Esteban, Mayte (2019)
La Colina del Almendro
Harlequin Iberica, Madrid, 512 pp.
ISBN: 9788413283104
El mundo y la vida de Mary Ellen se quiebran cuando su padre, el conde de
Barton, entra en su cuarto. Ha decidido casarla con un rico comerciante sin rastro
de nobleza afincado en Boston. Mary no puede creer que su padre renuncie a que
su prometido sea aristócrata, pero sabe que de nada le servirá protestar. Ha
sido educada para aceptar que todas las decisiones de su vida las tome el varón
de la familia.
Tras una precipitada boda, se ve obligada a trasladarse a Londres desde
Almond Hill. Poco después de llegar a la ciudad, Mary descubrirá los secretos
que encierra su extraña boda. Y también que al corazón no se le puede atar con
un contrato.
Ambientada entre el final de una época y los convulsos años que marcan el
principio del siglo XX, La colina del almendro es una historia de venganzas,
supervivencia, amor y guerra.
¿Quién dice que no podemos conseguir lo
que nos propongamos solo por ser mujeres?
-Probablemente los mismos que tienen
miedo de que lo consigáis.
Desde que leí Detrás del Cristal, no había vuelto a acercarme a
ninguna historia de Mayte.
Nos conocimos hace varios años, hemos compartido encuentros,
presentaciones y charlas, siempre alrededor de los libros y de conocidos
comunes.
Hace un tiempo, en un momento crucial de mi vida, me regalo un
pañuelo naranja con una historia prendida, un pañuelo y una historia que me
emocionaron hasta las lágrimas, hay cosas que no se olvidan, ni las palabras,
ni los silencios.
Hoy me ha regalado una historia que habla de coraje, de lucha, de
supervivencia y aunque el escenario y el tiempo sean distintos, ese pañuelo ha
vuelto a mi memoria.
La primera parte de la historia voló ante mis ojos, la segunda y
la tercera lo hicieron de forma más pausada, no por resultar menos interesante
o por presentar menor calidad, sino porque en ella Charles que ya era un
cretino en la primera parte, en la segunda y la tercera se adueña de la trama
pasando a ser EL CRETINO y sus maldades y maquinaciones me angustiaban hasta
acelerarme el pulso, hasta llegar a temer su aparición, casi tanto como lo
temen los personajes de la historia.
Sabía que nunca sentiría nada por su
prima. Sin embargo, el amor no era lo mismo que el matrimonio, eso lo tenía
claro desde hacía mucho tiempo, y la única renuncia que veía casándose con ella
era tener que prescindir de su soltería.
Y es que hay personas en las que vive el mal, personas que se
alimentan del sufrimiento y la pena, que tienen un don para sacar rédito de las
desgracias ajenas, mayor, cuanto mayor es la catástrofe que se vive. Y ese es
Charles, que aprovecha las miserias de todo el que está a su alrededor desde su
primera hasta su última aparición en la trama.
Mary Ellen, Mary, la gran protagonista de esta historia, podría
haber sido una sufragista de manual, una de tantas mujeres que se dejaron
arrastrar por los mítines de salón y las reacias convicciones, pero es que Mary
no es rebelde por convicción, sino por necesidad vital, por supervivencia.
Aunque tu creas que sí. A lo que he
hecho no puedes llamarlo valor, era solo el menor de los males. No estoy
luchando por cambiar el mundo, trato de no pasar hambre. Es pura supervivencia.
Claro que la hubiera gustado poder decidir sobre su matrimonio,
pero no por ideología, sino porque al
conde de Barton la jugada le había salido
mal, muy mal en lo que a su hija se refiere.
La única razón para recorrer la brecha entre "ser una señora"
o ser una trabajadora, entre la realidad entre algodones de Almond hill y la
realidad de Londres, entre la educación recibida y grabada a fuego en su mente
y la necesidad de saciar el hambre y evitar el frío no es ideológico, sino
vital y si se me permite, la soberbia, ese negarse a volver con el rabo entre
las piernas, y la responsabilidad hacia quienes siguen viendo en ella "una
señora".
- Soy
una persona hambrienta, sana, con dos manos con las que puedo ganarme un
jornal. Con las que puedo contribuir a que no nos muramos. Abigail deje de
preocuparse por lo que fui. Ahora es esto lo que soy.
Mary me parece un personaje redondo, lleno de contradicciones, un
personaje en lucha constante consigo misma, una mujer capaz de sobreponerse una
y otra vez a los reveses de la vida o a las trampas ruines de algunas personas.
Pero si un personaje ha conseguido enamorarme ha sido Abigail,
esa mujer recia,
curtida en la realidad de una vida que nunca le ha regalado nada, al contrario,
siempre, de una u otra forma le ha ido quitando. Una mujer, empeñada, a toda
costa a mantener esa distancia entre los señores y los criados, por más que el
tiempo y las circunstancias se empeñen en igualarlo en una realidad cruel y
despiadada. Aún en esos momentos, Abigail se erige como la sirviente fiel, como
la mujer decidida a mantener la única realidad que ha conocido toda su vida.
Está novela, es sin duda una novela de mujeres, fuertes,
decididas, luchadoras, invencibles... Su presencia llena las páginas de la
novela. Pero hay también personajes masculinos memorables.
James es un hombre herido por la vida, imbuido por altos ideales y
por una vocación de servicio que hace que ponga su vida en riesgo sin
necesidad, unos ideales que le hacen intentar que otros u otras, mejor dicho,
vean la realidad como él la ve.
- Votar
solo es el principio- apunto James-. Lo importante es hacerse escuchar, tener
voz propia en cualquier decisión que afecte a sus vidas.
Y hasta donde yo sé, Mary, solo vivimos una vez. Deberíamos
hacerlo de acuerdo con nosotros mismos.
Y John, un personaje al que me he pasado odiando buena parte de la
novela, pero que poco a poco he llegado a entender. Un personaje al que en la
última parte de la historia incluso he llegado a apreciar casi al mismo nivel
que a Mary, Abigail y James.
Junto a estos personajes, columnas de la historia, no quiero
olvidar a Madeimoselle Leduc, que se convierte en un personaje importante a
pesar de no aparecer en la novela más que a través de las misivas de Mary, una
mujer sin duda, adelantada a su tiempo en todos sus ámbitos y la responsable,
en gran parte, de que Mary pueda, en ciertos momentos salir adelante.
Mary había aprendido a coser por la
perseverancia de madeimoselle Leduc, la mejor amiga de su madre, una afamada y
excéntrica modista francesa que adoraba a su ahijada. Camille era de la opinión
de que una mujer tenía que tener siempre una habilidad que le permitiera salir
adelante sin la ayuda de un hombre e insistió en que las dos jóvenes Davenport
aprendieran su oficio.
Elisabeth, que pasó por mis sentimientos desde el desprecio, a la
ira y, por último,
sorprendentemente, a
la admiración.
Las gemelas, dos personajes a los que descubrir, dos personajes
que ponen en algunos momentos el punto "hilarante” de la novela",
Virginia es todo un personaje.
El Conde de Barton y Charles, no consiguieron más que enfurecerme
durante toda la historia, uno por pusilánime y manirroto y el otro por vil y cobarde....
El dilema entre mantener el honor de la
familia o el patrimonio llevaba torturándole más de una semana, y el
ofrecimiento de Charles de escucharle era tentador. Podría ayudarle a ver la
situación con más perspectiva.
Hay una serie de secundarios que le dan sentido, tensión y
estabilidad a toda la trama, pero os aconsejo, encarecidamente, descubrirlos
por vosotros mismos.
Ha sido una delicia descubrir esta historia que lleva de la mano
por todos los sentimientos posibles, el amor, el dolor, el abandono, la lucha,
la supervivencia... y que lo hace en unos escenarios que determinaron la
existencia del mundo tal y como lo conocemos. Unos escenarios que comienzan en
la bucólica Almond Hill, para llevarnos a la cosmopolita Londres de principios
del siglo XX y más tarde a los terribles
años de la gran guerra, a los terribles paisajes de sangre, muerte y destrucción. Unos escenarios que la autora
describe con acierto y realismo, no solo los paisajes propios del campo de
batalla sino la desolación de una ciudad y sus habitantes a los que vendieron
una ilusión de brevedad y victoria que acabó explotando como una pompa de
jabón.
La guerra parecía más
bien una fiesta, y no el horror en el que se acabaría convirtiendo no mucho
después.
He disfrutado muchísimo de la trama, de una historia
original, bien urdida y bien contada, he disfrutado muchísimo de los personajes
que han acabado siendo un poco como esos amigos que no te gustaría perder de
vista, he disfrutado de la ambientación, que me ha hecho viajar en estos días
de confinamiento y he disfrutado de esa visión al pasado, de ese respeto con el
que se trata a aquellas que lucharon para que nosotras podamos disfrutar, sino
de completa igualdad, si, al menos, de muchísima más libertad y de unos
derechos ganados a pulso.
Si no habéis leído La colina del Almendro, os
aconsejo que lo hagáis cuanto antes, porque estoy segura de que la vais a
disfrutar tanto como lo he hecho yo.
Hace unos meses me
habría parecido una idea descabellada, pero ahora, obligada por las
circunstancias a salir adelante, me doy cuenta de que tienen mucha razón, que
no podemos quedarnos sentadas esperando a que nos solucionen todo. Que tenemos
que empezar a alzar la voz y dejar de conformarnos con las decisiones que timan
en nuestro nombre. Puede que sean por nuestro bien, pero yo, por ejemplo, cada
vez me siento menos cómoda con haber obedecido a mi padre, haberle dejado que
me casara con un extraño al que ni siquiera conozco.
La historia del pañuelo sigue en un cajón. Gracias por acercarte a Mary y darle una oportunidad. Es un personaje muy especial.
ResponderEliminar¡Besos, Gema!
Eso de no es un cretino sino EL CRETINO me ha encantado jajaja me lo apropio aunque te ceda el copyright. Suena a que me puede gustar mucho este libro Gema, otro para la lista interminable. Bonita reseña
ResponderEliminarSe nota que has disfrutado muchísimo con esta lectura. Yo también lo hice. Una gran historia muy bien narrada.
ResponderEliminarBesotes!!!