Castillo, Javier (2020)
La chica de nieve
Suma, Barcelona, 512
ISBN ebook: 9788491293729
Nueva
York, 1998, cabalgata de Acción de Gracias.
Kiera
Templeton, de tan solo tres años, desaparece entre la multitud.
Tras una
búsqueda frenética por toda la ciudad, alguien encuentra unos mechones de pelo
junto a la ropa que llevaba puesta la pequeña.
En 2003,
el día que hubiese sido el octavo cumpleaños de Kiera, sus padres, Aaron y
Grace Templeton, reciben en casa un extraño paquete con algo inesperado: una
cinta de vídeo VHS con una grabación de un minuto de Kiera, ya con ocho años,
jugando en una habitación desconocida.
Miren
Triggs, una estudiante de periodismo de la Universidad de Columbia, se siente
atraída por el caso e inicia una investigación paralela que la lleva a desentrañar
aspectos de su pasado que creía olvidados, y es que su historia personal, al
igual que la de Kiera, está llena de incógnitas.
Siempre me había
inquietado lo que sucede en el alma de alguien cuando una persona desaparece
como si nunca hubiese existido.
Acercarme a un libro de Javier Castillo es para mí un
valor seguro.
Sé que va a proporcionarme buenos ratos, que va a
conseguir engancharme y que, quiera o no, va a acabar sorprendiéndome y va a
obligarme a parar y a pensar en lo que me cuenta.
A priori la sinopsis ya me atraía y me repelía a
partes iguales, supongo que ese miedo a que desaparezcan nuestros hijos,
nuestros sobrinos, los hijos de nuestros amigos… es un miedo universal, un
miedo que llena de angustia y de inseguridad cualquier actividad que se
desarrolla en acontecimientos multitudinarios. Porque esa necesidad de proteger
a nuestros pequeños se convierte en una culpa que estoy segura acompaña cada
segundo de quien no ha sido capaz de hacerlo y eso esta novela lo describe de
una forma tan precisa, tan detallada, que es imposible no estremecerse.
La desaparición de
Kiera había pulsado el mecanismo de autodestrucción en la mente de ambos y las
dos cabezas se encontraban buscando en cada comportamiento todos los momentos
que pudiesen hacerles daño. Los momentos perdidos, los besos no dados, los días
de trabajo, los castigos sin regalo.
Este es el arranque de la chica de nieve, una
angustia inicial que va "in crescendo" a lo largo de la novela y que no te
abandona hasta la última página.
Es, obviamente una novela negra, un thriller “trepidante”
y demoledor, no hay ninguna duda, pero entre las páginas de la novela se cuela
la parte más sensible del autor, con reflexiones profundas, con situaciones que
bucean magistralmente en el espíritu roto de unos personajes torturados, de
unos personajes sin esperanza y sin futuro, de unos personajes que nos enseñan,
a menudo a través de las acciones equivocadas que nunca es tarde para volver a
empezar, que siempre, de una u otra forma es posible seguir adelante.
Descubrió que al
miedo se le combatía siguiendo adelante, saliendo del pozo y luchando por
cambiar las cosas.
Tan sólidamente elaborados están los personajes que
he sido capaz de empatizar con casi todos ellos (con alguno de ellos, los
menos, no, hay límites que no se pueden sobrepasar), aun en los momentos más sórdidos,
en los actos más oscuros, porque hay momentos en los que el corazón, lo
queramos o no, consiguen controlar a esa razón que nos hace humanos.
La alegría te hace
creer que estás acompañado, la tristeza; en cambio, que siempre estuviste sólo.
La lectura de la novela ha durado lo que dura un
suspiro, la historia, la forma en que se narra, esas que son una trampa, porque al final esa frase
que los lectores oímos en nuestra cabeza de “un capítulo más y lo dejo” hace
que cada uno de ellos sea excesivamente corto y vas encadenando uno detrás de
otro sin poder evitarlo. Los saltos continuos adelante y atrás en los que la
investigación de Miren se alternan con su vida personal, con la presente y con
la pasada, y con la bajada a los infiernos de los padres de Kiera, la
investigación policial que se desarrolla a trompicones… Con todos estos
ingredientes a los que hay que añadir, obviamente, una trama más que atractiva
y un desarrollo más que solvente la novela se convierte en un visto y no visto
que te lleva, casi sin pausa a un final a la altura de la trama.
sentencia rotundas al
inicio de cada uno de esos capítulos cortos,
No voy a contaros nada mas sobre los personajes y
menos aun sobre la trama, porque merece la pena acercarse a la historia sin
ideas preconcebidas y disfrutar de una historia dura, que no macabra, y
original. Y merece la pena descubrir a unos personajes que me han enamorado y
horrorizado, a ratos, a partes iguales.
Hablar del dolor
es un símbolo de fortaleza; y no hacerlo lo es de valentía, porque cuando
callas se queda dentro, luchando contra ti.
Lectura a tener en cuenta cuando los ánimos soporten alta tensión. Un besote Gema
ResponderEliminarMe alegra que lo hayas disfrutado aunque esta vez no termina de llamarme.
ResponderEliminarBesotes!!!