jueves, 21 de octubre de 2021

La ilustrísima

Prieto, Marta (27/09/2021)

La Ilustrísima

Alrevés, Barcelona, 332 pp.

ISBN: 978-84-17847-78-4

El 12 de mayo de 2014 la ciudad se estremeció: el cadáver de la presidenta de la Diputación yacía sobre la pasarela que cruzaba todos los lunes de camino a la sede de su partido.

De inmediato, una sábana de rumores y especulaciones cubrió su cadáver. ¿Cuál, de sus muchos enemigos, podría tener más motivos para asesinarla? La Ilustrísima era una mujer odiada y temida. Polémica, ambiciosa, sin pelos en la lengua, acaparadora de cargos, obsesionada por conocer los secretos de toda la ciudad y perseguida por la prensa, que comenzaba a husmear en sus amaños y componendas.

El morbo correrá desbocado por las calles lluviosas de una ciudad con ojos y veneno en cada esquina, en cada ventana, descubriendo una trama de odio, celos enfermizos y secretos tejida durante años. Un relato coral, apasionante e irónico que nos habla de corrupción, de poder y de cómo este se acepta, o no, cuando quien lo ostenta es una mujer.

La Ilustrísima es una novela apabullante, descarnada y certera. Marta Prieto, con una prosa casi naturalista, ha urdido un relato social por momentos hilarante, otros brutal, que es también el retrato de una ciudad de provincias en la que parece, solo parece, que nunca pasa nada.

 

“Se preguntaba cómo eran posibles las reacciones a un crimen tan espantoso. Los comentarios que circulaban, la ausencia de compasión y condena entre personas que se suponían civilizadas. No comprendía como unas asesinas podían suscitar tal corriente de simpatía. Por mucho rechazo que causara Rosario Llamazares se trataba de la vida de una persona.”

 

Cuando comencé a leer esta novela mis expectativas se limitaban a leer, otra vez, los motivos que llevaron al asesinato real de la Presidenta de la Diputación de León, esperaba tal vez una explicación pormenorizada de todo aquello que durante meses leímos en la prensa y en las transcripciones de aquel juicio que ocupo horas y horas de televisión. Esperaba una novela mucho más basada en los hechos, más densa, más lenta… que suerte que a veces nuestras expectativas no se vean “recompensadas”. Me he encontrado con una novela ágil, divertida dentro del aciago desenlace, una novela en la que no es nada fácil distinguir la realidad de la ficción.

La minuciosidad con que la autora se acerca a los personajes y la credibilidad que sus palabras transmiten sobre ellas, me hicieron acercarme frecuentemente a las redes buscando las imágenes de los mismos para mirarlos desde los mismos ojos que los miraba Marta en su novela y he de reconocer que todo lo que ella relataba me parecía a través de esas imágenes tan real como esa mirada más que segura, soberbia que las acusadas exhibían sentadas en el banco de los acusados, el miedo de esa policía que se vió manipulada, arrastrada al mismo banquillo, la imagen desolada de ese marido y padre que parece preguntarse qué es lo que hizo mal y sobretodo la imagen de aquella mujer que acabó defenestrada en la pasarela de una ciudad de provincias que sentía “suya”.

 

“Y por si eso fuera poco, el placer de exhibirla sin pudor, casi con desvergüenza, sin que  los que alaban la belleza de la joya tuviesen ni la más remota idea tenía la fuerza suficiente para arruinarles la vida uno a uno. Para que ella pudiera seguir disfrutando de la que consideraba su ciudad.”

 


En su ciudad y en el resto del país, si me apuran, todos éramos conscientes de las luces y sobre todo de las muchísimas sombras que acompañaban a la Presidenta, la mujer de los trece cargos, la que hacía y deshacía a su antojo en su “territorio”, la intocable, la protegida de la presidencia nacional de su propio partido, la que aupaba o enterraba a su antojo, al antojo de su codicia, su soberbia y su ansia de poder.

Pero estos datos no justifican su asesinato ni creo que la autora pretendiera que así fuera, en esta novela se ve el declive mental de sus personajes principales, la rabia, la ira y la necesidad de venganza de las ejecutoras y la ira de la asesinada al sentirse traicionada por la que creía una buena amiga.

 

“Cuando la voz interior se adueñaba de sus pensamientos, a Encarna le faltaban horas en el día para buscar soluciones. Para idear, aunque solo fuera en su imaginación, el modo de borrar del mapa a la presidenta.”

 

“Volvía a sentirse una política valiente y a confiar en que las políticas como ella podían tener opositores, adversarios, incluso enemigos, pero nunca amigas indiscretas en las que no se pudiese confiar.”

 

Y si la construcción de los personajes es redonda, no puedo alabar menos la construcción del paisaje donde se desarrolla la trama. La descripción de esa provincia gobernada bajo el reinado del miedo, esa provincia en la que había que estar a buenas con quien tenía el poder, a pesar de odiarla profundamente, por el miedo a dejar de contar no solo en el mundo político sino en el ámbito económico y social en uno de aquellos lugares en los que las apariencias cuentan macho más que la propia existencia.

 

“Por eso se equivocan los vecinos: por muchos aeropuertos que les construyan los diversos gobiernos, su suerte no mejorará porque siguen siendo una sociedad secuestrada por esa élite que se descompone en la más profunda y miserable de las corrupciones.”

 

La autora, a través de un personaje en el que a veces queríamos vislumbrar el rostro de la autora nos

ofrece un retrato convincente de la corrupción política que nos rodea y de cómo esta determina la vida de unos y de otros.

 

“- La gente es muy falsa, Helenita. Con el tiempo te acostumbras. Te acostumbras si entras a su juego. Primero,  averiguan qué tienes que ocultar. Porque todos tenemos algo que ocultar. Sí,  no me mires así, Helenita. Todos. Tú no vas a ser la excepción. Cuando lo descubran te aceptarán y caminarás sobre las aguas como el puto Jesucristo. Y como yo. Mirame a mí. ¿Sabes por qué camino sobre las aguas?-

- ¿Porque eres el puto Jesucristo?

Rosario detuvo un segundo su parloteo.

- No. Porque yo también averigüé lo que ocultan ellos. Y descubrí que es más y peor que lo que critican en los demás. ¡Hijos de la gran puta!.”

 

No me atrevería a decir que he sentido empatía por los personajes, pero lo que sí puedo asegurar es que me he visto inmersa en la novela desde la primera pagina, que me he visto sometida a la ira, al amor, a la rabia, a la impunidad, al abandono, a la angustia y la desolación de cada uno de los personajes y que es una novela que por su frescura, por su construcción, por su prosa y su trama os aconsejo leer lo antes posible.

 

“Perdona que no me siente en tu mesa.  Ya sabes cómo es la gente en esta ciudad. Enseguida te sacan cantares.” 

jueves, 19 de agosto de 2021

El juego del alma

Castillo, Javier  (25/03/2021)

El juego del alma

Suma, Barcelona, 528 pp.

ISBN: 9788491293545

 

¿Quieres jugar?

Nueva York, 2011. Una chica de quince años aparece crucificada en un suburbio a las afueras. Miren Triggs, periodista de investigación del Manhattan Press, recibe de manera inesperada un extraño sobre. En su interior, la polaroid de otra adolescente amordazada y maniatada, con una sola anotación: «GINA PEBBLES, 2002».

Miren Triggs y Jim Schmoer, su antiguo profesor de periodismo, seguirán la pista de la chica de la imagen mientras investigan la crucifixión de Nueva York. Así se adentrarán en una institución religiosa en la que todo son secretos y en un enigma único lleno de suspense en el que deberán descifrar tres preguntas de respuesta imposible: ¿qué le sucedió a Gina?, ¿quién envía la polaroid? y, la más importante; ¿están conectadas ambas historias?

Tras vender más de 1.000.000 de ejemplares de sus anteriores novelas, Javier Castillo coloca sobre la mesa las piezas de un thriller inquietante e introduce al lector en un juego peligroso en el que se apuesta lo más preciado; una novela que juega con los dados de la fe y del engaño, del amor y el dolor, con extraños rituales y un oscuro secreto que, de descubrirse, puede cambiarlo todo.

 

“Al dolor no le importa si lo esperas o no, si lo viste hace poco o hace años que no sabes de él. Se presenta en tu puerta aunque no quieras visitas.”

 

Hoy os voy a hablar sobre la última novela de Javier Castillo, uno de esos autores a los que sigo desde el inicio de su carrera. Bueno, desde el principio, principio no, pues precisamente su primera novela, la que le dio a conocer, es la única de sus historias que no he leído. Comencé con El día que se perdió el amor después de conocerle en un encuentro literario en el 2015 y desde entonces he leído todo lo que ha salido de sus manos.

Sus historias me resultan siempre entretenidas y en general me sorprenden en sus finales, pero esta vez, he descubierto a uno de los malos bastante antes de llegar a la última página. Y digo a uno de los malos porque en esta historia hay varios malos, tantos como subtramas aparecen en la novela, porque si algo tienen las novelas de Javier es que no se mueve solo en una trama sino que las varias entre las que navega se entrelazan de forma más que coherente tratando más de un “pecado”.

En esta novela nos reencontramos con varios de los protagonistas de su anterior novela, “La chica de nieve”.

-              Miren Triggs, aquella periodista atormentada y obsesionada, que en este caso vuelve a obsesionarse en otra búsqueda. Que sigue atormentada por aquel hecho ocurrido en el pasado y que sigue rechazando el acercamiento de cualquier extraño, lo que provoca que se meta en berenjenales de los que no le resultara fácil salir. En los capítulos que vienen encabezados con su nombre es ella misma la que nos narra, en primera persona, su parte en esta historia.

 

“No necesito a nadie. ¿Está claro? Mi vida está bien así. Sin gente que se preocupe por mí porque estoy sola. ¿Me preguntaste cómo quería estar? Hay gente que disfruta de la soledad. No todo el mundo tiene por qué estar todo el tiempo con alguien metiéndose en sus cosas. Yo no soy así. Me gusta leer. Disfruto del silencio. No quiero a nadie cerca que…”

 

-              Jim Schmoer aquel profesor que inoculó en Miren o al menos impulsó ese afán de investigación, de llegar hasta el final. Ese periodista denigrado que no puede, sin embargo, renunciar a sus instintos, aun a riesgo de perder ese puesto que le da de comer. Ese hombre que se ve, de nuevo inmerso en una investigación que no busca, junto a una mujer que se acerca y se aleja de él a su antojo y que no hace más que despistarle.

 

“ —Bien. Y ahora que tengo su atención. Déjenme preguntarles: ¿quién ha leído los principales periódicos de hoy? Solo cuatro jóvenes levantaron la mano. Estaba acostumbrado a aquella  respuesta en esa jornada de puertas abiertas, en la que demostraba cómo era un día típico en «Introducción a periodismo de investigación». Con los alumnos ya matriculados, la situación cambiaba curso a curso, hasta cuarto, cuando prácticamente encontraba en clase a alumnos críticos, periodistas incipientes y hambrientos de verdad. Su labor ese día más que enseñarlos era motivarlos a amar la pasión, a vomitar sobre las mentiras, a clavarles la espina de que la verdad y los datos eran las armas contra los tiranos. Convertirlos en pequeños perros de presa de la información. En hacer que les indignase que ciertas historias, si no se contaban, no saliesen a la luz. Con los de segundo, donde impartía «Periodismo político», su objetivo personal era aleccionarlos a cuestionar cada afirmación que salía de los gabinetes de prensa de los partidos, convirtiendo a cada alumno en una bomba capaz de derrumbar cualquier discurso asentado sobre los pilares de la mentira. Pero su grupo favorito se encontraba en cuarto, a los que mostraba las entrañas y pormenores del periodismo de investigación. A elegir un tema y sacarle las tripas. A encontrar las sombras en la luz resplandeciente que pretendían simular corporaciones, empresarios y políticos.”

 

-              Ben Miller, ese inspector de personas desparecidas que llegó allí por motivos personales que ha llegado a delegar a un rincón oscuro de su presente. Un inspector que se ve de nuevo unido a Miren y a Jim.

 

“—Se te ha olvidado ser marido. Está muy bien que intentes… salvar el mundo. Pero ¿qué hay de tu mujer? Tú…, bueno, al menos sientes que estás siendo útil. Pero ella…, a ella la has dejado de lado, Ben. Parece que no forma parte de tu vida. Y… mucho menos Daniel.”

 

La visión de estos dos personajes las conoceremos a través de un narrador omnisciente  que transmite la


historia desde fuera, que conoce todo sobre estos personajes.

Junto a estos tres protagonistas fundamentales aparecen las propias desaparecidas, sus familias, los amigos, los compañeros de ese instituto religioso en el que no todo es religioso como nos quieren hacer creer…

 

“Miren se dio cuenta de que la mente de Ethan siempre viajaba a los pecados, a la religión, al temor a errar. Se notaba por sus palabras que una parte de él quería escapar de allí, romper con todo, y quizá de ahí nacían sus inseguridades. Hablaba con confianza sobre las reglas que algunos incumplían en el instituto, pero él parecía no sentirse muy tranquilo con aquellos que lo hacían. Daba la impresión de que los comprendía en tanto que él también quería escapar de las manos de aquellos métodos enfermizos, pero parecía invadido por el miedo para dar el paso.”

 

Todos y cada uno de estos personajes parecen en algún punto de la narración sospechosos de los crímenes que investigan nuestros protagonistas, crímenes que van desde la propia desaparición, a los abusos físicos y sexuales, al fanatismo religioso llevado a las últimas consecuencias, al asesinato… porque de lo que desde luego no se puede acusar al autor es de ceñirse a una única maldad ni a una única línea de acción.

 

“Cuando uno desciende el primer peldaño hacia la oscuridad, es cuestión de tiempo que siga bajando poco a poco, día a día, hasta que mira arriba y descubre lo lejos que queda la claridad.”

 

Estamos ante una novela que te atrapa desde la primera pagina, en la que tu afán es dar respuesta a las múltiples interrogantes que el autor va sembrando a lo largo de toda la trama, descubrir a los malos y sobre todo descubrir las circunstancias que les llevaron a cometer las atrocidades que encontramos en la novela.

 

“Es triste, cuanto menos, pensar que la vida sigue, que todos continuamos con nuestras cosas, a pesar de que una tragedia te llegue tan de golpe.”

 

Una novela que no durará mucho entre tus manos, con capítulos cortos, con una acción que no decae en ningún momento y con unas sentencias que presentan cada uno de los capítulos y que personalmente me han encantado.

 

“Muchas veces el silencio suena más alto que la respuesta más sincera.”


Una novela que como todas las que he leído de Javier me ha resultado atractiva, adictiva y con una trama original y compleja, una historia que el autor vuelve a situar al otro lado del mar, en una sociedad que yo no consigo llegar a comprender, lo que consigue, que yo al menos la viva de una forma mucho más alejada que aquellas que se ambientan en lugares y sociedades que me son más fáciles de identificar.

En resumen una novela que os aconsejo, como lo hago con todas las novelas de este autor del que estoy deseando otra nueva historia.   

 

“El problema de buscar la verdad siempre es la dificultad para ser capaz de admitirla.”

 

Esta novela participa en la Yincana Criminal 2021,  en la sección Todo es posible en América  dentro del apartado  En la trama interviene un periodista. 


jueves, 12 de agosto de 2021

Premonición

Blanco, Rosa (23/6/2021)

Premonición

Maeva, Madrid, 336 pp.

ISBN: 9788418184437

 

El Maeva Noir que todo el mundo leerá este verano La doctora Simonetta Brey desembarca en Menorca, un genuino enclave mediterráneo .

Llegan la forense Simonetta Brey y el comisario Darío Ferrer, una nueva pareja de investigadores que siguen la pista de unos médicos asesinados en la isla de Menorca. Simonetta Brey, una joven y prestigiosa forense, recala en Menorca invitada por el comisario Darío Ferrer, antiguo compañero y también amante, para acortar una pena de prisión que está cumpliendo por un turbio delito. La condición es resolver una serie de asesinatos cuyas víctimas son médicos jubilados. Para cumplir el encargo, se instala como médico de familia en la isla y oculta su verdadera profesión. A medida que avanza en las investigaciones, descubre la belleza de la isla, establece lazos de amistad con un grupo de gente singular e inicia una relación sentimental con un atractivo hombre de negocios. Sin embargo, alguien la vigila y la acecha hasta en su propia casa.

 

“Si te digo que todos huimos de algo te parece demasiado filosófico, pero pasados los treinta,  el que recala en esta isla de algo huye.”

 

Hoy traigo al Blog mi opinión sobre la última lectura conjunta que hemos realizado en #SoyYincanera antes de empezar las vacaciones estivales.

Hoy os traigo mi opinión sobre una novela catalogada como una novela trepidante que a mí no me ha parecido tal. Y es que a veces las catalogaciones las carga el diablo y donde piensas encontrar un ritmo frenético, encuentras más bien el hilo pausado de un mar en calma en el que las olas van y vienen a un compás definido. Y que conste que esto no es una crítica a la novela, sino a la forma de transmitir lo que es, o lo que no es. No todas las novelas negras  deben ser thrillers ágiles y trepidantes para ser buenas historias, y esta lo es, pero no deja de ser un poco decepcionante esperar algo que no está.

Dicho lo cual, vamos a hablar de la novela, que es lo que toca en este caso.

Simonnetta llega a la isla huyendo de un pasado reciente del que es difícil presumir, el motivo de la huida  lo conoceremos desde el primer momento, aunque el motivo que le llevó a ese pasado se nos oculta casi hasta el final de la novela.

 

“Y hay quien piensa que en prisión se vive bien. Qué atrevida es la ignorancia. Y qué bien supremo la libertad”.

 

Esta salida, ese intentar recuperar su vida, aunque sea huyendo hacia adelante en un lugar tan alejado y tan aislado, lo vive nuestra protagonista como efecto de la casualidad, pero es, en realidad, parte de una causalidad que la une a un antiguo compañero (el comisario Ferrer)  que la necesita para desentrañar, como hicieron en el pasado, un misterio que parece no tener muchos hilos de los que tirar.

 

“Fueron amantes y ahora Simonetta temía sucumbir de nuevo a una tentación que siempre podía volver a presentarse, máxime cuando se encontraba sola y, en cierto modo, desamparada.”

 

El comisario Darío Ferrer, que apenas sirve como apoyo a la investigación de Simonetta ha sido, tal vez, el personaje con el que menos he empatizado, ejerce en la sombra tanto su papel profesional como el personal y esa cobardía, esas llamadas y encuentros a escondidas, obligan a Simonetta a buscar otro partener en su investigación, un hombre que no tiene nada que ver con su pasado, que no pertenece ni siquiera  a su generación, pero que por ello mismo es vital para las pesquisas que llevan a cabo, su enfermero Sergi Pons.

En esta historia, como en toda buena novela negra, existen múltiples candidatos a ser el “posible asesino”, por que de entrada, las muertes presentan pocos visos de no ser más que mera mala suerte, teniendo en cuenta, además la avanzada edad de las víctimas.

Pau Martí, el amable y enigmático casero, el Doctor Quique Coll, compañero y pretendiente “cansino”, Toni Sagrera, con quien habrá algo más que palabras, Ferrán García el dueño del mejor restaurante asiático de la Isla, Wenceslao el guardián y casi habitante del Lazareto, e incluso Serafhine o Margalida. Cada uno de ellos presentan algún rasgo, en algún punto de la novela que les hace parecer un criminal, pero claro, nada es lo que parece y el final no deja de sorprender apuntando a quien de entrada menos lo parece.

 

“Su “deformación profesional” la incitada a catalogar, basándose en indicios, a todo aquel con quien se cruzaba. No lo podía evitar. Durante una época tuvo que hacer una “cura de catalogación” porque esa costumbre se había convertido en una auténtica obsesión que estaba afectando a su vida cotidiana.”

 

Menorca, como tal, se convierte en esta novela en un personaje más, un lugar de huida y a la vez un

lugar del que es difícil huir. Un personaje central que aglutina gran parte de la novela, sobretodo en la primera parte, una isla, que sin lugar a dudas, me quedo con muchas ganas de conocer.  

 

“La mayoría de los que llegamos lo hacemos huyendo de algo (y no te voy a enumerar las posibles causas de nuestra huida, porque son variadas, aunque siempre las mismas), y nuestra esperanza es encontrar aquí, además de olvido, un cachico de paz, un buen chute de energía. Pero no todo el mundo está hecho para vivir en una isla. Muchos bienes vienen buscando el paraíso, pero se topan con un trozo de tierra rodeado de agua: una isla, vamos. No es fácil asentar el culo aquí si has nacido en la península. Sin embargo, si le encuentras el punto, te quedas para siempre. “

 

Y tirando de un hilo casi invisible, en un lugar desconocido, rodeada de personas a las que apenas conoce y amenazada, más o menos veladamente, nuestra protagonista conseguirá llegar a la solución de lo ocurrido y a la razón que propicia lo que ha ocurrido, desvelada en las últimas 90 páginas de la novela, que son el verdadero quid de la cuestión y de la que, obviamente, no voy a hablar para que podáis descubrirlo por vosotros mismos.

Ha sido una lectura entretenida, ideal para estos momentos en los que ya estamos pensando en vacaciones y es que me ha despertado unos tremendos deseos de pasear por los paisajes en los que se desarrolla la trama y visitar un edificio singular del que no sabía nada hasta encontrarlo en esta historia.

 

“Según la RAE, un lazareto es un “establecimiento sanitario para aislar a los infectados o sospechosos de enfermedades contagiosas”.

Los lazaretos se encontraban en ciudades costeras con puertos importantes. Su finalidad era albergar a los viajeros que deseaban entrar en el país procedentes de lugares que podrían estar infectados y también las mercancías que portaban. Estos viajeros debían permanecer en el lazareto durante la cuarentena antes de entrar en España. Si alguna persona enfermaba, se la trataba y se ventilaban tanto las mercancías como los equipajes para que quedaran “libres de enfermedad”, según relataban los informes científicos de la época. Si alguien moría, se le enterrada allí mismo. Un lazareto estaba perfectamente aislado y cercado. Nadie podía escapar.” 


Esta novela  participa en la Yincana Criminal 2021,  en la sección Islas enigmáticas , dentro del apartado  La Isla en la que se desarrolla la acción es española.


martes, 10 de agosto de 2021

Las inseparables

De Beauvoir, Simone (2020)

Las inseparables

Lumen, Barcelona, 160 pp.

ISBN: 9788426409478


Una novela inédita, muy íntima, de la gran autora francesa ganadora del Premio Goncourt e icono del feminismo

Escrita en 1954, cinco años después de la publicación deEl segundo sexo, Las inseparables narra la amistad apasionada que une a Sylvie y a Andrée -alter ego de la propia Simone de Beauvoir y de Élisabeth Lacoin (Zaza)- desde que con nueve años se conocen en la escuela. Andrée es alegre, inteligente y atrevida, y Sylvie, una niña formal que se siente irremediablemente atraída por su personalidad arrolladora. Juntas aprenderán a librarse de las convenciones y las expectativas asfixiantes de su entorno, ignorantes del trágico precio que tienen la libertad y la ambición intelectual y existencial. Una historia catártica para la autora, tal vez demasiado reveladora para publicarla en vida, cuya recuperación -junto con algunas fotografías y cartas que sirven de testimonio- constituye un acontecimiento literario.

 

“Les parecía paradójica, irónica, orgullosa: le echaban en cara que fuera levantisca; nunca conseguían pillarla siendo abiertamente descarada porque guardaba cuidadosamente las distancias, y eso era quizá lo que más las irritaba.”

 

La verdad es que para mí, Simone de Beauvoir ha sido siempre la “Inseparable” de Jane Paul Sartre y la autora del segundo sexo, hasta ahí llegaba mi conocimiento de esta autora, a la que hasta hoy no había tenido ninguna inquietud por leer.  Hasta el momento en que este libro se plantó en mi camino, un libro que me fascino por su portada, por su titulo y por su sinopsis, una novela en la que podría conocer la infancia y la adolescencia de Simonne.

Estamos ante una novela autobiográfica en la que la autora varia escasos aspectos de su vida, más allá de los nombres de las protagonistas y la vinculación familiar de algunos otros. Estamos ante una novela autobiografía, pero escrita muchos años después del tiempo en el que ocurrió, lo que supongo supone, una reestructuración de los recuerdos y los sentimientos.

Es una novela corta cuya lectura dura apenas un suspiro pero que me ha sorprendido y me ha hechos disfrutar.

Una novela en la que la autora habla de religión y de esas creencias que aquellos educados en familias y sobre todo, en instituciones religiosas nos marcan en la infancia y, a menudo, en el resto de nuestra vida.

 

“Ya había enarbolado banderolas y arrojado pétalos de rosa al paso del sacerdote cubierto de oro que llevaba el Santísimo; había presumido vestida de primera comunión y besado en dedos de obispos enormes piedras violetas; los Monumentos musgosos, los altares del mes de Maria, los belenes, las procesiones, los ángeles, el incienso: todos esos aromas, esos ballets y esos oropeles resplandecientes habían sido el único lujo de mi infancia. ¡Y qué agradable resultaba, deslumbrada por tanta magnificencia, notarse por dentro un alma blanca y radiante, igual que la sagrada forma en la custodia! Y luego las tinieblas invaden el alma y el cielo, y lo que te encuentras, afincados en ti, son el remordimiento, el pecado y el miedo. Incluso cuando se limitaba a tener en cuenta el aspecto terrenal. “

 

Una novela en la que la autora habla de política, esa política determinada por la inestabilidad de los años 50 del pasado siglo en Francia.

 

“Los espías que daban a los niños caramelos venenosos, los que, en el metro pinchaban, a las mujeres francesas con agujas envenenadas estaba claro que merecían la muerte, pero los derrotistas me tenían perpleja. No probé a preguntarle a mama: siempre contestaba lo mismo que papá.”

 

Una novela en la que la autora refleja a la perfección las limitaciones a las que las mujeres se veían

sometidas a lo largo de aquella época, en la que lo único importante era salvaguardar su honor.

 

“¡Que esclavitud!”, pensé mientras volvía a mi habitación. Ni un gesto que no controlase su madre o su abuela y que no se convierte en el acto en un ejemplo para sus hermanas menores. ¡Ni un pensamiento del que no tuviera que darle cuenta a Dios!.”

 

Limitaciones a las que Simonne, Silvye, en este caso, no se plegaba y que por momentos hicieron tambalear su profunda amistad, no por su diferencia, sino por la diferencia que “el estatus” hacia de ellas.

 

“Con la tranquilidad recuperada al ver llegar a Andree al final de sus estudios sin haber perdido la fe ni las buenas costumbres, satisfecha por haber colocado a su hija mayor, la señora Gallard se mostró liberal toda la primavera.”

 

Y una novela, sin duda, en la que la autora habla de amor, de ese amor adolescente reflejado en su amiga Andree, vivido en una época en que esos amores debían ser invisibles, por la imagen, pero en el caso de Simonne, porque su amor iba más allá, su amor la impulsaba a proteger a su amiga por encima de todo. 

 

“A Andree mi carta le había parecido ridícula y me daba mucha pena: pero ante todo Andree no sospechaba cuanto necesitaba yo compartirlo todo con ella; eso era lo que más me desconsolaba: acababa de darme cuenta de que mi amiga no tenía ni idea de lo que sentía por ella.”

 

Y es que en esta historia la amistad supera el amor, hasta el punto de que la “enamorada” se convierte en carabina del amor secreto de su “amada”, se convierte en una celestina que da alas o a otra historia de amor en la que de nuevo vuelven a confundirse lo terrenal y lo espiritual, un terreno en el que de nuevo se vive la lucha de lo que se desea y lo que se debe ser, hasta llegar a un final triste e inevitable.

 

“-¡Pobre Andree!  Todos quieren salvarla. ¡Y ella lo que quiere es ser un poco feliz en este mundo.

- Andree tiene más sentido del pecado que yo- dijo Pascal-. He visto como la corroían los remordimientos por una historia inocente de la infancia. Si nuestra relación se volviera más o menos turbia, ella jamás se lo perdonaría.”

 

Estamos sin duda, ante una novela intima y sensible, una novela de amistad y de amor, vista desde el prisma de una religión que impone el pecado por encima de cualquier otra opción. Una novela con la que he conocido a una autora a la que, posiblemente no tarde mucho en volver a acercarme.

 

“- Se puede pecar a todas las edades- dijo Andree-, y el amor no lo disculpa todo.” 

jueves, 5 de agosto de 2021

Todos buscan a Nora Roy

Franco, Lorena  (03/03/2021)

Todos buscan a Nora Roy

Planeta, Barcelona, 384 pp.

ISBN: 9788408237198


Nadie sabe qué fue lo que impulsó a Nora Roy, una paciente del centro psiquiátrico Vera de la Cruz, a asesinar a su psiquiatra y a una de las enfermeras. Nadie entiende cómo fue capaz de encerrarlos en el sótano, matarlos y huir sin ser vista.

Mientras todos buscan a Nora, Eva alquila una habitación a Charlotte, una parisina extraña y discreta. Una noche, Eva coincide en una discoteca con Adrián, un hombre al que apenas conoce, y terminan en su piso lo que parece una prometedora cita.

A la mañana siguiente, Adrián no está y Charlotte ha desaparecido dejando tras de sí las paredes salpicadas de sangre y la vida de Eva perturbada de manera irremediable.

Con su estilo altamente adictivo, Lorena Franco nos sumerge en una trama impredecible y llena de giros que te lleva hasta un final sorprendente e inesperado.

 

“Me puse a pensar en la milenaria leyenda oriental sobre el hilo rojo invisible que conecta a aquellos que están destinados a encontrarse sin importar tiempo lugar o circunstancias. Un hilo que se puede estirar, contraer o enredar pero que nunca podrá romperse.”


Esta es la cuarta vez que me adentro en una historia de Lorena Franco, una autora en la que confió ciegamente para que me regale una buena novela negra, muy negra.

No ha sido distinto en este caso, en el que además, he de añadir, que esta historia fue una magnifica forma de evadirme de una situación personal a la que era preferible no darle demasiadas vueltas.

Pero vamos a la historia que es lo que cuenta en este caso.

Nuestra protagonista, salvando el propio de la nombrada en el título Nora Grey es Eva, una joven tanatopractora que no pasa por sus mejores momentos y que está comenzando una nueva vida después de sufrir dos abandonos, alguno de ellos irreparable.

Hace, no demasiado tiempo que os hable de esta profesión, los tanatopractores, cuya protagonista también ejercía este trabajo, para lo que no lo leyerais y simplificando mucho el término, un tanatopractor es la persona que “maquilla” a los fallecidos para mejorar su aspecto antes de ser expuestos en los tanatorios.

 

“Todo lo que esté relacionado con la muerte asusta, y lo entiendo. Soy la primera en impedir que mi vida pierda luz a causa de mi trabajo, de tantos cadáveres sobre una mesa de metal a la espera de que les dé un mejor aspecto,  pero esa palabra que nos da tanto miedo, ”muerte”, es lo único garantizado que tenemos. Todos, tarde o temprano, terminaremos en una camilla fría cubiertos por una sábana blanca, a la espera de que un profesional nos deje presentables para que nuestros seres queridos se despidan de nosotros, en ocasiones sin atreverse a cruzar el cristal que nos separa de su mundo. Después de haber trabajado con tantos muertos, de haber visto tantos rostros de personas cuya esencia real jamás conoceré, me pregunto quién será el encargado o encargada de darme una mejor apariencia a mí cuando me llegue la hora.”

 

Pues bien, esta mujer, joven y que debería estar viviendo la vida loca, hace justo lo contrario. Con escasas relaciones de amistad mas allá de Natalia, la antigua cuidadora de su abuela en la residencia, y su compañera de trabajo Lola, pocas ganas de comenzar relaciones con el sexo opuesto, adicta al tabaco y a las series y viviendo sola, su vida se limita a ir y volver del trabajo, hasta que decide compartir una de las habitaciones en lo que supone le supondrá compañía y un aumento en su economía. Y a partir de este momento todo se precipita, porque está claro, hay que tener más miedo a los vivos que a los muertos.

Lorena ha estructurado la novela de forma que los personajes principales, Eva, Nora y Mateo  tengan su propia voz y voto en la historia contándonos en primera persona su situación y sus reflexiones a lo largo de todo el desarrollo de la trama. A esta narración alternativa de cada uno de ellos, se van introduciendo las noticias que el Periódico Barcelona Ahora va publicando en torno al caso que se investiga y del que Nora Grey es la única sospechosa, así como entrevistas y fragmentos de una novela que se está escribiendo y que podría, de alguna forma estar relacionada con el crimen cometido.

 

“Los medios solo enseñaba lo que el verdadero asesino nos quería hacer ver. Todo estaba manipulado. Todo. Y la prensa sensacionalista sin escrúpulos,  más preocupada por los datos de audiencia que por la información contrastada, se lo creyó.”

 

Esta alternancia de personajes y la escasa longitud de los capítulos hacen que las paginas vuelen entre tus manos haciendo la lectura muchísimo más ágil y desde mi punto de vista mucho más atractivo.

No os voy a hablar más de la trama, porque entre la sinopsis y lo que os he contado hasta aquí, creo que puede deducirse que Lorena ha hecho un verdadero ejercicio de arquitectura en el que las tramas que desarrolla encajan para construir un puente que te lleve del crimen al crimen peor, porque lo malo no es el asesinato que presuntamente ha  cometido Nora Grey, sino las razones que han llevado a dichas muertes.

Una novela negra en el que la autora se sumerge en los problemas mentales y en las instituciones que deberían ayudarnos a superarlos. Una novela que bucea en los abusos, la muerte y la venganza, una novela en la que no puedes dejar de sufrir el horror de las múltiples victimas que van apareciendo para explicar ese porque.

Desde un lenguaje claro, directo, llamando a las cosas por su nombre y bajo un ímprobo ejercicio de encaje que me ha parecido maestro, la autora vuelve a regalarnos una de esas novelas que te mantendrán pegado a las paginas, no solo durante el tiempo que te dure esta novela entre las manos (que seguro que no serán muchas), sino mucho más allá, porque los personajes que ha construido son de aquellos que te sorprenden y se quedan dando vueltas en tu cabeza durante mucho, mucho tiempo.

 

“Pero ella, a diferencia de mí, no solía hablar de los temas que le preocupaban o le dolían, se lo iba guardando todo, y eso no es bueno. Cuanto más reservada es una más posibilidades tiene de estallar el día menos pensado.”

 

Del final, obviamente no os voy a hablar, deberíais descubrirlo por vosotros mismos, y es que, a pesar de que en algún momento las pistas sobre quien puede ser el culpable parecen claras, lo que no lo es tanto es la razón de que así sea y esa si es la verdadera sorpresa de la novela ese ¿POR QUÉ?, así, escrito es mayúsculas.

Puedo aseguraros, como ya hice la primera vez que me acerque a una de sus historias que Lorena es una autora a la que voy a seguir de cerca y de la que estoy esperando ansiosamente su próxima aventura, que visto lo visto, seguro volverá a sorprenderme.

 

“La vida se va complicando a medida que cumples años. El paso del tiempo no perdona, avanza como si nada, sin importarle cuánto duele a veces. Los papeles se invirtieron y, al final, fui yo la que terminó cuidando de naná. La miraba a los ojos, esos ojos de color azulado que iban perdiendo su brillo, y recordaba cada cuento que me leía por las noches en mi niñez, cada beso en la frente, cada pastel preparado con cariño, cada riña adolescente… Los años parecían haberse congelado. Y yo me esforzaba en recordar, pese a lo mucho que algunos recuerdos hieran, porque ella había perdido esa capacidad. Y solo cuando perdemos algo de manera irremediable comprendemos lo mucho que significaba.” 

miércoles, 4 de agosto de 2021

Alas de plata

Lackberg, Camilla (28/04/2021)

Alas de plata

Maeva, Madrid, 344 pp.

ISBN: 9788418184390


Faye, una mujer con dos rostros y un pasado del que escapar. Camilla Läckberg nos sorprende con una novela que reinventa la línea que divide el bien y el mal

Faye lleva una nueva vida en un pueblo de Italia. Su compañía Revenge va viento en popa y su exmarido está en la cárcel. Pero justo cuando piensa que todo ha vuelto a la normalidad, su pequeña burbuja de felicidad se ve de nuevo amenazada al descubrir que alguien intenta arruinar el sueño por el que tanto ha luchado. Los fantasmas del pasado todavía parecen estar muy cerca y dispuestos a arrebatarle todo lo que es suyo. Faye tiene que regresar a Estocolmo para salvar lo que más quiere. También hace una escapada a Madrid, un guiño a los lectores de nuestro país, que la autora adora.

 

“En este pueblo respetaban los secretos de la gente donde, resultaba más fácil así, dado que todos los hilos están entretejidos y dependían unos de otros, como una tela de araña gigantesca.”

 

Hoy os traigo mi opinión sobre "Alas de plata", la continuación de Una jaula de oro en la, que la protagonista es una mujer que llega a la últimas consecuencias para superar el maltrato al que ha sido sometida.

Cómo os comento esta es la segunda novela y no descarto que exista una tercera, pues, a pesar de que esta historia va cerrando muchos de los flecos pendientes de la novela anterior, aún deja colgando un cabo que es vital para la tranquilidad de la protagonista.

Faye, la protagonista, con la que conseguí no conseguí empatizar demasiado en la novela anterior, tampoco lo ha conseguido en esta.

Soy capaz de comprender los motivos de sus actos, máxime cuando la escritora explica tan explícitamente las torturas que superó en su infancia y su adolescencia, pero tal vez por conocerlo, me ha parecido menos creíble en ese presente de mujer que parece haberlo superado todo y que sólo busca la venganza contra el género masculino, al que, sin embargo, de una u otra forma se siente enganchada.

 

“He aprendido la lección. Nunca más volveré a ceder el poder. Nunca volveré a ser vulnerable.

- Eso es algo que no puedes prometer. Y  tampoco quiero que lo prometas. Tenemos que atrevernos a ser un poquito vulnerable.”

 

Como digo, no es una historia que me haya parecido demasiado creíble, pero como todo lo que escribe

Camila Lackberg me ha resultado entretenida, a lo que debo añadir, que tal vez, la falta de disfrute de esta lectura se debiera también al momento físico y psíquico en el que me enfrente a ella.

Faye es una mujer complicada, una mujer ambivalente, con una doble o triple vida a la que le obligan sus circunstancias personales, una mujer difícil de entender y de aceptar. Una mujer de éxito profesional y económico de cara para afuera, pero una mujer temerosa y débil en cuanto a su seguridad personal y sobre todo psíquica.

 

“¿De que valían el dinero y el éxito si se veía obligada a vivir lejos de las personas a las que quería?”

 

Y es sobre todo, una mujer que vive la sororidad, esa palabra tan de moda últimamente, como nadie, una mujer que hace de la misma su bandera de vida, porque, a la larga, las personas más importantes de su vida, la que la hicieron superar sus momentos difíciles, las que le han ayudado a conseguir todo el éxito y la riqueza en la que ahora abunda han sido mujeres. Y no solo las que eran o parecían amigas, sino algunas explícitamente enemigas, a las que la protagonista consigue ayudar, porque toda la crueldad que manifiesta ante los hombres se torna en comprensión hacia aquellas mujeres a las que, de una u otra forma ve derribadas por las armas de estos.

 

“Mujeres, siempre igual - pensó Faya - como siempre minusvalorándose, incapaces de reconocer sus méritos. Así es como nos educan. Eso es lo que nos enseña el mundo. Y el mundo lo gobiernan los hombres, que son los únicos que ganan si solo nos consideramos valiosas en tanto que les somos útiles a ellos.”

 

En esta novela la autora nos pasea por lugares maravillosos, dando una importancia vital a las ciudades y los movimientos de la protagonista por los mismos, Italia, Estocolmo y una magnifica descripción de Madrid, que no puedo dejar de señalar.

 

“Las calles de Madrid. Parecía una ciudad de embrujo, con más vida que ningún otro lugar que Faye pudiera recordar. En cada esquina había corrillos de personas que hablaban y gesticulaban como si lo que estuviera contando fuera lo más emocionante del mundo, los niños jugaban al fútbol o correteaban ruidosamente; en los bancos de los parques hablaban las parejas de enamorados, y  los jóvenes fumaban marihuana y bebían vino tumbados sobre el césped.

Y todo resplandecía bañado en la luz ambarina y densa de las farolas.”

 

Como en todas sus historias, en esta, la autora nos plantea momentos crueles e inconfesables,  misterios por descubrir, de traiciones y alianzas, personajes viles que siempre tienen algo que esconder, personajes buenos que no son tan buenos y malos que no lo son tanto como pareciera a primera vista.  En esencia, he vuelto a encontrar a una autora a la que me gusta leer por como cuenta sus historias, aunque he de decir que no es que esta haya sido mi historia preferida y que este deseando una nueva aventura de Patrick y Ericka, aunque os aseguro que, si hay un final para la historia de Faye, no pienso dejar de leerla. Tal vez en ella encuentre la comprensión que no he conseguido en estas dos lecturas.

 

“Las personas felices se encontraban en todas partes. […] Nuestras tinieblas no parecían extenderse más allá del jardín. Claro que, a saber… Yo solo veía las apariencias. Exactamente igual que los vecinos solo veían nuestra superficie a través de su ventana de la cocina y de conversaciones cotidianas acerca del césped que crecía en la linde de nuestros jardines.” 


Esta novela  participa en la Yincana Criminal 2021,  en la sección Ocurrio en Europa, dentro del apartado Una novela de un escritor/a nórdico o que la trama transcurra en la Europa Septentrional.



lunes, 2 de agosto de 2021

Las Doncellas

Michaelides, Alex (2021)

Las doncellas (ebook)

Alfaguara, Madrid, 328 pp.

ISBN: 9788420455495

A sus treinta y seis años, Mariana intenta recuperarse de la pérdida de Sebastian, el gran amor de su vida, ahogado durante unas vacaciones en una isla griega. Ella trabaja en Londres como terapeuta, pero cuando su sobrina Zoe, la única familia que le queda, la llama desde Cambridge para contarle que Tara, su mejor amiga, ha sido brutalmente asesinada cerca de la residencia de estudiantes, decide acudir en su ayuda.

Allí conoce a Fosca, un carismático profesor de Filología Clásica. El profesor mantiene un grupo de estudio con un número muy selecto de discípulas, todas hermosas y de familias elitistas, del que Tara formaba parte: las Doncellas. En el dormitorio de la joven, Mariana encuentra una postal con unos versos en griego clásico que exigen un sacrificio. Pronto los cadáveres de otras Doncellas irán apareciendo en el campus con los ojos arrancados y con una piña en la mano, y Mariana no solo deberá enfrentarse a la resolución de estos crímenes, sino a los fantasmas de su propio pasado.

 

“Mi gran problema con el psicoanálisis es la idea preconcebida de que el sufrimiento es un error, una señal de debilidad, o incluso señal de enfermedad. Cuando, de hecho, tal vez las mayores verdades que conocemos proceden del sufrimiento personal.”


Hoy os traigo la segunda novela de un autor que consiguió conquistarme a principios del 2020 con “La paciente silenciosa”.

Fue aquella una lectura magnifica, de las que dejan huella, y tal vez por ello, las expectativas respecto a la novela que hoy os comento eran altísimas, y a pesar de que la he disfrutado y me ha tenido enganchada desde las primeras líneas, no me ha dejado el mismo poso que aquella.

Nos encontramos ante una protagonista que no destaca por sus dotes detectivescas, y que además se encuentra en un momento de su vida, en el que más que poder ayudar necesita ayuda. Pero claro, todo eso cambia cuando quien solicita esa ayuda es la única superviviente de su familia. Y a Cambridge que se va, abandonando a quienes dependen de ella y volviendo al lugar donde vivió los inicios del amor con su marido ausente.

 

“Freud argumentaba que, tras la muerte de un ser amado, debíamos aceptar la pérdida desde un punto de vista psicológico y dejar partir a esa persona o, de lo contrario, corríamos el riesgo de sucumbir al duelo patológico, que él llamaba “melancolía” y nosotros conocemos como “depresión”.”

 

Influida, no solo por su capacidad de percibir las emociones de otros, sino por las sospechas que otros siembran en ella, se empeña en la culpabilidad del Profesor Fosca, líder de las Doncellas, un grupo de estudio al que este imparte la asignatura de Tragedias Griegas, que sirven, entre otros de eje central en esta trama.

 

“Los grupos pequeños proporcionan un entorno perfecto para que las mentes excepcionales florezcan… Eso es lo que hago: crear esos espacios.”

 

“- Fosca tiene un grupo favorito de estudiantes. ¿Lo sabías, Clarissa? - Mariana miró a Zoe segundo -. Se reúnen en privado… En secreto. Él las llama las Doncellas.

- ¿Las Doncellas?- repitió la mujer -. La primera noticia que tengo. ¿Inspirado en los Apóstoles?

- ¿Los apóstoles?

- La sociedad literaria secreta de Tennyson… Donde conoció a Hallam.

Mariana se la quedó mirando. Tardó un segundo en recuperar la voz. Asintió.

- Tal vez.

- Por descontado, los Apóstoles eran todos varones. Imagino que los miembros de las Doncellas seran mujeres.

-  Exacto. Y Tara y Veronica formaban parte del grupo. ¿No crees que es una extraña coincidencia?.”

 

El sospechoso está tan definido desde el minuto uno, que todo te va llevando a él, y por las mismas razones, te va alejando de él, obviamente, no todo puede ser tan sencillo.  Porque claro, no es éste el único personaje que podría convertirse en un asesino en serie: tenemos a Henry, uno de los componentes mas desajustados de su grupo de terapias, un hombre resuelto a todo con el afán de ganar su atención, tenemos a Morris, el bedel amable que todo lo controla, tenemos a Fred, ese joven recién conocido cuyo afán por ayudar a nuestra protagonista desde el halo de amor a primera vista es algo sospechoso y tenemos a Julián, ese colega investido oficialmente para ayudar en la investigación y que no comparte ninguna de las ideas que Mariana se empeña en defender.

 

“Era un asesino.

Aquello era un hecho, no algo que Mariana intuyera solo en un plano intelectual, como una idea. Se lo decía el cuerpo. Lo sentía en los huesos, en la sangre, en cada célula de su ser.

Edward Fosca era culpable.”

 

La gran mayoría de ellos, presentan, además de indicios para ser el asesino citado, una vinculación, más o menos directa con Grecia, país que vincula el pasado de Mariana siendo además la cuna de las tragedias que se citan a lo largo de todo el texto.

Como veis candidatos no le faltan y todos lo parecen en algún momento y de una u otra forma, pero aquí sí, como en la novela anterior, el autor ha conseguido sorprenderme absolutamente con el desenlace de la trama.

La voz del narrador cuasi omnisciente, tampoco aclara nada, limitándose a narrar lo que los personajes viven, pero sin incorporar ninguna pista adicional.

Existe, además del narrador citado, un narrador en cursiva, un narrador en primera persona, un personaje que a través de su diario nos traslada una personalidad enfermiza, que podría ser la del asesino, pero que, sin embargo, tampoco nos ofrece ninguna pista de la identidad de su identidad.

Como en la novela anterior, el autor abunda en los sentimientos y pensamientos que, llevados al extremo, pueden desestabilizar nuestra vida, comenzando por la propia depresión y el complejo de inferioridad en la que está inmersa nuestra protagonista y siguiendo por la ira del asesino, el sentimiento de abandono y maltrato infantil de alguno de nuestros sospechosos, la envidia, la dependencia,   el desdén y el desprecio llevado a su máximo extremo incluso dentro de un grupo cuyas relaciones deberían ser justo las contrarias, al menos como nuestra protagonista lo entiende.

Es cierto que este barrido de sentimientos se centra demasiado en lo que Mariana siente o presiente y no en los propios actos de los protagonistas, lo cual ha provocado que se hayan quedado en lo superfluo dejando a los personajes, excepto los protagonistas principales, como personajes excesivamente planos.

 

“Qué ridículo, pensó,  dejar que un grupito de veinteañeras la amedrantara por muy guapas o inteligentes que fueran. Mariana se sentía otra vez como en el patio de la escuela: un patito feo en un rincón, frente a una pandilla de chicas populares. La niña de su interior sentía miedo, y  por un segundo se preguntó cómo serían las niñas interiores de esas jóvenes, y si su aparente seguridad no ocultaría sentimientos de inferioridad similares. Por debajo de esa actitud altanera, ¿se verían tan pequeñas como ella?. Le costaba imaginarlo.”

 

Además de los personajes propios de la novela, las doncellas, los profesores, los distintos terapeutas, así como las “camareras”, existen en esta novela dos aspectos más que se dibujan como auténticos personajes:

- Tennyson : Autor al que he conocido a través de estas páginas

 

“Así lo creo , indiferente al azar;

así lo siento, aun en la pena hundido;

es mejor haber amado y perdido

que no haber amado jamás…”

 

- Las propias tragedias griegas en las que el autor abunda con detalle a lo largo de toda la historia y  que explican y determinan el desarrollo de las muertes.

En resumen, si me preguntáis si os recomiendo leer esta historia, la recomiendo sin duda, pero con la expectativa de pasar un buen rato de lectura y sin las expectativas de encontrar una novela, ni parecida a  “La paciente silenciosa”, a la que por cierto el autor hace varios guiños en esta obra.

 

“Existía una palabra para designar ese momento en las tragedias griegas: anagnórisis, el reconocimiento, el instante en el que el héroe al fin de la verdad y comprende su destino… y que siempre ha estado ahí,  desde el principio, ante sus ojos.”

 

Esta novela participa en la Yincana Criminal 2021,  en la sección Islas Enigmáticas  dentro del apartado  El escritor/a ha nacido y/o reside en una Isla.