JIMENEZ, David “El Tito” (2018)
NO ES TIEMPO DE PEROS
Ediciones
Versátil, Barcelona, 416 pp.
ISBN: 978-84-17451-31-8
Ella ya no es esa
policía tímida que no se atrevía a mirarlo a la cara.
Él ya ni siquiera
es policía.
Ambos han pagado
un peaje demasiado alto por trabajar al margen de la ley. Ahora lo único que
los une es una causa común: encontrar al Cazador.
Pero compartir un
objetivo no los convierte en compañeros, solo en socios; unos socios que
tendrán que lidiar con una relación amor-odio basada en engaños.
Para Zoe, Marcial
es el mejor medio para descubrir al verdadero culpable de la muerte de su
novio. Para Marcial, Zoe es la única compañía humana que no le resulta
insoportable.
La búsqueda del
Cazador los une en un nuevo caso, pero esta vez nada será igual. Marcial ya no
tiene una placa que le impida desafiar las normas, y Zoe simplemente ha dejado
de cumplirlas. Ambos iniciarán un descenso a los suburbios de Cartagena en la
investigación de una trama de blanqueo de capitales que salpicará de sangre los
cimientos de la ciudad.
Una vez más, y ha perdido la
cuenta de cuantas, la especie humana ha vuelto a defraudarlo arrojando el
concepto de lealtad por la borda, sumergiéndolo en un océano de egoísmo y
desatando un tsunami de odio irracional.
Comienza la novela y nos encontramos con un
Marcial sobrepasado por los acontecimientos que conocimos en la novela
anterior.
Marcial ha pedido una excedencia de la policía,
del cuerpo y de sus compañeros, excedencia que, para su desgracia, no puede
pedir de sí mismo y de su espíritu
indagador.
Pedir la excedencia había sido
el mayor acto de empatía que Marcial recordaba haber hecho jamás por nadie. Una
persona como él, solitaria por pura convicción, abandonando por la puerta de
atrás para frenar la caída libre en la que se había convertido la relación con
su compañera.
David hace, al principio del libro un resumen de
lo acontecido en Inspector Solo, lo
que ayuda a contextualizar la situación, no obstante, os aconsejo que leáis la
anterior entrega. No solo porque os servirá para poder poneros en los zapatos
del inspector, sino porque es una gran novela, una historia de las que no deja
indiferente.
En esta novela Zoe y Marcial evolucionan en
direcciones opuestas, Zoe es cada vez más Marcial y Marcial es cada vez menos
Marcial, se va convirtiendo, casi a su pesar, en una versión mucho más suave de
él mismo, una versión en la que es, a menudo, capaz de controlar a ese monstruo
interior que es parte de él.
Y aunque esta evolución inversa les ha acercado,
no ha sido lo suficiente como para convertirlos en un par de iguales y ahí
creo, radica la fuerza de esta pareja.
Aunque han reajustado los
engranajes y vuelven a funcionar como un equipo, Zoe no se engaña: nada volverá
a ser igual. Ahora que ha aprendido a caminar sola no está dispuesta a que la
lleven de la mano y Marcial nunca ha sabido dejarse acompañar.
Estamos ante una trama que les lleva una y otra
vez al pasado, una trama en la que tras cada puerta abierta hacemos una visita
a Inspector Solo y a Muertes de Sobremesa, una trama en la
que tras cada solución surge una incógnita
más, pero aun “No es tiempo de peros”,
sino tiempo de hallar respuestas, de cerrar círculos, de colocar en su lugar
cada pieza del puzle para ser capaces de entender el paisaje que se nos escapa
y para asumir que esas respuestas nos obligan a aceptar que Marcial y Zoe, han
vivido una mentira, a vivir con ellos la cruda realidad de que nunca se llega a
conocer tan bien como pensamos a los que sentimos más cerca, asumir que nadie
es lo que aparenta ser. Que la decepción viene siempre, de aquellos en quienes
hemos confiado hasta el límite de nuestras fuerzas.
Le cuesta reconocerse en el
espejo. No es la barba de tres días que puebla su rostro, tampoco el halo de
violáceo que circunda sus ojos. Lo ajeno esta mucho más adentro.
En su interior.
A Marcial le cuesta reconocer al
hombre que asume que su único amigo lo ha engañado toda la vida, se rinde a la
evidencia de que la primera mujer que ha atravesado su pétrea coraza solo
quería utilizarlo, al que permite que la abulia sea dueña de sus decisiones.
Y si me ha sorprendido la forma en que el autor
culmina de forma coherente y creíble una trama enrevesada que para rizar el
rizo bebe, se alimenta y se cierra con tramas pasadas; me ha sorprendido aun
mas su capacidad para incorporar a una
trama descarnada párrafos tan íntimos y sensibles como ese hondo sentimiento
vivido a través de un sueño que es, sin duda, uno de los homenajes más bonitos
y sutiles que he leído en mi vida. Unos párrafos en los que se desborda la
ternura de un Marcial, al que solo en este trance se nos permitirá ver de esta
manera.
El autor hace además en esta novela guiños que interpreto
como homenaje, como señales de cariño y respeto a tres colegas que considero referentes
del género negro y policiaco.
A Pere Cervantes, haciendo presente en su trama
“Tres minutos de color” y a Lorenzo Silva y a Alexis Ravelo a través de sus personajes, Bevilacqua y Eladio Monroy.
La experiencia le dice que
investigar en un lugar en el que no vives a diario y desembrozar un asunto como
la muerte del Inspector Miralles esta solo al alcance de unos pocos
privilegiados. A decir verdad, a Marcial solo le vienen a la cabeza dos
nombres: Bevilacqua y Eladio Monroy, y ambos forman parte de la ficción.
Y así como en inspector solo, sigue sobrevolando
en esta novela, la critica a la hipocresía social y a esa corrupción presente
en todos los estratos sociales, una corrupción que sigue presente, porque muchos
de nosotros nos cansamos de ser David frente a Goliath.
Murió porque hay gente que no
entiende el significado de “no”, porque hay quien vive creyendo que unos euros
te dan derecho a disponer de la vida de otra persona, porque vivimos rodeados
de políticos hipócritas que cierran los acuerdos con volquetes de putas.
[…]
Lo pone de muy mala hostia
recordar como huelen las cloacas del estado, pero no es nuevo en esto y sabe
que malgastar la energía en tamaña tarea es el esfuerzo más inútil en que puede
embarcarse.
El autor ha conseguido de nuevo, que disfrutara
con esta novela aún más, si cabe, de la trama oscura y enrevesada que quedó
abierta en la novela anterior, me ha vuelto a llevar de la mano por las calles
de Cartagena y ha conseguido que haya hecho un poco más míos a sus personajes, a
los buenos y a los malos, a los secundarios y sobre todo a esos dos
protagonistas que polarizan la historia, a Zoe y por encima de todos ellos a
Marcial. Y es que, como ya dije en Inspector solo, Marcial es uno de esos
personajes inolvidables, uno de esos personajes que se agarran a tu mente y tus
entrañas y con el que siempre estas deseando reencontrarte.
Te voy a decir algo, Marcial,
algo que ni en tus peores pesadillas habrás imaginado.
Santi no era esa persona que
creías conocer.
En realidad ¿Quién cojones lo
es?. Todos tenemos una doble cara.
Bueno no. Tu no.Tú siempre tienes la misma, para
ti no hay plan B.
Caiga quien caiga.
Con qué ganas me estáis dejando de conocer a Marcial!
ResponderEliminarBesotes!!!
Sin duda, una novela de personajes que cargan con un pasado y presente muy oscuros. Marcial, me ha cautivado a pesar de ir al filo de la ley, su amor hacia Sola, en este caso un personaje que alberga tan profundos y sanos sentimientos hacia un animal, no puede ser malo aunque su actuar demuestre lo contrario.
ResponderEliminarCoincido contigo en que Marcial está sobrepasado por los acontecimientos, pero... ¿Y Zoe? Sobrepasada es poco. La verdad es que la novela tan intensa en sensaciones y en hechos, que cuando llegas al final te quedas en shock para unos cuantos días. Por lo menos a mí me ha pasado. Buena reseña.
ResponderEliminarBuena reseña, Marcial tiene que continuar, es un personaje muy atrayente. El autor me ha sorprendido para bien y su evolución ha ido mejorando con cada novela. Besos
ResponderEliminarCreo que David ha creado una novela negra genial y completa en todos los aspectos, ha conseguido unos personajes maravillosos que sin duda echaremos de menos. Gran reseña
ResponderEliminarLo más sorprendente de esta historia (bueno, quien dice lo más, a lo mejor es lo primero que recuerdo al pensar en ella desde la distancia) es algo que has remarcado: que tras cada solución surge una incógnita más, porque, efectivamente, esta novela es como una bomba de racimo, que dispara a diestro y siniestro y va abriendo boquetes sin parar. Los homenajes, tremendos: el que le hace a Pere Cervantes me emocionó y con los de Silva y Ravelo, me reí abiertamente. ¡Qué tio!. Y bueno, que me ha encantado la reseña. Ya sabes que me gustas. Siempre.
ResponderEliminarUn beso.
Gema una reseña con mucho sentimiento, se ve que te ha tocado la fibra, y es que el autor se ha crecido, como su Marcial ese personaje tan impredecible y desgarrador. Un beso
ResponderEliminarEstá claro por tu reseña, y por muchas de las que he ido leyendo, que Marcial nos ha conquistado, a pesar de ese punto de oscuridad que parece tener el personaje; es cierto que en esta entrega parece que está más humanizado, y que la que se parece cada vez más al antiguo Marcial es Zoe, y esa evolución de los personajes, el encontrar un interrogante tras cada solución, y el buen hacer de David como escritor, que sin duda se ha crecido, convierten esta novela en un título más que recomendable, aunque también soy de la opinión de que deben leerse en orden, si de verdad quiere disfrutarse de toda la trama en su conjunto y de la evolución de los personajes y del propio autor. Muy buena reseña. Besos.
ResponderEliminarPor las reseñas que llevo leídas hasta ahora, y por mis propias impresiones, creo que más o menos todas nos hemos "enamorado" de Marcial. Bueno, y por supuesto de Sola.
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