martes, 19 de mayo de 2020

La fuente de los siete valles


G. Modroño, Félix (2019)
La fuente de los siete valles
EREIN Argitaletxea, Donostia,  296 pp.
ISBN: 978-84-9109-446-3

“Y lo que en un principio empezó como un reto terminó convirtiéndose en una obsesión. Sea lo que fuere lo que escondiesen sus páginas, habría de descifrarlo”.
Pablo Santos regresa a su Logroño natal tras casi dos décadas al servicio del Archivo Secreto del Vaticano, con la misión de recuperar los libros desaparecidos del monasterio de San Millán de la Cogolla. Pronto descubrirá que uno de los ejemplares perdidos de la vieja botica benedictina guarda un importante secreto alquímico. Su búsqueda le llevará a enfrentarse no solo a su pasado, encarnado en Lucía Garay –su amor de juventud–, sino también a un inquietante futuro.
Con esta novela el autor vuelve a recrear con singular maestría la vida cotidiana de las ciudades decimonónicas, confirmando que es uno de los escritores más brillantes a la hora de construir tramas emocionales enmarcadas en cuidadas ambientaciones históricas.
La fuente de los siete valles, además de una bella historia narrada con la prosa elegante y evocadora de Modroño, es un homenaje a los libros, al mundo del vino y –muy especialmente– al monasterio de San Millán de la Cogolla, cuna del castellano y del euskera.

Y lo que al principio parecía una regla de rigor y austeridad, enseguida se erigiria para mi en un estilo de vida. Es como si el silencio se hubiera convertido en mi hogar. Mis oídos se han acostumbrado a la nada y mis pensamientos a la abstracción.

Si algo está teniendo de positivo este confinamiento es que está permitiendo que mi lista de lecturas pendientes disminuya, aunque sea ligeramente y el que hoy me ocupa es uno de esos libros que esperaban un turno que estos días ha llegado.
Esta es la última novela del autor, a la espera de que la nueva normalidad permita que las editoriales pueden retomar los proyectos que quedaron en suspenso por la pandemia y entre los que se encuentra  “La ciudad del alma dormida” , la nueva novela de Félix que ya estoy deseando tener entre las manos.
Pero vamos a lo que vamos y a centrarnos en esta joya que ha ocupado mis últimos días, pocos, he de decirlo, porque la lectura se ha deslizado sin apenas darme cuenta.
Con la ciudad de Logroño como telón de fondo el autor hace un magnifico homenaje a la gastronomía y a la viticultura tan propia de la zona, pero además, nos sumerge en la cuna del saber que constituían los monasterios a finales del siglo XIX haciendo una maravillosa incursión en San Millán de la Cogolla, entre sus muros y entre los vericuetos de su historia.
Pero si hay un homenaje patente a lo largo de la Fuente de los Siete Valles es el homenaje a los libros,  el amor por los libros que el autor nos muestra a través de su protagonista y que se  refleja en cada una de las paginas, un homenaje a lo que los libros transmiten y a lo que significan y un homenaje a quienes los escriben y a sus guardianes, a los vocacionales, pero también a los circunstanciales que no supieron, en muchas ocasiones como salvaguardarlos y un homenaje a las instituciones que nacieron para preservarlos y a las personas que  consiguieron mantenerlas.

Olvidarse de los libros es olvidarse de la historia, de la experiencia de otros, de la evolución del pensamiento, de la reivindicación  de nuestro yo, de formarnos ideas propias sin injerencias, de protegernos de las manipulaciones. Olvidarse de los libros es olvidarse de nuestra libertad. Y es que no hay mayor esclavitud que la ignorancia.

A través de una prosa cuidada y elegante el autor elabora una  precisa  ambientación histórica en la que se adivina el arduo trabajo de documentación que Félix ha llevado a cabo para poner negro sobre blanco esta historia.  
La presencia de personajes reales, Espartero o el Marqués de Murrieta, entre otros, que en ocasiones se hacen dueños de la historia, no hace que sea menor el protagonismo de los personajes salidos de la mente del autor, resulta tan natural su presencia en la historia que la integración entre realidad y ficción se ven complementadas sin “chirriar” en ningún momento.
Y es que Pablo Santos es un personaje peculiar, un hombre avocado a una vida que a pesar de no haber elegido le ha reportado múltiples satisfacciones más en el ámbito profesional que en el personal, cierto es, pero una vida impuesta al fin y al cabo.
Un personaje que se ve obligado a volver a la ciudad que le vió nacer y que abandonó sin intención de volver a pasear sus calles. Pero claro, la vida da muchas vueltas y en la Iglesia hay quien manda y quien obedece y Pablo, a pesar de su meteórica carrera, es de los segundos.
Su intención de finalizar el encargo lo antes posible y volver a su vida da una giro inesperado en el momento en que vuelve a respirar el aire del norte, en el momento en que no tiene más remedio que enfrentarse a sus fantasmas y a sus sentimientos.

Algo tiene de atávico el lugar donde uno nace que se escapa a la lógica
Nunca ha dejado de sorprenderme esa mezcla de razón e instinto contra la que durante un sinfín de años trate de rebelarse hasta que fui claudicando casi sin darme cuenta. Con el tiempo, he llegado a creer que hay una energía burlona que se esconde detrás de las casualidades. Y que el conocimiento y el azar son dos caras de una misma moneda.
El autor nos regala una historia intima e intimista, una historia en la que conjuga la realidad que le toca vivir al protagonista con los deseos de la vida que le hubiera gustado vivir pero que no tuvo oportunidad de elegir, porque las circunstancias y otros, lo hicieron por él.  Un protagonista en continua búsqueda de la verdad que encierran los libros, no siempre de la forma mas ortodoxa, esa es la verdad. Un protagonista capaz de desvelar los secretos más ocultos pero que se niega a desvelar los secretos que rodean su propia vida, secretos que, considera que poca importancia pueden ya tener en el devenir de su vida.

Nadie podría imaginarse que una persona en su sano juicio perdiera años de su vida en la búsqueda de una quimera.
[...]
Supongo que todo el mundo anhela lo que no tiene. Y si llega a tenerla anhela otra cosa distinta. La naturaleza humana es inconformista-aseveré, dejando el plato de queso en la mesa y sirviendo dos copas de vino tinto.

He disfrutado muchísimo de esta historia, de su protagonista, de Lucia, esa mujer de su época que sin embargo se niega a plegarse a los limites que ésta la impone y de Esther, el prototipo de la “vieja del visillo” de la época, he disfrutado de una historia que me ha llevado a viajar por un espacio y un tiempo desconocidos para mí y he disfrutado de una historia que va mas allá de la realidad. Pero os aconsejo que esta parte de la historia la descubráis por vosotros mismos, y que os acerquéis a esta historia y a sus protagonistas, porque con seguridad no os va a dejar indiferentes.

Son caprichosos los recuerdos a la hora de jugar con nuestra memoria. Les encanta despertar de su
letargo ante cualquier estímulo inesperado. Un olor, una imagen, un sonido... dejan de ser una mera circunstancia eventual para trasladarnos de repente a un momento del pasado en el que quizás disfrutábamos del guiso de una abuela, de la sonrisa de la persona amada o de las caricias de una madre.
Cuando se ha querido de veras son excesivos los estímulos que nos evocan los instantes felices, instantes ya perdidos que alimentan nuestra nostalgia, que se clavan en nuestra soledad hasta ahogarnos en la melancolía.

3 comentarios:

  1. Es de estos libros que cuando te das cuenta qeu te quedan pocas páginas empiezas a leer despacito para no acabarlo. Me gustó muchísimo también.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  2. ¿Pero por qué me hacéis ésto? ¿Por qué os ha dado por reseñar últimamente temáticas a las que no me puedo resistir? Jajajaja Interesante Gema, un besazo

    ResponderEliminar
  3. Hola! pero que reseñaza, como me tientas eh!! la anoto porque todo lo que dices es interesante pero muy. Saludosbuhos y gracias.

    ResponderEliminar