lunes, 9 de octubre de 2017

La verdad sobre el caso Harry Quebert

DICKER, Jöel (2013)
La verdad sobre el caso Harry Quebert
Alfaguara, Madrid, 661 páginas
ISBN: 978-84-204-1406-5

“Quién mató a Nola Kellergan es la gran incógnita a desvelar en este thriller  incomparable  cuya experiencia de lectura escapa a cualquier intento de descripción. Intentémoslo:  una gran novela policiaca y romántica  a tres tiempos -1975, 1998 y 2008- acerca del asesinato de una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire. En 2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor -Harry Quebert, autor de una aclamada novela- y descubre que éste tuvo una relación secreta con Nola Kellergan. Poco después, Harry es arrestado y acusado de asesinato al encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín. Marcus comienza a investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras busca demostrar la inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz. La verdad sólo llega al final de un largo, intrincado y apasionante recorrido.”



A priori, este es un libro que no habría leído, no habría sido seducida ni por su portada, ni por su titulo. Sin embargo, es un libro que hace años me recomendó encarecidamente una amiga con la que comparto gustos literarios y como en todas su recomendaciones ha sido un grandísimo acierto.

Presenta  elementos propios muy novedosos; el primero de ellos es la numeración de los capítulos que se realiza de forma descendente, comienza por el capitulo 31 y finaliza en el primero, siendo cada uno de ellos un consejo para convertirse en escritor.

Es un libro que narra la escritura del propio libro y el proceso de creación del libro sobre el que trata, son libros, dentro de libros, como las muñecas rusas.

Esta novela habla del amor, de las apariencias, de los “pecados”, de la vida y la muerte y habla del oficio de escribir, de la angustia de la página en blanco y la falta de inspiración, de la gestión del éxito y también de la del fracaso, de las presiones a las que a veces  se ven sometidos los autores por parte de sus editores, habla, sin tapujos, de la cara menos amable de este oficio.

“Creo que soy un auténtico escritor”. Escribir es un acto libre.
Soltó una risa forzada (el editor)-
-¿Y quién le ha contado esas tonterías? Usted es esclavo de su condición. Escribir es ser dependiente. De los que le leen o de los que no le leen. ¡Eso de la libertad no son más que gilipolleces! Nadie es libre. Una parte de su libertad me pertenece, al igual que una parte de la mía pertenece a los accionistas de la compañía.”

Existen multitud de personajes, cuyas virtudes y miserias son claramente expuestas a lo largo de la novela, los personajes principales quedan perfectamente definidos en los primeros capítulos de la historia, conocemos sus imposturas, sus sueños y sus miedos, sus vivencias, pasadas y presentes. Y  estos personajes están acompañados por un gran número de magníficos secundarios en los que se identifican arquetipos claros,  la madre sobreprotectora, controladora  y “sabelotodo”, la “guapa” del instituto, el “policía americano”, el “deformado”,  la historia de amor imposible…

El autor ha captado el ambiente de las pequeñas ciudades americanas, tantas veces reflejadas en el cine, el retrato de una sociedad de apariencias, con sus secretos y mentiras, con su miedo a lo desconocido, con su servilismo al “famoso” por su propio complejo de inferioridad. Ha descrito el paisaje costero llevándonos de la mano por las orillas de mares y lagos y adentrándonos en bosques frondosos,  a través de los ojos del narrador consigue  que seamos parte integrante de éstos paisajes.

Es una novela  llena de mentiras y verdades, de conjeturas que son certeras hasta que caen como un castillo de naipes paginas después, un libro lleno de culpables reales, que resultan a posteriori no serlo tanto y de acciones falsas que esconden actos reales.

Cada final en esta historia tiene dentro de sí mismo otro final, cada verdad que descubrimos esconde una mentira.
Es un libro que a pesar de sus más de 600 páginas, no resulta lento, no le sobra ni una página, mantiene el suspense hasta el final, tal y como aconseja el autor consagrado al joven escritor:

“4. Sweet home Alabama
Cuando llegue al final del libro, Marcus, ofrezca a sus lectores un giro argumental de último minuto.
-¿Por qué?
-¿Por qué? Porque hay que tener al lector en vilo hasta el último momento. Es como cuando juega a las cartas, debe guardar algunos triunfos para el final”

 Y lo consigue, ya que la imagen del puzle no se ve completa hasta no haber leído las últimas 60 páginas.

Es un libro que sorprende por su originalidad, por la complejidad de las tramas que van encajando poco a poco en un engranaje perfectamente  engrasado, en el que nada chirría, una novela que considero de obligada lectura para los amantes de este género y una magnifica opción para aquellos que quieran acercarse por primera vez a la novela negra.

Suscribo una a una las palabras del autor en su epílogo:

Un buen libro, Marcus, no se mide sólo por sus últimas palabras, sino por el efecto colectivo de todas las palabras precedentes.
Apenas medio segundo después de haber terminado el libro, tras haber leído la última palabra, el lector debe sentirse invadido por un fuerte sentimiento; durante un instante, sólo debe pensar en todo lo que acaba de leer, mirar la portada y sonreír con un gramo de tristeza porque va a echar de menos a todos los personajes. Un buen libro, Marcus, es un libro que uno se arrepiente de terminar.


4 comentarios:

  1. Muy buen libro, te recomiendo también, de este mismo autor, El libro de los Baltimore

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  2. Es un libro que me gustó bastante cuando lo leí. Totalmente recomendable.
    Besos

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