Castillo, Javier (25/03/2021)
El juego del alma
Suma, Barcelona, 528 pp.
ISBN: 9788491293545
¿Quieres jugar?
Nueva York, 2011. Una chica de quince años aparece
crucificada en un suburbio a las afueras. Miren Triggs, periodista de
investigación del Manhattan Press, recibe de manera inesperada un extraño
sobre. En su interior, la polaroid de otra adolescente amordazada y maniatada,
con una sola anotación: «GINA PEBBLES, 2002».
Tras vender más de 1.000.000 de ejemplares de sus anteriores
novelas, Javier Castillo coloca sobre la mesa las piezas de un thriller
inquietante e introduce al lector en un juego peligroso en el que se apuesta lo
más preciado; una novela que juega con los dados de la fe y del engaño, del
amor y el dolor, con extraños rituales y un oscuro secreto que, de descubrirse,
puede cambiarlo todo.
“Al dolor no le
importa si lo esperas o no, si lo viste hace poco o hace años que no sabes de
él. Se presenta en tu puerta aunque no quieras visitas.”
Hoy os voy a hablar sobre la última novela de Javier Castillo, uno de esos autores a los que sigo desde el inicio de su carrera. Bueno, desde el principio, principio no, pues precisamente su primera novela, la que le dio a conocer, es la única de sus historias que no he leído. Comencé con El día que se perdió el amor después de conocerle en un encuentro literario en el 2015 y desde entonces he leído todo lo que ha salido de sus manos.
Sus historias me resultan siempre entretenidas y en general me sorprenden en sus finales, pero esta vez, he descubierto a uno de los malos bastante antes de llegar a la última página. Y digo a uno de los malos porque en esta historia hay varios malos, tantos como subtramas aparecen en la novela, porque si algo tienen las novelas de Javier es que no se mueve solo en una trama sino que las varias entre las que navega se entrelazan de forma más que coherente tratando más de un “pecado”.En esta novela nos reencontramos con varios de los protagonistas de su anterior novela, “La chica de nieve”.
- Miren Triggs, aquella periodista atormentada y obsesionada, que en este caso vuelve a obsesionarse en otra búsqueda. Que sigue atormentada por aquel hecho ocurrido en el pasado y que sigue rechazando el acercamiento de cualquier extraño, lo que provoca que se meta en berenjenales de los que no le resultara fácil salir. En los capítulos que vienen encabezados con su nombre es ella misma la que nos narra, en primera persona, su parte en esta historia.
“No necesito a
nadie. ¿Está claro? Mi vida está bien así. Sin gente que se preocupe por mí
porque estoy sola. ¿Me preguntaste cómo quería estar? Hay gente que disfruta de
la soledad. No todo el mundo tiene por qué estar todo el tiempo con alguien metiéndose
en sus cosas. Yo no soy así. Me gusta leer. Disfruto del silencio. No quiero a
nadie cerca que…”
- Jim Schmoer aquel profesor que inoculó en Miren o al menos impulsó ese afán de investigación, de llegar hasta el final. Ese periodista denigrado que no puede, sin embargo, renunciar a sus instintos, aun a riesgo de perder ese puesto que le da de comer. Ese hombre que se ve, de nuevo inmerso en una investigación que no busca, junto a una mujer que se acerca y se aleja de él a su antojo y que no hace más que despistarle.
“ —Bien. Y ahora
que tengo su atención. Déjenme preguntarles: ¿quién ha leído los principales
periódicos de hoy? Solo cuatro jóvenes levantaron la mano. Estaba acostumbrado
a aquella respuesta en esa jornada de
puertas abiertas, en la que demostraba cómo era un día típico en «Introducción
a periodismo de investigación». Con los alumnos ya matriculados, la situación cambiaba
curso a curso, hasta cuarto, cuando prácticamente encontraba en clase a alumnos
críticos, periodistas incipientes y hambrientos de verdad. Su labor ese día más
que enseñarlos era motivarlos a amar la pasión, a vomitar sobre las mentiras, a
clavarles la espina de que la verdad y los datos eran las armas contra los
tiranos. Convertirlos en pequeños perros de presa de la información. En hacer
que les indignase que ciertas historias, si no se contaban, no saliesen a la
luz. Con los de segundo, donde impartía «Periodismo político», su objetivo
personal era aleccionarlos a cuestionar cada afirmación que salía de los
gabinetes de prensa de los partidos, convirtiendo a cada alumno en una bomba
capaz de derrumbar cualquier discurso asentado sobre los pilares de la mentira.
Pero su grupo favorito se encontraba en cuarto, a los que mostraba las entrañas
y pormenores del periodismo de investigación. A elegir un tema y sacarle las
tripas. A encontrar las sombras en la luz resplandeciente que pretendían
simular corporaciones, empresarios y políticos.”
- Ben Miller, ese inspector de personas desparecidas que llegó allí por motivos personales que ha llegado a delegar a un rincón oscuro de su presente. Un inspector que se ve de nuevo unido a Miren y a Jim.
“—Se te ha
olvidado ser marido. Está muy bien que intentes… salvar el mundo. Pero ¿qué hay
de tu mujer? Tú…, bueno, al menos sientes que estás siendo útil. Pero ella…, a
ella la has dejado de lado, Ben. Parece que no forma parte de tu vida. Y… mucho
menos Daniel.”
La visión de estos dos personajes las conoceremos a través de un narrador omnisciente que transmite la
historia desde fuera, que conoce todo sobre estos personajes.
Junto a estos tres protagonistas fundamentales aparecen las propias desaparecidas, sus familias, los amigos, los compañeros de ese instituto religioso en el que no todo es religioso como nos quieren hacer creer…
“Miren se dio
cuenta de que la mente de Ethan siempre viajaba a los pecados, a la religión,
al temor a errar. Se notaba por sus palabras que una parte de él quería escapar
de allí, romper con todo, y quizá de ahí nacían sus inseguridades. Hablaba con
confianza sobre las reglas que algunos incumplían en el instituto, pero él
parecía no sentirse muy tranquilo con aquellos que lo hacían. Daba la impresión
de que los comprendía en tanto que él también quería escapar de las manos de
aquellos métodos enfermizos, pero parecía invadido por el miedo para dar el
paso.”
Todos y cada uno de estos personajes parecen en algún punto de la narración sospechosos de los crímenes que investigan nuestros protagonistas, crímenes que van desde la propia desaparición, a los abusos físicos y sexuales, al fanatismo religioso llevado a las últimas consecuencias, al asesinato… porque de lo que desde luego no se puede acusar al autor es de ceñirse a una única maldad ni a una única línea de acción.
“Cuando uno
desciende el primer peldaño hacia la oscuridad, es cuestión de tiempo que siga
bajando poco a poco, día a día, hasta que mira arriba y descubre lo lejos que
queda la claridad.”
Estamos ante una novela que te atrapa desde la primera pagina, en la que tu afán es dar respuesta a las múltiples interrogantes que el autor va sembrando a lo largo de toda la trama, descubrir a los malos y sobre todo descubrir las circunstancias que les llevaron a cometer las atrocidades que encontramos en la novela.
“Es triste, cuanto
menos, pensar que la vida sigue, que todos continuamos con nuestras cosas, a
pesar de que una tragedia te llegue tan de golpe.”
“Muchas veces el
silencio suena más alto que la respuesta más sincera.”
Una novela que como todas las que he leído de Javier me ha resultado atractiva, adictiva y con una trama original y compleja, una historia que el autor vuelve a situar al otro lado del mar, en una sociedad que yo no consigo llegar a comprender, lo que consigue, que yo al menos la viva de una forma mucho más alejada que aquellas que se ambientan en lugares y sociedades que me son más fáciles de identificar.
En resumen una novela que os aconsejo, como lo hago con todas las novelas de este autor del que estoy deseando otra nueva historia.
“El problema de
buscar la verdad siempre es la dificultad para ser capaz de admitirla.”
Esta novela participa en la Yincana Criminal 2021, en la sección Todo es posible en América dentro del apartado En la trama interviene un periodista.