Del Rio Moreno, Alfonso (2018)
La ciudad de la lluvia
Ed Destino, Barcelona, 622 pp
ISBN: 978-84-233-5342-2
"En el Bilbao de principios
de los años ochenta, tres misteriosas muertes unirán los destinos de varios
personajes sin conexión aparente. Alain Lara, un joven y prometedor jugador del
Athletic, descubre una vieja fotografía de los años cuarenta que su abuelo
Rodrigo había mantenido siempre oculta. De todos los personajes que aparecen en
ella Alain reconoce a su abuelo, junto a un también joven Ignacio Aberasturi,
el gran empresario bilbaíno y actual candidato a la presidencia del Banco del
Norte. La repentina y extraña coincidente desaparición de ambos, junto con
otros sucesos, lo llevará a una investigación que se remontará a un pasado
oculto.
En un intento por entender
lo que sucede, Alain contactará con María, la hija y heredera del imperio
Aberasturi, y junto a ella tejerán los hilos del pasado que unieron a sus
familias en los años del Berlín nazi, en busca de respuestas. Pero lo que
obtendrán serán más preguntas, más dudas, más sospechas.
¿Qué pudo unir hace más de cuarenta años a estos dos hombres cuyas vidas nunca
más volvieron a cruzarse? ¿Quiénes son los demás personajes que aparecen
retratados junto a ellos? ¿Quién y por qué anda detrás de ellos?
La ciudad de la lluvia es
un thriller que reúne lo mejor y lo peor que anida en el ser humano. Es una historia
sobre el poder magnético de la ambición, el amor y la complicidad entre las
personas, y que nos muestra que la cara oculta que todos tenemos no puede
permanecer indefinidamente en la sombra.”
“Siempre ha sido así y así está bien“
Nos encontramos ante una novela
con una de las tramas más complicadas y trabajadas y sin embargo más perfectamente
resueltas que he leído en mucho tiempo.
No solo se sucede en dos líneas
temporales que ensamblan perfectamente, sino que se simultanean así mismo las
visiones de los personajes, encontramos
un narrador omnisciente que nos lleva de la mano a través de la trama y por
otra parte tenemos la biografía intercalada y escrita en primera persona de uno
de los protagonistas absolutos.
La recreación novelada de personas
reales y la realidad que destilan los personajes de ficción empastan de una
forma tan precisa a lo largo de toda la trama, que en algunos momentos nos
induce a pensar si las escenas que narra no se producirían en realidad.
Esta no es solo una novela negra,
es una novela histórica en dos tiempos y dos realidades. La Alemania de la
segunda guerra mundial y el Bilbao de los 80, ese Bilbao industrial abandonado,
ese Bilbao inundado, ese Bilbao que se nos presenta en la mente sin necesidad
de que el autor realice grandes esfuerzos descriptivos.
Es una novela policiaca, con un protagonista
absolutamente delicioso y atípico, Lucas Bieda, policía irreverente e
intuitivo, poco agraciado físicamente, poco discreto, un policía de raza que confiere
grandes momentos de humor a lo largo de la trama.
Es un homenaje al deporte rey, al
fútbol y a ese Athletic de Bilbao que en unos años convulsos política y
socialmente consiguió unir a una sociedad fracturada con su gesta.
Es una crítica al mundo de los
negocios, a las luchas de poder, a los egos y ambiciones que fluctúan en las
elites empresariales y financieras.
Es un gran homenaje a la figura
de la mujer, a la que trata de igual a igual, a la que confiere, a través de
María y de Isabella belleza y sensualidad pero sobretodo inteligencia y a las
que dota, también, de pasiones no tan comunes en las mujeres de los 80, la
ambición profesional desmedida, la frialdad en los negocios, la mano dura…
Y es, sobre todo, una novela que
profundiza en las pasiones humanas, en la ambición, en la venganza y también en
el amor y el desamor.
La frase “siempre ha sido así y
así está bien” se repite como una letanía en la boca de el extranjero a lo
largo de toda la novela, es parte de la propia definición del personaje, pero
es también un recurso del autor para centrarnos en las motivaciones.
Porque dentro de esta novela hay
muchas novelas y una de ellas podría haberse titulado “el extranjero”, es este
un personaje tan oscuro, tan ambicioso y calculador, tan inteligente y frío, un
hombre cuyo único objetivo es enriquecerse utilizando todos los recursos que
tiene a su alcance, incluso a costa de las graves consecuencias que sus actos
pueden tener en los demás, incluso en
sus propios aliados.
Es el malo perfecto, el que no
conoce la culpa, el que la aleja cuando amenaza con cercarle, porque, aunque
intente negárselo a sí mismo, el extranjero tiene alma, es humano. Y como si de
las negaciones de Pedro de tratara, sus tres errores, solo tres errores,
determinan su futuro y por extensión el futuro de todos los personajes de la
novela.
“Es demasiado peligroso sentir cualquier tipo de remordimiento. No
puede permitírselo. No mientras siga en Alemania. Ya tendrá tiempo para evaluar
sus actos cuando esté de vuelta en su país y haya sacado todo el beneficio que
quiere sacar. Aunque quizá, entonces ya no le apetezca rememorar lo que ha
hecho. Quizá para entonces ya sea demasiado tarde.”
David Schaffer, “el mejor abogado
del mundo” como el mismo se considera. Un hombre hecho a sí mismo, un hombre
que antepone la consecución de sus objetivos al que sabe que será el amor de su
vida, un hombre al que solo le importa seguir cumpliendo sueños, un personaje
que lo tiene todo. Un personaje que es la actualización en el Bilbao de los 80
del extranjero en los 40, personajes que, por encima de todo, dirigen todos y
cada uno de sus pasos, todos y cada uno de sus esfuerzos a conseguir la meta
que se fijaron en un momento determinado de su vida.
“Pero
lo cierto es que, cada vez que consigo cumplir un sueño, ya no me parece tan
importante haberlo conseguido, y me pongo a buscar uno nuevo. Me tengo que
buscar uno nuevo.
[…]
Tal vez fuera cierto
lo que María me dijo una vez sobre que nuestros sueños, normalmente, no tienen
nada que ver con nuestra felicidad.”
Y en contraposición a estos dos personajes alimentados por la ambición,
encontramos a Alain, la promesa del futbol, ese hombre que parece estar por
encima de la fama y de la admiración que despierta a su alrededor, ese personaje
de corazón puro, cuyo único objetivo es saber porque ha desparecido la persona más
importante de su vida, un personaje que se tambalea cuando pierde ese cimiento,
el personaje, que en el fondo desencadena todos los acontecimientos del momento
más actual de la narración.
“En la medida en que no solo depende de mí conseguir mis metas, digamos
que me desprendo de ellas. Ya no me como la cabeza con conseguir esto o lo
otro. Vivo al día. Pongo los medios, el trabajo. Y así siempre. Desde que me lo
planteo asó, vivo más tranquilo.”
Y a nuestro Alain, le acompañara María,
un personaje lleno de inseguridades provocadas por el desamor, no solo el
romántico, también el paterno, y el deseo de huir del dolor que le provoca. Una
mujer que se niega a sí misma la posibilidad de ser feliz. Una mujer profesionalmente
completa y personalmente demasiado frágil, una mujer que comenzará a
reconstruirse enfrentándose a su vuelta a las raíces y a todo aquello de lo que
ha estado huyendo durante años una mujer que tendrá que aprender a confiar.
“[…]
Apostaste mucho por mí, desde el principio, María, lo sé.
-No aposté
mucho por ti David. Lo aposté todo.
Y se quedó en silencio. No hizo falta que terminara. Lo apostó todo por
mí y perdió. Lo peor es que yo no podía rebatirle eso.”
Y si hay un personaje que ha
provocado en mi una ternura y una pena infinita ese es el de Maruska, una mujer
que solo quiere salir adelante en un mundo extraño, una mujer que como tantas
otras a lo largo de los tiempos, es capaz de cualquier cosa con tal de sobrevivir.
“He renunciado a mi honor. He renunciado a mi pasado. He renunciado a
mi futuro. Y he renunciado a mi cuerpo. Cuando sacrificas todo eso por alguien
que amas, ¿en qué te conviertes? No sé si soy una amante sacrificada o una
esclava que ha vendido su alma”.
Habría muchos personajes más que
reseñar, ya que cada uno de ellos, incluso los secundarios, incluso los que
aparecen de manera tangencial son contundentes y cada uno, a su manera, tiene
cualidades para enamorarse de ellos, son personajes en los que pesa un pasado
que se nos va presentando dosificado a lo largo de la novela y que nos va
despistando cuando tenemos la seguridad de poseer ciertas respuestas, habria mucho mas que escribir, pero esto se alargaría innecesariamente, es mejor que los descubrais por vosotros mismos.
Cada uno de los capítulos se
inicia con un párrafo referido al protagonista del mismo, lo que ayuda a centrar la trama y la repetición de párrafos
en distintos momentos, unifica la narración.
El autor utiliza este recurso magistralmente,
no solo a través de esta frase, sino también en la reaparición de uno de los primeros
párrafos del libro casi al final del mismo, lo que consigue cerrar la historia
con “casi” todos los datos en nuestro poder.
Los constantes giros argumentales,
consiguen mantener la intriga hasta las últimas páginas y llegar a un desenlace
absolutamente sorprendente e inesperado, un final que consiguió dejarme con la boca
abierta y que supuso aún la existencia de una última pregunta sin respuesta, al
menos para mí.
Ha sido una gran lectura, con muchísimos
momentos de reflexión provocados por frases contundentes hiladas en una prosa exquisita.
Un libro que se lee rápidamente porque la intriga que crea el autor en la trama
así lo exige, pero que te obliga a detenerte porque hay párrafos que te llevan a
pensar mucho más allá de las palabras escritas.
Un libro que merece la pena ser leído
y releído.
“Pero él ya
no puede hacer nada, no va a hacer nada, para frenar esa gran rueda que él
mismo empujara hace unos meses desde su reunión con el general Marcks. No puede
permitirse sentir compasión. Esa es una rueda que ya no puede controlar. Una
rueda implacable que decide por sí misma por donde avanzar y a quien sacrificar
por el camino. Siempre que el extranjero no sea la víctima.
“Siempre ha sido así y así está bien”, piensa.”