Hace unas semanas comentaba con una amiga mi intención
de celebrar los 45 años tal como celebré los 40, preparar una fiesta en la que
reunir a todas esas personas que me gusta tener en mi vida, a todas esas
personas que a lo largo de estos meses me han demostrado que desean tenerme en
la suya.
Consideraba que era una buena ocasión para celebrar
la vida, esa que me dieron mis padres y la que vuelvo a tener ahora, un buen
momento para poner, rodeada de los míos, de todas esas personas imprescindibles,
el broche de oro a una mala experiencia
con final feliz, sería mi forma de
agradecer el tiempo, el cariño y el cuidado con que me llevan obsequiando
desinteresadamente estos 44 años, pero
se me adelantaron…
El mes de octubre es un mes importante en mi familia,
el aniversario de boda de mis padres y el nuestro, el cumpleaños de mi marido,
de mi sobrino, de mi hermano y de mi hijo; cada año, el último fin de semana se
convierte en una celebración múltiple y a eso pensé que me dirigía el sábado
pasado, a comidas y cenas familiares.
Es cierto que en otras circunstancias, en otro
momento de mi vida menos brumoso, quizá hubiera sido capaz de leer las pistas
que sin querer se desgranaron en la primera comida familiar, en las
conversaciones, en las miradas, en la preparación para la cena, en el caos de
las habitaciones, en los nervios de mis hermanos, en las maletas sin sentido…
pero nunca se me ocurrió imaginar que mi gente, mi familia, capitaneada por mi
hermana pequeña, aquella a la que me juré cuidar y que lleva un año cuidando
inexcusablemente de mi, iban a hacerme la mujer más feliz del mundo.
Una cena a la que llegábamos 20 minutos tarde, un
camarero al que nunca habíamos visto que nos indicaba un lugar donde aparcar y
se dirigía a mi por mi nombre, las escaleras que bajaban a una sala en la que
supuestamente se encontraban mis hermanos dispuestos a recelebrar un cumpleaños deleitandonos con un menú
degustación, pero que no tenia mesa alguna preparada, que se encontraba a
oscuras y tenia globos por el suelo… una
pequeña luz se hizo en mi interior, una chispa de entendimiento, pero entonces
empezó a sonar la música y sobre la pared comenzaron a desfilar imágenes de mi
vida, de mi infancia, de mi adolescencia, de mi familia, de todos esos momentos
que se atesoran felices en la memoria, de todas esas personas que han sido importantes a lo largo
de mi vida. Y no podía moverme, no podía despegar los ojos de esas imágenes, no
podía dejar de llorar allí depié, sintiendo la mano de Pablo en mi espalda, no
podía parar esa emoción que me embargaba, tantos momentos pasados, tantos
momentos felices, tantas partes de mi misma reflejadas en esa pared, tanta
nostalgia y tanta alegría….


Una placa con una maravillosa frase, las galletas de
mis muñecas preferidas, una mahou fría que alguien puso en mis manos, los
aperitivos que los camareros no cesaban de ofrecer y unos músicos que comenzaron cantando a los
secretos y “ojos de hielo” que coreamos
sin complejos…



“Y ahora que han pasado unos
días y no me sobrepasan las lagrimas, ahora que revivo los maravillosos momentos que me hicisteis vivir el sábado, os debo las palaras que no pude deciros.




Soy inmensamente afortunada de tener la familia que me tocó, soy inmensamente afortunada de haber encontrado tan buenos amigos a lo largo de mi vida.
Sabéis que todos y cada uno de vosotros tenéis un lugar especial en mi corazón y en mis días. Os adoro a todos y cada uno de vosotros.
GRACIAS, de todo corazón, no tendré vida para devolveros todo lo que me habéis dado”


Mi querida Gema, todos nosotros también vivimos una noche mágica, una de las más felices de mi vida, un día en el que nuestra Elena y yo pasamos nerviosas y ansiosas por que todo saliera bien, por que no se rompiera la sorpresa, con la ilusión de unas niñas, con la complicidad de Sandra para saber dónde estabas en cada momento, para evitar que nos encontraras por Ávila.
ResponderEliminarY llegó el momento. Cuando llegamos todo eran nervios y preparativos, inflando los globos desaforádamente que compramos en El Grande a última hora de la tarde, órdenes de Sandra a los camareros para que la luz estuviera apagada cuando llegases, todos arrinconados en silencio para que no nos vieras al entrar...Todos nerviosos e impacientes. Y por fín se oyó la voz de Sandra : "Silencio que ya viene !!!", y el sonido inconfundible de tus eternos tacones en el silencio...Qué emoción cuando sonó la música y la pared se iluminó con imágenes de toda tu vida, de toda tu gente,(de la que me siento tan afortunada de formar parte). Y sobre todo de verte...En penumbras y borrosa por mis lágrimas, pero verte allí, de pie, llorando de felicidad, como estábamos casi todos, en una comunión absoluta de sentimientos y amor por tí. Y luego los abrazos infinitos, las risas, la música, la alegría de estar rodeados de tanta y tan buena gente, y sobre todo mi Gema, la FELICIDAD DE VERTE FELIZ !!. Gracias por ser como eres, gracias por existir, gracias por ser mi hija adoptiva, gracias por ser un ejemplo para todos nosotros, gracias por estar SIEMPRE.
Te quiero.
No voy a tener vida para agradecerte tanto, no tengo palabras para decirte cuanto te quiero. Que afortunada soy mami. :*
EliminarHola preciosa, me encanta leerte y verte tan bien¡¡¡ De verdad que eres una inyección de energía positiva. Un beso enorme cariño
ResponderEliminarGracias cariño, gracias por leerme, por comentarme, gracias por estar siempre presente aunque estés lejos. Un beso enorme y un abrazo inmenso.
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