DIAZ, Santiago (2018)
Talión
Editorial Planeta, Barcelona, 448 pp
ISBN: 978-84-08-18607-6
Marta
Aguilera, una periodista comprometida con su oficio, recibe una noticia que
cambiará su destino: un tumor amenaza su salud y apenas le quedan dos meses de
vida. Sin nada que perder ni nadie a quien rendir cuentas, Marta siente que la
realidad es un lugar amenazante y decide ocupar el tiempo que le queda
impartiendo JUSTICIA.
En
una carrera contrarreloj por su propia vida y contra la inquebrantable
inspectora Daniela Gutiérrez, Marta Aguilera tratará de aplicar su particular
ley del talión.
"Tampoco
tiene sentido que algo me atemorice cuando la muerte ya m ha señalado con el
dedo. La razón se echa a un lado para dejar paso al instinto puro y duro. Hacer
lo que me pide el cuerpo no solo es una ventaja, también una necesidad; debo
plantarles cara a los malos, no dejar que se sigan yendo de rositas. Además, si
me matan me harán un favor y me ahorraran dos meses de sufrimiento, físico y
mental".
Este verano, aprovechando que iban a ser unas
vacaciones más largas de lo habitual, hice algo que no había hecho nunca.
Preparé una lista de lecturas entre todos los pendientes que había ido
acumulando a lo largo de este año y alguno de hace alguno más.
En esa lista, en un lugar indeterminado se
encontraba una novela que compré en la Feria del libro y a cuya puesta de largo
me impidió ir una inoportuna e impostergable operación.
Esta novela a cuyo autor conocimos en la misma
feria y con el que pudimos compartir unos minutos de charla acompañados por
otro escritor consagrado con quien le unen lazos de sangre es Talión.
Esta, la primera novela de Santiago Díaz, que pretendía
leer, en un momento no fijado del verano fue adelantando posiciones debido al
entusiasmo de una bloguera, compañera de lecturas de #SoyYincanera, una gran
amiga y una gran lectora en cuyo criterio confío ciegamente. Concha Yunta del blog “Que bello es leer” (junto a Pilar
Santamaría), insistía cada día en que
era esta una historia a tener en cuenta y cuya protagonista le recordaba a
alguien cercano.
Nunca le agradeceré bastante la recomendación.
Me he encontrado con una historia magnifica, fresca, original y con unos
personajes que me han dejado tocada, en el buen sentido de la palabra. Una
novela que una vez comenzada era incapaz de dejar de leer, una novela que me
fascinó, absorbió y sorprendió a partes iguales. Y voy a contaros las
razones.
Ya os he comentado que esta es la primera novela
de Santiago, y espero que no sea la última, pero no es la primera vez que
escribe y eso se nota.
Su profesión de guionista impregna cada una de
las páginas de la novela que se desliza como si de una composición audiovisual
se tratara. A pesar de que la descripciones, excepto en momentos concretos, no
es demasiado abigarrada, he sido capaz de ver cada una de las escenas que la
novela me iba regalando.
Las protagonistas centrales de la novela me han
enamorado, son dos mujeres fuertes, profesionales reconocidas, independientes e inteligentes; dos mujeres
situadas una a cada lado de la frontera que separa el “bien” y el “mal” o más
concretamente la legalidad de la ilegalidad.
Marta Aguilera, una periodista desarraigada,
cuya vida, o lo que queda de ella se ve determinada por la aparición de un
tumor inoperable en su cerebro, una situación que le lleva a apurar sus últimos
días vengando situaciones que han quedado sin castigo, situaciones que el
sistema no ha sido capaz de solucionar, o ha solucionado en un nivel menor de
su sentido de la justicia. Y junto al desarrollo de esta venganza conocemos
datos del pasado de Marta que como para cada uno de nosotros, queramos o no, determina
nuestro presente.
Frente a esta mujer irrepetible que no tiene
nada que perder, se encuentra la inspectora Daniela Gutiérrez, que ha superado (o eso
parece) ciertos problemas personales,
entre ellos, deseos no saciados de venganza y dos pérdidas irreparables, una mujer que como consecuencia de lo anterior
arrastra una dificilísima relación con su hijo adolescente, y que como en el
caso de Marta, ve como su presente lo determinan hechos del pasado, que decidieron
el curso de sus vidas.
Y si es fácil empatizar con estas mujeres únicas
también lo es, a veces menos, con las víctimas
de las iras de Marta, con Jonás “Ellos no
le conocen. Jonás es cariñoso, atento y servicial. Es un buen niño con una
enfermedad que ya se esta tratando. Ella y su marido confían en que los
psiquiatras aun pueda salvarle” con
Cornel, con Genaro Cortes, con Amaya… con algunos más que con otros. Tal vez
empatizar no sea la palabra, pero somos capaces de entenderlos, no los hechos que les llevan a ser objetivo de
la protagonista pero si los “porqués” de llegar a estos actos, porque Santiago
se preocupa de exponer, magistralmente las circunstancias que les empujan a realizar
esos hechos abyectos.
Y es fácil, muy fácil sentir la tristeza y la
impotencia de las víctimas de las víctimas de la “verduga”.
Son personajes, todos ellos, fuertes aun en sus
debilidades, creíbles, reales y muchos de ellos tremendamente entrañables. Lucia,
el Dos Napias, Álvaro Herrero, Felipe, Raquel, La Flaca, Natalia, Rodolfo
Chisvert …
No voy a detenerme en describirlos porque es
maravilloso descubrirlos a lo largo de la novela, pero si me gustaría dar unas
pinceladas de algunos de los que me han conmovido especialmente:
NIcoleta, una mujer atrapada en el sórdido mundo
de la explotación sexual y el tráfico de mujeres.
“Cuando
Cornel se marcha a las tres horas, tras habérsela follado en todas las posturas
inimaginables, la deuda de Nicoleta a aumentado trescientos euros. Siempre le
ha pasado igual, a ella y a muchas otras como ella de diferentes partes del
mundo; si se proponen pagar lo que supuestamente deben por viajes y manutención
para así poder recuperar la documentación o el pasaporte que les quitaron al
secuestrarlas, las obligan a recaer en la droga y su deuda empieza a subir de
nuevo, pero siempre en pequeñas cantidades para que nunca dejen de soñar. Casi
ninguna consigue salir de esta espiral, ni siquiera el suicidio es una opción;
el problema pasaría automáticamente a sus familias.”
Dimas, arrastrando una culpa ímproba aun siendo, o precisamente
por ser víctima de la incomprensión al que es diferente.
“Para
llegar al rio tenía que pasar obligatoriamente por las vías del tren, el
dominio de Felipe y sus amigos. Cuando no había perros o gatos a los que
maltratar quedaban allí para tirarles piedras al expreso que iba a Barcelona. Y
mientras esperaban al tren, afinaban su puntería con Dimas, un chico con síndrome
de Down.
[…]
-Como digas
algo, vamos a por tu hermana pequeña-le escuche decir más de una vez- ¿Es eso
lo que quieres?
Dimas
negaba y se dejaba hacer todo tipo de perrerías con tal de que a su hermana no
la tocaran. En el fondo era un valiente, tan valiente como los demás cobardes,
incluida yo misma. Sabía que si decía algo, Felipe la timaría conmigo, pero
aquella tarde estaba siendo especialmente duro con él.”
Pichichi; una joven promesa del futbol al que el
ambiente socio-familiar y las drogas arrancan los sueños de cuajo.
“El Pichici
se ducha de vez n cuando en los baños sociales, pero el agua no está tan caliente
ni tiene la intimidad necesaria para masturbarse. Se sienta desnudo sobre la
cama y se prepara el primer chute.
Durante veinte minutos está en trance, firmando a sus pies un charquito de
babas que le caen de un lateral de la boca. Vacía su cartera y allí encuentra
su documentación caducada y llena de mierda, una vieja fotografía de sus padres
y un recorte de periódico. Es una entrevista que le hicieron a Alfonso Castro a
principios del año 2009. El viejo entrenador contenía a duras penas la emoción que
le producía hacer descubierto al fenómeno.”
Eric, ese padre, ese hombre responsable que
perdió a sus hermanos en una fiesta que se volvió pesadilla y por una guerra
que no era la suya.
“Tras un
recorrido de más de diez minutos entre unas lapidas y unos monumentos que no
parecen llamar la atención del crio, Eric y Lionel se detienen frente a un
enorme columbario. El niño divide ceremoniosamente el ramo de flores en dos
mitades y las coloca en sendos nichos.”
Y es que, en el fondo, todos son víctimas, de su
pasado y sus circunstancias…
Esta no es una novela de buenos y malos, no es una novela de vencedores y vencidos, esta novela, me deja la sensación de que todos, incluso los que ganan, acaban perdiendo.
Esta no es una novela de buenos y malos, no es una novela de vencedores y vencidos, esta novela, me deja la sensación de que todos, incluso los que ganan, acaban perdiendo.
No es solo una historia adictiva y una novela
perfectamente tramada, es una historia que hace que te plantees interrogantes
morales con respuestas que, en ocasiones, no son políticamente correctas.
Es una novela que pone frente a nuestros ojos los
errores del sistema judicial, de los medios de comunicación y de nuestra propia
sociedad.
Podremos estar de acuerdo o no con las formas de
Marta Aguilera, podremos estar de acuerdo o no con el fondo, pero lo que es
seguro es que merece la pena conocer esta historia, que para mí es imprescindible, por su trama, por su calidad y porque es de esas
historias que no deja indiferente, es de esos libros que remueven la conciencia
y los sentimientos y cuyos personajes permanecen vivos aunque la historia haya
finalizado.
“-Soy
plenamente consciente de que pienso así porque me muero, pero en el fondo lo único que
he hecho es eliminar la hipocresía.”
Es justo eso lo que me pasó a mí también con esta novela, que días después de haber terminado de leerla, los personajes siguen aquí y yo sigo dándole vueltas a muchos de los dilemas que se plantean en ella...
ResponderEliminarHay mucho sobre lo que meditar en esta historia... Gracias por el comentario. 😘
EliminarGema, he tenido que leerte por encima y vaya que me molesta escribir esto, realmente, lo odio. Pero ya sabes que aun no la acabo y no quiero enterarme de más cosas si no es, absolutamente, necesario. Cuando termine de leer, volveré sobre mis pasos y te leeré como corresponde. A priori, comparto contigo todos tus sentimientos porque estoy segura que coincideremos.
ResponderEliminarTe agradezco mucho el comentario amiga,ya hablaremos del libro cuando lo hayas acabado. 😘
EliminarMagnífica reseña, Marta Aguilera BIS. Es una novela que merece muchísimo la pena, por el entretenimineto y por las reflexiones que produce. Muchas así. Besos.
ResponderEliminarGracias por el comentario y por la reccomendacion. Me encanta Marta Aguilera. Mil besos.
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