G. Modroño, Félix (2019)
La fuente de los siete valles
EREIN Argitaletxea, Donostia, 296 pp.
ISBN: 978-84-9109-446-3
“Y lo que en un principio empezó como un reto terminó
convirtiéndose en una obsesión. Sea lo que fuere lo que escondiesen sus
páginas, habría de descifrarlo”.
Pablo Santos regresa a su Logroño natal tras casi dos
décadas al servicio del Archivo Secreto del Vaticano, con la misión de
recuperar los libros desaparecidos del monasterio de San Millán de la Cogolla.
Pronto descubrirá que uno de los ejemplares perdidos de la vieja botica
benedictina guarda un importante secreto alquímico. Su búsqueda le llevará a
enfrentarse no solo a su pasado, encarnado en Lucía Garay –su amor de
juventud–, sino también a un inquietante futuro.
Con esta novela el autor vuelve a recrear con singular
maestría la vida cotidiana de las ciudades decimonónicas, confirmando que es
uno de los escritores más brillantes a la hora de construir tramas emocionales
enmarcadas en cuidadas ambientaciones históricas.
La fuente de los siete valles, además de una bella historia
narrada con la prosa elegante y evocadora de Modroño, es un homenaje a los
libros, al mundo del vino y –muy especialmente– al monasterio de San Millán de
la Cogolla, cuna del castellano y del euskera.
Y lo que al
principio parecía una regla de rigor y austeridad, enseguida se erigiria para
mi en un estilo de vida. Es como si el silencio se hubiera convertido en mi
hogar. Mis oídos se han acostumbrado a la nada y mis pensamientos a la
abstracción.
Si algo está teniendo de positivo este confinamiento
es que está permitiendo que mi lista de lecturas pendientes disminuya, aunque
sea ligeramente y el que hoy me ocupa es uno de esos libros que esperaban un
turno que estos días ha llegado.
Esta es la última novela del autor, a la espera de
que la nueva normalidad permita que las editoriales pueden retomar los
proyectos que quedaron en suspenso por la pandemia y entre los que se
encuentra “La ciudad del alma dormida” ,
la nueva novela de Félix que ya estoy deseando tener entre las manos.
Pero vamos a lo que vamos y a centrarnos en esta joya
que ha ocupado mis últimos días, pocos, he de decirlo, porque la lectura se ha
deslizado sin apenas darme cuenta.
Con la ciudad de Logroño como telón de fondo el autor
hace un magnifico homenaje a la gastronomía y a la viticultura tan propia de la
zona, pero además, nos sumerge en la cuna del saber que constituían los monasterios
a finales del siglo XIX haciendo una maravillosa incursión en San Millán de la
Cogolla, entre sus muros y entre los vericuetos de su historia.
Pero si hay un homenaje patente a lo largo de la
Fuente de los Siete Valles es el homenaje a los libros, el amor por los libros que el autor nos
muestra a través de su protagonista y que se
refleja en cada una de las paginas, un homenaje a lo que los libros
transmiten y a lo que significan y un homenaje a quienes los escriben y a sus
guardianes, a los vocacionales, pero también a los circunstanciales que no
supieron, en muchas ocasiones como salvaguardarlos y un homenaje a las
instituciones que nacieron para preservarlos y a las personas que consiguieron mantenerlas.
Olvidarse de los
libros es olvidarse de la historia, de la experiencia de otros, de la evolución
del pensamiento, de la reivindicación de
nuestro yo, de formarnos ideas propias sin injerencias, de protegernos de las
manipulaciones. Olvidarse de los libros es olvidarse de nuestra libertad. Y es
que no hay mayor esclavitud que la ignorancia.
A través de una prosa cuidada y elegante el autor
elabora una precisa ambientación histórica en la que se adivina el
arduo trabajo de documentación que Félix ha llevado a cabo para poner negro
sobre blanco esta historia.
La presencia de personajes reales, Espartero o el
Marqués de Murrieta, entre otros, que en ocasiones se hacen dueños de la
historia, no hace que sea menor el protagonismo de los personajes salidos de la
mente del autor, resulta tan natural su presencia en la historia que la
integración entre realidad y ficción se ven complementadas sin “chirriar” en
ningún momento.
Y es que Pablo Santos es un personaje peculiar, un
hombre avocado a una vida que a pesar de no haber elegido le ha reportado múltiples
satisfacciones más en el ámbito profesional que en el personal, cierto es, pero
una vida impuesta al fin y al cabo.
Un personaje que se ve obligado a volver a la ciudad
que le vió nacer y que abandonó sin intención de volver a pasear sus calles.
Pero claro, la vida da muchas vueltas y en la Iglesia hay quien manda y quien
obedece y Pablo, a pesar de su meteórica carrera, es de los segundos.
Su intención de finalizar el encargo lo antes posible
y volver a su vida da una giro inesperado en el momento en que vuelve a
respirar el aire del norte, en el momento en que no tiene más remedio que
enfrentarse a sus fantasmas y a sus sentimientos.
Algo tiene de atávico
el lugar donde uno nace que se escapa a la lógica
Nunca ha dejado de
sorprenderme esa mezcla de razón e instinto contra la que durante un sinfín de
años trate de rebelarse hasta que fui claudicando casi sin darme cuenta. Con el
tiempo, he llegado a creer que hay una energía burlona que se esconde detrás de
las casualidades. Y que el conocimiento y el azar son dos caras de una misma
moneda.
El autor nos regala una historia intima e intimista,
una historia en la que conjuga la realidad que le toca vivir al protagonista
con los deseos de la vida que le hubiera gustado vivir pero que no tuvo
oportunidad de elegir, porque las circunstancias y otros, lo hicieron por él. Un protagonista en continua búsqueda de la
verdad que encierran los libros, no siempre de la forma mas ortodoxa, esa es la
verdad. Un protagonista capaz de desvelar los secretos más ocultos pero que se
niega a desvelar los secretos que rodean su propia vida, secretos que,
considera que poca importancia pueden ya tener en el devenir de su vida.
Nadie podría
imaginarse que una persona en su sano juicio perdiera años de su vida en la
búsqueda de una quimera.
[...]
Supongo que todo
el mundo anhela lo que no tiene. Y si llega a tenerla anhela otra cosa
distinta. La naturaleza humana es inconformista-aseveré, dejando el plato de
queso en la mesa y sirviendo dos copas de vino tinto.
He disfrutado muchísimo de esta historia, de su
protagonista, de Lucia, esa mujer de su época que sin embargo se niega a
plegarse a los limites que ésta la impone y de Esther, el prototipo de la
“vieja del visillo” de la época, he disfrutado de una historia que me ha
llevado a viajar por un espacio y un tiempo desconocidos para mí y he
disfrutado de una historia que va mas allá de la realidad. Pero os aconsejo que
esta parte de la historia la descubráis por vosotros mismos, y que os acerquéis
a esta historia y a sus protagonistas, porque con seguridad no os va a dejar
indiferentes.
Son caprichosos
los recuerdos a la hora de jugar con nuestra memoria. Les encanta despertar de
su
letargo ante cualquier estímulo inesperado. Un olor, una imagen, un
sonido... dejan de ser una mera circunstancia eventual para trasladarnos de
repente a un momento del pasado en el que quizás disfrutábamos del guiso de una
abuela, de la sonrisa de la persona amada o de las caricias de una madre.
Cuando se ha
querido de veras son excesivos los estímulos que nos evocan los instantes
felices, instantes ya perdidos que alimentan nuestra nostalgia, que se clavan
en nuestra soledad hasta ahogarnos en la melancolía.
Es de estos libros que cuando te das cuenta qeu te quedan pocas páginas empiezas a leer despacito para no acabarlo. Me gustó muchísimo también.
ResponderEliminarBesotes!!!
¿Pero por qué me hacéis ésto? ¿Por qué os ha dado por reseñar últimamente temáticas a las que no me puedo resistir? Jajajaja Interesante Gema, un besazo
ResponderEliminarHola! pero que reseñaza, como me tientas eh!! la anoto porque todo lo que dices es interesante pero muy. Saludosbuhos y gracias.
ResponderEliminar