viernes, 19 de julio de 2019

Despiértame cuando acabe septiembre


Rouanet, Mónica (2019)
Despiértame cuando acabe septiembre
Roca Editorial, Barcelona, 288 pp.
ISBN: 9788417305802

El rastro de un joven español se esfuma por el sur de Inglaterra tras dejar un mensaje de socorro en el teléfono móvil de su madre. Ella, que apenas ha abandonado su pequeño pueblo en contadas ocasiones, decide ir en su busca. Hace un año, su marido desapareció en las tranquilas aguas de la Albufera y no está dispuesta a vivir de nuevo una angustia como aquella.

La Guardia Civil encontró la barca de Antonio abandonada a la deriva, con manchas de sangre sobre sus tablas. Amparo está convencida de que murió, pero las malas lenguas que recorren el pueblo rumorean otras cosas. Una vez en Inglaterra, Amparo descubre que su marido puede continuar con vida, ser el causante de la muerte de una mujer y estar involucrado en una sórdida trama repleta de intrigas.


No hay nada peor que recordar lo que se preferiría olvidar

Esta es la segunda novela que leo de la autora y como en la primera la música no ha dejado de sonar en mi cabeza durante toda la lectura.

Una canción magnífica y triste como “Despiértame cuando acabe Septiembre”.

Mónica nos regala una novela sorprendente, tremendamente dura y tristemente más actual de lo que nos gusta imaginar.

En una novela contada en presente y en el presente la autora nos presenta una historia que, con seguridad, no dejará a nadie indiferente.

La autora bucea por las aguas más inmundas de la naturaleza humana y lo hace descaradamente, pero sin ahondar en el morbo, dejando que con pinceladas certeras seamos capaces de imaginar lo que hay detrás de unos ojos tristes y temerosos que nos miran desde una foto en blanco y negro.

Se adentra y nos adentra sin armadura en lo peor de la sociedad, en las más bajas pasiones, en los actos más crueles, en la denostación de los que creemos diferentes, en las murmuraciones que determinan la vida de aquellos que viven y crecen en pequeños  núcleos rurales y urbanos en los que todos se conocen , en los que aquello que podría y debería representar una prerrogativa para ser protegido y cuidado se convierte en el tormento de ser clasificado, de convertirse en el eje de los rumores que determinan y que pueden arruinar la vida no solo de la persona blanco de ellos sino de todos aquellos que están a su alrededor, que comparten su existencia. 

Me parece bien que no queráis escuchar los bulos, pero vivimos entre ellos, entre quienes los lanzan como dardos y, esta vez, volverán a hacerlo contra nosotros

Amparo, la protagonista de esta historia es una mujer apocada, anodina, una mujer que a priori no se perfila como la candidata del año a protagonista de una novela negra.

Amparo es una mujer acostumbrada a vivir bajo la presión de las palabras murmuradas, de las miradas de soslayo y las risillas mal disimuladas. Una mujer a la que no le importa su aspecto, que ha aprendido a ignorar aquello que no puede cambiar, una mujer cuya vida transcurre todo lo plácidamente que es posible entre la agencia de viajes en la que trabaja, la tranquilidad que encuentra en su barraca, el cariño y la complicidad con su cuñada y el bienestar de sus hijos.

Y es, precisamente, ese  instinto maternal, esa necesidad de proteger a su único hijo varón, ese mensaje que la alerta del peligro que corre su “pequeño”  el que la obliga a emprender una aventura que jamás habría imaginado tener que vivir.

Amparo encontrará en ese viaje respuesta a muchas de sus preguntas, pero se encontrará sobretodo a si misma, descubrirá sus fortalezas y se enfrentará a sus debilidades.

Cierro los ojos para evitar que se me escapen un par de lágrimas mientras suelto un resoplido. Se que me recompondré en pocos segundos, ya me ha pasado antes. No me gusta perder el tiempo en lamentos cuando lo que busco es una solución, por eso no me gusta llorar
Lejos de su zona de confort la protagonista vivirá todo lo que sus ataduras nunca le han dejado vivir,
le permitirá alejarse de prejuicios y ser, tal vez por primera vez, ella misma, hacer por primera vez cosas que nunca se atrevió a hacer, arriesgarse a vivir.

Lo bueno de estar ante un  extraño  es que puedo contarle mi historia de forma más clara, sin rodeos ni antecedentes, porque se supone que él no tiene prejuicios sobre lo que me sucede. Llevo demasiado tiempo callando, ya es hora de arrojar fuera tanta amargura.

En su andadura la acompañará Conrad, un ingles amante de las paellas que lleva a cuestas sus propios demonios, un hombre que también ha tenido que sobrevivir bajo el yugo de las murmuraciones de los que le rodean, un hombre que ha bajado a los infiernos y que comienza a ascender poco a poco de él, un hombre que necesita, como todos, la verdad para liberarse, una paz que busca en la venganza y que le vendrá dada, en gran medida, por las respuestas que va ayudando a desvelar a Amparo.

El azul de los ojos de Conrad me hace daño, es como si me viera reflejada en un espejo y descubriera que no soy como yo creía

Por encima de la trama, magníficamente tejida, Mónica nos regala una imagen perfecta del interior de los protagonistas, un interior que desgrana para nosotros hasta dejarlos totalmente expuestos para bien y para mal.

La autora retrata magistralmente los sentimientos más sublimes y los más ruines, el amor, el miedo, la vergüenza, la humillación, la venganza, el chantaje, la valentía de enfrentarse a esos demonios imaginarios o reales que nos persiguen desde nuestra más tierna infancia…

No es una novela cómoda, no es una historia bonita, pero es una parte de la realidad que a menudo preferiríamos no conocer, una realidad que a muchos nos pilla muy lejos, pero que es mucho más frecuente de lo que podemos llegar a imaginar, una realidad que la autora conoce de primera mano, porque a diario se enfrenta a situaciones que tienen mucho que ver con parte de lo que nos transmite en sus páginas.

Una novela que no sólo conseguirá que disfrutes de una gran lectura, sino que te enfrentara a una realidad que, nos guste o no, debería hacernos reflexionar.

No lo haré, no te preocupes, pero tú mejor que nadie deberías saber que las cosas no dejan de suceder por no mirarlas. Si volvemos a cerrar los ojos y permitimos que pasen de nuevo, nos destrozarán por dentro

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