VERDON, John (2018)
Arderas en la tormenta
Roca Editorial de Libros, Barcelona, 480 p.p.
ISBN: 9788416700721
La tensión ha ido en aumento en White River. El
inminente primer aniversario de la muerte de un motorista negro por el disparo
de un policía local inquieta a una población económicamente deprimida y
racialmente polarizada.
Se han pronunciado discursos incendiarios. Han
empezado manifestaciones airadas. Ha habido casos aislados de incendios y
saqueos.
En medio de toda esta agitación, un francotirador mata
a un agente de policía y la situación se descontrola. El fiscal de distrito del
condado acude a Dave Gurney, detective de homicidios retirado del Departamento
de Policía de Nueva York, con una extraña propuesta: quiere que Gurney lleve a
cabo una investigación independiente del homicidio y que le informe
directamente a él.
Pese a tener algunos recelos sobre la singular oferta,
Gurney termina por aceptar el encargo. Sus dudas se intensifican todavía más
cuando conoce al tremendamente ambicioso jefe de policía local, en cuyos
métodos agresivos y posiblemente ilegales podría hallarse el origen de la
inquietud de los ciudadanos.
La situación en White River se vuelve realmente tensa
cuando se producen más muertes en lo que parece ser una escalada de venganzas.
Sin embargo, cuando Gurney se pregunta por la verdadera naturaleza de todo este
baño de sangre y se centra en aspectos peculiares de cada uno de los
homicidios, el fiscal del distrito le ordena desvincularse de la investigación.
Obsesionado con los indicios que no corroboran la
versión oficial de los hechos, Gurney decide actuar por su cuenta. A pesar de
la intensa oposición de la policía, así como de peligrosos fanáticos que
acechan en las sombras, Gurney empieza a descubrir un asombroso entramado de
engaños, entre ellos, lo que podría ser el plan de incriminación más diabólico
jamás concebido.
La respuesta a esta tenaz investigación se vuelve cada
vez más violenta a medida que Gurney se acerca a la verdad que se oculta tras
los crímenes. Al final, cuando logra desenmascarar al monstruo que maneja los
hilos, Gurney descubre que en White River nada es lo que parece.
No hay nada que atraiga tanto la atención como las emociones agresivas.
Esta desagradable verdad, de hecho, parecía estar arrastrando el discurso
político y los programas de noticias directamente al abismo.
Con el conflicto racial y la
crítica explicita al sensacionalismo de los medios de comunicación, al mundo
virtual, a la corrupción policial y
política… en definitiva a los valores morales imperantes en la sociedad actual,
se establece el telón de fondo de esta
novela en la que Verdon desarrolla un nuevo caso, y van 6, del detective Dave
Gurney.
Debo reconocer que este ha sido
mi primer acercamiento a Gurney y estoy segura de que no será el último. Dave
Gurney es un personaje peculiar, inteligente, lógico, sereno… y debo confesar
que desde que tuvimos el encuentro con el autor yo no puedo más que imaginarlo
con los rasgos, la voz y el temple de John Verdon, aunque estoy segura de que
no era esa su intención.
A la mente fría y analítica de
Gurney se contrapone la mente emocional de Madeleine, personaje vital de la
novela aunque su intervención en la investigación sea tangencial. Madeleine es
el descanso del guerrero, la personificación del pepito grillo que todos
tenemos en nuestro cerebro, el ancla que anuda a Gurney a una realidad mucho mas cotidiana y “rural” de lo que al
detective le gustaría.
Son dos personajes diametralmente
opuestos, pero totalmente complementarios. Gurney ese el protagonista absoluto,
no cabe duda, pero sin el aliento de Madeleine, sin su claridad mental, su
objetividad y su empatía, este protagonista, en esta historia, no seria lo
mismo.
La variedad de la gente con la que Madeleine mantenía amistad nunca dejaba
de sorprenderle. Mientras que inicialmente él se fijaba en el lado turbio o estrafalario
de las personas, Madeleine se centraba en su bondad, su vivacidad o su
creatividad. Mientras que él encontraba algo sospechoso en la mayoría de la
gente, ella siempre encontraba algo encantador. Aunque se las arreglaba para
hacerlo sin caer en la ingenuidad. De hecho, era muy sensible a la presencia de
un peligro real.
Junto a estos dos protagonistas
indiscutibles, destaca Hardwich, un policía irónico, malhablado, malencarado e
irreverente, que se convierte en el complemento perfecto al temple de Gurney.
Ese compañero extraoficial que está dispuesto a seguir a Gurney, aunque no lo
vea claro, aunque proteste, aunque no sepas hasta el último momento si se va a
embarcar en las “locuras” del detective… aunque siempre acabe haciéndolo, pase
lo que pase. En definitiva, un personaje al que no dudarías en confiar tu vida.
Acompañándolos, un conjunto de
secundarios necesarios para la trama, entre los cuales encontramos también
organizaciones de uno y otro signo, el xenófobo y el defensor de los derechos
de las minorías, en este caso de la minoría negra.
Entre los personajes encontramos
políticos ambiciosos, policías presuntamente corruptos, periodistas sin escrúpulos,
hijos renegados, viudas desconsoladas, ricos aburridos y policías vocacionales
que solo encuentran trabas para desarrollar su labor de la forma en la que les
gustaría.
Todos estos personajes se mueven
en un escenario de conflicto permanente y que va en ascenso a lo largo de la novela,
un paisaje que me ha recordado al que hace años el cine nos mostraba en
películas como Arde Misisipi o En el
calor de la noche, un paisaje de la América profunda, de pequeños reductos
rurales en los que existe una violencia latente que acaba por despertar
arrasando todo lo que encuentra a su paso, azuzada, en este caso, por el odio
generado por los medios de comunicación que irremediablemente toman partido
vendiendo morbo y parcialidad y por ese ente anónimo que es internet y que
posibilita una falsa impunidad para volcar los odios y frustraciones que seguro
no sería tan fácil exponer con nombres y apellidos.
Los medios de comunicación de todas partes se dedicaban continuamente a
publicitar y exagerar los problemas, siguiendo un modelo de negocio basado en
un venenoso principio: el conflicto vende. Sobre todo los conflictos en torno a
la grieta racial. Ese principio tenía un corolario igualmente venenoso: nada
genera tanta lealtad como un odio compartido. Era obvio que la RAM y toda su horda
de viles imitadores no sentían ningún escrúpulo por alimentar esos odios para
generar unas audiencias leales.
La paradoja de Internet: el mayor almacén de conocimientos del mundo se
había convertido en un megáfono para los idiotas.
Con estos personajes y estos
escenarios, Verdon construye una trama principal, la investigación policial
estrictamente, en la que desde el principio algo le chirria a nuestro
protagonista, una trama que crea certezas indestructibles que caen como un castillo
de naipes en los párrafos siguientes, juega el autor con nuestras certezas de
forma continua y cuando creemos tenerlo todo atado, cuando tenemos en las manos
la última pieza que nos hará ver el paisaje completo, esa pieza nos revienta en
las manos haciendo saltar por los aires esa realidad que no es tal…
A esta trama central que se
cierra con un final magnifico, se superponen dos tramas más, la de la vida del
matrimonio y unos restos arqueológicos que el protagonista descubre en su
propiedad y cuyos orígenes Gurney desea conocer, involucrando en este objetivo
al forense del caso principal.
Ambas tramas quedan abiertas en
la novela, por lo que no se puede descartar que aparezcan en una nueva entrega
de nuestro detective.
Es una novela que a pesar de su
extensión no se alarga en la lectura, pues la trama, la propia redacción de la
historia y la disposición de las distintas tramas hacen rauda y muy amena la
lectura.
Y junto a la trama, a los
personajes, a la dinámica de la historia y a la descripción de los paisajes
encontramos una serie de reflexiones que aumentan el atractivo de la historia y
la llevan a un nivel superior de la novela negra.
Mientras le daba vueltas al asunto, captó un movimiento en el cielo,
por encima de los arboles. Un halcón de cola roja volaba en círculos sobre la
linde del campo, sin duda buscando algún pájaro o roedor para atraparlo entre
sus garras, hacerlo pedazos y devorarlo. La naturaleza, concluyo por enésima
vez, pese a su dulzura, sus florecillas y sus gorjeos, era básicamente un
espectáculo de horror.
Una novela fascinante que me ha presentado a un personaje al que seguro seguiré de cerca, porque en mi
caso, Gurney ha llegado para quedarse.
Y un punto más que destacable de
esta novela, conseguir que las piezas encajen y se desencajen continuamente y
que las certezas y las mentiras tengan en ambos casos el mismo grado de
veracidad.
Cuando
los investigadores buscaban los móviles de un asesinato, solían decantarse por
uno de los cuatro principales: codicia, poder, lujuria, envía. Uno de ellos, o más
de uno, estaba casi siempre presente. Pero había un quinto móvil que Gurney
había llegado a la conclusión de que era el más poderoso de todos. El odio. El
odio puro, rabioso, monomaniaco.
Esa era la fuerza oculta que intuía que impulsaba toda esta muerte y
destrucción.
Coincido totalmente contigo en tus impresiones, me ha gustado mucho, qué suerte conocerlo, besotes
ResponderEliminarFue un verdadero privilegio y un momento inmejorable, el libro una maravilla. Gracias bonita,me alegro verte de nuevo activa. Mil besos.
EliminarSi has hecho un análisis tan preciso y exhaustivo de esta novela, te recomiendo sin dudarlo todas las anteriores. Verás la evolución del matrimonio y alucinarás con algunas tramas. Muy buena reseña.
ResponderEliminarGracias Concha,sabes que me fio totalmente de tu criterio y estos están muy arriba en la lista de pendientes. Un beso.
EliminarHemos sido varios los que nos hemos estrenado con Gurney. Y desde luego nos ha convencido a todos! A mí lo que más me ha sorprendido también es la carga crítica y todas esas reflexiones tan acertadas de los protagonistas de esta historia.
ResponderEliminarBesotes!!!
Un gran gran libro, y grandes tramas porque hay más de una.Gracias por tu comentario. 😘
EliminarGema, una reseña fenomenal, has reflejado fielmente la novela, me encanta Verdon como autor y además físicamente tiene un gran atractivo, sobre todo viendo la fotografía de la feria del libro. Un beso
ResponderEliminarGracias Ángela. Quede fascinada con Verdon como persona, tiene un magnetismo especial y como escritor es "casi" mejor. Mil besos.
EliminarNada es lo que parece y, las certezas dan giros y se vuelven incertidumbres. Para mí también, Tiene y ha venido para quedarse. ¡Gran reseña!
ResponderEliminarMe ha tenido despistada hasta el final, que gran novela. Gracias mi Lore. 😘😘😘😘
EliminarEstupenda reseña, Gema. Estoy fascinada con el personaje principal, Gurney. Su desconfianza ante lo que parece evidente, la forma en que se desenvuelve, su templanza, y su relación con Madeleine, me han dejado con ganas de más. En mi caso, el detective también ha llegado para quedarse.
ResponderEliminarTendremos que leer a Gurmey en regresivo. Gracias por comentar corazón. 😘
EliminarLa verdad es que es un novelón (a día de hoy, sigo sin entender algunas reseñas que no la recomiendan, cuando es oro molido). Con respecto a Gurney, ¿qué decir? Es uno de esos protagonistas por los que te quitas el sombrero, pero no está solo y sus pilares están a la altura del personaje. Y el elenco tampoco se queda atrás, porque, aunque prototípicos, sirven para que la novela sea lo que es. Y bueno, que no me enrollo, pero la reseña te ha quedado fantástica.
ResponderEliminarUn beso.
Muchísimas gracias por el comentario. A mi me parece un novelon y los personajes están perfectamente construidos.un besazo.
EliminarFantástica reseña. Coincido contigo al 100 %. Hemos disfrutado con la lectura. Ha sido una pasada. Besos
ResponderEliminarHa sido una maravilla, todas las experiencias de #SoyYincanera son pura delicia. Gracias por el comentario Loli. 😘
EliminarYa veo que no soy el único lector que ha ganado Verdon después de leer esta novela, yo ya he empezado a leer las anteriores, y es que me han encantado la trama, la forma de escribir y la forma de actuar de este detective tan peculiar. Desde que os vi en la retransmisión con el autor me he imaginado a Gurney como Verdon. Un beso y buena reseña.
ResponderEliminarQue impresión me produjo el libro y el autor... espectacular. Gracias.
EliminarNo tuve el placer de tener ese encuentro con el autor y no sabes cómo os envidio (pero se agradece que compartierais imágenes), pero desde mi primera lectura (llevo la saga al día) no pude evitar ponerle a Gurney rasgos del escritor, y eso que apenas lo había visto. Me sigue gustando la forma en que Verdon trata problemas de plena actualidad y cómo mantiene la intriga a lo largo de toda la historia. He disfrutado mucho con el libro, y me parecen fantásticas las reseñas. Yo ya cuento el tiempo que queda para poder disfrutar de nuevo con el protagonista. Espero que Verdon se haya puesto ya a crear. Una saga muy recomendable, sin duda.
ResponderEliminarBesos.
Tengo mucho pendiente de Verdon y en algún momento me pondré al día... besos
EliminarHola Gema, totalmente de acuerdo contigo, es una novela fantástica y un personaje que no deja indiferente a nadie. Me pongo ya a leer las anteriores entregas, no quiero dejar pasar más tiempo. Un abrazo
ResponderEliminarYo necesito otra vida para leer todo lo que quiero y de Verdon quiero!. Gracias. 😘
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