ALEU, Fernando (2018)
El Intercambio
Roca Editorial, Barcelona, 416 pp
ISBN: 978-84-17541-19-4
En mitad de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados y Alemania
acordaron llevar a cabo un intercambio de soldados prisioneros de Guerra al
final de la cruenta campaña militar del Norte de África, En el puerto de
Barcelona, que fue el lugar aceptado por ambas partes para el intercambio,
cuatro mil soldados, la mitad de cada bando, fueron intercambiados en el muelle
de España, el 27 de octubre de 1943, en una operación que supuso la
intervención de dos buques de cada bando.
Uno de los prisioneros es un judío alemán de 24 años que, en caso de
haber sido devuelto a Alemania, corría el riesgo de ser enviado a un campo de
concentración. Un grupo de personas unidas por las circunstancias participó en
un complot para rescatar de forma muy atrevida a aquel soldado judío, un joven
muy guapo y también un gran atleta capaz de cautivar por igual a mujeres y a
hombres.
El Tratado
de Versalles no fue un tratado de paz, sino un
acuerdo para poner fin a las hostilidades, y dejó a Alemania condenada a
la miseria por muchos años. No se puede reducir a un país tan poderoso a vivir
miserablemente durante decenios. Ni se le puede someter a una indignidad así
sin que eso tenga consecuencias muy serias.
Si conocer a Fernando Aleu fue toda una
experiencia, leerle ha sido una aventura aún mayor.
A lo largo de toda la novela he escuchado su voz
pausada contándome esta historia que está llena de intrigas y aventura, pero
que está sobretodo llena de vida, de compromiso, de ideales, de riesgos y de
amor, o tal vez, simplemente de riesgos asumidos por amor, un amor que cada uno
de los personajes, como cada uno de nosotros, entiende a su manera, porque el
amor no puede encerrarse en una verdad universal.
Con esta historia el autor nos pone frente a una
verdad incómoda, unos hechos que sucedieron para vergüenza de la humanidad que
conocemos. Una vergüenza provocada en unos casos por acción y en muchísimos otros, más de lo que nos
gustaría reconocer, por omisión.
Desde la platea de un circo viendo volar a “los
cóndores” o mirando al mar desde la cubierta del transatlántico más rápido de
su época, el autor nos pasea por los conflictos de la época, por los que están
sucediendo y por los que están por llegar.
El autor nos lleva de la mano por los locales
que frecuenta la alta sociedad americana que vive de espaldas al conflicto
hasta que no tiene más remedio que mirarle cara a cara, nos muestra los
engranajes de la diplomacia en tiempos convulsos, nos pasea por el paisaje y
desolado de la Barcelona neutral que intenta recuperarse de una guerra
fraticida, nos sumerge en los entresijos
de la Gestapo y la Abwehr y nos muestra con crudeza el miedo de los judíos
amenazados dentro y fuera de las fronteras alemanas.
Y por todos estos escenarios se mueve la
protagonista de esta novela como pez en el agua.
Rosy es un personaje de los que dejan huella. Una mujer
fuerte, sin escrúpulos; una mujer arrebatadora dispuesta a todo por conseguir
sus objetivos, por mantenerse en lo más alto.
Una mujer a quien no le duelen prendas en el uso
de los demás para su propio beneficio; una mujer que puede ser un ángel o el
mismísimo demonio.
Una mujer consciente de su poder y de su fuerza
y también, a veces, de sus debilidades.
¿Qué
extrañas cualidades hacían que Rosy provocara sentimientos siempre intensos, y
a menudo contradictorios? ¿Por qué lograba que la gente la adorase y la
detestara?. La opinión y los sentimientos que Werner tuvo hacia ella fueron muy
cambiantes. La detestó […], la adoró […] y volvió a admirarla.
Junto a ella, comparte protagonismo Max Liniger, un judío cuyo apellido no germano,
cuyo cuerpo atlético cincelado en horas de acrobacia circense, cuyo aspecto de
Adonis, prototipo del alemán puro y sobretodo cuya simpatía con las ideas
imperantes en la Alemania del Tercer Reich,
le convierten en el arquetipo por excelencia de la raza aria.
Los
pómulos muy redondos y marcados eran los de su padre. Incluso le pareció
distinguir, cuando el trapecista dirigió su mirada hacia el público, que los
focos iluminaban en su rostro unos ojos casi incoloros, ni pardos, ni azules,
ni verdes. […] Max tenía el pelo rubio, como el de Greta.
Como tercer vértice de este triangulo equilátero, Werner Applefeld, judío de origen pero
americano de hecho y sobretodo de corazón. Un prestigioso neurólogo en el que
es posible descubrir muchas de las ideas de propio autor.
Un hombre receloso de las ideas imperantes en
Alemania, un hombre alejado desde hace
años de la escasa familia a la que le debe ese presente del que disfruta, un
hombre dedicado en cuerpo y alma a su profesión, sin tiempo para el amor, un
hombre cuya coraza comienza a resquebrajarse en un viaje en transatlántico
donde se acerca a la vivencia del amor. En la visita a un país del que, a pesar
de no sentir como suyo comienza a sentir nostalgia. En el abrazo a una familia
con la que solo ha existido la comunicación por vía epistolar.
Aunque
no había previsto hacerlo, Werner quiso echar una ojeada a la ciudad de su
infancia con su visión de adulto. “Soy un nostálgico”, pensó. Y se dio permiso
para serlo.
Y acompañando a este trío ganador aparecen una
larga serie de secundarios de lujo que, en mayor o menor medida, serán vitales
para el desarrollo de la trama y de la propia evolución de los personajes
centrales:
Thelma,
la fiel secretaria de Werner, el necesario timón profesional y personal, a
menudo, la voz de la conciencia o de la realidad, según se mire.
Oscar Prat,
compañero de travesía de Werner, que vuelve a España para estar al lado de su
cuñada, viuda de guerra, después de haber ejercido como médico en Alemania.
Un compañero
de viaje que se convertirá en amigo y aliado de Werner y que nos sorprenderá
ingresando en una organización, de cuyos inicios y funcionamiento nos hará
participes y, que será determinante para conseguir el objetivo de su amigo.
Giselle,
una elegante viajera, que hará tambalear los cimientos sentimentales de nuestro
doctor.
Joshua,
el mejor amigo de Max. Judío, homosexual y “respondón”; el candidato perfecto a
la represión del gobierno alemán. Un hombre que, a pesar del miedo, se niega a
vivir en la sombra, se niega a vivir
dejando de ser quien es.
Von
Tech añadió que la práctica del atletismo garantizará la clara superioridad de
la raza alemana, y justo cuando decía eso, Joshua miró a Von Tech y soltó un
eructo. […]. Von Tech, por fortuna, prefirió ignorar aquella muestra de mal
gusto y puso a Max, con su virilidad y potencia como atleta, como encarnación de los valores que el Tercer Reich quiere
inculcar a los jóvenes. Lo peor es que se volvió hacia Joshua […] para
especificar que esos valores no pueden ser apreciados por algunos, en razón de
su inferioridad biológica. Y entonces, para complicar todavía más las cosas,
Joshua se puso en pie, apartó las sillas ruidosamente y, sin despedirse de
nadie, salió cerrando la puerta violentamente.
Herbert Von
Tech, ayudante de campo del mariscal Romel y ex alto mando de la Gestapo
que encarna la doble moral imperante en la sociedad alemana de la época.
Greta,
la madre que sufre de lejos viendo como su hijo se transforma en quien no debe
ser, comulgando con ideas que han determinado su pasado y su presente y que
podrían determinar su futuro.
Las
madres tienen un sexto sentido cuando se trata del bienestar de sus hijos. Esto
es algo que comparten muchas especies. Greta reacciona igual que una madre osa.
Ha tenido la premonición indudable de que podría ocurrirte algo grave. Las
madres lo saben: si no actúan, corren el riesgo de que padezcan los seres que
son sangre de su sangre.
Y junto a ellos, jóvenes con ganas de beberse la
vida a grandes tragos, camareros que se convierten en espías sin saberlo y tantos otros que no
puedo mencionar a riesgo de que esta opinión se convierta en una novela
más.
Lo cierto es que en esta primera novela,
Fernando, construye una magnifica historia, una historia redonda. Una historia
en la que toma como centro el intercambio de prisioneros, pero que a mí me
parece solo la anécdota alrededor de la que forja una historia que va mas allá
del amor, que habla de la lealtad y la
solidaridad de personajes que poco tienen que ver cuando no son, radicalmente
opuestos, pero que se unen para conseguir un objetivo común.
Una novela en la que prima el amor y los
sacrificios que somos capaces de realizar por ese amor por el que estamos dispuestos a perder incluso
lo más preciado.
“Cuando
la vida no tiene sentido, que es casi siempre, lo mejor que uno puede hacer es reír”.
Totalmente de acuerdo contigo y con tus apreciaciones. También me dio la sensación, mientras iba leyendo, que Fernando Aleu me estaba contando la historia, me desvelaba los secretos de sus personajes y cómo era la situación en ambos extremos del globo. El principio, me costó entender hacia dónde iba, pero luego fue seguir avanzando con él en el aventura, desde la perspectiva que le dio haber visto ese Intercambio.
ResponderEliminarEs como si le escucharas mientras lees, verdad? A veces la realidad supera la ficción y Fernando es un claro ejemplo. Gracias por el comentario. 😘
EliminarTotalmente de acuerdo, una historia redonda, con buenos personajes y una trama muy bien contada.
ResponderEliminarBesotes!!!
Tremenda ópera prima, pero es que el autor es excepcional. Gracias.
EliminarEl intercambio es un libro de esos que llevaré mucho tiempo conmigo, coincido en que la historia de el intercambio de prisioneros se puede considerar como una anécdota para dar lugar a una historia mucho más profunda, una historia redonda como bien dices.
ResponderEliminarEs una historia llena de esperanza. Gracias.
EliminarMe ha encantado cómo Fernando Aleu ha creado todo un elenco de personajes y ha sabido moverlos por distintos escenarios (he disfrutado con la Barcelona de la posguerra) para dotar de sentido a una historia muy bien ideada a partir de un recuerdo de juventud, del que muchos no teníamos idea. Y todo con el mérito de ser su primera novela, a sus ochenta años. Me hubiera encantado oírlo hablar de si obra. Muy buena reseña.
ResponderEliminarBesos.
Este hombre es una mina. Su vida da para varias novelas. Gracias. 😘
EliminarAunque no llegara a tiempo para publicar la reseña cuando tocaba (espero ponerle remedio pronto, porque tengo la cabeza en otra parte), estoy disfrutando leyendo las vuestras casi tanto como he disfrutado de la novela. Lástima que me faltara lo de conocer al autor, para que fuera su propia voz la que me contara la historia...
ResponderEliminarTodo llega, a veces la vida nos atropella... un beso
EliminarLa manera en la que Fernando Aleu nos hace mirar en mundo en la época en la que está ambientada la novela es una pasada. Es cierto que quizás aparezcan dominando los escenarios amables, lujosos, y que a lo mejor obvia los lugares o hechos más sórdidos del momento. Por eso es una novela con otro punto de vista diferente al que estamos acostumbrados, y por eso me ha gustado. Buena reseña. Besos.
ResponderEliminarUn punto de vista poco trillado que a mi me ha encantado. Gracias.
EliminarMe ha gustado mucho tu reseña Gema, supongo que haber disfrutado de la compañia del autor en el encuentro del que presupongo que tiene mucho Werner habrá sido un plus añadido a la trama y la historia que cuenta. Para ser una opera prima Fernando Aleu ha sabido conquistarme y me ha regalado una novela para el recuerdo. Y estoy contigo de ese episodio vergonzoso todos somos culpables algunos por acción y otros por omisión.
ResponderEliminarConocer a Fernando fue una verdadera delicia. Es un hombre único, casi tanto como Werner. Gracias. 😘
EliminarPor lo que habéis contado ha sido una pena no haber estado en ese encuentro, debió ser una ocasión única oír al propio autor contar ese suceso del que él mismo fue testigo. Leer esta novela ha sido una gran sorpresa, pues aunque parece que ya lo sabemos "todo" aun quedan muchos acontecimientos por salir a la luz. Una gran reseña.
ResponderEliminarLa novela ha sido una grata sorpresa, el autor un hombre al que merece la pena conocer y escuchar.
EliminarEstoy de acuerdo, es una buena historia, con grandes personajes y una trama muy bien narrada. Un besote
ResponderEliminarUna gran lectura. Gracias. 😙
EliminarHola. El Intercambio presenta una historia para hacernos sentir en todos los sentidos. Muestra a unos personajes perfectos para forma una novela que cautiva a lector. Conmigo fue así. Como me gusta leerte. Besos.
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