecuencias, físicas y psíquicas de aquella “aventura”.

Y, sobretodo,  el autor nos sumerge en la mente de personajes perfectamente construidos, en los fantasmas, en los miedos de cada uno de ellos, en como los viven y como intentan superarlos cada día.

Le hablé de crueldad, de maldad, de ese sentimiento ancestral arraigad en los hombres, indisolublemente unido al miedo. Tenemos miedo, luego somos crueles y malvados. Y esa maldad está escondida en lo más profundo de nosotros, nos corroe por dentro y sale a la superficie cuando el miedo se hace insoportable. Entonces somos capaces de acciones que nos repugnan o ni siquiera eso, acciones que nos envilecen y nos retrotraen a eso que Conrad llamó El corazón de las tinieblas. Porque Conrad no hablaba de un río o de una selva tenebrosa, hablaba de nosotros mismos, de nuestras culpas y de nuestras carencias, de nuestros miedos, de nuestra crueldad.

Una novela cuyas páginas se deslizan raudas ante nuestros ojos, mezclando la investigación con las relaciones personales de los personajes, con sus fortalezas y debilidades y con los hechos que las provocan.

Una prosa directa, sin circunloquios en la que desde los ojos del protagonista que nos cuenta su historia en primera persona nos sumergimos en un pasado que no nos queda tan lejos por más que queramos pensar que todo lo acontecido en aquellos años convulsos está mas que superado.

Una novela que os recomiendo leer si disfrutáis de buenas y cuidadas historias.

Ni siquiera aquella especie de paraíso había conseguido eliminar las pesadillas, pero al menos había tenido la virtud de ayudarme a asimilarlas como parte de mi mismo.

martes, 14 de enero de 2020

La red púrpura


Mola, Carmen (2019)
La red púrpura
Alfaguara, Madrid, 432 pp.
ISBN: 9788420435572

Un día tórrido de verano la inspectora Elena Blanco, al frente de la Brigada de Análisis de Casos, irrumpe en la vivienda de una familia de clase media y llega hasta la habitación del hijo adolescente. En la pantalla de su ordenador se confirma lo que temían: el chico está viendo una sesión snuff en directo en la que dos encapuchados torturan a una chica. Impotentes, presencian cómo el sádico espectáculo continúa hasta la muerte de la víctima de la que, de momento, no conocen el nombre. ¿Cuántas antes que ella habrán caído en manos de la Red Púrpura? La BAC ha estado investigando a esta siniestra organización desde que salió a relucir en el caso de «la novia gitana». Durante meses ha recopilado información de este grupo que trafica con vídeos de violencia extrema en la Deep Web, la cara oculta de la Red. Y a lo largo de todo este tiempo, Elena Blanco ha mantenido en secreto, incluso para su compañero el subinspector Zárate, su mayor descubrimiento y temor: que la desaparición de su hijo Lucas cuando no era más que un niño pueda estar relacionada con esa trama macabra. ¿Dónde está? ¿Quién es realmente ahora? ¿Y cuáles son los límites que está dispuesta a transgredir para llegar a la verdad?.

La luz y la sombra están íntimamente conectadas.

Un año ha transcurrido desde que escribí mi opinión sobre “La novia gitana”, la primera novela de Carmen Mola. No la publiqué en aquel momento, porque otras reseñas se impusieron y tarde meses en plasmar mis impresiones, mas de 5, porque fue una novela que me marcó profundamente.

No ha sido diferente en este caso, volver a encontrarme con Elena Blanco ha sido volver a reencontrase con monstruos de carne y hueso, monstruos que habitan en el mundo de la deep web pero que se materializan sin que podamos evitarlo y sin que el común de los mortales seamos conscientes, en los lugares más bucólicos que pudiéramos pensar.

La autora vuelve a contar con los mismos personajes en el lado de los buenos y nuevos actores en el lado de los malos, aunque alguno se esbozó, aunque fuera fugazmente, en algún momento de la novela anterior.

Si en la primera novela la autora apenas esbozaba la personalidad de los personajes, más allá de la atormentada inspectora Blanco, en esta entrega conocemos mucho más que sus actos, buceamos en sus motivaciones, y descubrimos un pasado  que ha llevado a cada uno de ellos a un presente ineludible. Explora las flaquezas de los componentes de este cuerpo de élite que, aunque a veces no lo parezca, no dejan de ser personas de carne y hueso a los que su trabajo, a menudo, obligue a cubrirse con una coraza irrompible.

Largo y tendido se podría hablar del cambio producido en la actuación de Elena Blanco, que se sobreexpone y flaquea en su profesionalidad y en la confianza con quienes son su fuerza, con su equipo, pero es que cuando lo personal se convierte en el eje central de uno de los casos, ninguno de ellos fáciles, que investiga la BAC, no es posible no perder el norte.

Mira en silencio a estos dos padres desolados y se ve a sí misma con Abel tratando de respirar el mismo aire y gestionar la desgracia como un buen equipo, No les fue posible. Tampoco podrán hacerlo Alberto y Soledad.
Pero Elena no es asesora matrimonial, es inspectora de policía.

La autora vuelve a pasearnos por los lugares más sórdidos, por los ambientes más sucios, por las pasiones más bajas y las ambiciones más ruines… la droga, los abusos, la corrupción, la tortura… pero se centra también en la pasividad de aquellos que se escudan tras una pantalla para dar salida a sus instintos más deleznables excusándose en una falta de culpabilidad que no es tal, porque tan culpable es el que tortura como el que alimenta ese negocio con su deseo y con su dinero.
No podría decir si esta nueva historia me ha gustado más o menos que la anterior, he escuchado a gente decir que es mucho mejor que la anterior y a otros defender justamente lo contrario. Por mi parte, como la primera me ha dejado con ganas de más y eso ya es mucho decir. La novia gitana me sorprendió, me indignó y me abrió los ojos a una realidad, la de la red oculta, a la que nunca me había enfrentado. Esta novela profundiza aun más en esta realidad pero navegando mucho más en la psicología de los personajes, de todos ellos… y tal vez por ello, me ha impactado, casi de la misma forma.

-Si tan controlada me tenían, ¿Por qué no me mandaron matar?
-¿Y quién le ha dicho que la quisiéramos muerta? Se mata lo que no tiene valor, se hace sufrir a lo que lo tiene.

Zarate, Orduño, Buendía, Chesca y sobretodo Elena, se convierten en la Red Púrpura en personas reales, en hombres y mujeres que sufren, se enamoran, disfrutan y se equivocan… como todos y cada uno de nosotros, la autora consigue humanizar a los que en la novia gitana fueron presentados casi como autómatas, como superhombre y supermujeres sin nada que esconder, sin nada de lo que arrepentirse.

Nos espera, al menos, una entrega más de la inspectora y esta vez no voy a dejar que pase tanto tiempo, ni para leerla, ni para contaros lo que me ha parecido.

Daniel ha señalado el principal temor de Elena, el de llegar a comprender, en algún punto del camino, que el amor por el hijo perdido es ya irrecuperable y que, yendo todavía un paso más allá, ese vacío lo anegará el odio.

La novia gitana


MOLA, Carmen (2018)
La novia gitana
Ed Alfaguara, Barcelona, 408 pp
ISBN: 9788420433189

«En Madrid se mata poco», le decía al joven subinspector Ángel Zárate su mentor en la policía; «pero cuando se mata, no tiene nada que envidiarle a ninguna ciudad del mundo», podría añadir la inspectora Elena Blanco, jefa de la Brigada de Análisis de Casos, un departamento creado para resolver los crímenes más complicados y abyectos.
Susana Macaya, de padre gitano pero educada como paya, desaparece tras su fiesta de despedida de soltera. El cadáver es encontrado dos días después en la Quinta de Vista Alegre del madrileño barrio de Carabanchel. Podría tratarse de un asesinato más, si no fuera por el hecho de que la víctima ha sido torturada siguiendo un ritual insólito y atroz, y de que su hermana Lara sufrió idéntica suerte siete años atrás, también en vísperas de su boda. El asesino de Lara cumple condena desde entonces, por lo que solo caben dos posibilidades: o alguien ha imitado sus métodos para matar a la hermana pequeña, o hay un inocente encarcelado.
Por eso el comisario Rentero ha decidido apartar a Zárate del caso y encargárselo a la veterana Blanco, una mujer peculiar y solitaria, amante de la grappa, el karaoke, los coches de coleccionista y las relaciones sexuales en todoterrenos. Una policía vulnerable, que se mantiene en el cuerpo para no olvidar que en su vida existe un caso pendiente, que no ha podido cerrar.
Investigar a una persona implica conocerla, descubrir sus secretos y contradicciones, su historia. En el caso de Lara y Susana, Elena Blanco debe asomarse a la vida de unos gitanos que han renunciado a sus costumbres para integrarse en la sociedad y a la de otros que no se lo perdonan, y levantar cada velo para descubrir quién pudo vengarse con tanta saña de ambas novias gitanas.

—Todo tiene siempre relación, señor inspector. Nada pasa porque sí; al final, una cosa lleva a la otra. ¿No ha oído eso que dicen de que el aleteo de una mariposa en Australia puede causar un terremoto aquí?

La novia gitana ha sido una de las lecturas más sorprendentes de 2018.

Es una novela que original, adictiva, brutal.

Se divide en cinco partes cada una de las cuales se inicia con una estrofa de una canción de Mina Mazzini y con una escena estremecedora, narrada  con crudeza, una escena que nos llena de angustia, en la que la descripción precisa hace que sintamos el miedo, la desesperación, el dolor  y la soledad del anónimo protagonista cuya identidad se nos mantiene oculta casi hasta las ultimas paginas.

Tras este inicio los capítulos, breves todos ellos, desarrollan la trama a una velocidad de vértigo.

Estamos ante una novela al más puro estilo policiaco, pero estamos también ante una novela que lleva el género un paso más allá. No es una novela apta para estómagos sensibles, pero es una novela notablemente adictiva para los que, como yo, amamos el género negro, porque esta es una novela negra, negra… negra oscura, vaya.

Tú no sabes lo que pasó con aquello, no te lo quiso contar porque decía que nadie podía dedicarse a una profesión en la que había que enfrentarse así con el mal.

Nos encontramos en un departamento de policía atípico, establecido en un lugar atípico y con un grupo de personajes atípicos. Un departamento que se dedica a resolver los crímenes más crueles y despiadados que se puedan imaginar, un departamento que solo responde ante un Jefe también atípico que respalda las actuaciones, incluso las, en algunos casos, sospechosas, con tal de conseguir resultados.

—La brigada siempre lo encuentra, no tenemos demasiada prisa. Y no lo olvides: siempre llevamos ventaja sobre el asesino. Nosotros podemos equivocarnos veinte veces, pero si acertamos una, lo descubrimos; él puede acertar veinte veces, pero si falla una, lo descubrimos. Es una cuestión de estadística.

Y al frente de este departamento una protagonista que no puede sino ser  atípica, adicta a la grappa, al  que marca sus relaciones personales y sobre todo las profesionales, ámbito en el que vierte toda su frustración.
Karaoke y a los encuentros en coches rojos, una mujer que solo canta canciones de esa Mina Mizzala con la que se inicia cada parte de la novela. Una mujer torturada por un hecho del pasado que intuimos pero no conocemos hasta bien mediada la novela, un hecho que marca todos y cada uno de los actos de la inspectora,

Y a este departamento y a la vida de la inspectora llega, por casualidad, Zárate, un policía de los del montón. Con ínfulas de grandeza que ve en este departamento la posibilidad de bregar en el cuerpo de policía y en el que encuentra algo más que satisfacción profesional.

Una novela que nos enfrenta a la parte más abyecta del ser humano, a los actos más crueles, a los actos a los que Elena y su departamento hacen frente cada día y que, sin embargo, en algunos casos, como el que nos ocupa, consigue sobrepasarlos.
Crímenes que, a menudo,  se exhiben en  esa parte del mundo virtual al que solo acceden quienes buscan algo fuera de lo legal, ya sean armas, prostitución, abusos…

Elena corre a trompicones y vomita en el retrete. Mariajo se pregunta por qué a ella no se le descompone el estómago al ver los límites a los que puede llegar la crueldad del ser humano. La vida la ha endurecido. En diversas investigaciones ha tenido que meterse en la Deep Web, o en la Internet Oculta, como se llama a veces. Ya está familiarizada con el lado oscuro de la red, con el uso pernicioso de la tecnología. Ha visto vídeos de maltrato animal, de peleas de perros, de gallos y de personas, ha visto porno infantil, ha accedido a páginas de contratación de asesinos a sueldo. Conoce bien las profundidades del océano.
Sabe que el cadáver de Lara Macaya descomponiéndose en directo como pasto de los gusanos tiene su sitio en la Deep Web. Miles y miles de personas comprarían una butaca en primera fila para verlo.

http://www.rutaspangea.com/quinta-de-vista-alegre-patrimonio-olvidado/
La trama se centra fundamentalmente en la investigación del asesinato de Susana Macayo, que reproduce exactamente el que acabó años atrás con la vida de su hermana y cuyo culpable permanece encarcelado.

Y estos asesinatos dan pie al sentimiento de culpa de unos padres, a las dos caras de un  mismo sufrimiento, el de la madre por haber intentado que sus hijas salieran del círculo cerrado de las tradiciones  gitanas que acotan la libertad y la independencia de sus mujeres y la del padre, por haber permitido que su mujer alejara a sus hijas de lo que él considera la seguridad de su clan.

La inspectora se queda en el pasillo pensando en las últimas palabras que ella ha pronunciado. Se han muerto porque no he sabido cuidarlas. Se pregunta hasta dónde llega la responsabilidad de una madre, en qué momentos hay que dejar a los hijos volar solos, sin la mirada vigilante y la tutela obsesiva. No hay tregua, ni descanso, se dice. A los hijos hay que cuidarlos todo el tiempo, incluso cuando no estás con ellos. Un hilo de plata debe mantener la comunicación, un hilo del que tirar si asoma el peligro, si se encienden las alarmas interiores. Si el hilo se rompe, el niño se pierde para siempre. Y no hay perdón para la madre que no supo estar al acecho.

Una novela en la que la personalidad de Elena, protagonista absoluta, y la descripción de Madrid y sus rincones centran, junto a una trama tremendamente original, la atención de una historia con el ritmo más trepidante de las que haya leído hasta ahora.

Es en definitiva una novela que ha dejado muy alto el listón para las siguientes lecturas del género negro y de la que intuyo, que por suerte, tendremos segunda parte.

Su constancia dió fruto, como pasa siempre en la vida.