jueves, 29 de julio de 2021

Una mujer no muere jamas

Beni, Elisa (8/04/2021)

Una mujer no muere jamás

Roca Editorial, Barcelona, 348 pp.

ISBN: 9788418417306

 

¿Que potentes hilos pueden ligar a una anónima mujer de postguerra con una joven periodista recien divorciada del siglo XXI?

Esta es la historia de dos mujeres o puede que de todas las mujeres. La nueva novela de Elisa Beni nos traslada al Madrid franquista de posguerra en una historia llena de secretos que reivindica el papel de las mujeres en la época más reciente y convulsa de la historia de España.

Lara, desde un Madrid frenético y prepandémico, se lanza en busca de explicaciones sobre la vida de la mujer que murió en el piso que acaba de comprar y que fue encontrada momificada diez años más tarde. Buscando sentido a esta existencia tan aparentemente llena de soledad, probablemente busca las claves de su propio futuro. En ese camino de investigación retrospectiva, que casi roza la obsesión, descubrirá la corriente profunda que une el destino de las mujeres de todas las épocas.

Esta novela es un fresco del papel no resuelto de las voces femeninas en la sociedad y un homenaje a todas aquellas vidas que el franquismo hizo transcurrir en un fondo en blanco y negro. Unas mujeres que siguen vivas en sus hijas y en sus nietas, porque una mujer no muere jamás.

 

“Una tiende a macerar los recuerdos en el cuenco de la propia experiencia y  también de la necesidad de explicarse, para poder abarcar de alguna forma aquello que una fue pero ya no es y, sin embargo, adoraría volver a ser.”

 

Esta es la primera ocasión en la que me acerco a una novela de Elisa Beni, periodista a la que solo conocía de haber escuchado alguna vez en debates televisivos. No tenía muy claro qué tipo de historia me iba a encontrar, y la sorpresa llegó con lo muchísimo que he disfrutado con la trama que nos plantea y con su magnífica forma de escribir.

Como habéis podido leer en la sinopsis, esta novela presenta una doble trama argumental:

- Por una parte esta la historia de Lara, una mujer de nuestros días,  en busca de independencia y

soledad, una mujer valiente enfrentándose a una situación económica más que inestable, que, sin embargo, encuentra un chollo inmobiliario que le permitirá alcanzar su objetivo y al que no puede decirle que no. Y claro, como todos los chollos hay una “pequeña trampa”, en aquella casa apareció momificada la antigua propietaria, dato que ella desconoce y que una “amable compañera” se encarga de airear a los cuatro vientos en la fiesta inaugural.

Esta noticia que podría ser una faena, y que de hecho lo es, produce no solo una sensación de aprehensión en la protagonista, sino la necesidad de conocer quien fue la persona que habitó aquella casa y los motivos por los que nadie reclamó su cadáver.

Y esta es la primera parte de la historia, una historia complicada a la que Lara se enfrenta sin paracaídas, porque cuanto más encuentra, tanto en palabras como en silencios, mas empujada se siente a saber más y más de quien fue aquella mujer.

 

“La desconocida había sido la amante, y podía haber sido la esposa, y si  hubiera sobrevivido sería la ex o la pareja o  la hija o la madre de alguien que la convertiría en una oración subordinada hasta el momento de su muerte. Siempre acompañando vidas sin poder tejer la esencia de la propia.”

 

- Por otra parte iremos poco a poco conociendo la vida que rodeó a la antigua propietaria, una mujer de provincias que escapa a Madrid, tras un amor adolescente, huyendo de las estrictos límites de un padre controlador y “castrante”, un padre “de los de antes”, de esos que preferían que su familia pasara ciertas penalidades antes de permitir que una de sus hijas tuviera que pasar por la “vergüenza” de trabajar para ayudar a mantener a su familia.

“- ¡Ni hablar!  Pero ¿es que estás loca? ¿Me estás diciendo que no estás bien cuidada, que no tienes lo suficiente para vivir bien? ¿Estás diciendo que tú padre no es un hombre lo suficientemente hombre para mantener a su familia? ¿Crees que somos una familia en la penuria que precisa de que sus mujeres trabajen? A mí tú no me dejas en ridículo ni me pones en boca de la gente, ¿te enteras?  No vuelvas a pisar por allí. Es que no quiero ni que vuelvas para decirles que no vas a trabajar. Lo más cerca que te quiero de ese sitio es a kilómetros. ¿Me has entendido? ¿Lo tienes claro?.”

 

Esa mujer que llega a Madrid buscando la libertad de la que carecían las mujeres a finales de los años 50 del pasado siglo, no encuentra en Madrid más que una nueva forma de esclavitud y una ruptura de esos sueños infantiles de amor y estabilidad. Su situación le llevará a dar un paso adelante, para intentar reconstruir su vida bajo la insidiosa mirada de sus vecinos, los dimes y diretes y las continuas faltas de respeto de aquellos con los que no tiene más remedio que relacionarse y, viviendo, cuando el momento se lo pone delante, una doble vida que le permita ser, o al menos, intentar ser, un poco feliz. Pero claro, esa felicidad está determinada por las firmes normas bajo las que ha sido educada y bajo las que se ha visto obligada a vivir, y  esas normas le obligan a proteger su honor y el honor de aquellos a los que ama.

 

“Era obvio que se trataba de una mujer a la que mi aitite había amado con pasión y ambos  fueron capaces de sobreponerse a ello y de mantener en el tiempo una suerte de amistad amorosa que, sin faltar a nadie, les permitía seguir habitando en un mundo que había sido suyo y que jamás sería de nadie más. Me pareció hermoso. Siempre me ha parecido grande que los seres humanos sean capaces de tejer entre ellos hilos indestructibles.”

 

En resumen una mujer que va en busca de la felicidad, una mujer a la que esa felicidad se le escapa de las manos.

Aunque las dos partes son definitivas para entender la historia y ambas sean tramas magnificas, he de reconocer que esta segunda trama, la historia de Maixa es de las que más he disfrutado.  Esa búsqueda de la libertad que le va siendo prohibida en cada momento de su vida, esa búsqueda de la felicidad a la que de una forma u otra acaba renunciando, ese pecado y desvergüenza que están continuamente ensombreciendo su existencia… me ha fascinado.

El telón sobre el que se desarrolla la trama, las dos tramas es fundamentalmente Madrid, esa cuidad erigida, en el presente y en el pasado como un lugar donde poder ser libre y anónimo, donde poder reinventarse.

 

“Conocía lo suficiente la ciudad para saber qué, incluso dentro del agradable sentimiento de barrio del que los madrileños gustábamos de presumir, lo que todos apreciábamos con más intensidad era esa sensación de anonimato que te permite ser tú en completa libertad - sin los ojos escrutadores en las mirillas, sin controles de horarios ni de  costumbres, sin familiaridades excesivas- y qué eres muy libre de romper o no.”

 

Y sobre este telón se mueven no solo nuestras dos protagonistas, sino todos aquellos que en el presente y en el pasado consiguen que comprendamos la vida de estas dos mujeres, haciéndonos entender sus miedos y sus dudas, sus alegrías, sus amores inconfesables, el lugar a donde llegan y el lugar al que nunca podrán llegar.  

Una novela en la que al final la vida de nuestras dos protagonistas acaban confluyendo en un presente casi perfecto.

Os aconsejo acercaros a la trama y sobre todo a la prosa de esta autora a la que voy a seguir muy de cerca.

 

“Una mujer no termina de morir jamás y  ella menos que ninguna.” 

martes, 27 de julio de 2021

Amores torcidos

Veredas, Recadero  (21/04/2021)

Amores torcidos

Tres Hermanas,  Madrid, 344 pp.

ISBN: 9788412291179

 

Amores torcidos es, al mismo tiempo, una historia de amor envenenada, una exploración de las consecuencias del trauma infantil y un recorrido por ámbitos tan distintos como la salvaje vida escolar de los años ochenta y la igualmente salvaje competencia entre abogados en el Madrid de nuestros días. Las distintas subtramas se alternan con precisión, buscando la reflexión del lector y que disfrute de un drama tan adictivo como la mejor novela negra.

 

“- Los traumas son marcas del pasado, tratar con ese hombre no va a servirle de nada. Es una persona distinta. Quién sabe lo que piensa de ti o como recuerda aquellos años. La memoria es muy tramposa, Antonio. Cada vez que lo utilizamos cambiamos los recuerdos para que nos den lo que necesitamos.”

 

La novela que os traigo hoy no es una historia bonita, es una historia muy triste a la que acompaña un triste final, que es lo deseable en estos casos y lo que se agradece al autor por su coherencia.

La historia es tan retorcida como lo es su propio título, en ella nos enfrentamos a dos momentos temporales:

- Los años 80 en los que contemplamos la adolescencia de Antonio, sus años de colegio en los que sufrió los abusos de sus compañeros, sus “amigos”.

 

“Porque Martín siempre rescata a  Antonio cuando otra jauría intenta mancillarle. Los ahuyenta a

gritos, ayudado por sus secuaces, defendiendo como un mono su territorio. Actúa como el dueño de su esclavo: solo él puede azotarle.

- Menos mal que te defendemos, pringao. No te dejes zurrar por esos: ellos lo hacen en serio,  nosotros en broma. Eres uno de los nuestros. Te queremos.”

 

Y la vida familiar, que era un poco más de lo mismo, protagonizada por unos padres que le tildaban de fracasado y le repetían hasta la saciedad que nunca llegaría a ser nada en su vida.

 

“Antonio no se atreve a contestar, tal vez la paliza sea un gesto de cariño. Sus padres le aman y le golpean, el afecto y la violencia no pueden separarse.”

 

-              La actualidad, en la que "aquel presunto fracasado" se ha convertido en un abogado de éxito profesional y económico y que busca el momento de la venganza, frente a sus compañeros y al único progenitor que le queda vivo.

Pero esa venganza no es tan fácil en una persona marcada y traumatizada por los hechos que sufrió y por los sentimientos que aquellos daños impregnaron en su mente.

 

“- Se pregunta por qué sigue yendo al psicólogo si no le cuenta toda la verdad, si no le dice que ha cumplido el propósito que se marcó el primer día y que el problema, el auténtico problema no es la desgracia de Martín, sino la culpa que siente por la venganza. No puede evitar la mentira.”

 

Nos encontramos ante un hombre que se ha hecho a vivir bajo el dolor, que ha aprendido a esconderse tras una máscara de seguridad que solo es capaz de aflojar ante su “segunda” esa mujer fundamental en su vida profesional y también personal, esa mujer que, seguramente, por su propio trauma, solo intuido por el lector, es la única bajo la que nuestro protagonista sea capaz, a veces, de bajar la máscara.

 

“Simula una seguridad apabullante, pero siempre ha temido que su debilidad sea conocida por el mundillo jurídico y todos, en círculo, se rían de él.”

 

Estamos frente a una novela de personajes que se mueven en pocos contextos: el colegio y sus calles aledañas, el barrio y las zonas de fiesta, en la época adolescente. La castellana y los juzgados, las viviendas pretenciosas o humildes, según quien pueda permitirse una u otra, los hoteles de lujo o los bares más “cutres” en la etapa adulta.

Y estamos además, frente a una novela con no demasiados personajes, o al menos no demasiados personajes relevantes, tenemos a Antonio y a Martin y a esos secuaces que son siempre una comparsa, una tribu, en la que no se identifica a nadie concreto, como si esa jauría se convirtiera en un personaje más.

Ese Martin, al que la vida no le ha dado nada de lo que esperaba conseguir en sus años “salvajes” y que se ha convertido en la cara opuesta de Antonio, esa cara que le ofrece a Antonio el momento perfecto para demostrar quién es quién en el momento actual.

 

“Desde que abandonó el colegio supo que su actitud ya no impresionaba a nadie, pertenecía al bando que le había asignado la vida: el de los perdedores.”

 

A Alicia, esa mujer que es amiga y enemiga.

Los padres de Antonio, que son parte importante de los problemas de Antonio.

Esa psicóloga perpetua que sirve como pretexto, pero no como solución y esas mujeres que son capaces de levantar o hacer sucumbir al hombre con el que viven.

Y esta La Pelirroja, esa mujer innominada que se convierte en el primer amor y el primer dolor de la

adolescencia.

 

“Miles de hombres y mujeres se autolesionan para huir de la ansiedad. El juego de las monedas le ayuda a regresar a la intensidad que vivió con la pelirroja, aunque sea mediante el dolor.”

 

Esta es una novela de vergüenza y culpa, de dolor y rendición, de éxito y de culpa, del perdon. Y es, sobre todo una novela de cobardía.

 

“Abre la Biblia y encuentra consuelo, porque lee sobre la culpa y sobre el perdón, sobre cómo hay que poner la otra mejilla porque la desgracia la sufre el verdugo, no la víctima. El, sin embargo, ha sido tanto verdugo como víctima. ¿Es posible recibir daño, tanto daño, sin causarlo después a los otros? Cristo sí lo consiguió, pero es un arquetipo del bien una idealización, ningún ser humano es capaz de vivir sin dañar.”

 

El autor ha conseguido que sea capaz de ponerme en el lugar de Antonio, ha conseguido mi empatía, tanto en el pasado, como en el presente, mal que me pese. Cualquier persona que hubiera pasado por las situaciones que él ha pasado soñaría con la venganza, pero cuando esta llega, no es capaz de llevarla a cabo, o tal vez no es capaz, porque en el fondo sigue siendo aquel muchacho que confunde el dolor con el amor, que necesita ser castigado para sentirse querido… que sigue sintiéndose culpable cuando se convierte en el verdugo que nunca pudo ser mas allá del ámbito profesional.

 

“Pese al sopor, llora en silencio por ese niño golpeado, humillado, incapaz de vengarse, aunque crea que lo ha hecho.”

 

El libro tiene cierta justicia poética, en la que las tornas personales cambian de una etapa a otra de la vida, pero lo que cada uno fue queda dentro de cada uno y marca su existencia de la mejor o la peor manera posible.

Ese es, sin duda, un libro de fracasos personales y profesionales, un libro en el que el autor refleja fielmente la vida familiar y los problemas matrimoniales y en el que expone una visión devoradora del mundo jurídico y de la competencia que se da en los despachos más ambiciosos.

 

“No hay compañerismo en el despacho porque los abogados no son camaradas. Son rivales que pelean por el beneficio de sus clientes, sea mediante trucos fiscales, sea mediante inversiones seguras o temerarias. Quien incrementa la rentabilidad sin caer en riesgos desmesurados, asegura su permanencia y su bonus anual.”

 

Es, sin lugar a dudas, una novela anclada a la realidad, una novela escrita de una forma sencilla y directa, a menudo cruel, una historia en la que el autor me ha hecho disfrutar y sufrir, sufrir y disfrutar, y en la que he esperado, hasta el último momento, la superación de un trauma demasiado profundo, una superación que, ¿sucederá o no?,  os aconsejo leer esta historia para descubrir cuál es la repuesta.

 

“Comprende también que no existe la justicia cósmica, que solo cuando el azar así lo desea los culpables son castigados. Además, nadie se considera culpable, ni siquiera el peor de los asesinos. Todos poseen un pasado traumático, que cuidan como si fueran un bonsái. La capacidad del ser humano para justificarse es infinita.”

lunes, 26 de julio de 2021

Donde haya tinieblas

Rios San Martin, Manuel (9/6/2021)

Donde haya tinieblas

Planeta, Barcelona, 528 pp.

ISBN: 9788408243144


Una modelo de diecisiete años a la que le falta el ombligo desaparece en Madrid. Los inspectores Martínez y Pieldelobo se hacen cargo de la investigación, pero chocan desde el primer momento. Él es un padre cincuentón y caótico, tierno pero mordaz y un tanto anticuado; ella, una milenial combativa, inteligente y feminista.

Mientras recorren por España lugares misteriosos y templos en apariencia tranquilos, surgen dos hipótesis para desenmascarar a un asesino en serie: o la mafia rusa está detrás de una red de prostitución de lujo o hay un psicópata religioso que pretende enmendarle la plana al mismo Dios.

Este thriller plantea una reflexión irónica sobre la intolerancia, la dicotomía entre pecado y belleza, entre misericordia y castigo, y las relaciones entre el hombre y la mujer como dos seres destinados a entenderse desde el principio de los tiempos.

 

“Los modelos hoy en día son como los Santos de la antigüedad.

- ¿Qué quieres decir?

- Que son referentes, “modelos que seguir”,  nunca mejor dicho. Antes, la vida de los Santos era ejemplar,  la gente trataba de imitarla. Hoy imitamos a los youtubers, a los influencers, a los futbolistas…”

 

Si algo tienen las lecturas conjuntas que realizamos en #SoyYincanera, es la riqueza de los intercambios que hacemos entre nosotras a lo largo de la lectura, lo que evidentemente, da a la novela un contenido mucho más amplio.

Si, como en este caso, tenemos la inmensa suerte, de que el autor se implique en esa lectura, contestando a nuestros fototuis e incluso añadiendo aspectos desconocidos de la novela o de su proceso de elaboración y lo hace desde el respeto, el cariño y el humor con lo que ha hecho Manuel, ¿que queréis que os diga?, que una novela que es magnífica ha sido para mí, la mejor lectura conjunta de lo que llevamos de año y me atrevería a decir, del tiempo que llevo en #SoyYincanera.

Pero volvamos a “Donde haya tinieblas”, que es lo que toca en este caso.

Estamos ante una novela anclada a nuestro día a día; una novela en la que las redes sociales son un eje fundamental en lo que se refiere tanto a la ejecución de los  crímenes, como a su propia resolución. Un ámbito que, en los tiempos que vivimos, no se puede dejar al margen y que nuestros protagonistas utilizan con mayor o menor fortuna, para dar respuesta a las preguntas que les plantea el caso que nos ocupa.

 

“- Se desea lo que se ve a diario - dije categórico algo que está en todos los manuales de Criminología.

- Hoy en día con las redes sociales -  argumentó con conocimiento de causa el Muñequín-, todo el mundo lo ve todo y a todos a diario. No hace falta ser el vecino para desear a alguien.”

 

Si me preguntáis mis razones para aconsejaros la lectura de esta novela aquí las tenéis; seguro que me quedo corta, pero, como siempre, prefiero que descubráis por vosotros mismos todo lo que se me quede en el tintero.

-              Estamos ante una novela negra, que sin duda, es de los géneros que mas disfruto y esta es una historia en la que todo encaja, en la que el autor te mantiene pegado a una trama compacta, en la que no se encuentra ningún resquicio, una trama, en la que los malos van cambiando a medida que avanzas paginas, para demostrarte al final, que nada es lo que pensabas que iba a ser.

 

“En las investigaciones hay momentos en los que la intuición conecta con la evidencia de los datos y el subidón de adrenalina es acojonante. No sé si sabría vivir sin aquello.”

 

-              Presenta una trama original y diferente, en la que, como en la anterior novela que leí del autor se intuye un enorme trabajo de documentación que se  transmite en cada línea sin que en ningún momento de la impresión de que el autor quiera darte una clase sobre todo lo que aprendió para escribir esta historia. Y ese filtro adicional, se agradece, porque además me consta que  es un trabajo ímprobo hacer que la gente aprenda, sin que parezca que esté aprendiendo. Y es que yo, personalmente, que soy católica, apostólica y romana, he aprendido de religión en esta novela lo que no había aprendido en mi vida por muchas clases de religión o por muchas catequesis a las que asistí de niña o adolescente.

 

“La Eva de la biblia no tenia ombligo- explique llamando la atención de mis compañeros gracias a mi educación católica.

- ¿Y eso?- preguntó Bigdata.

- Porque Eva no nació de una mujer, sino de la costilla de Adán.”

 

-              Por una pareja protagonista insuperable.

El Inspector Martínez: Un policía cincuentón de la vieja escuela, buen profesional, pero aun anclado en los métodos del pasado.

Un hombre educado en la religión católica, un hombre “clásico”, un poco machista, mal que le pese, un padre de tres adolescentes a los que intenta entender, metiéndose en esos mundos que para él son desconocidos de las redes sociales, un personaje que me ha brindado los momentos más hilarantes de esta novela a través de sus comentarios y reflexiones, un personaje de 10.

 

“Si a las mujeres maduras pero atractivas se les llama MILF, ¿Cuál es el término para los hombres que están en el mismo caso? ¿No existe un término ni para las páginas porno? ¿Fofisanos? ¿De verdad? ¿Eso soy?.”

 

Un personaje del que he de destacar, aparte de sus dotes policiales, una facilidad tremenda para buscar el mote adecuado con cada uno de los personajes que se encuentra. Que parece una tontería, pero esos motes han hecho que los personajes hayan sido más identificables a lo largo de la lectura y mucho mas allá de ella, que aun me acuerdo de toooodos los personajes de la novela, lo que en muchos de los casos me provoca aun una enorme carcajada.

 

“- Tengo un problema de memoria desde niño. Me gusta mucho retener los nombres y las caras, y eso es fatal para aprobar la EGB y peor para ser policía, así que me invento motes que me recuerden a los implicados en un caso y de esa manera jamás se me olvidan. Podría nombrarte los principales sospechosos de todas las investigaciones en las que he participado.”

 

La inspectora PieldeLobo: Una mujer joven, una “milenian”, una mujer combativa, independiente hasta


la autosuficiencia, inteligente y experta en artes marciales.

 

“Pieldelobo era lo que un tipo de extrema derecha llamaría una feminazi y lo que cualquier feminista calificaría de heroína. No se achantaba ante nadie, ni superiores ni tipos que por su envergadura le sacaban varias cabezas. Y es que la inspectora, además de guapa y lista, era cinturón negro de aikido con un puñado de DAN. El arte marcial ese de la catana.

La bella y la bestia, todo en uno. Pero con cerebro.”

 

Una mujer alejada de la vida tradicional, de la educación católica... Una mujer enfrentada a todo aquel que, de una u otra forma, coarte su libertad como mujer y como profesional - mujer en un mundo que sigue siendo de hombres. Una mujer que defiende a capa y espada su forma de trabajar y sus hipótesis, una mujer, que es la otra cara de la moneda del inspector Martínez, con el que no tiene más remedio que colaborar estrechamente para resolver el caso que nos ocupa.

 

“Te es imposible ver el mundo como lo vemos nosotras: un lugar donde nada más nacer mujer se va a dudar de tu capacidad, vas a tener que plantearte el tener hijos si quieres tener una carrera profesional de éxito y vas a estar a las órdenes de jefes que no te llegan a la suela del zapato, pero cuya valía nadie se cuestiona porque tiene una polla entre las piernas. Si encima eres atractiva y sexi, olvídate de que te vean como nada más que un objeto sexual. Y si te violan, tendrás que justificarte para que los policías y los jueces consideran que es posible que no haya sido consentido.  Y eso hablando del primer mundo, porque en otros países la mujer no es mucho más que un animal al que se le puede pegar, violar y matar sin tener que dar explicaciones.”

 

Y esta pareja de personaje, acompañados de un montón de secundarios, a los que no voy a referirme, porque esto sería una reseña sin fin, son el eje de la trama, porque su propia relación tanto personal como profesional, dentro de la investigación, esa continua confrontación, aligeran el peso de la trama negra y conjugan el horror y el humor de la forma justa para disfrutar tanto de lo uno como de lo otro.

-              Por la critica que el autor realiza de esa religión basada en la culpa, el castigo y la venganza, una idea que predomina aún en muchos de los componentes de la iglesia.

 

“- Pero no es solo es que sea más envarado, es que ha fomentado que nos vigilemos unos  a otros a ver si cumplimos con los preceptos, que nos sintamos culpables si hacemos algo indebido. Habla todo el rato sobre el castigo y los horrores del infierno.”

 

-              Por esa crítica del uso de las redes para mostrar una vida idealizada de nosotros mismos.

 

“La inspectora y yo nos quedamos callados tratando de asumir la vida tan complicada que debía de haber tenido Karolina, poco que ver con esas stories tan alegres de su Instagram.”

 

Por el uso indiscriminado de esas redes donde damos más información de la que, en muchos casos, queremos dar.

 

“Dicen que las redes sociales te conocen mejor que tu propia familia y que te muestran cómo eres.”

 

Por la intolerancia y el acoso, que si antes se daba en nuestro ámbito más cercano, hoy, gracias a las redes se vuelve casi universal.

 

“- ¿Y no crees que ahora hay una intolerancia parecida en las redes sociales? Sin tanta parafernalia. También se castiga al que no piensa como tu. Se le señala. No se admite el debate, solo importa cómo me siento; Si me siento ofendido hay que eliminar el motivo de esa ofensa, ya sea una película, un artículo o una cuenta de Twitter. Se aborrece el pasado cuando no es perfecto en lugar de asumirlo. No hay olvido ni perdón. Hemos dejado de llamarlo pecado pero esa intolerancia con los supuestos errores del prójimo está en la esencia del ser humano, esa mezcla de envidia, fanatismo y agresión, el miedo a poner en duda tus ideas. Hoy en día, todo es emocional, vivimos de espaldas a la razón. Enfrentados unos a otros como dos equipos en todo: en el fútbol, en la política, en la religión,  en el feminismo…”

 

-              Por esas magnificas descripciones de edificios, pinturas y esculturas que el autor nos regala a lo largo de estas páginas y que tengo apuntadas ya en mi lista de viajes pendientes.

 

“Hay que reconocer que, en España, cualquier iglesia de pueblo es una pasada.”


Por todo lo dicho y por lo mucho que aun me queda por decir, no puedo dejar de recomendaros la lectura de esta novela, que os va a entretener, a enseñar, a divertir y sobre todo a sorprender.

Yo por mi parte, no puedo más que pedir al autor que, por favor, no tarde en regalarnos otra de sus historias.

 

“A veces resulta más fácil perdonar a los demás que perdonarse a uno mismo. Somos crueles con nuestros errores, poco misericordiosos.”

jueves, 22 de julio de 2021

No oigo a los niños jugar

Rouanet, Mónica (06/05/2021)

No oigo a los niños jugar

Roca Editorial, Barcelona, 300 pp.

ISBN: 9788418417283

 

Tras un grave accidente de coche, Alma, una joven de 17 años, sufre un shock postraumático y es ingresada en una clínica psiquiátrica ubicada en un antiguo edificio rehabilitado. Allí convive con otros internos y sus patologías y se cruza con unos niños a los que solo ella puede ver. Poco a poco, la historia del edificio y sus antiguos ocupantes se enreda con la realidad de Alma y la lleva a desentrañar oscuros secretos encerrados durante años entre las paredes de la enorme casona y en su propia mente.

 

"Porque la gente teme la locura. Los locos les damos miedo, somos una amenaza, casi como una agresión constante.”

 

Cuando allá por el 2015 leí Donde las calles no tienen nombre, descubrí una autora a la que sin duda no podría dejar de leer.

Cuando en el año 2019 llegó a mis manos Despiértame cuando acabe septiembre, tuve claro que no me había equivocado al desear seguir leyendo sus historias. Ese mismo año, después de que la autora nos desvelara el titulo y un pequeño extracto de su nueva novela, tuve claro que Mónica es una autora a la que no le asusta enfrentarse a temas difíciles, que sus tramas son duras y atípicas y que esa nueva historia iba a sorprenderme tanto como lo que había leído hasta entonces.

Estamos ante una historia que se mueve entre la fantasía y la realidad, pero sin excesos. Una novela que se adentra en los trastornos mentales a los que nos llevan momentos traumáticos de nuestra existencia. 

Nos lleva a la historia de Alma, esa “casi mujer” a la que el sentimiento de culpa le lleva a perder su estabilidad psíquica, una estabilidad que intentan recuperar en una “institución”  que además de intentar devolverles a lo que entendemos por normalidad, guarda un montón de secretos de lo que fue su pasado.

Desde dos voces y conjugando distintos momentos temporales, la autora nos lleva a conocer el presente y el pasado de los protagonistas.

-              El día a día de Alma y sus compañeros en la clínica, sus rutinas, sus trastornos y esa rebelión ante las normas que se encuentra claramente en Lucia, un personaje que a pesar de su rebeldía, su faltas de respeto y su “superficialidad”, ha conseguido despertar en mi cierta ternura.

-              El presente y el pasado de esos niños que solo algunos tienen la suerte de ver, y no creo que sea por su “locura”, sino porque su “percepción” es mucho mayor que la de el común de los mortales. Y es que desde que leí “Los renglones torcidos de Dios” me cuesta mucho creer en la “locura” de las personas, y tiendo mas a pensar en desequilibrios que a veces, como en este caso, no hacen más que ayudarnos a recobrar nuestro equilibrio.

 

“Los  que más daño te hacen son las personas a las que más quieres, porque ese dolor no tiene cura.”

 

La novela está llena de sensibilidad hacia los que son diferentes, hacia aquellos que en general despiertan el desprecio y la burla, pero a los que la autora trata con un respeto infinito, ahondando en sus sentimientos y pensamientos, ahondando en una vida cuya diferencia hace muy distinta a la de nuestro día a día.

 

“El auténtico silencio se produce cuando eres incapaz de percibir tu propio ruido. Como cuando nadas bajo el agua.”

 

La forma de narrar de Mónica, sencilla, directa, elegante y sin artificios, te va atrapando en la trama sin que puedas remediarlo. A través de capítulos cortos en los que se intercala la visión de Alma y la de uno de aquellos niños invisibles. La novela, o las novelas, porque en realidad la novela podría desdoblarse en dos tramas totalmente independientes, el desarrollo de sus tramas te lleva a avanzar para resolver, no solo las incógnitas que nos `plantea el personaje principal y la forma en que se relaciona con sus compañeros, con los profesionales y con la propia institución. Sino también, y en mi caso de una forma mucho más definitiva, el conocer el pasado de esos niños y la razón por la que siguen presentes en un lugar que debían haber abandonado mucho tiempo atrás.  Y es que estos niños, han despertado en mí una ternura casi olvidada, una ternura que despertó en mi niñez en el colegio al que al que acudía y en el que existían varias aulas de integración de niños sordomudos con los que, por edad, compartíamos muchas actividades.

Los paisajes en los que se desarrolla la novela son limitados, centrados casi exclusivamente en ese edificio, que sin descripciones extensas la autora llena de oscuridad y de misterio, estableciendo una frontera clara entre esa clínica exclusiva llena de luz y ventanas abiertas al jardín y las dos plantas superiores, oscuras, silenciosas, clausuradas…

A través de esta novela, Mónica nos traslada a un mundo desconocido haciéndolo reconocible  y familiar a través de sus palabras, regalándonos una historia llena de sensibilidad y respeto por los diferentes, trayendo a nuestros días, aunque sea de forma figurada, parte de sus vivencias personales, haciendo, que podamos vivir a través de sus historias las dificultades a las que se enfrentan multitud de niños y adolescentes en nuestros días.

Una lectura que recomiendo, una autora a la que, sigo pensando, no se le puede perder la pista y de la que estoy deseando descubrir su próxima historia.

 

“Nuestra seguridad, como la del resto de la gente dependía del entorno que nos ofreciera esa sensación de inmunidad que todos buscamos y, para nosotros ese entorno había dejado de ser el mundo habitual.”

martes, 20 de julio de 2021

Disfraces Terribles

Barceló, Elia

Disfraces terribles (17/06/2021)

Roca Editorial, Barcelona, 462 pp.

ISBN: 9788417167042

 

En los años setenta, el prestigioso cuentista argentino Raúl de la Torre, residente en París, saltó a la fama al publicar su primera novela. Su popularidad como novelista del boom creció con sus siguientes obras, su segundo e inesperado matrimonio y su implicación política. Todo ello lo coloca en el punto de mira de las crónicas de sociedad cuando decide descubrir públicamente su homosexualidad o cuando se conoce su suicidio de un pistoletazo. Muchos años después, el joven crítico francés Ariel Lenormand se embarca en la biografía del escritor entrevistando a quienes lo conocieron: su editor, sus amigos y, sobre todo, Amelia, su desconcertante y sofisticada primera esposa, compañera y apoyo del autor a lo largo de su vida. Pero el misterioso mundo que rodeaba al escritor amenaza con convertirse en parte de la vida del biógrafo. ¿Qué oscuras presiones lo llevaron a la confesión de su homosexualidad en una época en la que nadie lo hacía? ¿Por qué se suicidó? ¿Cuál es el terrible misterio que esconde su obra novelística? ¿Por qué mienten los testigos después de tantos años?

 

“Todo lector es un voyeur, un mirón que, aunque nunca se atrevería a espiar por el ojo de una cerradura o escuchar tras la puerta cerrada, deriva su placer de asistir a conversaciones privadas, a actos íntimos de lujuria, de crueldad, de vergüenza o de sangre. Y todo investigador, aunque sea literario, es un detective, un prívate eye, como dicen esas novelas americanas que han comprendido lo que se oculta en la base de toda investigación: the eye, el ojo que observa y registra y recuerda.”

 

Cuando un libro de Elia llega a mis manos, se antes de abrir la primera página que es una historia que voy a disfrutar.

Podéis pensar que es porque esta autora es una de mis debilidades, que lo es, pero que lo sea se debe a una serie de razones que he encontrado en todas sus historias y que en esta, obviamente, también se cumplen.

-              Los personajes de Elia son redondos, da igual su edad y su sexo. Son personajes reales, trabajados… personas de las que encontramos con frecuencia en nuestra vida diaria, personas complejas, que no son todo lo bueno o lo malo que vemos de ellas, personas con sus luces y sus sombras. Sombras y luces que la autora va mostrándonos paulatinamente a lo largo de las páginas y que nos hacen tener una visión completa de cada uno de ellos.

 

“Uno siempre quiere comprender a los seres que le rodean, pero siempre es en vano. A veces no se comprende uno ni a sí mismo…”

 

-              Porque no encontramos siempre ante historias llenas de secretos y malentendidos que llevan a esos personajes a reaccionar de una manera o de otra. De algunas cuyas razones no entendemos en ese momento, pero que la autora, a través de sus palabras conseguirá que comprendamos.

 

“Cada uno de los participantes en aquella historia tenía un fragmento básico para completar el rompecabezas que, sin embargo, nunca había querido compartir con los demás.”

 

“Toda la vida nos separó un estúpido malentendido que ni siquiera he llegado a saber nunca cómo se produjo.”

 

-              Porque hace que los sentimientos invadan, no sólo las páginas de esta novela, sino que te sacudan a ti a través de cada palabra y cada frase que nos regala.

 

“- Tiene que darse cuenta de que las personas cambian con el tiempo,  de que el Raúl de quien le voy a hablar es un Raúl diferente en cada momento de su vida. Y de la mía. Verá que hay incoherencias, actos faltos de lógica, locuras inexplicables, pero es que la vida no es una novela donde quedan atados todos los cabos y donde todo avanza cohesionadamente hacia un final significativo y ya previsto por el autor.”

 

-              Porque leer su prosa es un regalo para los sentidos, porque es un placer el cuidado con el que trata las letras en cada frase que escribe.

 

“La memoria es como un jardín oscuro, pensó, uno de esos jardines sombríos, orientados al norte,  que solo permiten cultivar determinadas clases de plantas, plantas de sombra casi todas, que brotan trabajosamente y crecen con dificultad estirándose hacia arriba, en busca de la luz que se les niega.”

 

-              Porque, como en cada novela, en esta, ha conseguido sorprenderme con sus personajes, con su trama y con su final.

 

“Comprenderás que a veces la mentira es necesaria y los secretos son una carga que hay que arrastrar para no entorpecer con su peso el camino de las personas que amamos.”

 

Y vuelvo al eje de todas las novelas que he leído de Elia, y es que son libros llenos de secretos ocultos durante décadas, son juegos en el que los lectores conseguiremos saber toda la verdad, pero los personajes sólo conocerán una parte.

Y es que, a través de su escritura Elia explica como nadie una frase que es una máxima en mi vida, no existe una verdad, porque cada uno tiene la suya, que no es menos verdad que la del otro. A través de las vivencias y las reflexiones de los distintos personajes descubrimos verdades, a menudo, totalmente contrapuestas, pero cada una de ellas irrefutables para cada personaje. Y junto a esta otra verdad, la incomunicación que sólo crea muros entre las personas, ese cavilar sobre lo que creemos sin cotejarlo con lo que sabe el otro y que hace inamovibles nuestros pensamientos y sobre todo nuestros sentimientos, que en muchos casos, trastocan del amor al odio o, en el mejor de los casos a la desconfianza.

 

“- Dios mío, nunca supimos nada de él, nada de lo realmente importante. Compartimos toda nuestra vida con un desconocido.”

 

Y a pesar de todas estas notas en común, cada novela es única y te hace disfrutar de forma única y te atrapan en el. Momento que empiezas su lectura y te hacen enamorarte de cada personaje u odiarlo con el mimo ímpetu desde las primeras líneas.

He de reconocer que en esta novela mi enamoramiento de entrada fue para Ari, ese personaje un poco ingenuo que busca la verdad del escritor al que idolatra.

 

“Era que con Amelia se sentía tan joven, en todo el sentido negativo que la juventud podía tener, tan inocente, tan transparente,  que siempre sería ella la parte fuerte, la que decidiera, la que podría concederle o negarle lo que deseara, como había hecho con ella Raúl (“Raúl tenía la potestad de las divinidades – recordó-, dar el placer absoluto, retirarlo, dar el dolor absoluto”), y él no quería eso para su propia vida, no quería que nadie tuviera ese poder.”

 

Amelia, sin embargo, no fue de mis preferidas, me parecía pretenciosa y altiva, , una arpía despiadada, aunque esa imagen va transformándose a medida que las páginas avanzan.

 

“- ¿No te diste cuenta de que Amelia solo contaba lo que quería contar? Amelia podía ser una esfinge. Yo la conocí toda una vida y sé que hay cientos de cosas que nunca llegaré a entender. ¡Y mira que nunca me he privado de preguntar!.”

 

Andre e Yves transmiten la imagen de amigos fieles a los que todos queremos en nuestra vida.

Y Raúl, nuestro gran Raúl, que va siendo dibujado por todos como el escritor perfecto, más allá, como el hombre perfecto, y que va perdiendo, poco a poco, esa capa de perfección para convertirse en un hombre más, con más sombras que luces, un artista, con lo mejor y lo peor que comporta la fama.

 

“Los seres como Raúl no pueden ser celosos porque eso implicaría reconocer que existe en el mundo alguien mejor que ellos mismos.”

 

Y si los personajes me han parecido sublimes, que voy a decir de los escenarios. Aunque la novela se mueve por distintos paisajes, su eje central es París, ese París del que yo me enamore la primera vez que pisé sus calles y que he recorrido de nuevo de la mano de la autora, disfrutando sus calles como si mis pies recorrieran su suelo.

Estamos ante una reedición de una novela que Elia escribió hace más de 20 años, pero en la que, como en cada una de sus novelas, aborda temas, que, pasé el tiempo que pasé, siguen siendo actualidad. El amor y el odio, la culpa, el miedo a lo que los demás pensarán y sentirán por nosotros, el éxito y el fracaso, la sexualidad en todos sus ámbitos, heterosexual, homosexual, bisexual, entre personas con enormes diferencias de edad, la escritura femenina, la política, la escritura en todos sus ámbitos, como profesión, como  divertimento, como forma de vida…

Y si después de todo lo dicho no he despertado vuestras ganas de acercaros a esta novela es, evidentemente, porque no he sido capaz de transmitir fielmente todo lo que me ha transmitido esta historia, así que, os invito a leerla y que me contéis.

 

“No se puede vivir siempre arrastrando una culpa, y por eso nos la ocultamos a nosotros mismos hasta que se difumina en nuestro interior, hasta que viene alguien y, como un niño con un palito, empieza a hurgar en lo que tanto trabajo nos ha costado entrar en el jardín trasero.”