La granja
Roca Editorial, Barcelona, 352 pp.
ISBN: 9788417541040
La granja Golden Oaks está lista, o así lo cree su gerente empresarial,
Mae Yu, para convertirse en el nuevo y gran avance de la economía de la
fertilidad. Allí, la progenie de los súper ricos inicia su vida en el útero con
lo mejor de lo mejor: dietas equilibradas a base de alimentos orgánicos, listas
de reproducción seleccionadas en base a su placer auditivo… y matrices jóvenes,
sanas (y optimizadas con cortisol) donde gestarse. A sus portadoras –es así
como se llama a estas madres sustitutas- se les ofrecen contratos de
arrendamiento de nueve meses, y así ganar grandes cantidades de dinero que les
puede permitir cambiar la trayecotria de sus vidas a menudo difíciles, siempre
y cuando se mantengan lejos de cualquier problema y den a luz a recién nacidos
saludables.
A través del punto de vista de cuatro mujeres –Jane, Ate, Reagan y Mae- La granja ofrece un planteamiento radical, de
raíz, sobre la maternidad, el dinero y la sociedad meritocrática, planteando
preguntas cruciales sobre las concesiones que hacen las mujeres para fortalecer
su futuro y el futuro de aquello que aman.
Los americanos
adoran el éxito cuando pueden identificarse con él
Lo cierto es
que mi conocimiento sobre la maternidad subrogada no va mas allá de lo que he
visto en las películas americanas que se exhiben en las sobremesas televisivas de
sábados y domingos y que en la mayoría de los casos tienen que ver con el
arrepentimiento o la culpa.
Es un tema que
me resulta lejano y del que, por supuesto, tengo una idea sesgada. Me parece,
en todo caso, por sí mismo, un tema espinoso y con innumerables
implicaciones éticas y no niego que antes de comenzar el libro pensé que me iba
a encontrar con alguna historia lacrimógena del tipo de las
películas a las que me he referido anteriormente.
películas a las que me he referido anteriormente.
Nada más lejos de la realidad.
Es cierto que la novela se centra en este aspecto y se desarrolla en su practica totalidad en esa granja donde se cosifica la maternidad, donde el embarazo es un bien en si mismo, donde se reduce a las portadoras a simples números al servicio del bien mayor que supone llevar en su vientre a los futuros “lideres” de esa América triunfadora que tan bien describe Joanne. Pero creo que esa subrogación le sirve a la autora, principalmente, para diseccionar a una sociedad donde la diferencia entre ricos y pobres es insalvable, le sirve a la autora para poner en valor la lucha de quienes llegan a la “tierra prometida” buscando un futuro mejor, persiguiendo unos sueños que en algunos casos se cumplen pero que, en muchos otros, se transforman en pesadillas que se viven entre literas compartidas, entre pluriempleos mediocres y mal pagados, alejadas de los seres queridos a los que pretenden ayudar, a costa, incluso, de tener que abandonarlos para poder ayudarlos.
La novela, además, ahonda en las motivaciones de las protagonistas, no solo de las portadoras, también de las clientas, de esas mujeres que, desde el anonimato, desde los informes y las videoconferencias se hacen parte de un proceso que culminará con el hijo que desean, un proceso que no pueden o no desean vivir por sí mismas, un proceso que como muchas otras cosas en su vida, el dinero les permite comprar.
Porque en
Norteamérica lo único que tienes que saber es como ganar dinero. Y el dinero
consigue todo lo demás.
La autora nos
pone ante los ojos la realidad de esas mujeres que anteponen sus carreras, su
belleza o su comodidad, sin más, a un embarazo que supondrá, sin duda, cambios
en su vida, cambios que estas mujeres no desean aceptar.
Has de intentar
entender a este tipo de padres, Jane. Ellos están acostumbrados a controlarlo
todo. Es eso lo que el dinero les proporciona. Pero cuando llega un hijo, ¿Qué
ocurre? Escogen el día para inducir el parto, el padre se toma el día libre;
colocan una sillita libre en el coche; dejan la ropita muy bien doblada… Y
entonces empieza el parto y nace el bebé. Y de repente, ¡paf! ¡Se acabó el
control! La criatura llora y no saben por qué. No se agarra al pecho. ¿Por qué?
¿Cómo forzarla? ¡Pero es que no se puede forzar! Vomita, se hace caca, no hace
caca, tiene una erupción, tiene fiebre, no duerme…. ¡no hay motivo, no hay
control!
Me ha resultado lejana la realidad de las clientas y
la gerente de La Granja, mujeres multimillonarias, hechas a sí mismas o meras “esposas
de”, mi realidad no me ha permitido identificarme con la suya, me ha resultado
mucho más sencillo hacerlo con las portadoras, o al menos con algún aspecto de
cada una de ellas. Todas ellas son mujeres fuertes aun en su debilidad, mujeres
fuertes aun en su desgracia, mujeres que buscan una salida, emocional o
económica, mujeres que se mueven por dinero, por ideales o porque no encuentran
una salida mejor, mujeres, en todo caso
que se enfrentan a una realidad con las cartas marcadas, porque ninguna de
ellas conocen la verdad, sino verdades y mentiras parciales y son meras
marionetas en manos de una organización que gestiona la vida como si de una
fabrica se tratara.
Para ella es
importante conocer bien los antecedentes familiares de las portadoras
potenciales antes de contratarlas, ya que eso da forma, inevitablemente a sus
motivaciones y a su concepción del mundo, que son factores determinantes para
saber si una joven resulta adecuada para gestar el bebe de un cliente.
Ha
sido, no solo una lectura entretenida, sino reflexiva, una historia que
enfrenta la realidad de las mujeres de una forma magistral y antagónica, que
refleja lo mejor y lo peor de nuestro genero, de una parte, lo que somos
capaces de conseguir en un mundo de hombres y por otro lado, de todo aquello a
lo que somos capaces de renunciar, todo aquello a lo que podemos quedar
reducidas, empujadas, en muchos casos por otras mujeres, por la familia. Nos
hace pensar, en todo caso en todo aquello que somos capaces de lograr.
Una
novela que, sin duda, va más allá de la propia historia, una novela que merece
la pena leer.
Ella no lo
entiende, simplemente: no puede entenderlo. Nunca se ha acercado al borde del
abismo ni ha mirado a la muerte a la cara. Ella no reconoce que la vida, el hecho
de vivir, es algo extraordinariamente valioso…. Y también quebradizo. Basta con
que se parta una ramita en el bosque. Basta una célula mutante.
Hola.
ResponderEliminarNo conocía el libro y por el momento no creo que lo lea, tengo demasiados pendientes, pero gracias por la reseña.
Nos leemos.