miércoles, 7 de julio de 2021

Pastores del mal

García Hernán, Felix (2021)

Pastores del mal (Serie Javier Gallardo 2)

Alreves, Barcelona, 390 pp.

ISBN: 9788417847616

Cuando el padre Damián Isún cambió de postura para acomodarse en su cama, el corazón le dio un vuelco al palpar, bajo la colcha, el cuerpo desnudo y sin vida de uno de sus pupilos. ¿Cómo había llegado allí? El pánico se apoderó de él y acudió a su antiguo discípulo, mosén Estanis, en busca de ayuda y refugio. El mosén no dudó en contactar con el comisario Javier Gallardo, que aunque se había retirado hacía poco del servicio, nunca podría olvidar que le debía su vida al religioso. Así, junto al ahora inspector jefe Raúl Olaya, Gallardo intentará demostrar la inocencia del padre Damián. Juntos descubrirán una poderosa organización internacional cuya voracidad desmedida destroza y utiliza a cientos de niños y entre cuyos dirigentes se hallan destacados miembros de la banca, la política, las finanzas o la Iglesia. Con una prosa arrolladora, directa y sin artificios, pero absolutamente adictiva, Félix García Hernán maneja, con la precisión de un relojero, o mejor, de un cirujano, una trama que nos llevará, sin un respiro, de Barcelona a Roma, Nueva York, París o Wisconsin, y lo confirma como un narrador especialmente dotado para novelas donde lo social y la denuncia conviven con la acción más vertiginosa.

 

“Los culpables suelen estar siempre entre los que menos pensamos.”

 

Durante el pasado mes de Junio, mis compañeras de #SoyYincanera comenzaron la lectura de #PastoresdelMal, la última novela de Felix Garcia Hernán, autor al que descubrimos en abril del pasado año, a través de otra lectura conjunta del grupo y que nos sorprendió con su magnifica primera novela Cava dos fosas.

Ciertos problemas de salud me impidieron unirme a dicha lectura, pero uno de mis principios es cumplir mis compromisos, de la forma que me sea posible, asique aun no habiendo podido compartir mis tuits sobre la novela, hoy si comparto con vosotros mi opinión sobre esta dura historia.

Encontrase de nuevo con Javier Gallardo, Raul Olaya y Mosen Estanis ha sido como reencontrarme con

unos viejos amigos y continuar una conversación que quedo pendiente cuando finalizó la novela anterior.  Es cierto que Javier se retiró de la acción, para dedicar su tiempo a oficios menos peligrosos, pero como dicen en mi tierra, “La cabra tira al monte” y cuando le ponen delante un caso que no acaba de oler muy bien que se diga y además se trata de devolver un favor monumental a quien en el pasado fue una pieza importante de que el siga “vivito y coleando”, pues ahí le tenemos, a pecho descubierto, sin ningún tipo de armadura, buscando la verdad, frente a todos y contra todos, con la ayuda de su “fiel escudero” Raul Olaya y por supuesto con la colaboración de muchas otras personas de confianza que fueron parte de su vida profesional y personal.

 

“- Pero siempre serás un policía; como yo, que aunque cuelgue los hábitos siempre seré un sacerdote.”

 

Esta historia no es desde luego fácil de leer, hay momentos en que la ira y el desprecio consiguen casi sobrepasarte y no por lo que el autor cuenta, ya que no se ceba en la morbosidad de las situaciones, sino por la historia en la que te sumerge, una historia que es “parte de la imaginación del autor”, como el mismo indica al inicio de la novela, pero que podría ser una realidad en el más estricto sentido de la palabra. Me cuesta creer que tantos y tantos casos de abusos a niños por parte de la Iglesia, sean casos aislados de maniacos aislados y desde luego, si no hay una asociación como tal, si hay, desde luego un pacto de silencio en el que estoy segura que muchos de los que callaron y siguen callando, tenían y tienen mucha más información de la que han compartido.

 

“La última vez que intento expresar sus miedos respecto al muchacho, lo cortó en seco, dándole a entender que todos tenemos misterios que ocultar. Le conminó a mirar en el fondo de su corazón a ver si averiguaba cuál era el suyo.”

 

La novela, desde luego, es una crítica feroz a todos esos degenerados que abusan de niños, a todos aquellos que consideran que con su dinero y sus influencias están por encima del bien y del mal, a todos aquellos que consideran que sus “caprichos” están por encima de la vida de aquellos a quienes pueden comprar y cosificar. Y es también una crítica a aquellos que sabiendo de estas “andanzas” callan para engrosar sus bolsillos, a esos que esgrimiendo que en realidad ellos no sabían lo que ocurría, que ellos no fueron abusadores, son, a su vez, parte integrante de esos abusos, a las familias, a los educadores, a los que actúan o callan por codicia y a los que callan por miedo. Si, es cierto que a veces, enfrentarse a ciertas estructuras, a ciertas personas con poder es un riesgo, pero ¿que pesa más, el miedo o la conciencia?. Leer esta novela, te hace plantearte ciertas cuestiones que en el dia a dia no llegas a tener en cuenta.

La forma de escribir del autor, tal como nos demostró en su primera novela, es una forma de escribir directa, alejada de artificios o circunloquios, una forma de escribir que te coloca en el lugar en el que el autor desea colocarte en cada momento, una forma de escribir que te hace ser parte integrante de esa aventura en la que se embarcan los protagonistas, que te hace pasear por Central Park, que te lleva a los lagos de Wisconsin, que te pasea por los meublés y los palacetes de Barcelona, que te hace vislumbrar la forma de vivir de los poderosos, el lujo de la “alta sociedad” catalana y la necesidad de aquellos que no tienen nada y que son capaces de venderse al mejor postor.

La forma de escribir de Félix es de las que te engancha en la primera pagina y no te suelta hasta la última línea, en la que los personajes “buenos” se convierten casi en amigos y los “malos” que los hay y de muy variada condición, se convierten en enemigos a los que desearías encontrarte alguna vez en tu vida para saldar cuentas.

Así que si la pregunta es si merece la pena leer esta novela, mi repuesta es si, por muy dura que parezca la trama, es una realidad a la que no podemos cerrar los ojos y que el autor  pone ante nosotros de una manera magistral en una novela vertiginosa, escrita con el respeto que el tema se merece.

 

“Ahora en el Empordá, mirando la hostia que elevaba el cura, se preguntaba cómo un Dios justo lo había permitido.”

4 comentarios:

  1. Estupenda reseña, niña y sí, efectivamente, merece la pena, y mucho, leer esta novela, a pesar de que la trama es sórdida y desesperante, a pesar de que en muchos momentos te deja en estado de shock, porque está tan bien escrita, con tanto rigor y tan exquisitamente tratada que cuando la terminas llegas a esa conclusión, deseando volverte a reencontrar con Félix, cuanto antes, mejor.

    Un beso.

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  2. Me encanta todo lo que cuentas Gema y todo lo que se desprenda de su lectura tambien.
    Me gusta que me sacuda y atrape, vere de buscarla.
    Saludosbuhos!!

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  3. Una muy buena reseña! Y sí, esta novela merece mucho la pena, aunque duela en muchos momentos. Pero afortunadamente el autor no se recrea en el dolor ni en escenas duras. Una novela de diez.
    Besotes!!!

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  4. Claro que merece la pena Gema. Como dices, el tema es muy duro, pero está contado con un tacto exquisito. Gran reseña, un beso.

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