El Rincon de Alberto

martes, 28 de abril de 2020

Dócil


Sainz de la Maza, Aro (2019)
Dócil
Ed. Destino, Barcelona, 496 pp.
ISBN: 9788423356782

El lunes al amanecer un joven se presenta en comisaría. Va empapado de sangre de pies a cabeza. «Todos están muertos», balbucea, y acto seguido se desmaya. El análisis de sus ropas constata que la sangre pertenece, como mínimo, a tres personas. ¿Se encuentran ante una víctima más, un superviviente? Pero, entonces, ¿por qué guarda silencio cuando recupera el conocimiento? Cabe otra posibilidad: que se trate de un asesino múltiple. Sin embargo, todo su entorno lo define como un chico dócil, incapaz de matar a una mosca. ¿Qué es en realidad Lucas Torres?
Milo Malart, policía judicial de los Mossos, vuelve a su puesto después de unas vacaciones forzadas. El caso con el que se enfrenta será uno de los más sanguinarios y complicados de su carrera y el principal sospechoso es un joven que esconde muchos secretos.
Una historia donde se mezclará la investigación, una ciudad convulsa, los problemas familiares y sus demonios interiores.

Detesto a los investigadores que se basan en la intuición, que tratan de ponerse en la piel del asesino y todas esas bobadas. Sois la peste, lo contrario al rigor y el peso de las pruebas.
[...]
—Pero a vosotros se os escapa el contexto emocional, y es clave para comprender. La ciencia no llega a todas partes. Hay algo que ni todos los laboratorios del mundo juntos podrán jamás esclarecer: el comportamiento humano. —Está claro, nos basamos en mundos opuestos. Tú buscas el porqué; yo, el cómo, el qué y el quién. —¿Y qué hacemos con el dónde y el cuándo? ¿Nos repartimos su custodia? —También son cosa mía, pero no quería parecer acaparado.

Hoy os traigo la reseña de uno de los libros que he leído durante el confinamiento, un libro que llevaba tiempo esperando su turno entre los ejemplares digitales y que se adelanto a la primera posición cuando comenzaron los días de encierro obligado y necesitaba algo que me hiciera abstraerme de esta funesta realidad que nos está tocando vivir.
En Dócil la trama no desmerece, es original, vertiginosa y absorbente, pero si por algo me ha conquistado ha sido por los personajes, potentes, enormes todos ellos, desde los protagonistas a los secundarios y los cuasi secundarios, y permitid que me pare en uno de estos últimos, uno que a pesar de estar presente durante todas las páginas de la novela, de sobrevolar continuamente la trama, sólo tiene una escena, Hugo, ese hermano que hace que Milo sienta pena, culpa, vergüenza, miedo y también e irremediablemente amor fraternal, un personaje al que no se si la enfermedad vuelve un  capullo, o es simplemente un  capullo que está enfermo.

Pero volvamos al principio. Reconozco que no conocía al autor, no había oído hablar de Milo Malart y que me vi arrastrada a leer esta novela animada por los muchísimos comentarios positivos que iba leyendo sobre ella, comentarios, no sinopsis, ni reseñas, una manía que tengo, la de no leer ni las unas ni las otras de las novelas que me interesan. No me gusta determinarme con opiniones ajenas, prefiero acertar o darme el piñazo bajo mi única responsabilidad. En este caso el acierto ha sido pleno, ya os lo digo. Lo dicho, que este ha sido mi primer acercamiento a Milo Malart al que creo que ya he encontrado "evolucionado". 
 
Escucha, Malart —dijo—. Por lo que he observado, tú ya no eres aquel zumbado que era incapaz de controlar sus emociones. Tal vez te falta pulir el tema de los nervios, pero eso nos ocurre a todos de vez en cuando. Salvo pequeños detalles, tu actitud es más tranquila, más reposada.

Puedo suponer como era en las anteriores entregas porque el autor, a través de él y de otros personajes va dando pinceladas del antes, pero reconozco que tal vez la lectura habría sido más plena de haber leído estas, asique un consejo, y no soy de dar muchos pero en este caso me atrevo, si podéis leed en orden, esta novela es tremenda pero seguro que ganará ir conociendo al protagonista desde el principio. Y es que os aseguro que este es un personaje que merece ser conocido a fondo, un personaje con un método propio que le vale múltiples críticas por parte de sus compañeros, pero que acaba resultando eficaz y una intuición que le lleva a enfrentarse a la evidencia, a la de los demás, claro, hasta las últimas consecuencias.

Se le erizó la piel, se le aceleraron el pulso y la respiración, y empezó a notar el sudor resbalando por la espalda, señales atávicas que lo conminaban a retroceder, a huir de allí. No les hizo caso.

Y es que en esta historia, todos se empeñan en señalar al culpable fácil, al obvio, todos menos Malart, que se empeña en ir más allá, enfrentándose a compañeros y superiores, enfrentándose a menudo incluso a sí mismo, porque lo que va encontrando no le cuadra con nada, es demasiado oscuro, demasiado viscoso, demasiado complicado… y su situación personal tampoco ayuda. Milo ha vuelto antes de tiempo de sus vacaciones obligadas y ha vuelto tocado por algo que no conoceremos, que no sabremos si es real o producto de su imaginación hasta el final de la historia.
El autor consigue mantener hasta el final la intriga en todos los frentes, en la vida personal y profesional del protagonista, en el caso que nos ocupa y que va dando giros y más giros hasta poner nuestras certezas del revés, en los casos y las historias que han quedado pendientes…
Y no se conforma el autor con esta trama policial, especial, eso sí, porque nos muestra el trabajo de la Policía Judicial, un cuerpo no demasiado explotado en las novelas del género, sino porque hace, además, una radiografía de la situación política y social de la Cataluña actual, de cómo se vive en las calles el enfrentamiento entre los que quieren la independencia y los que se niegan a ella, porque pone el dedo en la llaga del terrorismo islámico, porque se sumerge en los fangos de la corrupción y de la falta de ética de algunos miembros de las fuerzas de seguridad, porque nos habla de mafias y de abusos y se metre de lleno en el peor de los sufrimientos, el de la mente y como cada uno es capaz o
no de enfrentarlo.

Mediante el dolor físico logran anestesiar el dolor emocional, algo que a la larga puede convertirlas en adictas a esa sensación y a otra más importante, la de control. Al menos pueden controlar el dolor físico y esto las alivia.

Os aseguro que es una novela de las de no dejar escapar, una novela en la que he conocido a Mili Malart al que no descarto buscar, no tardando en El verdugo de Dalí y El ángulo muerto.

Todas hieren, la última mata

4 comentarios:

  1. Arreglado. Otra para la buchaca, cuando logre rebajar la lista interminable Xd Si es que teneis un arte para describir los libros que no se pueden dejar pasar, jodías XD

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    1. Que grande eres!!! Pues no te digo nada y te lo digo todo, en breve te contaré de otra que es más de "tu palo" y que no te puedes perder de ninguna manera. Gracias por pasarte y comentar. 😘

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  2. Si me lo cuentas así, no me puedo resistir!
    Besotes!!!

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  3. ¡Hola, Gema!
    Pues que puedo decir, comienzo a leer tu reseña y antes de finalizarla ya sabía que "Dócil" se iría derechito a mi lista de libros por leer. Y resulta que además, me gusta seguir los consejos... total que me voy con tres libros apuntados ;)
    Después me pregunto porque la lista de pendientes nunca baja...
    Felicitaciones por tu reseña, pues tendrás que cargar con tu porcentaje de culpa por no ayudar a bajar pendientes :))
    Un besote, un gusto leerte ♡

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