El Rincon de Alberto

martes, 5 de noviembre de 2019

Un cadáver con clase


Fellowes, Jessica (2019)
Un cadáver con clase
Serie: Los crímenes de Mitford, 2
Roca Editorial, Barcelona, 384 pp.
ISBN: 9788417541026

Seis hermanas. Toda una vida de misterio. Una familia incomparable. Segunda entrega de Los crímenes de Mitford, la serie con la que su autora Jessica Fellowes, la creadora de Downton Abbey, ha conquistado a prensa y lectores del mundo entero.
Mientras el glamur de la Gente Joven Brillante colisiona con el mundo de las hermanas Mitford, su doncella, Lousia Cannon se encontrará con la escena de un misterioso y atroz asesinato.
Te presentamos a la Gente Joven Brillante, un grupo de agitadores hedonistas de los años 1920s cuyas búsquedas de tesoros fueron la obsesión de los periódicos de aquella época. Uno de sus grandes juegos tiene lugar durante la fiesta del décimo octavo aniversario de Pamela Mitford, fiesta que acabará siendo tan trágica como cruel y en la que el carismático Adrian Curtis es asesinado a las puertas de una iglesia cercana a la casa de la familia Mitford.
La policía rápidamente señala a Dulcie, una de las criadas como la asesina. Pero Louisa Cannon, doncella de las hermanas Mitford y ex criminal, está convencida de que Dulcie es inocente y hará todo lo necesario para limpiar su nombre, todo eso mientras el verdadero asesino se encuentra a unos cuantos pasos.

—Necesito tu ayuda, Lou —dijo. Louisa trató de mostrarse lo más neutral posible antes de comprometerse. Las hermanas Mitford bien podían pedirle que reviviese a un ratón moribundo, como que rescatara a un conejo de la trampa de un guardabosques, con la misma facilidad con la que otros niños pedían que les ataran los zapatos.

Leer  Un cadáver con clase ha sido como reencontrarse como una vieja amiga a la que hace tiempo que  no ves y con la que tienes la necesidad de ponerte al día.
Esta es la segunda novela de las hermanas Mitford, cuya primera entrega tuvimos la suerte de leer en #SoyYincanera hace casi un año y cuya opinión  podéis leer aquí.

Si en la primera entrega conocimos a los Mitford en el periodo de entreguerras ahora nos reencontramos con ellos en los “felices 20”.

En aquella primera aventura conocimos a las dos protagonistas indiscutibles Nancy Mitford y Louisa Cannon, conocimos sus orígenes y el inicio de una complicidad y una amistad relativa, porque la clase, aunque a veces parezca lo contrario, es una barrera infranqueable.

De todos modos, Louisa no podía expresar sus dudas sin confesar que había traicionado la confianza de sus señores. En ese momento se dio cuenta de que envidiaba a Nancy por su libertad, una libertad que ella no conocería nunca. Al fin y al cabo, ¿qué diferencia existía entre  ellas, aparte de la mera suerte de haber nacido en una familia o en otra? El rencor que había ido acumulando, puede que a lo largo de los años, estalló en una furia ciega que palpitó detrás de sus ojos

En un cadáver con clase, a pesar de la irrupción de Pamela Mitford y la celebración de sus 18 años, .
que será el escenario del asesinato que da inicio a la trama, seguirán pesando Nancy y Louisa como protagonistas fundamentales.

Louisa sabía que, aunque fuera el cumpleaños de Pamela, Nancy planeaba convertirlo en su propia fiesta.

La evolución que observamos en ellas, ya desde el inicio de la novela es evidente y desde luego, no en la misma dirección.

Nancy ya tiene 21 años, y está cerca de quedarse para “vestir santos”, pero sigue caracterizada por su rebeldía y por una única razón para vivir, disfrutar cada minuto hasta las últimas consecuencias.
Por su parte Louisa es consciente de ese alejamiento de Nancy, es cada bez mas consciente de esta distancia que la separa de los Mitford y que le acerca a Dulcie, esa pobre mujer arrastrada por las circunstacias y en la que Louisa a su pesar, no puede dejar de verse reflejada.

Louisa volvió a sorprenderse por su increíble parecido, pero en esa ocasión fue como si mirase a través de un espejo la que podía haber sido su vida, un cruel recordatorio del camino que no había tomado

Como en la anterior entrega Jessica nos ofrece un excelente marco, un maravillo paisaje físico y una magnifica reconstrucción psicológica de los personajes en los que, como en la anterior entrega introduce personas reales con aquellos que han nacido de su imaginación.

Nos pasea de la mano por lo mejor y lo peor de la clase alta y de los barrios bajos y nos muestra, como en aquellos “maravillosos años” la línea divisoria se diluía para mezclar ambientes, en principio imposibles de compaginar.

Louisa no había estado nunca, pero, como todo el mundo, había leído los artículos del Daily Sketch sobre prostitutas, proxenetas y embriaguez. Desde la llegada de las flappers, los músicos de jazz y los bailes de negros, por no hablar de las sobredosis de cocaína y el alcohol que se servía después de la hora permitida, todas las historias pintaban un retrato bastante sórdido del lugar.

En esos ambientes se desarrollan las aventuras de Nancy y sus amigos, un ambiente en el que, en
principio Louisa debería sentirse cómoda pero en el que se encuentra, como en casi todos los espacios que comparte con las Mitford, como pez fuera del agua.

Un cadáver con clase es una novela que desvela un misterio, el de la muerte de Adrian Curtis y las sorprendentes razones del mismo, una novela en la que demostrar la inocencia de la culpable más fácil, de Dulcie, de la criada.

«Siempre sospechan primero de los nuestros»

Es esta, además, una novela en la que volvemos a pasear por un trozo de historia, por un escenario que nos es ajeno hasta que las descripciones de la autora nos obligan a transitar por él, en la que conocemos retazos de un pasado que de otra forma yo, al menos, no habría conocido nunca.

Ha sido una delicia ver desde los ojos de Louisa el protagonismo que comenzaban a tener las mujeres, aunque fueran Las cuarenta ladronas, y ha sido una delicia conocerlas a ellas, sus “tejemanejes” y la mano férrea con que las dirigía Alice Diamond, uno  de esos personajes reales que Jessica hace, de forma magistral, ficción en sus historias.

Y pese a que había unos cuantos varones repartidos por la sala, trasegando pintas en silencio o jugando a las cartas, casi todo eran mujeres. Louisa vio fascinada que pedían sus propias bebidas, en ocasiones más de una, y que incluso le mandaban una jarra de cerveza a un bigotudo, quien alzó el vaso e inclinó la cabeza en señal de agradecimiento. Además, eran mujeres jóvenes, de la edad de
Louisa. Y aunque resultaba evidente que no procedían de Mayfair —sus ropas no eran lo bastante elegantes ni suntuosas—, se gobernaban con el aura de confianza de cualquier esposa de millonario. No estaban oprimidas, sino al mando. Louisa no entendía cómo era posible, cuando lo más seguro era que estuvieran sometidas al mismo afanoso tráfago que todas las mujeres que había conocido durante su infancia y adolescencia.

Había sido un buen día para Alice Diamond, de modo que estaba de buen humor y todos eran libres de participar en el festejo.

2 comentarios:

  1. Cómo me estáis tentando hoy con esta serie!
    Besotes!!!

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  2. Ya el anterior libro me quedé con ganas de leerlo, no sé porque lo deje pasar y ahora luego de leerte tengo ganas de nuevo a ver si me hago con el primero y empiezo su lectura.

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