El Rincon de Alberto

viernes, 21 de febrero de 2020

Soledad



Bassas del Rey, Carlos (2019)
Soledad
Editorial Alrevés, Barcelona, 184 pp.
ISBN: 9788417847005

El dolor por la muerte de un hijo es innombrable y se manifiesta de modos muy distintos. También lo hacen la soledad, el vacío, el miedo, la culpa y la rabia que traen consigo al saber que esa vida ha sido arrebatada. De la noche a la mañana, Soledad se convierte en la madre muerta de una niña muerta. El inspector Romero, encargado de investigar el caso, vivirá su propio calvario tratando de descubrir la verdad. La de la muerte de la niña y otra que solo le atañe a él. Soledad narra esa doble búsqueda desde la duplicidad constante de voces. También es un recordatorio de que, en ocasiones, la verdad no libera, sino que lo calcina todo a su alrededor.

La muerte no es hasta que alguien la hace verbo; solo entonces, al encarnarse, se concreta, estalla en toda su magnitud y su onda expansiva llega a todos los rincones; solo entonces alcanza el grado de absoluta, de irremediable, de irreparable.
Y la muerte se hizo carne y habito entre nosotros.

Soledad es mi primer acercamiento a un autor al que sigo hace años, pero al que por desgracia, hasta ahora, no había tenido tiempo de conocer en su faceta profesional.

Soledad es una novela corta a primera vista, y digo a primera vista por que lo que encierran sus páginas trasciende a esas escasas 180 que se deslizan veloces ante nuestros ojos.

Soledad es una novela que hace honor a su título, una historia que habla de la soledad, aun en medio del gentío, de la soledad que cargamos como una losa, de la que deseamos huir y a la que, una y otra vez la vida nos obliga a volver.

La verdad es que prefieres el castigo a la soledad

Hay dos protagonistas preponderantes en esta historia, Soledad, la madre muerta de una niña muerta.
Una mujer que sobrevive, porque vivir es decir demasiado sobre su tránsito vital. Una mujer sin ilusiones, con un pasado aciago que marca y perpetúa su presente y un futuro que desaparece bajo sus pies con la muerte de quien era su última esperanza, la única razón por la que seguir respirando, por la que seguir aguantando, por la que seguir…

Vuelves a avergonzarte porque no lo sabes, porque ese extraño te recuerda que no conocías a tu hija.

Romero, ese policía que arrastra su soledad como una bandera, que se rodea de muertos para no enfrentarse a los vivos, un hombre torturado, cuya única misión es encontrar la verdad, dar descanso a los fantasmas y conseguir, de esta forma, algo de descanso para sí mismo.

Romero es un protector incapaz de salvarse a sí mismo.

El resto de personajes, son acompañantes necesarios para dar sentido a esta historia, una historia que discurre a lo largo de dieciséis días, dieciséis jornadas que conocemos desde el punto de vista de Soledad y de Romero, desde sus sentimientos y sus actos, desde sus miedos y sus dudas, desde su bondad y su maldad, desde su resignación y su ira, desde lo que muestran y lo que esconcen,  desde el yin y el yan que nos conforman a todos y cada uno de nosotros.

La prosa del autor, llena de sentencias firmes, demoledoras, nos infligen una, tras otra, bofetadas de realidad, porque esta historia va más allá de la muerte y de la antinatural supervivencia de unos padres a una hija que es aun una niña. Porque esta novela va mas allá de la investigación policial necesaria para esclarecer el asesinato.

No saben que el mal no tiene facciones y tiene mil caras.

Esta novela habla de lo poco que nos conocemos, de lo poco que conocemos a los que están a nuestro lado, a aquellos a los que queremos, de lo poco que sabemos de lo que seremos capaces de hacer en circunstancias determinadas, de como reaccionaremos cuando despierte el monstruo que llevamos dentro y que mantenemos a raya día a día hasta que algo nos sobrepasa y se lleva los diques por delante.

Esta novela habla del amor y de la falta de él, del dolor y de la culpa que lo devora todo, habla de la soledad, de la buscada y sobretodo de la impuesta, de la no deseada y habla de la búsqueda incesante de la verdad, de la búsqueda necesaria de la verdad.

La verdad es siempre  cruel, lo sabe bien; a veces libera, pero siempre hiere, deja cicatrices.
No eres consciente aun de que la verdad no libera, sino que lo calcina todo a su paso.

Soledad ha sido un descubrimiento y una sorpresa, una lectura dura y magnifica, una lectura que ha provocado en mis sensaciones antagónicas, tantas como las que narra en sus páginas, un primer acercamiento a un autor, el primero, pero no el último.

Romero sabe que la gente guarda más lealtad a los muertos que a los vivos porque ya no podrá pedirles perdón.

2 comentarios:

  1. Hola.
    No conocía el libro y por el momento no creo que lo lea, tengo demasiados pendientes, pero gracias por la reseña.
    Por cierto, acabo de encontrar tu blog y me quedo por aquí. Te invito a pasarte por el mio.
    Nos leemos.

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  2. Gracias por tu visita y por tu comentario. Ya era seguidora de tu blog, a ver si empiezo a pasar a visitaros con más frecuencia. Nos leemos.

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