AMORAGA,
Carmen (2017)
Basta con
vivir
Ed. Destino,
Barcelona, 318 p.p.
ISBN:
978-84-233-5287-6
Pepa es una mujer madura en quiebra emocional. Siente que ha
malgastado su vida y culpa al mundo de su aparente desgracia. Sola, enfadada y
amargada, siente como una herida la felicidad del resto, y para protegerse del
dolor no encuentra otra forma que vivir dentro de una coraza que oculta sus
verdaderos sentimientos.
Durante unas vacaciones
forzosas, Pepa se ve obligada a reflexionar y a tomar consciencia de los
errores que la han llevado a estar donde está. Justo cuando comienza a
reconciliarse con sus recuerdos, empieza a observar a una chica embarazada que
toma el sol a diario en un banco de la misma plaza en la que Pepa pasea a su
perro. Esa joven es Crina, que vive una tragedia ante los ojos impasibles de
una sociedad que no quiere verla.
Crina llegó a España
engañada por su propia pareja, que la vendió a una red de trata de blancas, y
ahora esa red planea vender al bebé que espera. Pepa, inmersa en el proceso de
rehabilitación de su invalidez emocional, es la única persona que puede ver más
allá de lo que se ve, y decide volcarse en ayudar a esa desconocida.
“Pepa, que vivir no es dejar pasar un día después del otro,
que el día menos pensado te mueres con el café en la mano y no hay más
oportunidad”
Comencé el libro atraída
por su titulo y por una portada más que sugerente.
No había leído ninguna opinión,
ni siquiera una de las múltiples reseñas que se han publicado en las redes, ni había
tenido siquiera la necesidad de leer la sinopsis; si lo hubiera hecho quizá no estaría
escribiendo esto, tal vez ni siquiera hubiera comenzado la lectura del libro. Y
no porque sea un mal libro, todo lo contrario, sino porque creo firmemente que
hay un momento adecuado para cada lectura y tal vez yo no estoy en el mejor
estado anímico para enfrentarme a una lectura de esta índole.
Sin embargo, lo he leído de
un tirón, en un día, porque necesitaba encontrar un rayo de esperanza tras la
oscuridad de las primeras páginas.
Existen tantas Pepas en
nuestro mundo, tantas mujeres solitarias y solas, con una vida anodina, sin
objetivos, sin motivación, para las que la vivir, o mejor dicho, sobrevivir,
consiste en pasar un día tras otro, de casa al trabajo y del trabajo a casa,
mujeres y hombres, que también los hay, convencidos de que el mundo es su
enemigo, de que no hay nadie que merezca ser amado ni hay nadie de quien merezcan amor.
Está tan bien retratado el
mundo interior de Pepa, esa toxicidad que retroalimenta su resentimiento, que
es imposible no compadecerla, es imposible que al leer no te venga a la cabeza
la imagen de cualquier Pepa de carne y hueso a la que tienes más cerca de lo
que te habías parado a pensar.
Y Crina, Crina representa
esa realidad a la que no nos queremos enfrentar, pero que existe; esa realidad
que, para protegernos de su sordidez, arrinconamos en un lugar recóndito de la
memoria, como esas notas breves que leemos sin demasiada atención en las
portadas de los periódicos u oímos, sin escuchar realmente, en los sumarios de
las noticias. Mujeres que han sido “liberadas” de un mundo sórdido y cruel que
nos toca de refilón y al que la autora nos obliga a mirar de frente.
“A veces pienso que somos invisibles […] Que de tanto mirar
para otro lado, la gente ni nos ve.
Ese submundo de esclavitud,
aislamiento y abusos, lo recrea la autora con rigor y crudeza, consigue, sin “truculencias”
innecesarias, sin entrar en detalles escabrosos que seamos capaces de revivir
el miedo, las ganas de rendirse y a la
vez la necesidad innata del ser humano por intentar sobrevivir aun en las
circunstancias más extremas.
Pepa, anclada al pasado, un
pasado que reinterpreta llenándolo de enemigos imaginarios para justificar su
ira; Pepa, que se encuentra de frente con esos fantasmas del pasado y no tiene más
remedio que asumir que el pasado no es lo que ella recuerda; Pepa, que obligada
a reinterpretar sus recuerdos, comienza, en ese presente a descubrir a las
personas que la rodean, que no tiene más remedio que abrir los ojos y ver, tal
vez, por primera vez, que su vida es mucho más que ella misma; Pepa, descubriendo
un motivo que la lleva a tener una razón para vivir.
Y en el lado opuesto Crina;
Crina añorando ese pasado que contrariamente a Pepa, idealiza, porque lo ha
perdido; porque su presente es infinitamente peor que ese pasado que le parecía
poco.
Y son dos realidades que
chocan frontalmente, la de quien se ha negado a vivir y la que ha vivido más de
lo que deseaba, más de lo que le tocaba vivir…
Además de una historia magníficamente
estructurada y unos personajes definidos
a la perfección, incluidos esos secundarios entre los que encontramos malos, malísimos, de la peor calaña y también malos con resquicios de bondad; me ha sorprendido el
magnífico uso de los diálogos, muy presentes en la historia y que en múltiples ocasiones,
es una conversión del propio pensamiento de quien habla, en un recurso estilístico
que descubro por vez primera y que consigue funcionar como prólogo de lo que va
a venir y a la vez como llamada de atención sobre lo que los personajes tienen
que decir.
“La madre insistía en la falta de tiempo de
la hija.
-Te falta tiempo para todo, hija.
La hija insistía en que tenía tiempo para la
madre.
-Para ti siempre tengo tiempo, mamá.
La madre protestaba porque no tenía tiempo
para nada.
-Pero si nunca tienes tiempo para nada”.
Es una gran historia plasmada en una
gran novela, con un lenguaje cuidado y un estilo impecable, con una coherencia
y una verdad que hacen creíble la ficción; es una de esas novelas que me hacen
recordar porque la lectura es mi mayor afición.
Gran reseña Gema, este libro también lo reseñamos en la yincana y tuvo mucho éxito. Un beso.
ResponderEliminarGracias Domi, aún no era Yincanera, lo que me estaba perdiendo, pero ya estiy aquí. 😘
EliminarGema, me encantan tus reseñas. De la novela decirte que comparto todo lo que dices, la leímos en Yincaneras y fué un éxito, yo creo que tod@s estuvimos de acuerdo en eso. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias Ángela. Me alegra que te gusten. Esa lectura me la perdí, pero ya no me pierdo ni una iniciativa de #soyyincanera. 😁😘
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