Fellowes, Jessica (2019)
Un cadáver con clase
Serie: Los crímenes de Mitford, 2
Roca Editorial, Barcelona, 384 pp.
ISBN: 9788417541026
Seis hermanas. Toda una vida de misterio. Una
familia incomparable. Segunda entrega de Los crímenes de Mitford, la serie con
la que su autora Jessica Fellowes, la creadora de Downton Abbey, ha conquistado
a prensa y lectores del mundo entero.
Mientras el glamur de la Gente Joven Brillante
colisiona con el mundo de las hermanas Mitford, su doncella, Lousia Cannon se
encontrará con la escena de un misterioso y atroz asesinato.
Te presentamos a la Gente Joven Brillante, un
grupo de agitadores hedonistas de los años 1920s cuyas búsquedas de tesoros
fueron la obsesión de los periódicos de aquella época. Uno de sus grandes
juegos tiene lugar durante la fiesta del décimo octavo aniversario de Pamela
Mitford, fiesta que acabará siendo tan trágica como cruel y en la que el
carismático Adrian Curtis es asesinado a las puertas de una iglesia cercana a
la casa de la familia Mitford.
La policía rápidamente señala a Dulcie, una de
las criadas como la asesina. Pero Louisa Cannon, doncella de las hermanas
Mitford y ex criminal, está convencida de que Dulcie es inocente y hará todo lo
necesario para limpiar su nombre, todo eso mientras el verdadero asesino se
encuentra a unos cuantos pasos.
—Necesito tu ayuda,
Lou —dijo. Louisa trató de mostrarse lo más neutral posible antes de
comprometerse. Las hermanas Mitford bien podían pedirle que reviviese a un
ratón moribundo, como que rescatara a un conejo de la trampa de un
guardabosques, con la misma facilidad con la que otros niños pedían que les
ataran los zapatos.
Leer Un cadáver con
clase ha sido como reencontrarse como una vieja amiga a la que hace tiempo
que no ves y con la que tienes la
necesidad de ponerte al día.
Esta es la segunda novela de las hermanas Mitford, cuya
primera entrega tuvimos la suerte de leer en #SoyYincanera hace casi un año y
cuya opinión podéis leer aquí.
Si en la primera entrega conocimos a los Mitford en el
periodo de entreguerras ahora nos reencontramos con ellos en los “felices 20”.
En aquella primera aventura conocimos a las dos
protagonistas indiscutibles Nancy Mitford y Louisa Cannon, conocimos sus
orígenes y el inicio de una complicidad y una amistad relativa, porque la
clase, aunque a veces parezca lo contrario, es una barrera infranqueable.
De todos modos,
Louisa no podía expresar sus dudas sin confesar que había traicionado la
confianza de sus señores. En ese momento se dio cuenta de que envidiaba a Nancy
por su libertad, una libertad que ella no conocería nunca. Al fin y al cabo,
¿qué diferencia existía entre ellas,
aparte de la mera suerte de haber nacido en una familia o en otra? El rencor
que había ido acumulando, puede que a lo largo de los años, estalló en una
furia ciega que palpitó detrás de sus ojos
En un cadáver con clase, a pesar de la irrupción de Pamela
Mitford y la celebración de sus 18 años, .
que será el escenario del asesinato
que da inicio a la trama, seguirán pesando Nancy y Louisa como protagonistas fundamentales.
Louisa sabía que,
aunque fuera el cumpleaños de Pamela, Nancy planeaba convertirlo en su propia
fiesta.
La evolución que observamos en ellas, ya desde el inicio de
la novela es evidente y desde luego, no en la misma dirección.
Nancy ya tiene 21 años, y está cerca de quedarse para
“vestir santos”, pero sigue caracterizada por su rebeldía y por una única razón
para vivir, disfrutar cada minuto hasta las últimas consecuencias.
Por su parte Louisa
es consciente de ese alejamiento de Nancy, es cada bez mas consciente de esta
distancia que la separa de los Mitford y que le acerca a Dulcie, esa pobre
mujer arrastrada por las circunstacias y en la que Louisa
a su pesar, no puede dejar de verse reflejada.
Louisa volvió a
sorprenderse por su increíble parecido, pero en esa ocasión fue como si mirase
a través de un espejo la que podía haber sido su vida, un cruel recordatorio
del camino que no había tomado
Como en la anterior entrega Jessica nos ofrece un excelente
marco, un maravillo paisaje físico y una magnifica reconstrucción psicológica
de los personajes en los que, como en la anterior entrega introduce personas
reales con aquellos que han nacido de su imaginación.
Nos pasea de la mano por lo mejor y lo peor de la clase alta
y de los barrios bajos y nos muestra, como en aquellos “maravillosos años” la
línea divisoria se diluía para mezclar ambientes, en principio imposibles de
compaginar.
Louisa no había
estado nunca, pero, como todo el mundo, había leído los artículos del Daily
Sketch sobre prostitutas, proxenetas y embriaguez. Desde la llegada de las
flappers, los músicos de jazz y los bailes de negros, por no hablar de las
sobredosis de cocaína y el alcohol que se servía después de la hora permitida,
todas las historias pintaban un retrato bastante sórdido del lugar.
En esos ambientes se desarrollan
las aventuras de Nancy y sus amigos, un ambiente en el que, en
principio Louisa
debería sentirse cómoda pero en el que se encuentra, como en casi todos los
espacios que comparte con las Mitford, como pez fuera del agua.
Un cadáver con clase es una
novela que desvela un misterio, el de la muerte de Adrian Curtis y las
sorprendentes razones del mismo, una novela en la que demostrar la inocencia de
la culpable más fácil, de Dulcie, de la criada.
«Siempre sospechan
primero de los nuestros»
Es esta, además, una novela en la
que volvemos a pasear por un trozo de historia, por un escenario que nos es
ajeno hasta que las descripciones de la autora nos obligan a transitar por él,
en la que conocemos retazos de un pasado que de otra forma yo, al menos, no
habría conocido nunca.
Ha sido una delicia ver desde los
ojos de Louisa el protagonismo que comenzaban a tener las mujeres, aunque
fueran Las cuarenta ladronas, y ha sido una delicia conocerlas a ellas, sus
“tejemanejes” y la mano férrea con que las dirigía Alice Diamond, uno de esos personajes reales que Jessica hace,
de forma magistral, ficción en sus historias.
Y pese a que había unos cuantos
varones repartidos por la sala, trasegando pintas en silencio o jugando a las
cartas, casi todo eran mujeres. Louisa vio fascinada que pedían sus propias
bebidas, en ocasiones más de una, y que incluso le mandaban una jarra de
cerveza a un bigotudo, quien alzó el vaso e inclinó la cabeza en señal de
agradecimiento. Además, eran mujeres jóvenes, de la edad de
Louisa. Y aunque
resultaba evidente que no procedían de Mayfair —sus ropas no eran lo bastante
elegantes ni suntuosas—, se gobernaban con el aura de confianza de cualquier
esposa de millonario. No estaban oprimidas, sino al mando. Louisa no entendía
cómo era posible, cuando lo más seguro era que estuvieran sometidas al mismo
afanoso tráfago que todas las mujeres que había conocido durante su infancia y
adolescencia.
Había sido un buen día para
Alice Diamond, de modo que estaba de buen humor y todos eran libres de
participar en el festejo.
Cómo me estáis tentando hoy con esta serie!
ResponderEliminarBesotes!!!
Ya el anterior libro me quedé con ganas de leerlo, no sé porque lo deje pasar y ahora luego de leerte tengo ganas de nuevo a ver si me hago con el primero y empiezo su lectura.
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