Hernández, José Zoilo (2020)
El nombre de dios
Ediciones B, Barcelona, 640 pp.
ISBN: 9788466668453
Cuenta la leyenda que el rey Salomón mandó construir un
objeto en el que dejaría escrito todo el conocimiento del mundo: una mesa
plagada de oro y joyas capaz de colmar con su poder la ambición de quien la
poseyera.
A la vez que los ejércitos se preparan para la lucha y las
viejas rencillas comienzan a aflorar entre los nobles godos, un religioso
escoltado por una pequeña partida se dirige hacia el campo de batalla portando
una reliquia que podría cambiar el curso de la contienda. Es el momento de
comprobar si su poder sagrado será suficiente para hacerse con la victoria, o
si, por el contrario, terminará convirtiéndose en la perdición del reino.
Durante aquellos
días recordó a menudo a Oppas, el difunto obispo de Híspalis, al que en
ocasiones había considerado su benefactor. El hermano de Witiza siempre pensó
que los bereberes a los que el mismo había llamado regresarían a sus tierras
cruzando el mar después de haber descalabrada a Roderico de su sitial. Entonces
Oppas, o sus sobrinos habrían reinado. Sin embargo, los acontecimientos habían
sido muy distintos, y en aquellos días del año 721 los extranjeros aún se
encontraban allí, campando a sus anchas por los reductos más septentrionales
del antiguo dominio godo.
Un rey muda por otro, pero el reino permanece.
Como época desconocida también me resultaba árida; una parte de la historia sin más atractivo que las batallas de las que nunca fui muy amiga y las enormes estatuas que jalonan los caminos de los Jardines de Oriente de Madrid. Digo que me resultaba árida… hasta hoy.
Conocer esta parte de nuestra historia a través de los ojos de José Zoilo ha sido una verdadera sorpresa, una muy agradable sorpresa.
Este autor tiene un don para describir la historia,
para conseguir que se lean con gusto incluso las más
cruentas batallas, para
definir las intrigas, las alianzas y las traiciones de la manera más sublime,
para construir unos personajes que se vuelven de carne y hueso ante nuestros
ojos, a los que comprendemos u odiamos, a los que, sin duda, no debemos
cogerlos demasiado cariño, pues nunca sabemos lo que nos van a durar…
Sentía lastima por
los centenares de hombres anónimos que se habían dejado la vida y las
esperanzas en la batalla. Algunos lo merecían, cómo el maldito Roderico, pero
no podía dejar de pensar en que también habrían muerto muchos inocentes en
aquel nuevo lance del juego de poder en el que se encontraba inmerso el reino.
No se puede leer esta novela con los ojos del presente, no podemos leer desde nuestro hoy un momento en el que los señores eran educados para "poseer", un momento en el que cuando no vivían de las rentas, su único objetivo era mantener sus tierras y si era posible adicionar las del vecino, cuando esta ambición de poder les llevaba a forjar alianzas con los enemigos y a traicionar a los que eran amigos.
Un tiempo en el que los campesinos se convertían en peones de los juegos de poder q convertían las llanuras y los caminos en campos de batalla.
En cada conflicto,
además de los cadáveres, se sepultan las esperanzas de un gran número de
hombres, mientras que las de muchos otros comienzan a medrar, cómo plantas
diabólicas alimentadas con sangre. No hay inocencia qué sobreviva a esa experiencia.
En el que las mujeres podían ser sumisas compañeras o impías conspiradoras, porque las menos, las osadas que se salían del guión tenían poco que ganar y casi todo que perder.
Todos le habían
dicho que no llegaría, augurando que terminaría sus días tirada al borde de
cualquier camino después de haberse convertido en el juguete de algún salteador
durante unas pocas horas. Elvia había seguido convencida de que prefería
arriesgarse a unas horas de tortura que extender el tormento a lo largo de toda
la vida. Llenándose de valor, había comenzado su peregrinar hacia el sur, lejos
de aquella ciudad a la que odiaba y que parecía odiarla a su vez.
En el que los religiosos, lejos de ser piadosos se movían por motivos muy alejados de lo espiritual y demasiado cercanos al mero poder terrenal, convirtiendo incluso a la ciudad eterna en un campo de batalla en el que no se blandían espadas y escudos, en los que la lucha no era menos encarnizada por ser más sutil.
Roma le parecía un
nido de ratas vestidas con hábito, y su espada haría falta en la Septimania, no
a cientos de millas, en una ciudad donde los hombres se despellejaban sin
necesidad de armas.
En esta historia los personajes se comportan como lo que son. Salvo raras excepciones se mueven por ambición, por venganza y por poder, por lo mismo que, nos guste o no, siempre ha movido y mueve el mundo. La única diferencia es que en la época que le ocupa a la novela no había porque disimular los “malos sentimientos”, no había necesidad de pasar por ser el más bueno, el más generoso, ni siquiera el más guapo o el más limpio, bastaba con ser lo suficientemente inteligente como para sobrevivir en el nido de víboras en que se convertía, no solo cualquier corte, sino cualquier facción, cualquier grupo del que se formara parte, incluso y a menudo de forma mucho más cruenta, la propia familia. Es necesario entender que la conquista, ya fuera de godos o árabes, era una forma de vida y que la lucha no era una elección, sino una necesidad si se quería seguir con vida.
En las cercanías,
sus guerreros de confianza; un poco más allá, la leva: campesinos y siervos
atemorizados y mal armados arrancados de
sus hogares pocas semanas atrás. Muy a su pesar, componían la mayor parte de sus fuerzas.
Confiaba más en su voluntad que en su valía, pero tendrían que bastar.
La novela, de más de 600 páginas se desliza sin apenas ser consciente ante nuestros ojos. Paginas salpicadas de leyendas, de batallas, de luchas de poder, pero sobretodo llenas de vidas corrientes, de personas corrientes a las que poco o nada importaba quien fuera el rey de quien, en muchas ocasiones, ni siquiera sabían el nombre, y que sin embargo se veían obligadas a tomar partido por uno u otro con el único fin de garantizar su supervivencia.
En esta novela de personajes, los hay de todo tipo y condición. Los hay honestos e íntegros, como Ademar, los hay negros por dentro, portadores de los mas ruines deseos, como Ragnarico, los hay profundamente leales, como Hermigio y los hay traidores como Tariq. Están los que buscan medrar a cara descubierta, como Oppas y los que lo hacen a través de las mas sutiles técnicas de manipulación no exentas de violencia, pero dosificada, como Clodoveo. Y hay mujeres valientes, fieles, arrojadas, mujeres que no temen vivir, signifique eso lo que signifique. Hay un amplio catalogo de personajes que a pesar de sus diferencias tienen algo en común, ninguno de ellos deja indiferente.
A través de todos ellos el autor nos pasea por una
época convulsa, llena de batallas y de huidas, de
muerte y dificultades, de
ignorancia y supercherías, una historia en fin, en que la muerte es la
protagonista, pero en la que, inevitablemente la vida se abre camino. Y es que
a pesar de la crudeza de la trama el autor, es capaz de dejar un resquicio para
la esperanza.
Yo anhelo vivir.
Anhelo vivir ahora que sé que vale la pena, cosa que hace muchos años no creía
que fuera así. Haría cualquier cosa con tal de escapar de aquí, de tener una
oportunidad de continuar mi vida con Witerico en otro lugar, aunque eso implicara
traicionarme a mí misma o a la memoria de los míos. Vivir para seguir
disfrutando de quienes queremos o para seguir honrando a quienes ya se han ido.
Ingunda se quedó
meditabunda pero no respondió. Elvia hizo una larga pausa para ordenar sus
ideas antes de continuar hablando.
A través de ellos el autor consigue que todo ese trabajo de documentación que sustenta el libro se convierta en algo real, en algo cercano, en un pedazo de la historia que disfrutar en cada una de las líneas de la novela, en cada una de sus páginas, en cada uno de los capítulos… porque si algo consigue esta novela es hacernos disfrutar incluso en los trances menos proclives a hacer disfrutar.
Si con su primera novela descubrí a un gran escritor con una gran historia, con esta he descubierto a un grandísimo autor que estoy segura seguirá dándome buenos motivos para acercarme a esos retazos de la historia que tan certeramente es capaz de narrar. Una novela a la que ha merecido la pena acercarse y a la que os recomiendo encarecidamente dar una oportunidad porque vais a descubrir una historia que cuenta más, mucho más, de lo que he sido capaz de transmitir en estas líneas.
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Las cosas no son siempre o blancas o negras, Sisebuto. Es algo que, a tu edad,
resulta difícil de comprender, pero con el tiempo deberás aprenderlo.
Leer tu reseña me ha encantado, Gemma. Haber sido capaz de provocar tales impresiones en quien lee, es lo máximo a lo que puedo llegar a aspirar como escritor. Un beso y gracias por compartir el camino.
ResponderEliminar😘
José Zoilo
Es que esta novela se disfruta de principio a fin. Y aprendemos mucho también de este período histórico del que tan poquito solemos saber. Gran reseña!
ResponderEliminarBesotes!!!
Leer las reseñas de Gema es como sentarse en una mesa del Café del Círculo de Bellas Artes ante un té calentito con limón en una tarde lluviosa, mientras ella, con su ademán elegante y su charla franca te va contando lo que vas a leer y te va envolviendo en ese aura tan mundana y a la vez intimista que la envuelve. Esa sensación me provocas Gema cada vez que leo una reseña tuya. Algún día tenemos que hacerlo de verdad, lo del té en el círculo si aún está.
ResponderEliminarHemos coincidido en una lectura apasionante, yo tampoco tuve que aprenderme esa lista, pero tampoco conocía demasiado esa transición y cómo comenzó la conquista árabe de la península. Ha sido una gozada.
ResponderEliminarBesos
Hola!
ResponderEliminarqué gran lectura hemos compartido! cierto que tiene una trama dura en la que la muerte está siempre presente pero al final la vida sigue de una forma u otra y hemos sido testigos de como cambió todo.
Besos!!
Creo que este libro es uno de los mejores que hemos leído de este género en yincaneras. El autor escríbe de forma maravillosa y consigue que el lector se meta en la historia de lleno y se traslade a la época que nos narra.
ResponderEliminarPara mi esta novela ha sido una lección de historia, una historia que había pasado desapercibida hasta este momento. Una estupenda lectura y una gran reseña. Besos
ResponderEliminarComo bien dices hasta un pedazo de nuestra historia que nos puede parecer árido deja de serlo por la pluma de Jose. Una novela coral, una novela de intrigas, de lucha, lo has condensado todo muy bien, y hemos sido capaces de disfrutar muchísimo de la lectura
ResponderEliminarHola. Es una novela que contiene de todo: historia, acción, sentimientos, intriga y lucha. Que gran historia. Disfruté mucho con su lectura. Besos.
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