sábado, 18 de noviembre de 2017

El legado de Ava

FUENTES MORENO, Elena (2017)
El legado de Ava: Finalista del Premio literario de Amazon 2017
Edición Digital, 282 páginas.


“Ava no es una mujer común, tampoco una buena persona, pero si le das la mano, te conducirá hacia el interior de una historia fascinante: su vida. Su existencia comenzó cuando sus padres dejaron atrás una humilde realidad, en busca de oportunidades y promesas de un futuro mejor. No podían imaginar que tras las fronteras de España, les esperaba una vida completamente diferente en escenarios con los que jamás osaron ni soñar y sobre los que se asentará un legado que perdura hasta nuestros días.
Tras los recuerdos de Ava no encontrarás justificación, ni tan siquiera expiación, pero quizá sí halles las respuestas que te permitirán comprender los impulsos ocultos por los que tomó las peores decisiones de su vida.

No es fácil que la protagonista de una novela cumpla tan clara y conscientemente las características del “antihéroe”; no es habitual que el protagonista asuma tan sinceramente desde la primera línea  su lado más oscuro y es casi, menos habitual, que seamos capaces de entenderla y ponernos en su piel, aunque nuestros principios sean opuestos a lo que nos están narrando.

Esta es una novela de elecciones, sobretodo de las que no son “políticamente correctas”, es una novela de sentimientos y a la vez de falta de sensibilidad.

Ava es una mujer criada entre dos mundos totalmente opuestos, educada entre la miseria y la opulencia , entre lo que se posee y lo que se desea, entre lo que se es y lo que se está dispuesto a hacer para conseguir ser quien se quiere ser.

Esta historia presenta dos partes claramente diferenciadas tanto en la trama como en el momento argumental; en la primera parte, situada en Alemania en la infancia y adolescencia de la protagonista, encontramos a Ava el personaje principal,  al que conocemos íntimamente a lo largo de esta  primera parte, este conocimiento no sería posible sin el concurso de sus padres, Consuelo, un personaje que destaca a lo largo de toda la historia y que es el contrapunto de Ava, una mujer hecha a sí misma, un personaje que encarna la bondad, el amor, el sacrificio por aquellos a los que ama y de Francisco, el hombre tranquilo.

En esta misma primera parte conocemos la opulencia de los Colville y Los Lenz, su ambición, su complejo de superioridad, pero también sus debilidades, sus miedos y sus sombras…

En la segunda parte Ingrid y Dan; dos personajes claramente definidos, situados en el Berlín del momento actual , personajes de nuestros días, esposos, padres, profesionales… personas normales en un tiempo normal, con sus alegrías y sus penas, con sus rutinas y sus problemas…
Ambos personajes y momentos tienen su punto de encentro en Postdam, en la mansión de los Lenz y en el humilde hogar de Consuelo y Francisco.
La descripción de los paisajes es precisa y medida, no se alarga en explicaciones innecesarias, pero ofrece las suficientes para transportarte al clima, al paisaje y al interior de los escenarios en que se desarrolla la acción.

La historia me ha resultado atractiva y bien narrada, presentando un buen ensamblaje entre sus partes y convirtiendo el epilogo en un magnifico capítulo final que deja un buen sabor de boca.

Este  libro que me ha hecho pasar magníficos momentos y a la vez me ha llevado a reflexionar sobre las motivaciones humanas y la valentía de aceptarlas, de aceptarse a uno mismo con sus luces y sus sombras, es un libro que habla también de segundas oportunidades y de nuestra decisión de aprovecharlas o dejarlas pasar.


Dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno y este libro es un claro exponente de esta máxima, un libro corto, conciso y concreto, una historia maravillosamente escrita a la que no le pondría ni quitaría una coma. Una lectura absolutamente recomendable para todo aquel que desee pasar un buen rato disfrutando de buena literatura.

“A menudo, juzgamos las acciones de los demás a la ligera, pero lo único que podemos saber a ciencia cierta es que nadie conoce como actuará ante una determinada situación sin vivir las mismas circunstancias previas”

Ella lo sabe

FRANCO, Lorena (2017)
Ella lo sabe
Ediciones B, Barcelona, 531 páginas
ISBN: 978-84-17001-09-4

«Vi irse a María con Víctor el jueves a las dos y media de la madrugada. Él volvió y ella, desde entonces, está desaparecida.» La rutina de Andrea, una escritora de thrillers traumatizada por un horrible suceso del pasado y un matrimonio que está a punto de romperse, se ve interrumpida por la inesperada llegada de su cuñado. Víctor es un tipo silencioso y extraño del que no sabe nada. 
Su manía de fisgonear a través de la ventana de la cocina la vida de sus vecinos, la llevará a descubrir que una madrugada estival cualquiera, en la calle de la urbanización en la que vive y donde nunca pasa nada, su vecina María se sube en el coche de su cuñado. Él vuelve pero María no. 


Esta es la historia de Andrea;  una mujer derrotada, una mujer a punto de tocar fondo, una mujer profundamente afectada por una perdida y cuya única aspiración es soportar el día a día, de cualquier manera, cuyo único entretenimiento en una urbanización con cuya descripción no he podido dejar de imaginar la “Wisteria Lane” de la serie Mujeres Desesperadas, es observar a sus vecinos desde la ventana de su cocina e imaginar cómo son sus vidas, elucubrar que secretos esconden.

Este personaje, está tan bien perfilado que a menudo me he visto inmersa en su mente, he sentido sus miedos, sus inquietudes, su desesperación y sus pequeñas victorias. Es un personaje que se nos dibuja frágil pero que a lo largo de la novela va desvelando sus fortalezas en pos de la verdad que desea y teme descubrir.

Junto al personaje principal un coro de secundarios perfectamente afinados;  los vecinos misteriosos, que no lo son tanto, una extrañas bolsas de basura, unas rutinas que a veces se interrumpen dando lugar a preguntas que la protagonista se empeña en desvelar una a una… un extraño que entra en escena cargado de secretos generando una enorme desconfianza un coprotagonista que nos despista continuamente con sus cambios de actitud.

Todos los personajes son magistralmente  definidos a lo largo de la historia, dándole a esta mayor consistencia y veracidad.

La narración en la época actual y el desarrollo de la acción en una zona residencial similar a las que podemos encontrar en los alrededores de cualquier gran ciudad, con un modelo de hogar, repetido una y otra vez, con calles semidesiertas a diario, con farolas que no siempre funcionan como debieran, consiguen un  ambiente opresivo y fantasmagórico en el que la protagonista se empeña en iniciar una nueva vida.

La descripción del entorno esta cuidada sin sobrepasar el límite de lo necesario, la autora no se pierde en explicaciones vacuas, pero se extiende lo suficiente tanto en la parte urbana como en el paisaje circundante para hacernos capaces de imaginar, sin ningún género de dudas el ambiente que quiere transmitir.

La trama de la novela es interesante y novedosa, comienza planteando interrogantes que a medida que se van desvelando van dando lugar a nuevas dudas, estos “misterios” mantienen la tensión durante toda la novela llegando a su culminación en un final absolutamente inesperado.

Con un lenguaje directo y nada afectado la autora es capaz de llevarte a su mundo en cada uno de los pasajes,  hace un uso acertado de los diálogos que se prodigan en su justa medida a lo largo de las más de 500 páginas de novela.

Esta es la primera novela que leo de Lorena Franco; las expectativas que forjaron en mi tanto el titulo de la obra como su portada, han sido ampliamente superadas por su lectura. Es una novela bien construida y sobretodo magníficamente resuelta, con un final inusual y tremendamente original. No es una novela negra al uso, pero es una magnífica novela negra que me ha entretenido, atrapado y sorprendido a partes iguales.

Me ha gustado la trama y el estilo narrativo de la autora, por lo que no será ésta la última vez que me acerque a sus historias, seguro.


                  “Nadie es quien dice ser, la persona que menos te esperas, aquella con la que duermes cada noche y convives a diario, puede ser un completo desconocido llegado el momento”

domingo, 5 de noviembre de 2017

Una noche inolvidable


Hace unas semanas comentaba con una amiga mi intención de celebrar los 45 años tal como celebré los 40, preparar una fiesta en la que reunir a todas esas personas que me gusta tener en mi vida, a todas esas personas que a lo largo de estos meses me han demostrado que desean tenerme en la suya.

Consideraba que era una buena ocasión para celebrar la vida, esa que me dieron mis padres y la que vuelvo a tener ahora, un buen momento para poner, rodeada de los míos, de todas esas personas imprescindibles,  el broche de oro a una mala experiencia con final feliz, sería  mi forma de agradecer el tiempo, el cariño y el cuidado con que me llevan obsequiando desinteresadamente estos 44 años,  pero se me adelantaron…

El mes de octubre es un mes importante en mi familia, el aniversario de boda de mis padres y el nuestro, el cumpleaños de mi marido, de mi sobrino, de mi hermano y de mi hijo; cada año, el último fin de semana se convierte en una celebración múltiple y a eso pensé que me dirigía el sábado pasado, a comidas y cenas familiares.

Es cierto que en otras circunstancias, en otro momento de mi vida menos brumoso, quizá hubiera sido capaz de leer las pistas que sin querer se desgranaron en la primera comida familiar, en las conversaciones, en las miradas, en la preparación para la cena, en el caos de las habitaciones, en los nervios de mis hermanos, en las maletas sin sentido… pero nunca se me ocurrió imaginar que mi gente, mi familia, capitaneada por mi hermana pequeña, aquella a la que me juré cuidar y que lleva un año cuidando inexcusablemente de mi, iban a hacerme la mujer más feliz del mundo.

Una cena a la que llegábamos 20 minutos tarde, un camarero al que nunca habíamos visto que nos indicaba un lugar donde aparcar y se dirigía a mi por mi nombre, las escaleras que bajaban a una sala en la que supuestamente se encontraban mis hermanos dispuestos a recelebrar un cumpleaños  deleitandonos con un menú degustación, pero que no tenia mesa alguna preparada, que se encontraba a oscuras y tenia globos por el suelo…  una pequeña luz se hizo en mi interior, una chispa de entendimiento, pero entonces empezó a sonar la música y sobre la pared comenzaron a desfilar imágenes de mi vida, de mi infancia, de mi adolescencia, de mi familia, de todos esos momentos que se atesoran felices en la memoria, de todas esas  personas que han sido importantes a lo largo de mi vida. Y no podía moverme, no podía despegar los ojos de esas imágenes, no podía dejar de llorar allí depié, sintiendo la mano de Pablo en mi espalda, no podía parar esa emoción que me embargaba, tantos momentos pasados, tantos momentos felices, tantas partes de mi misma reflejadas en esa pared, tanta nostalgia y tanta alegría….

Cuando paró la música y se encendieron las luces fui consciente de la magnitud de lo que estaba ocurriendo, mi familia, mis amigos, esos que hasta segundos antes se reflejaban en una pared, estaban allí, no podía creerlo, mis amigas desde la más tierna infancia, mi Loto, mi Ana T; excepcional reportera grafica, las de mi adolescencia, mi Macu, Silvia, Marta, Elena, Cristina, mi Paquito, mis compañeras de Salamanca, mi Ruti, mi Chon, mi Elena, mi Gemma, mi familia elegida, las que me han cuidado dia a dia en estos aciagos días Elena, Nieves. Todos ellos solos o acompañados, mi Pablo, mis hermanos, mis cuñados, mis primos, mi sobrina… todos ellos estaban allí y yo no tenía brazos para abrazarlos a todos, a los que estaban y a los que queriendo estar no pudieron  pero se hicieron presentes en aquel momento, un ramo de flores, un video, un mensaje…

Pase del llanto a la risa, recibí amor a raudales en esos abrazos y volví a llorar de felicidad.
Una placa con una maravillosa frase, las galletas de mis muñecas preferidas, una mahou fría que alguien puso en mis manos, los aperitivos que los camareros no cesaban de ofrecer  y unos músicos que comenzaron cantando a los secretos y  “ojos de hielo” que coreamos sin complejos…

Así comenzó una noche mágica, una noche de celebración de la vida, de recuerdos compartidos, de música y risas, muchas risas, de baile, de energía positiva, de amor en su más amplio sentido… una de las mejores noches de mi vida.
            

 “Y ahora que han pasado unos 
días y no me sobrepasan las lagrimas, ahora que revivo los maravillosos momentos que me hicisteis vivir el sábado, os debo las palaras que no pude deciros.
Estos meses me han quitado muchas cosas, algunas reponibles, otras no. Me han robado tiempo y fuerza, pero tengo la enorme fortuna de haber recibido otras mucho mas importantes.
Estos meses os he sentido cerca, empujándome en el camino, animándome con vuestro aliento, vuestros mensajes, llamadas, miles de detalles e incluso el silencio que a veces os impuse. Os he tenido a mi lado a todos y cada uno de vosotros, pero permitidme que aquí y en cualquier parte sea a mis hermanas, a la de sangre, mi chiqui, mi Sandra y a la elegida, a mi Elena, a mi compañero de vida. A Pablo, a mis hermanos Alfonso y Luis, a mi Alba y a mis cuñados, les agradezca especialmente su esfuerzo, su atención y cuidados, su amor incondicional y su paciencia cuando era imposible tenerme paciencia…
Soy inmensamente afortunada de tener la familia que me tocó, soy inmensamente afortunada de haber encontrado tan buenos amigos a lo largo de mi vida.
Sabéis que todos y cada uno de vosotros tenéis un lugar especial en mi corazón y en mis días. Os adoro a todos y cada uno de vosotros.
GRACIAS, de todo corazón, no tendré vida para devolveros todo lo que me habéis dado”

Hay cientos de fotos y decenas de videos que recogen muchos de los momentos de aquella noche, pero os aseguro que hay muchos más sentimientos guardados dentro de mí.





domingo, 22 de octubre de 2017

La chica de antes

Delaney, J.P. (2017)
La chica de antes
Grijalbo, Madrid, 432 páginas.
ISBN: 9788425355271



Es una casa espectacular. Elegante, minimalista. Toda ella respira buen gusto y serenidad. Justo el lugar que Jane estaba buscando para empezar de cero y ser feliz.
Aunque lo extraordinario es que se la ofrecen por un alquiler irrisorio. Solo tiene que completar un peculiar formulario de solicitud y aceptar sin condiciones las reglas impuestas por su propietario y creador, un enigmático arquitecto.
Al poco de instalarse, Jane descubre que algo le pasó allí a la inquilina anterior, Emma. Y empieza a preguntarse si no estará repitiendo las mismas elecciones, los mismos errores, las mismas sospechas que la chica de antes.


Cuando encontré este título entre las novedades de novela negra de la librería me atrajo como un imán, cuando leí la sinopsis decidí que era un libro que merecía una oportunidad aunque el autor me resultara totalmente desconocido, la originalidad de su trama hizo que pasara a ser el primero de los “libros pendientes” y una vez finalizado he de decir que fue una magnífica elección.


Nos encontramos con un thriller psicológico, un libro en el que el protagonismo principal coincide con el escenario central de la historia,  una casa minimalista, robotizada,  especial y única, tanto en su arquitectura como en las normas que se exigen para vivir en ella.
El control que la casa ejerce sobre sus habitantes y las múltiples normas que imperan entre sus muros es un aspecto original en la trama y ambos aspectos generan un ambiente claustrofóbico e inflexible.

Es esta una novela que se desarrolla en dos tiempos (la inquilina actual y la anterior); nos acercamos a las vivencias de las dos protagonistas principales, a las razones que las llevan a intentar empezar de cero abandonando el lugar donde vivieron sus traumas. Son mujeres rotas que intentan reconstruirse, personajes estos, mentalmente frágiles acompañados de secundarios fuertes, fríos y controladores.
De cada uno de los personajes solo vemos un aspecto, como las caras de una figura geométrica y a lo largo de la historia, vamos vislumbrando el resto, vamos descubriendo los secretos que cada uno de ellos guarda celosamente y que en la mayoría de los casos se vuelven en su contra.
El autor narra  con un lenguaje llano y directo, sin florituras, sin una palabra de más ni de menos.


Toda la trama está salpicada de mentiras a medias, de falsas apariencias, de pérdidas irremediables y de las distintas formas en que cada uno de los personajes  supera el dolor.
Es una novela que no solo me ha resultado una magnífica inversión de tiempo, sino que además me ha llevado a reflexionar sobre multitud de temas.


Es un libro que recomiendo a todos aquellos que deseen ser sorprendidos con  tramas  elaboradas y con  finales inesperados, aunque debo advertir que es una lectura, en momentos un poco claustrofóbica y que me ha dejado totalmente exhausta.

EL EFECTO MAS EVIDENTE

El peor de todos los efectos de la quimioterapia es que te impide hacer planes a medio, ni si quiera a corto plazo. Los planes se reducen a lo que eres capaz de hacer cada día cuando amaneces, dependen de tu cabeza, de tus nauseas, de tus fuerzas y del efecto secundario que ese día concreto esté presente o no.
Lo cierto es que los efectos, no por esperados son menos traumáticos.

Ayer, después de reunir las fuerzas suficientes para algo tan simple como darme una ducha, los mechones de pelo comenzaron a caer sobre mis hombros igual que el agua de la alcachofa, aclaraba con cuidado el champú, pero no servía de nada, las guedejas se enredaban en mis dedos y las gotas se mezclaban con mis lagrimas.

Mientras sacudía las mechas entrelazadas en la toalla y eliminaba la madeja enredada en el desagüe, decidí que no habría mas remedio que pasar la maquina por mi cabeza y resonaron las palabras de la oncóloga:
-El pelo se cae a partir del día 14 - éste es exactamente el 14, maldita precisión.


Conseguí sobreponerme a duras penas al impacto que me producía pensar en mi cabeza pelona e intenté sonreír a mi Elena que traía las palmeras rosas que Viena Capellanes elabora cada año el día 19 de octubre, día contra cáncer de mama. No pude evitar que se me saltaran las lagrimas al contarle el episodio que acababa de vivir, pero tenerla cerca siempre consigue animarme y también ayer fue así, al menos durante unos minutos.



Hoy pensaba ir a la peluquería para que Yoli eliminara de raíz el problema de la “caída de pelo”, pero solo pensar en volver a quedarme con el pelo en la mano me disuade de salir de casa.
Le he pedido a Pablo que me pase él la maquina, me ha preguntado si estoy segura, no lo estoy, no es fácil decidirse a hacerlo, pero no queda más remedio. No es fácil elegir el numero de corte, ¿al cero, al uno?.  Lo dejamos en el dos, Pablo me pregunta de nuevo si estoy segura, con las lágrimas rondándole los ojos, a mí también me afloran. Si.

El poco pelo que queda va formando montañas en el suelo, oigo la maquina, la siento en mi cabeza e intento imaginar cual será el resultado. Cuando el ruido cesa no soy capaz de mirarme al espejo, veo la tristeza y la frustración reflejadas en la mirada de mi marido y entonces me giro, sólo un momento, me vislumbro brevemente en el espejo, aun no estoy preparada para mirarme de frente.
Me abrazo fuerte a su cuerpo y dejo que resbalen por mis mejillas las lagrimas ya sin control ninguno, lloramos ambos, Alberto se abraza a nosotros y me mira sin acabar de entender lo que ha pasado y de pronto nos sorprende pidiendo guardar un mechón de ese pelo que ya no está en mi cabeza sino en pequeños montículos por todas partes, quiere guardarlo hasta que vuelva a crecerme le ponemos una goma formando una pequeña coleta y se lo lleva a su dormitorio. Cuando he ido a arroparle antes de acostarme, lo tenía debajo de la almohada.

Parece una estupidez, pero el pelo siempre ha sido importante para mí,  mi melena una seña de identidad, siempre abundante, siempre largo… a partir de ahora ya no estará, a partir de ahora la falta de cabello le gritará al mundo que tengo cáncer, hasta ahora era a mí a quien me correspondía contarlo o no, ahora lo contaran mis pañuelos.


No soy de esconderme, hoy tampoco lo haré. Ha sido un momento duro pero necesario. Con pelo o sin él, seguimos en la lucha.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Mi Santa

16.10.16

Cuando tu cuerpo no responde piensas que nunca vas a volver a encontrarte “bien” pero la esperanza te despierta  cada mañana susurrando: -Hoy será el día.

Se acerca  una de las dos fechas más importantes de cada año, el día en que tu único deseo es vivir junto a los tuyos el día grande de tu tierra, el momento de ver a tu Santa pasear llevada a  hombros por  tus paisanos; tal vez para cualquier otro solo sea una imagen, pero a ti te remueve por dentro, hace que surja la emoción de lo más profundo de ti.

Y te despiertas, otra vez, y no eres capaz de moverte, y tienes que renunciar a  vivir ese día, a estar en el lugar que mas deseas… y sientes un enorme vacío, un dolor emocional que se añade al dolor físico.



Y al amanecer del “día después”,  las piernas apenas te responden, cuerpo está exhausto, sigues sin ser quien eras hace apenas cuatro meses… pero  te levantas y decides que tienes fuerzas suficientes para cumplir tu pequeño reto, para visitar esa imagen, para intentar “normalizar” lo que es imposible normalizar.

Y te llevan y el corto viaje te agota,  y te cuidan y te sientes una niña indefensa… otra vez. Y tu cuerpo sigue sin responder, pero te obligas a comer, a caminar, a intentar descansar  y sonríes y saltan tus lagrimas ante esa imagen que hoy no pasea por las calles y caminas lentamente y respiras el aire puro y posas para las fotos con la mejor de tus sonrisas y haces creer a los que te quieren que todo va mejor, intentas convencerte convenciéndoles a ellos, aunque no sea cierto, aunque en el fondo no tengas ninguna gana de fingir.




 Y de vuelta a casa caes rendida en tu cama, pero satisfecha de haber podido cumplir ese pequeño deseo y feliz de haber visto la esperanza reflejada en los ojos de los tuyos.

lunes, 16 de octubre de 2017

Efectos secundarios

14.10.16

Despiertas un día más y el primer pensamiento es "que mal sueño, que pesadilla más cruel".

En unos minutos vuelves a sentir ese extraño gusto al final de tu boca que se va volviendo familiar y vuelves a notar esas sensaciones de vértigo y nausea que se han vuelto compañeras inseparables de tus últimos días y te das cuenta de que la pesadilla  es real.

Te levantas porque tienes que hacerlo y te arrastras los 20 metros escasos que te separan del sofá llegando como si acabarás de correr un maratón.



Comes obligándote porque tienes que tomar las pastillas correspondientes, aunque no sientas hambre ni sed,  aunque se te vaya la cabeza, aunque todo te sepa a rayos.




Te obligas a aguantar despierta, a no cerrar los ojos y dejarte caer de nuevo en la inexistencia del sueño, porque entonces, de nuevo, no podrás dormir de noche pero seguirás sin poder mantenerte despierta.




Te llaman y te obligas a contestar, te visitan y te obligas a aguantar estoicamente, a sonreír y aguantar las consabidas frases de, tienes que animarte, tienes que estar fuerte....
Malditas las ganas que tienes de nada, pero aguantas por que es un día más de sentirte fatal pero también y eso es lo importante, es un día menos para que acabe la pesadilla, la de verdad...

lunes, 9 de octubre de 2017

La verdad sobre el caso Harry Quebert

DICKER, Jöel (2013)
La verdad sobre el caso Harry Quebert
Alfaguara, Madrid, 661 páginas
ISBN: 978-84-204-1406-5

“Quién mató a Nola Kellergan es la gran incógnita a desvelar en este thriller  incomparable  cuya experiencia de lectura escapa a cualquier intento de descripción. Intentémoslo:  una gran novela policiaca y romántica  a tres tiempos -1975, 1998 y 2008- acerca del asesinato de una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire. En 2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor -Harry Quebert, autor de una aclamada novela- y descubre que éste tuvo una relación secreta con Nola Kellergan. Poco después, Harry es arrestado y acusado de asesinato al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín. Marcus comienza a investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras busca demostrar la inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz. La verdad sólo llega al final de un largo, intrincado y apasionante recorrido.”



A priori, este es un libro que no habría leído, no habría sido seducida ni por su portada, ni por su titulo. Sin embargo, es un libro que hace años me recomendó encarecidamente una amiga con la que comparto gustos literarios y como en todas su recomendaciones ha sido un grandísimo acierto.

Presenta  elementos propios muy novedosos; el primero de ellos es la numeración de los capítulos que se realiza de forma descendente, comienza por el capitulo 31 y finaliza en el primero, siendo cada uno de ellos un consejo para convertirse en escritor.

Es un libro que narra la escritura del propio libro y el proceso de creación del libro sobre el que trata, son libros, dentro de libros, como las muñecas rusas.

Esta novela habla del amor, de las apariencias, de los “pecados”, de la vida y la muerte y habla del oficio de escribir, de la angustia de la página en blanco y la falta de inspiración, de la gestión del éxito y también de la del fracaso, de las presiones a las que a veces  se ven sometidos los autores por parte de sus editores, habla, sin tapujos, de la cara menos amable de este oficio.

“Creo que soy un auténtico escritor”. Escribir es un acto libre.
Soltó una risa forzada (el editor)-
-¿Y quién le ha contado esas tonterías? Usted es esclavo de su condición. Escribir es ser dependiente. De los que le leen o de los que no le leen. ¡Eso de la libertad no son más que gilipolleces! Nadie es libre. Una parte de su libertad me pertenece, al igual que una parte de la mía pertenece a los accionistas de la compañía.”

Existen multitud de personajes, cuyas virtudes y miserias son claramente expuestas a lo largo de la novela, los personajes principales quedan perfectamente definidos en los primeros capítulos de la historia, conocemos sus imposturas, sus sueños y sus miedos, sus vivencias, pasadas y presentes. Y  estos personajes están acompañados por un gran número de magníficos secundarios en los que se identifican arquetipos claros,  la madre sobreprotectora, controladora  y “sabelotodo”, la “guapa” del instituto, el “policía americano”, el “deformado”,  la historia de amor imposible…

El autor ha captado el ambiente de las pequeñas ciudades americanas, tantas veces reflejadas en el cine, el retrato de una sociedad de apariencias, con sus secretos y mentiras, con su miedo a lo desconocido, con su servilismo al “famoso” por su propio complejo de inferioridad. Ha descrito el paisaje costero llevándonos de la mano por las orillas de mares y lagos y adentrándonos en bosques frondosos,  a través de los ojos del narrador consigue  que seamos parte integrante de éstos paisajes.

Es una novela  llena de mentiras y verdades, de conjeturas que son certeras hasta que caen como un castillo de naipes paginas después, un libro lleno de culpables reales, que resultan a posteriori no serlo tanto y de acciones falsas que esconden actos reales.

Cada final en esta historia tiene dentro de sí mismo otro final, cada verdad que descubrimos esconde una mentira.
Es un libro que a pesar de sus más de 600 páginas, no resulta lento, no le sobra ni una página, mantiene el suspense hasta el final, tal y como aconseja el autor consagrado al joven escritor:

“4. Sweet home Alabama
Cuando llegue al final del libro, Marcus, ofrezca a sus lectores un giro argumental de último minuto.
-¿Por qué?
-¿Por qué? Porque hay que tener al lector en vilo hasta el último momento. Es como cuando juega a las cartas, debe guardar algunos triunfos para el final”

 Y lo consigue, ya que la imagen del puzle no se ve completa hasta no haber leído las últimas 60 páginas.

Es un libro que sorprende por su originalidad, por la complejidad de las tramas que van encajando poco a poco en un engranaje perfectamente  engrasado, en el que nada chirría, una novela que considero de obligada lectura para los amantes de este género y una magnifica opción para aquellos que quieran acercarse por primera vez a la novela negra.

Suscribo una a una las palabras del autor en su epílogo:

Un buen libro, Marcus, no se mide sólo por sus últimas palabras, sino por el efecto colectivo de todas las palabras precedentes.
Apenas medio segundo después de haber terminado el libro, tras haber leído la última palabra, el lector debe sentirse invadido por un fuerte sentimiento; durante un instante, sólo debe pensar en todo lo que acaba de leer, mirar la portada y sonreír con un gramo de tristeza porque va a echar de menos a todos los personajes. Un buen libro, Marcus, es un libro que uno se arrepiente de terminar.


jueves, 5 de octubre de 2017

La primera

5 de Octubre de 2016.

Día después de la primera sesión, día de “subidón” de corticoides, me he ido a trabajar como cualquier otro día y he llegado más tarde de la hora prevista, como cualquier otro día, también…

Ha sido fantástica esa sensación de cotidianeidad, ha sido genial volver a tener un día normal de trabajo, ha sido maravilloso poder abrazar a mis compañeros de nuevo, ha sido una grata sorpresa volver a sentir su cariño, su calor y sus detalles, ha sido un día más después de lo vivido ayer.




Ayer fue el día de las “primeras veces”.  Primera consulta antes del tratamiento, primeros recorridos por el hospital, primeras confirmaciones de citas, de recogida de fármacos, de incertidumbres…

Entro en la sala, hay 20 sillones iguales al que me asignan, no dormí nada la noche anterior, el desasosiego, supongo; estoy agotada, como flotando,  nerviosa y a la expectativa…

El personal del Hospital de Día es maravilloso, me acogen y vuelven a explicarme  los posibles efectos adversos que pueden aparecer;  intentan “normalizar” una situación que es absolutamente excepcional.

A mi alrededor hay hombres y mujeres, más de estas últimas, tal vez sea solo casualidad, alguna de ellas necesita oxigeno y varias de ellas están “arropadas” por mantas térmicas, será esto lo que me espera? La imagen no me tranquiliza absolutamente nada.

La mayoría tienen a alguien sentado en la silla del acompañante, la mía está vacía, decidí ir sola, hay ciertas situaciones en mi vida a las que prefiero enfrentarme sola, por más que familia y amigos se hallan ofrecido a venir… prefiero estar sola con tanta gente alrededor.


Han puesto la vía en mi brazo útil y han colgado cinco bolsas en el árbol, me indican que esta primera vez la velocidad será muy lenta para comprobar que no haya reacciones inadecuadas a la medicación, tengo 5 horas por delante pero he venido preparada, el teléfono cargado, el cuaderno para escribir, el libro que quiero empezar a leer  y el libro electrónico, por si acaso.

Al final prácticamente no usaré nada, me dedicaré a ver como gota a gota las bolsas se vacían, como mi cuerpo se va relajando y a veces me vence el sopor.



Los voluntarios de la AECC recorren la sala, nos saludan, nos ofrecen lectura, bebida, masajes de Reiki… nos traen un tentempié que ayude a sobrellevar las horas en esta sala… parece todo “tan normal”….



Y a las 6 de la tarde, salgo a la calle, con una luz mucho más tenue que la que me recibió esta mañana a mi llegada al hospital. Mis chicos me esperan en la puerta, no siento nada distinto, solo el cansancio y una sensación de abotargamiento que seguro que pasará con una buena sesión de sueño.