Peralta, Karen (16/4/2020)
El recuerdo del olvido
Roca Editorial, Barcelona, Epub
ISBN: 9788418014475
Tras una muerte inesperada, Luciana se ve obligada a cumplir con la última
voluntad de su abuela: localizar a tres mujeres y devolverles objetos
personales de gran valor sentimental; una alianza matrimonial, un relicario y
un anillo de compromiso. Para lograrlo, deberá revolver un pasado que no es el
suyo y, al hacerlo, moldeará su presente y transformará su futuro. Ayudada por
el diario de su abuela y las pericias de un investigador local, Luciana
descubrirá a las voluntarias: cuatro mujeres que se atrevieron a desafiar al
destino, entregando sus vidas al servicio de otros, como enfermeras de la Cruz
Roja, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
Amores como el nuestro no se acaban con
la muerte. Nuestro amor por ella siempre sobreviviría.
Este es uno de los libros más bonitos que he leído este año, y no
porque sea uno de esos libros que ahora llaman "feelgood", sino,
porque después de tanta novela negra y del confinamiento y las noticias de
muertes y contagios y las redes destilando odio, tal vez era el momento de leer
una historia así, una de esas que te reconcilian con el género humano. Tal vez
era el momento, pero lo que es seguro es que es una novela que merece la pena
leer.
No osaron pronunciar palabra, pues
sabían que no hay alivio ni expresión o vocablo capaz de curar una memoria rota
que registra por primera vez las injusticias de la guerra.
Pero volvamos al principio que me lío y las ideas deben seguir un
orden o se me despistarán.
Cuando inicié el libro pensé que no iba a ser capaz de acabarlo,
mi costumbre de no leer las sinopsis me hizo creer, erróneamente que la
historia se centraría en el trabajo de las enfermeras en la Cruz Roja y no
tenía yo el cuerpo para más miserias.
Lo cierto es que, a pesar de que la trama, o más bien una de las
tramas se centran en la labor de médicos y enfermeras en la Segunda Guerra
Mundial no es ese el meollo de la historia. Esta es una historia de mujeres, de
lealtades, de amistad, de lazos que se refuerzan en momentos de dificultad,
trata de cómo mujeres fuertes en su desgracia, de cómo mujeres que no teniendo nada en común, a veces ni
siquiera el idioma, son capaces de encontrar un nexo común en medio del horror más grande de todos los
horrores, de la guerra.
Ya me he vuelto a despistar, vuelvo al principio.
La historia comienza con la muerte de la nonna, la abuela de
Luciana, Lu, y un encargo postmorten
que en principio da la impresión de ser
imposible de realizar.
De Lu, de la quinta protagonista, en realidad, la protagonista
fundamental de la historia, de su voluntad y de su suerte depende todo el
desarrollo de la novela. Lu es una profesional exitosa que tiene, sin embargo,
una vida personal desastrosa, marcada por su inseguridad y enmarañada en una
historia que no le conviene nada, y ella lo sabe. Una mujer que, al morir la
abuela, su pilar en la vida, la mujer que mejor la conoce y a la que ella mejor
conoce pierde pie y, sin embargo, es ella, la que desde su carta de despedida
consigue cambiarle la vida y el destino o consigue, mejor dicho darle el empujón
que ella necesita, en ese momento exacto de su vida, para darle la vuelta a su
existencia, para buscarle un sentido más allá de la rutina de su día a día y de un amor que no la da más que desvelos.
No era fácil para mí enfrentarme a las
situaciones engorrosas de mi vida. Siempre fue complicado lidiar con la
decepción. No es que no sintiera, es que no quería sentir ciertas cosas.
Y esta es la primera lección de la novela, nunca conocemos a nadie
tanto como creemos, sabemos de los otros, hasta de los más cercanos solo lo que
ellos quieren que conocozcamos y los demás conozcan de nosotros apenas lo que
nosotros queremos mostrar.
Junto a Lu, una madre controladora, sobretodo de los sentimientos
y de su expresión, una hermana perfecta y un padre que es más un convidado de
piedra que otra cosa, a los que oculta, hasta que no queda más remedio que
poner las cartas sobre la mesa de la misión vital que le ha encomendado la
abuela.
El peor de mis demonios era el amor.
Desde que nacemos lo apreciamos y lo reconocemos, sabemos cuál es su sabor y su
olor en otros, sin embargo, somos incapaces, a veces, de encontrarlo dentro de
nosotros mismos, de entregarlo sin condición, de esperarlo sin recibir nada a
cambio. Yo no sabía mucho del amor, aquello que aprendí de él me lo enseñó mi
nonna; cuando mi madre no tenía suficientes brazos y caricias para dos niñas y
un marido, cuando las horas del día no le alcanzaban para acurrucarme a mí
también. Alicia siempre fue la más demandante, la que necesitó más de los
brazos de mamá, la frágil, la enfermiza, la testaruda, la caprichosa.
Karen va compaginando el presente de Lu, la vida de las cuatro protagonistas
y lo que les llevó a la
Cruz Roja y el momento en que todas ellas coincidieron
en las trincheras de esa guerra que marcaría su presente y su futuro para
siempre.
Y esta es la segunda lección, la novela es, también una historia
de solidaridad, de darse a los demás, sin importar quién sea el otro, pero una
solidaridad que para nuestras protagonistas, a veces, no es un acto de altruismo, es una huida hacia
adelante, una huida de un presente insufrible a un futuro incierto. Gia, Sarah,
Marie y Mary Anne son mujeres que cargan con un pasado más que doloroso y con
un presente amenazador y cada una de ellas, desde su perspectiva, desde su
distinta realidad, desde su propia motivación, llegan a un mismo punto, hacerse
enfermeras, con todo lo que ello implica.
Y en ese lugar común en que se encuentran las enfermeras llega la
tercera lección de la historia, la
amistad, la lealtad, que va mas allá de
clases e ideologías, que va mucho mas allá de los bandos, que se basa única y
exclusivamente en el cariño y que hace que cada una de ellas se redima, de una
u otra manera de ese pasado que les sigue pesando como una losa.
Se transformaron en versiones dinámicas
de mujeres que habrían deseado y tenido otros destinos. Se rebelaron en lo
profesional y en lo personal, mostrándole al mundo lo que eran capaces de
lograr, y el cambio fue sorprendente.
Y en esa redención surge la tercera lección de la historia, porque
si de algo nos hace participes la autora es del derecho a las segundas
oportunidades, a las que tuvieron las protagonistas una vez finalizaron su
labor y la que tiene Lu, la que la nonna y su encargo han puesto ante sus ojos.
Me aterraba finalizar mi misión, pues,
con ella, la partida de mi abuela sería una certeza.
Karen ha escrito una novela para disfrutar en cada línea, una
novela que te hace vivir más allá de los muros de las casas donde estamos
obligados a transitar estos días, una novela que nos lleva de viaje de Buenos
Aires a Italia, a Escocia, a Canadá, a Estados Unidos, una novela que nos
permite conocer mujeres extraordinarias en un momento muy complicado de la historia,
una novela que me ha llevado a recordar a las mujeres y hombres extraordinarios
que también ahora, libran su propia batalla contra la pandemia, que luchan
arriesgando su propia salud por todos y cada uno de nosotros. Os aconsejo encarecidamente que no perdáis la
oportunidad de conocer a Karen Peralta, su historia y su deliciosa forma de
contarla, estoy segura que os resultará tan gratificante como me ha resultado a
mí.
Y es que así son las despedidas: trozos
de nosotros mismos que a veces se entregan y a veces se recogen cuando se dice
finalmente adiós. Así ha sido la vida, repleta de encuentros y despedidas,
algunas saben bien, son necesarias y hasta se agradece la ruptura, otras, sin
embargo, son penosas, amargas, insufribles e injustas.