martes, 2 de junio de 2020

Aquella vez en Berlin


Moreno, María José (2020)
Aquella vez en Berlín
Versátil Ediciones, Barcelona, 360 pp.
ISBN: 978-84-17451-81-3

El día que el arquitecto alemán Richard Leinz recibe en su casa de Londres al señor Parker, investigador privado, descubre que hace quince años cometió una grave equivocación que marcó su vida. Atormentado por sus dramáticos recuerdos y por el dolor que causó a su alrededor, emprende una búsqueda tenaz en su pasado para intentar enmendar su error.
Cuando Thomas, secretario de Richard, decide por su cuenta llamar a Marie Savard, con la que el arquitecto mantuvo una relación, no sabe que está a punto de derrumbarse todo lo que lo ha mantenido a salvo hasta el momento: ¿Por qué Richard ya no es el que era? ¿Podrá Marie ayudarlos a librarse de sus fantasmas? ¿Cómo se puede convivir con la culpa?
Una historia intimista de secretos desgarradores, de amores frustrados, de palabras no dichas, de luces y sombras en el pasado de unos personajes que intentan sobrevivir en un tiempo histórico complejo mientras tratan de combatir a sus propios demonios y coger aire para disfrutar de eso a lo que llamamos vida.
Las casualidades no existen. Los encuentros fortuitos tampoco.

Las decisiones que tomamos son concurrentes con el momento  y las circunstancias. En ellas intervienen tantos factores al mismo tiempo que si las juzgamos ignorándolos, y con  el suplemento de la distancia, se convierten en autenticas aberraciones.

Conocí a María José Moreno recién publicada en papel su novela “Bajo los tilos”, una novela que me dejó un magnífico sabor de boca.
Aquella novela, además me sirvió para desvirtualizarla en su presentación en Madrid, un momento del que guardo gratísimos recuerdos y del que no puedo dejar de compartir esta maravillosa fotografía.
Tras la lectura de esta novela llegó su trilogía del mal, de la que he de decir, que los tres ejemplares esperan su momento en la estantería, y no es que dude de su calidad, ni de las magnificas criticas que he leído y he escuchado sobre ellas, ni de las maravillosas presentaciones a las que he tenido la suerte de asistir. Es solo que me gusta María José en esta faceta suya intima e intimista, en este bucear en las pasiones humanas de “andar por casa”, en el amor, en el odio, en las relaciones familiares y en el pretendido y consciente olvido y ese recuerdo que por mas que intentemos enterrar acaba haciéndose presente en nuestros días, a menudo en el momento más inoportuno, a menudo cuando menos lo esperamos.

Lo lógico hubiera sido dejar a un lado lo que me hizo daño y tener muy presente lo que me ayudó  a sobrevivir, En cambio enterré toda mi infancia, lo bueno y lo malo, bajo una pesada losa.

Su formación y su faceta profesional hacen de la autora una experta conocedora de las pasiones
humanas, de los recovecos del cerebro y su maestría literaria la hacen una precisa transmisora de esas pasiones a las que une siempre esa pizca de misterio que te mantiene en tinieblas durante toda la lectura.
En esta novela la autora ha conseguido que mis simpatías y antipatías se decantaran por los distintos personajes y aun por el mismo dependiendo del momento de la lectura en la que me encontrara.
Richard, que en un principio me pareció un personaje incomprensible, cerrado sobre si mismo y centrado únicamente en su incapacidad de amar ha acabado despertando en mí una profunda ternura.

Se considera un hombre fuerte, controlador, nada sentimental. No entendía a que venía esa inexplicable fragilidad que lo importunaba desde hacía unos meses y la causa de sus continuos devaneos con la nostalgia, contra la que siempre había luchado.

Thomas, que desde el principio despertó en mis sentimientos positivos, resulta que, a veces, no es tan altruista como parece.

- A veces, abrirnos nos libera, no te preocupes.
No quería que a Marie le sucediera igual que a mí. En pocas ocasiones me había beneficiado de algo tan simple como hablar. Hablar de aquello que escondemos a los demás por pudor, por miedo a que sea malinterpretado, por nuestra mala conciencia; en definitiva, hablar de esas oscuras vicisitudes que salpican nuestra vida.

La única que por la que los sentimientos no han variado ha sido por Marie, una mujer admirable, integra y generosa, una mujer resiliente, capaz de razonar más allá o a pesar incluso de sus sentimientos y de su amor propio.

La verdad esta sobreestimada, Thomas. Se nos llena la boca hablando de ella. Así nos sentimos mejores personas, honestas, sinceras y nos distanciamos de los que suelen mentir. La realidad es que la usamos en  nuestro provecho y de acuerdo con nuestra propia  experiencia. Ana trataba de poner en paz su conciencia cristiana ante la proximidad de la muerte. Hasta ese día no le importó mantener el engaño.

Lisa, esa pobre adolescente victima de sus propias circunstancias y a la que su propia vida a veces le impide despegar y que ha despertado mi instinto maternal…

Ella lo observaba callada, pensando en como te ayudan las personas buenas y como es padecer el efecto de las malas.

Mis sentimientos han virado de un extremo a otro, de un personaje a otro, porque así lo ha decidido la autora, porque he caído, una y otra vez, en la misma trampa que cae Richard, conformar una realidad en mi cerebro sin  tener todos los datos que pudieran darme una visión integral de lo que en realidad había sucedido y esos datos, todos los datos se nos van dosificando a lo largo de la historia, sin tener el puzle completo hasta la última página.

También he descubierto en los últimos días que somos presos de nuestras mentes y ellas son unas canallas que juegan siempre con las cartas marcadas. Matilda me advirtió de que en lugar de centrarme en porque nos suceden las cosas, reflexionara sobre para que suceden.

Aquella vez en Berlín habla de las verdades, de las medias verdades, de las mentiras y de los secretos, esos que guardamos para proteger  a otros, a los que nos importan o a los que odiamos, esos que siempre, tarde o temprano y de una manera u otra acaban teniendo consecuencias para quien los guarda, para quien las emite o para quien las sufre.
Una historia que habla de la culpa que nos corroe a cada uno a nuestra manera y de esa necesidad que en algún momento a todos nos embarga, esa necesidad de reparar el daño, esa decisión que a veces tomamos demasiado tarde. Y es una historia que habla, sobretodo del perdón, de las segundas oportunidades y de la necesidad de vivir cada momento como si fuera el último de nuestra vida, aprovechar cada instante, porque,  como escribí hace años, no tenemos el futuro comprado y todo lo que creemos certezas, un día cualquiera dejan de serlo , aniquilando el poder que creemos tener sobre nuestra propia vida, sobre nuestro futuro y entonces, solo deseamos, necesitamos perdonar a los demás y aun más perdonarnos a nosotros mismos, perdonar nuestros errores, aquellos que cometimos consciente o inconscientemente.


Y ahondando en los sentimientos y las acciones, esta historia  bucea en los errores de nuestras percepciones, sobre todo cuando los sentimientos se interponen y de los vínculos que se crean en situaciones adversas y es que  a veces, las peores circunstancias hacen extraños compañeros de viaje, esos que, en circunstancias “normales” habrían sido impensables. Y las casualidades, esas que Richard defiende que no existen y con lo que yo estoy totalmente de acuerdo, no existen las casualidades es cierto, pero creo firmemente en las causalidades.

La existencia es un abanico de posibilidades, aunque solo algunas se materializan. Hace tiempo que dejo de preocuparme porque suceden las cosas y me centre en el para qué. Todo pasa por algo. Solo si reconocemos nuestros errores y aceptamos sus consecuencias tendremos la oportunidad de aprender de la experiencia.


Ha sido una lectura deliciosa, una historia que he disfrutado de la primera a la última palabra, una novela cargada de sentido y de sentimiento. Una lectura que irremediablemente nos lleva a la introspección y a enfrentarnos, o al menos a mi me ha llevado a ello, con nuestros propios secretos, con nuestros actos en momentos determinados de nuestra vida y con las consecuencias que esos actos han podido tener para nosotros y para quienes nos rodean.

Será el momento adecuado para que conozca la verdad, esa verdad que tiene tantas caras como protagonistas de la historia. Una historia que se resume en que nos pasamos la vida amando y odiando, cayendo y levantándonos, errando y arrepintiéndonos, dañando y pidiendo perdón.

1 comentario:

  1. Disfruté mucho con esta novela también, por las historias que hay tras cada personaje, por el desarrollo de cada uno de ellos, por el estilo de la autora. Sí, una novela absolutamente deliciosa.
    Besotes!!!

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