El Rincon de Alberto

lunes, 10 de diciembre de 2018

El intercambio


ALEU, Fernando (2018)
El Intercambio
Roca Editorial, Barcelona, 416 pp
ISBN: 978-84-17541-19-4

En mitad de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados y Alemania acordaron llevar a cabo un intercambio de soldados prisioneros de Guerra al final de la cruenta campaña militar del Norte de África, En el puerto de Barcelona, que fue el lugar aceptado por ambas partes para el intercambio, cuatro mil soldados, la mitad de cada bando, fueron intercambiados en el muelle de España, el 27 de octubre de 1943, en una operación que supuso la intervención de dos buques de cada bando.

Uno de los prisioneros es un judío alemán de 24 años que, en caso de haber sido devuelto a Alemania, corría el riesgo de ser enviado a un campo de concentración. Un grupo de personas unidas por las circunstancias participó en un complot para rescatar de forma muy atrevida a aquel soldado judío, un joven muy guapo y también un gran atleta capaz de cautivar por igual a mujeres y a hombres.



El Tratado de Versalles no fue un tratado de paz, sino un  acuerdo para poner fin a las hostilidades, y dejó a Alemania condenada a la miseria por muchos años. No se puede reducir a un país tan poderoso a vivir miserablemente durante decenios. Ni se le puede someter a una indignidad así sin que eso tenga consecuencias muy serias.


Si conocer a Fernando Aleu fue toda una experiencia, leerle ha sido una aventura aún mayor.

A lo largo de toda la novela he escuchado su voz pausada contándome esta historia que está llena de intrigas y aventura, pero que está sobretodo llena de vida, de compromiso, de ideales, de riesgos y de amor, o tal vez, simplemente de riesgos asumidos por amor, un amor que cada uno de los personajes, como cada uno de nosotros, entiende a su manera, porque el amor no puede encerrarse en una verdad universal.

Con esta historia el autor nos pone frente a una verdad incómoda, unos hechos que sucedieron para vergüenza de la humanidad que conocemos. Una vergüenza provocada en unos casos por acción  y en muchísimos otros, más de lo que nos gustaría reconocer, por omisión.

Desde la platea de un circo viendo volar a “los cóndores” o mirando al mar desde la cubierta del transatlántico más rápido de su época, el autor nos pasea por los conflictos de la época, por los que están sucediendo y por los que están por llegar.

El autor nos lleva de la mano por los locales que frecuenta la alta sociedad americana que vive de espaldas al conflicto hasta que no tiene más remedio que mirarle cara a cara, nos muestra los engranajes de la diplomacia en tiempos convulsos, nos pasea por el paisaje y desolado de la Barcelona neutral que intenta recuperarse de una guerra fraticida,  nos sumerge en los entresijos de la Gestapo y la Abwehr y nos muestra con crudeza el miedo de los judíos amenazados dentro y fuera de las fronteras alemanas.

Y por todos estos escenarios se mueve la protagonista de esta novela como pez en el agua.

Rosy es un  personaje de los que dejan huella. Una mujer fuerte, sin escrúpulos; una mujer arrebatadora dispuesta a todo por conseguir sus objetivos, por mantenerse en lo más alto.
Una mujer a quien no le duelen prendas en el uso de los demás para su propio beneficio; una mujer que puede ser un ángel o el mismísimo demonio.
Una mujer consciente de su poder y de su fuerza y también, a veces, de sus debilidades.

¿Qué extrañas cualidades hacían que Rosy provocara sentimientos siempre intensos, y a menudo contradictorios? ¿Por qué lograba que la gente la adorase y la detestara?. La opinión y los sentimientos que Werner tuvo hacia ella fueron muy cambiantes. La detestó […], la adoró […] y volvió a admirarla.

Junto a ella, comparte protagonismo Max Liniger, un judío cuyo apellido no germano, cuyo cuerpo atlético cincelado en horas de acrobacia circense, cuyo aspecto de Adonis, prototipo del alemán puro y sobretodo cuya simpatía con las ideas imperantes en la Alemania del Tercer Reich,  le convierten en el arquetipo por excelencia de la raza aria.

Los pómulos muy redondos y marcados eran los de su padre. Incluso le pareció distinguir, cuando el trapecista dirigió su mirada hacia el público, que los focos iluminaban en su rostro unos ojos casi incoloros, ni pardos, ni azules, ni verdes. […] Max tenía el pelo rubio, como el de Greta.

Como tercer vértice de este triangulo equilátero, Werner Applefeld, judío de origen pero americano de hecho y sobretodo de corazón. Un prestigioso neurólogo en el que es posible descubrir muchas de las ideas de propio autor.
Un hombre receloso de las ideas imperantes en Alemania, un  hombre alejado desde hace años de la escasa familia a la que le debe ese presente del que disfruta, un hombre dedicado en cuerpo y alma a su profesión, sin tiempo para el amor, un hombre cuya coraza comienza a resquebrajarse en un viaje en transatlántico donde se acerca a la vivencia del amor. En la visita a un país del que, a pesar de no sentir como suyo comienza a sentir nostalgia. En el abrazo a una familia con la que solo ha existido la comunicación por vía epistolar.

Aunque no había previsto hacerlo, Werner quiso echar una ojeada a la ciudad de su infancia con su visión de adulto. “Soy un nostálgico”, pensó. Y se dio permiso para serlo.

Y acompañando a este trío ganador aparecen una larga serie de secundarios de lujo que, en mayor o menor medida, serán vitales para el desarrollo de la trama y de la propia evolución de los personajes centrales:

Thelma, la fiel secretaria de Werner, el necesario timón profesional y personal, a menudo, la voz de la conciencia o de la realidad, según se mire.

Oscar Prat, compañero de travesía de Werner, que vuelve a España para estar al lado de su cuñada, viuda de guerra, después de haber ejercido como médico en Alemania.
Un  compañero de viaje que se convertirá en amigo y aliado de Werner y que nos sorprenderá ingresando en una organización, de cuyos inicios y funcionamiento nos hará participes y, que será determinante para conseguir el objetivo de su amigo.

Giselle, una elegante viajera, que hará tambalear los cimientos sentimentales de nuestro doctor.

Joshua, el mejor amigo de Max. Judío, homosexual y “respondón”; el candidato perfecto a la represión del gobierno alemán. Un hombre que, a pesar del miedo, se niega a vivir en  la sombra, se niega a vivir dejando de ser quien es.

Von Tech añadió que la práctica del atletismo garantizará la clara superioridad de la raza alemana, y justo cuando decía eso, Joshua miró a Von Tech y soltó un eructo. […]. Von Tech, por fortuna, prefirió ignorar aquella muestra de mal gusto y puso a Max, con su virilidad y potencia como atleta, como encarnación  de los valores que el Tercer Reich quiere inculcar a los jóvenes. Lo peor es que se volvió hacia Joshua […] para especificar que esos valores no pueden ser apreciados por algunos, en razón de su inferioridad biológica. Y entonces, para complicar todavía más las cosas, Joshua se puso en pie, apartó las sillas ruidosamente y, sin despedirse de nadie, salió cerrando la puerta violentamente.

Herbert Von Tech, ayudante de campo del mariscal Romel y ex alto mando de la Gestapo que encarna la doble moral imperante en la sociedad alemana de la época.

Greta, la madre que sufre de lejos viendo como su hijo se transforma en quien no debe ser, comulgando con ideas que han determinado su pasado y su presente y que podrían determinar su futuro.

Las madres tienen un sexto sentido cuando se trata del bienestar de sus hijos. Esto es algo que comparten muchas especies. Greta reacciona igual que una madre osa. Ha tenido la premonición indudable de que podría ocurrirte algo grave. Las madres lo saben: si no actúan, corren el riesgo de que padezcan los seres que son sangre de su sangre.

Y junto a ellos, jóvenes con ganas de beberse la vida a grandes tragos, camareros que se convierten en  espías sin saberlo y tantos otros que no puedo mencionar a riesgo de que esta opinión se convierta en una novela más. 

Lo cierto es que en esta primera novela, Fernando, construye una magnifica historia, una historia redonda. Una historia en la que toma como centro el intercambio de prisioneros, pero que a mí me parece solo la anécdota alrededor de la que forja una historia que va mas allá del amor, que habla de la lealtad y  la solidaridad de personajes que poco tienen que ver cuando no son, radicalmente opuestos, pero que se unen para conseguir un objetivo común.

Una novela en la que prima el amor y los sacrificios que somos capaces de realizar por ese amor  por el que estamos dispuestos a perder incluso lo más preciado.

“Cuando la vida no tiene sentido, que es casi siempre, lo mejor que uno puede hacer es reír”.

19 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo contigo y con tus apreciaciones. También me dio la sensación, mientras iba leyendo, que Fernando Aleu me estaba contando la historia, me desvelaba los secretos de sus personajes y cómo era la situación en ambos extremos del globo. El principio, me costó entender hacia dónde iba, pero luego fue seguir avanzando con él en el aventura, desde la perspectiva que le dio haber visto ese Intercambio.

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    1. Es como si le escucharas mientras lees, verdad? A veces la realidad supera la ficción y Fernando es un claro ejemplo. Gracias por el comentario. 😘

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  2. Totalmente de acuerdo, una historia redonda, con buenos personajes y una trama muy bien contada.
    Besotes!!!

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    1. Tremenda ópera prima, pero es que el autor es excepcional. Gracias.

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  3. El intercambio es un libro de esos que llevaré mucho tiempo conmigo, coincido en que la historia de el intercambio de prisioneros se puede considerar como una anécdota para dar lugar a una historia mucho más profunda, una historia redonda como bien dices.

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  4. Me ha encantado cómo Fernando Aleu ha creado todo un elenco de personajes y ha sabido moverlos por distintos escenarios (he disfrutado con la Barcelona de la posguerra) para dotar de sentido a una historia muy bien ideada a partir de un recuerdo de juventud, del que muchos no teníamos idea. Y todo con el mérito de ser su primera novela, a sus ochenta años. Me hubiera encantado oírlo hablar de si obra. Muy buena reseña.
    Besos.

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    1. Este hombre es una mina. Su vida da para varias novelas. Gracias. 😘

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  5. Aunque no llegara a tiempo para publicar la reseña cuando tocaba (espero ponerle remedio pronto, porque tengo la cabeza en otra parte), estoy disfrutando leyendo las vuestras casi tanto como he disfrutado de la novela. Lástima que me faltara lo de conocer al autor, para que fuera su propia voz la que me contara la historia...

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  6. La manera en la que Fernando Aleu nos hace mirar en mundo en la época en la que está ambientada la novela es una pasada. Es cierto que quizás aparezcan dominando los escenarios amables, lujosos, y que a lo mejor obvia los lugares o hechos más sórdidos del momento. Por eso es una novela con otro punto de vista diferente al que estamos acostumbrados, y por eso me ha gustado. Buena reseña. Besos.

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    1. Un punto de vista poco trillado que a mi me ha encantado. Gracias.

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  7. Me ha gustado mucho tu reseña Gema, supongo que haber disfrutado de la compañia del autor en el encuentro del que presupongo que tiene mucho Werner habrá sido un plus añadido a la trama y la historia que cuenta. Para ser una opera prima Fernando Aleu ha sabido conquistarme y me ha regalado una novela para el recuerdo. Y estoy contigo de ese episodio vergonzoso todos somos culpables algunos por acción y otros por omisión.

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    1. Conocer a Fernando fue una verdadera delicia. Es un hombre único, casi tanto como Werner. Gracias. 😘

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  8. Por lo que habéis contado ha sido una pena no haber estado en ese encuentro, debió ser una ocasión única oír al propio autor contar ese suceso del que él mismo fue testigo. Leer esta novela ha sido una gran sorpresa, pues aunque parece que ya lo sabemos "todo" aun quedan muchos acontecimientos por salir a la luz. Una gran reseña.

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    1. La novela ha sido una grata sorpresa, el autor un hombre al que merece la pena conocer y escuchar.

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  9. Estoy de acuerdo, es una buena historia, con grandes personajes y una trama muy bien narrada. Un besote

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  10. Hola. El Intercambio presenta una historia para hacernos sentir en todos los sentidos. Muestra a unos personajes perfectos para forma una novela que cautiva a lector. Conmigo fue así. Como me gusta leerte. Besos.

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