El Rincon de Alberto

miércoles, 12 de febrero de 2020

Otra luna enterrada


Estiballes, Guillermo (13.2.20)
Otra luna enterrada
Editorial Roca, Barcelona, 270 pp.
ISBN: 9788417805760

Otra luna enterrada constituye una atmósfera de fábula donde la naturaleza tiene voz propia y donde los antiguos hechizos cobran vida en la voz y la presteza de un joven descendiente de sefardíes.
Buñol (Valencia), siglo XIX. Teodoro el judío, Julia la gitana y Alberto el andaluz se conocen desde niños y, por avatares del destino, sabiendo aprovechar un horrible suceso acaecido a la muchacha, ellos dos consiguen llevar su amor al término que siempre desearon. Así pues, los tres consiguen convivir bajo el mismo techo en una sociedad rural que, a priori, no admite una relación entre dos hombres.
Pero el destino es un traicionero bastardo y pronto los problemas tocarán a la puerta en esta inusitada familia, pues en el pueblo vive Roberto Cotino, hijo pródigo de un poderoso empresario que, obsesionado con la muchacha y enemistado desde antaño con el judío, sacudirá los cimientos hasta desbaratar sus planes de felicidad y convivencia. Pero Julia tiene otros planes y una poderosa herramienta: Sabiero el autómata, la creación de su amigo Teodoro.
Una novela pincelada con las luces y oscuridades de los primeros librepensadores españoles, en una tierra que se recupera después más de cincuenta años de guerra civil, mientras avanza a traspiés ante el cambio social y tecnológico de aquella no tan lejana época. Una novela ambientada en el costumbrismo sobrenatural de siglo XIX y en las raíces de la intrahistoria española.
LA HISTORIA DE ESPAÑA SE HA CONSTRUÍDO SIEMPRE SOBRE SILENCIOS ENTERRADOS.
UNA NOVELA COSTUMBRISTA Y SOBRENATURAL QUE DA VOZ A LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA.
UNA VILLA VALENCIANA EN EL SIGLO XIX LLENA DE SECRETOS Y MISTERIOS.
UNA OBRA QUE ILUMINA LA HISTORIA OCULTA DE LOS LIBREPENSADORES Y MASONES EN ESPAÑA.

Con tiempo cada cual desvela sus demonios o parte de ellos para quien quiere y sabe interpretar los gestos.

Cuando comencé a leer esta novela no podía ni imaginar lo que iba a encontrara entre sus páginas, esta es una de las ventajas de no leer la sinopsis de las novelas que llegan a tus manos en forma de precioso regalo.

No me gusta catalogar las novelas en un genero concreto excepto que la trama sea muy evidente, pero es que en este caso, aunque quisiera me sería casi imposible hacerlo.

En la sinopsis que he leído por encima para poder escribirla al inicio de esta reseña se habla de un  ambiente de fábula y tal vez esa sea una buena descripción, pero mi impresión es que nos encontramos ante una novela predominantemente de personajes, unos personajes que me han conquistado desde la primera hasta la última línea.

Es una novela de solidaridad y de lealtad, de amor y sobretodo de amistad, la que une a tres personajes que a priori no son los candidatos idóneos para formar un grupo compacto. Una gitana, un judío y un “señorito andaluz”.  Tal vez esta alianza a tres no sea tan extraña en los tiempos que corren, pero lo es si nos situamos a finales del siglo XIX, con todo lo que ello implica.

Hablamos de tres personajes que se encuentran, en todo punto, fuera de los límites sociales, éticos y morales que marcan su época, tres personajes que luchan contra viento y marea para conseguir sus sueños a lo largo de su, nada sencilla, existencia.

Me ha enamorado Julia, esa gitana orgullosa que es capaz de renunciar a sus sentimientos en pos de un bien común, que se traga su soledad y sus lágrimas para vivir la menos mala de las vidas posibles.

Y también entenderíamos que desde siempre fue una luchadora, una guerrera que lidiaba cada día consigo misma y ganaba. Triunfaba ante la envidia, pues la amistad y el amor que la ataba a ellos dos eran más fuertes que ningún otro sentimiento cruzado.

Orgullo de raza que de nada sirve pero que, a fuerza de costumbre, es la única arma que le queda en ese preciso momento.

Teo, Teodoro, el  judío, es un personaje enorme, de esos que se quedan a vivir contigo. El niño arrojado que conocemos al principio de la novela se convierte en un joven valiente que persigue los sueños que encuentra en un cuaderno ajado, herencia de la rama rica de la familia y que no para hasta hacerlos realidad, esos sueños que son lo mejor y lo peor que hace en su vida. Es el personaje más mágico de la novela, en el más amplio sentido de la palabra, cuando la leáis entenderéis porqué.

Se siente orgullosa de él, de su niño grande, de la valentía que, según ella, demuestra al combatir las costumbres a favor de sus sentimientos.

Alberto, el andaluz, es el personaje más voluble  de toda la trama, y, desde mi punto de vista, el más débil de los tres. Un personaje que no encuentra su lugar en ningún momento de la novela y que se empeña en ser quien no es, en encajar en un mundo que no es el suyo y esto, como todo en la vida, pasa factura.

Y luego está el malo, malísimo, ese personaje que siempre da juego en cualquier novela, Cosino, un personaje al que odié desde el primer momento y cuya animadversión duró hasta el final.

Estos personajes se mueven en maravillosos parajes naturales que Guillermo describe de forma exquisita y viven sus vidas en una época social concreta en la que ha conseguido indignarme en más de una ocasión.

Es una mujer, ¿no? Pues hará con ella lo que crea conveniente, que para eso se han casado.

La novela que comienza en 1895 encuentra su final en  1931 cerrando la historia a través de los recuerdos convertidos en confesiones y de los misterios perseguidos por una sociedad secreta que consiguen completar, de forma sublime la trama de la historia.

Ha sido una magnifica experiencia conocer a este escritor, su historia, que esta fuera de mis lecturas habituales y ha sido sublime la Fábula de la Fuerza Viva.

Pero en realidad el tiempo es algo que, queramos o no, se nos escapa de entre los dedos como una maraña de hormigas inquietas, que nos muerden en su huida y saltan al vacio sin pensar ni conocer que habrá más abajo. No les afecta. Ellas se esfuman correteando con sus patitas queratinosas y no  importa si atrapamos alguna y la aplastamos, el reto continuará su transitar sin mirar atrás, sin preocuparse por quien o quienes se quedan en el camino.
Así es el tiempo.

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