martes, 9 de junio de 2020

La Nena


Mola, Carmen (2020)
La Nena
Alfaguara, Barcelona, 392 pp.
ISBN: 9788420435985

Es la noche del fin de año chino, empieza el año del cerdo. Chesca, al mando de la Brigada de Análisis de Casos desde hace un año, ha quedado con Ángel Zárate, pero en el último momento este le da plantón. Aun así, ella sale a divertirse, conoce a un hombre y pasa la noche con él. A la mañana siguiente, tres hombres rodean su cama, a la espera de unirse al festín. Y un repulsivo olor a cerdo impregna la estancia.
Después de un día entero sin dar señales, los compañeros de la BAC empiezan a buscar a su compañera. Cuentan con una ayuda inestimable: Elena Blanco, que aunque dejó la policía tras la debacle que supuso el caso de la Red Púrpura, no puede dar la espalda a una amiga. Pronto se darán cuenta de que tras la desaparición de Chesca se esconden secretos inconfesables.

No hay nada que perder cuando todo está perdido.
Nadie regresa indemne del infierno.

No hace demasiados meses que compartí mi opinión sobre La novia gitana y la Red púrpura. Estaba deseando poder acercarme a La nena, y os aseguro que me he quedado sin palabras.
No dudaba de que esta, como las dos anteriores, iba a ser una de esas novelas que no puedes dejar de leer, una de esas historias que cuando no la tienes entre las manos sigue dándote vueltas en la cabeza, y así ha sido. No me ha durado ni dos días...
Quería alargar la duración de las páginas de esta trama, que es tan tremenda o más que las anteriores, pero no ha sido posible, no podía dejar de leer, era casi una necesidad física saber cuál era el rumbo de esta historia.
Aunque los protagonistas son los mismos, nada es igual en esta historia, porque todo ha cambiado. La experiencia vital de la BAC no ha afectado a todos por igual. La inspectora Blanco abandonó la brigada para dedicarse a tareas altruistas mucho más agradables pero... "la cabra tira al monte", más aún cuando está en juego la integridad de una compañera, casi una amiga... Y digo casi, con toda la intención, porque la amistad presupone cierto conocimiento del otro y en este caso, a Chesca sólo se la conoce a golpe de investigación, a golpe de hipótesis que han de ser desveladas por un grupo al que a menudo la implicación afectiva le pone las cosas muy, muy difíciles.

Todos tenemos secretos y hay que respetarlos; cuando una persona se queda sin secretos lo ha perdido todo.

Zárate se convierte en el gran protagonista de esta tercera entrega, de el descubrimos esa parte
vulnerable y sentimental, ese corazón que se empeña en esconder, aunque ante ciertas personas sus pétreas corazas se vuelven de mantequilla.
Y si de los personajes conocidos he disfrutado no lo he hecho menos de los nuevos. La madre de Elena, Isabel, es un "personajazo", una mujer, para mí de otra galaxia, una mujer que vive en un mundo paralelo alejado de la vida real del común de los mortales.

Al decirlo ha señalado a la mujer que acompaña a Rentero, una dama de elegancia exquisita. Pese a su edad, es una mujer bella, con esa belleza altiva que solo tienen los ricos.

Y de Reyes, de Reyes no cuento nada, porque es un personaje a descubrir, una mujer que merecería su propia novela. Una mujer atípica y desconcertante, un personaje que me encandiló desde su primera aparición, por quien es y por sobre todo por como es.

Todos nos ponemos máscaras, inventamos personajes con los que protegernos —dice Reyes—. Yo decidí hace tiempo liberarme y por eso ya no dudo en mostrarme tal como soy.

De los malos no voy a decir ni palabrita, porque son malos de los malísimos, de los que la autora ya
había demostrado manejar con maestría, personajes que, a pesar de su extrema ruindad no dejan de ser creíbles en ningún momento.
Y entre tanto mal hay un personaje que me ha noqueado, ese que da título a la novela, La nena. De verdad, de verdad, no os arrepentiréis de conocerla.
Y si los personajes me han cautivado no lo ha hecho menos la trama. Como en las anteriores historias y más aún, en algunos pasajes de la novela, la autora no nos da tregua. No deja  de hacernos sufrir en ningún momento, deslizando, de vez en cuando un rayo de esperanza que te permite ver la luz entre tanta negrura, y de repente,  cuando menos te lo esperas te arrebata de un zarpazo certero cualquier atisbo de esperanza.

«El sufrimiento humano es como un gas en una cámara vacía: se expande hasta ocupar todo el espacio disponible».

Si con La novia gitana y la Red púrpura, Carmen Mola ya me conquistó, con la nena ha conseguido que me declare su fan incondicional.
No ha bajado ni un poquito el listón, no ha perdido ni un ápice de su originalidad y, para mí, sigue siendo la reina de la novela negra, negrísima, negra oscura.
Os aconsejo leerla si disfrutáis de las buenas novelas, si os apasionan las historias truculentas y estáis preparados para acercaros al lado más oscuro y cruel del ser humano, eso sí, no lo hagáis si tenéis el corazón sensible, porque vais a sufrir y mucho.

¿Cuánto podemos soportar, Elena? —y cuando levanta la mirada, ella se da cuenta de que tiene los ojos humedecidos—. Cada caso… es como si nos arrancaran un trozo de alma. Llegará un día en que no nos quede nada.
[...]
Ojalá hubiera perdido la capacidad de sufrir. Sin duda, sería más feliz. No es así.

2 comentarios:

  1. Pues nada, que me voy a tener que animar con esta trilogía, que me dejas con muchas ganas.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  2. La tengo pendiente, pero estoy leyendo reseñas que la ponen tan, pero que tan bien, que me está dando pánico. A mi Carmen Mola, me idem mucho. Fue toda una revelación con "La novia gitana" y un espectáculo con "La red púrpura", así que imagino que con "La nena" se ha venido arriba, porque es lo bueno de venir al mundo con pseudónimo y me surgen un montón de sentimientos encontrados cuando leo reseñas como esta porque sé que me la voy a leer del tirón y me va a dejar noqueada.

    Un beso.

    ResponderEliminar