miércoles, 30 de diciembre de 2020

El nido de la araña

Frisa, María (2020)

El nido de la araña

S.A. Ediciones B, Barcelona, 480 pp.

ISBN: 9788466668323

 

Un absorbente thriller psicológico que explora tus límites y en el que nada es lo que parece.

¿Hasta dónde llegaría una madre para proteger a su hija?

¿Por qué sería capaz de sacrificarlo todo?

Pienses lo que pienses, cuando termines de leer esta novela habrás cambiado de opinión.

Katy vive con su hija en un piso de lujo que, tras meses sin trabajar, Katy ya no puede mantener. Así, ambas se ven obligadas a mudarse a un pequeño apartamento de un edificio casi vacío de Madrid. Poco despues, Katy recibe una misteriosa llamada en la que le ofrecen el trabajo de sus sueños. Parece el golpe de suerte que necesitaba. Lo que no imagina es que una compleja telaraña tejida con los errores del pasado se cierne sobre ella y que su peor pesadilla está a punto de empezar.

 

Me relajaba saber cómo esperaban los otros que me comportase. Los otros. Los otros eran un misterio para mí, a pesar de mis esfuerzos.

 

Conocí a María Frisa hace dos años en un encuentro de blogueros organizado por la editorial con motivo de la publicación de Cuídate de mí. Aún recuerdo que acabe la lectura del libro poco antes de aquel encuentro y que, en contra de mi costumbre, nada más pasar la última página me vi obligada a escribir mi opinión, tales eran las sensaciones que me había despertado el libro.

Hoy, al cerrar la última página de El nido de la araña, he tenido la misma necesidad, la de escribir ahora, para que no se desvanezca esta sensación o impelida, tal vez, por la vertiginosa trama de la novela que se me ha quedado impregnada, así que, allá va.

No se puede decir en ningún caso que la novela sea lenta, pero si en la primera parte se mantiene una alta velocidad de crucero, en la segunda la autora aprieta el acelerador y te arrastra en un ritmo vertiginoso en el que tu cerebro, como el de la protagonista, parece empezar a fallar.

 

¿Preguntar? Las preguntas en su mente son como decenas de ruidosas canicas de cristal que alguien tirase contra el suelo una y otra vez. No consigue centrarse en una.

 

Algo no encaja, como dice una vieja conocida de otra de las novelas de la autora,  y te encuentras intentando decidirte por creer  lo que has leído durante la primera parte o por no creer absolutamente nada.

 

Sabe por experiencia que las cosas inverosímiles no tienen por qué ser ni más ni menos ciertas que las que parecen coherentes.

 

Cómo buena psicóloga, María juega con nuestras percepciones, con nuestros sentidos y nuestros

sentimientos y juega, sobre todo con nuestras certezas, con lo que creemos saber, que se nos nuestra erróneo apenas unas páginas después. Y si en la primera parte me he encontrado totalmente despistada sobre el porqué y el para qué de los hechos, en la parte en  cursiva que se refiere al pasado me he sentido más perdida “que el barco del arroz”.

Ha sido una lectura apasionante, en la que, a ratos,  mi empatía con la protagonista ha sido total, sintiendo con ella el miedo, la turbación, la desconfianza, la ira y el pánico, hasta el punto de sentir el corazón desbocado en más de una escena. Y a ratos he sentido unas tremendas ganas de echármela en cara para darle un par de zarandeos.

Katy es un personaje atípico, con una personalidad más atípica aún, como lo son Esther y Oscar, como lo son los investigadores, como lo son esos ejecutivos encantados de conocerse y a quienes María retrata a la perfección.

La novela es una maravilla de arquitectura de los personajes en los que cada uno de ellos encaja en la trama de forma magistral, aunque la autora consigue que no nos demos cuenta de esta forma de encajar casi hasta el final.

Una novela en la que la autora nos demuestra que a veces las redes sociales que tejemos en nuestras vidas no son tan solidas como creíamos y que, en un momento determinado, hasta alguien que no lo sería en circunstancias habituales, puede convertirse en nuestro mayor aliado.

Una novela que, en todo caso, bucea, de forma magistral en las pasiones humanas, las más altas, como lo es sin duda el amor de una madre y las más oscuras que podríamos resumir en lo que para mí es el centro de toda esta trama, la manipulación, en su sentido más amplio.

 

Estoy furiosa. Pero es preferible a la pena y a la culpa que me consumían antes. A la espera pasiva. ¿Sabes qué decía mi madre? —Negué—. Estar furiosa es una buena señal porque significa que no te han derrotado. Debemos estar furiosas, iracundas —abrió exageradamente los ojos—, pero no tristes, porque estamos luchando, no nos hemos rendido.

 

La autora no tiene ningún miedo en poner el dedo en la llaga, tratando temas durísimos, algunos frecuentes en el género y otros que van más allá de los que se hayan planteado en ninguna de las novelas negras que he leído hasta ahora, situaciones terribles, más si pensamos que son tremendas realidades llevadas a la ficción.

 

Ha estudiado bastante acerca del suicidio, el gran tabú. Un tema que como psicóloga le apasiona. Incluso ha elaborado su propia teoría: el suicida no quiere morir, sino dejar de sufrir. Y para dejar de sufrir, hay que actuar. Son personas que carecen de las herramientas y los conocimientos necesarios para manejarse en una crisis profunda y sostenida en el tiempo. Aunque el hecho de que la potencial suicida empuñe un arma hace que los parámetros habituales varíen.

 

Tú —se encara con otro tertuliano— culparías a una mujer con cáncer de pecho por vomitar? El tertuliano, director de un periódico, niega. —¿La culparías por perder el cabello? El otro niega de nuevo. El psiquiatra suelta su arenga: —¿Y por qué hacemos responsable a alguien que sufre una depresión del cansancio extremo, de la anhedonia, de la tristeza...? Le recriminamos que solo es cuestión de echarle ganas, como si su enfermedad se debiera a una falta expresa de voluntad y no a una afectación de sus estructuras cerebrales.

 

Volver a leer a María Frisa, a la que llevaba tiempo esperando, ha sido, de nuevo, una aventura fascinante, una aventura en la que al acabar todo encaja, pero en la que a lo largo de la trama no has dejado de sentir que estaban jugando contigo, no has sido capaz de ir recogiendo las miguitas que la autora te ha ido dejando por el camino. A través de la historia presente y de esa trama en cursiva que sabes que tiene que significar algo importante, pero que siempre descuadra, que siempre tiene una arista de más... ha conseguido que, como la protagonista, yo no haya sido capaz de leer las señales. Ha conseguido que, como Catalina, Katy, Catlin, yo también me haya visto atrapada en una tela de araña de la que no he podido desprenderme hasta finalizar la lectura.

 

No me preocupaba lo que hemos planeado, sino lo que no —me ha dicho esta mañana al entregármelo—. Nunca se valora la importancia de las situaciones imprevistas cuando de ellas depende el éxito o el fracaso de un plan.


Si esto fuera una competición entre la historia y yo podría decir, sin temor a equivocarme,  que María me ha dado una buena paliza.

Y no os cuento más, deberéis leer la novela para descubrir si estáis de acuerdo conmigo o si pensáis que yo también me he quedado enredada en esa tela de araña. Y os aconsejo leerla, despacio, si podéis, aunque me temo que eso os será imposible.

 

Imagínese a un hombre sentado en el sofá favorito de su casa. Debajo tiene una bomba a punto de estallar. Él lo ignora, pero el público lo sabe. Eso es el suspense.

11 comentarios:

  1. Yo también me he sentido totalmente atrapada en esta tela de araña que tan magistralmente crea María Frisa. Una gran novela! Y una muy buena reseña!
    Besotes!!!

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  2. Hola Gema, no eres la única, yo también me he quedado enredado en la tela de araña que teje María Frisa. Además ha sido un verdadero placer reencontrarme con Lara Samper. Gran reseña, un beso.

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  3. Me parece una apuesta muy interesante, pero ahora mismo, no estoy para lecturas de mucho sufrir. Muy buena reseña y una trama muy intensa por lo que deduzco de tus palabras. Me alegro de que la hayas disfrutado. Besos!!

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  4. Hola!
    La escritora ha jugado con nosotras cómo ha querido 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻 y el libro en general ha sí una de mis mejores lecturas de este año. Qué buena manera de cerrarlo que leyendo en compañía.
    Besos!

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  5. Coincidimos en esa sensación de paliza, ha jugado con nosotros y nos ha ganado con creces. Muchos temas, muy bien hilados y un remate sorprendente. Buena reseña.
    Besos

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  6. Hola. La autora ha sabido a utilizar al lector cómo una marioneta y llevarla a su terreno. Estupenda trama. Ha sido un placer leer tu reseña. Besos.

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  7. Paliza ha sido poco, a mí me dejó para el arrastre, ¡qué mujer!. Si la hubiese cogido nada más terminar la novela, no sé qué la hubiese hecho, porque debería ser delito jugar así con el lector. Pocas veces me han llevado al huerto como lo ha hecho María Frisa, por eso la admiro tanto. Con respecto a la reseña, teniendo en cuenta lo poco que se puede contar de la trama para no desvelar al futuro lector nada, lo has hecho exquisitamente.

    Un beso.

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  8. Una novela genial, super recomendable y de esas que recordarás tiempo, tanto por la trama, los personajes como por ese juego entre autora y lectores que me ha fascinado

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  9. Ha sido todo un placer verme envuelta en esa trama que ha creado la autora, jugando con nosotros como lectores. Si ya con el anterior libro dejó el listón muy alto, no hay duda que se ha superado. Quedo con ganas de asistir a una nueva aventura ideada por ella. Y por cierto, buena reseña en la que cuentas sin desvelar y animas a la lectura.
    Besos.

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  10. Efectivamente ha sido una lectura apasionante, estoy contigo, una lectura en la que nada es como parece y en la que de un momento a otro las hipótesis que te vas creando se caen por su peso y te creas otras nuevas. Una novela redonda. Besos

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  11. Un libro que atrapa desde el minuto uno al lector, provocando de tal modo que cada uno haga su propias hipótesis.

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