FERNANDEZ CORREAS, Victor (2018)
Se llamaba Manuel
Ediciones Versatil, Barcelona, 357 pp
ISBN.- 978-84-174510-66
El cuerpo del joven Manuel Prieto aparece en el Cerro
Garabitas de la Casa de Campo el día de Nochebuena de 1952. El inspector de
segunda del Cuerpo General de Policía Gonzalo Suárez se hace cargo del caso. Un
caso que, sin saberlo, cambiará su vida tal y como la conoce. El teniente
Arturo Saavedra negocia los términos del acuerdo que permitirá a los Estados
Unidos de América establecer bases militares en España. Y lo hace por
convicción, pero también por interés personal: las negociaciones son la puerta
abierta a una nueva vida que desea por encima de todas las cosas. Marga Uriarte
vive con odio. En el pasado coqueteó con el entorno del PCE. Ahora, un viejo
conocido le pide ayuda en nombre del Partido. Lo que parecía un trámite más
para ganar un dinero se convierte en la oportunidad que buscaba para saldar
cuentas con su pasado. Tres historias que se desarrollan en una España en la
que, se aseguraba, había empezado a amanecer. Aunque no para todos.
Existen muchas formas de morir. Todo depende del cómo. Siempre hubo
afortunados que pudieron elegir como marcharse de este valle de lagrimas, pero
fueron los menos. Los más, no pudieron ni pueden hacerlo. Se resignan con la
que les toca.
Se puede enmarcar Se llamaba
Manuel en la novela policiaca, y sin duda lo es, pero la historia trasciende
este género. La descripción de los hechos y los escenarios y el sólido trabajo
de documentación que sostienen la narración podrían definirla, sin faltar a la
verdad, dentro del género de la novela histórica, de una época, de unos
acontecimientos que no nos quedan tan lejos en el tiempo ni en la memoria por
mucho que nos empeñemos en olvidar…. Así
mismo, la descripción de la vida de los protagonistas y de las costumbres del
Madrid de los 50 podrían hacerla merecedora de la etiqueta de novela
costumbrista, si obviamos el muerto que se nos presenta en las primeras páginas.
Una España gris que Víctor dibuja
y traslada con precisión desarrollando la trama en el inhóspito invierno
madrileño, en la miseria de los poblados de chabolas, en esos márgenes del
Manzanares que la reordenación urbanística convirtió hace no demasiado en un
gran parque fluvial… Un paisaje que se refleja en la miseria, el frio y la
infinita tristeza de Marga y Gonzalo, en el paisaje desolado de las chabolas
frente a la opulencia de los vencedores, en los paseos por el parque de las nanas con
cofia y uniforme que velan por los cachorros del régimen, en esos exclusivos locales de la Avenida de José Antonio, en los Palacios que guardan los secretos del
gobierno, y los paquetes de Malboro.
Es sublime la descripción de los
escenarios marginales económica y socialmente, esos locales que definen esa doble moral siempre existente en nuestra España,
pero mucho más habitual y soterrada en
aquella España Una, Grande y Libre…
Y en esos escenarios marginales
los personajes de Víctor se mueven como pez en el agua, los marginales por
encontrase en su hábitat natural, por ser esta la única posibilidad de
sobrevivir con el estigma cargado a cuestas y los otros, los personajes “respetables”,
por ser este el único lugar en el que poder dar rienda suelta a esos instintos
primarios que les definen en su interior, pero que, de ninguna manera podrían
ser expuestos públicamente por riesgo a perder esa imagen impostada que les
protege en una sociedad estancada en el tiempo.
“Asi que esto es España…”, cavilo Gonzalo Suarez. Pura hipocresía. El
juego de la doble moral, el cinismo sin recato. Gente de misa y comunión diarias
que, amparados por la tenue luz que iluminaba el local, jugaba con las sombras
a juegos de manos.
En estos escenarios que el autor
maneja con maestría se mueven una serie de personajes que, individualmente
valen su peso en oro y que en conjunto hacen de la novela una historia real,
solida y lo más complicado, creíble en su infinita crudeza.
Personajes perfectamente definidos por los que sientes amor u odio inmediato… personajes que despiertan
ternura, respeto, admiración y cariño u odio, repulsión, incredulidad e indignación. Personajes que han de vivir con
la circunstancias que les tocan y que en la mayoría de los casos han de bailar
con la más fea, personajes que han sobrevivido a una guerra, pero que, a pesar
de su final, siguen viviendo con las consecuencias de la contienda, para bien o para mal.
No quiero contar demasiado de
estos personajes porque creo que son de esos que merecen ser descubiertos e
interpretados por cada uno de los lectores que se acercan al libro, pero no
puedo dejar que constatar el impacto que me ha producido el pasado de Marga y
su forma de afrontar el presente, la infinita tristeza que arrastra Gonzalo, la
crueldad amparada en el poder de Arturo, la desesperación de la perdida de
Andy, la ternura y el miedo infinito de Liborio Solis, la vida truncada y la
vivida de ese Manuel que sobrevuela toda la historia… Con todos ellos he
vivido, he sufrido y he confiado en un futuro mejor.
Pero ésta no es una novela de esperanza, no es una historia
feliz… es una historia contada desde el lado de los que perdieron, es una
historia de lucha diaria y descarnada por vivir y sobrevivir frente a las
circunstancias, pero también, frente a la arrogancia de los que lo ganaron todo…
es una historia de valientes, a pesar de lo que pudiera parecer, porque es tremendamente difícil levantarse cada mañana sin un motivo
y seguir caminando sabiendo que no hay ninguna esperanza de prosperar.
Es una novela para la reflexión,
una novela con una trama bien urdida, escrita con sensibilidad y maestría y con
unos personajes que te ganan en cada una de las páginas.
Es, en definitiva, una novela que no puedo dejar de recomendar,
una novela con la que he disfrutado
inmensamente; por lo que cuenta, por cómo lo cuenta y por los personajes que
presenta y que no han dejado de sorprenderme hasta el último momento. Una historia, que estoy segura va a disfrutar cualquier lector, sea cual sea
su género de preferencia, porque más que una novela, es una obra literaria, una
obra que ya tiene un lugar destacado en mi lista de lecturas.
Una manera como cualquier otra
de poner fin a su existencia en una España en la que, según decía la letra del
Cara al sol y se repetía desde el gobierno, volvía a amanecer, Pero no para
todos. Para muchos, como para ella, seguía siendo una España oscura y amarga.
Una España sin esperanza.
Estoy completamente de acuerdo en que es una novela que esta fantásticamente documentada, tres historias con un trasfondo común, los personajes están muy bien perfilados y entre todos ellos me quedo con Tica.
ResponderEliminarTica es una maravilla, en realidad, todos los personajes me parecen una maravilla. La novela me ha encantado y gracias a tí mañana podremos comentarla largo y tendido. Gracias `por leer y comentar corazon. Besos
EliminarMuy bien apuntado lo de la doble moral de la época. No hay cosa que deteriore más a la sociedad que aquello de ser una "muy honorable persona" y por la puerta de atrás hacer todo lo contrario de lo que impones. En la etapa franquista era lo habitual.
ResponderEliminarMe ha impactado la ambientacion perfectamente descrita y escrita... Gracias por el comentario. Besos
EliminarTiene una pinta estupenda, lástima que no vaya a poder tenerla leída antes del encuentro con Víctor...
ResponderEliminarA mi me ha parecido una grandisima novela, seguro que despues del encuentro tienes aun más ganas de leerla.
EliminarGracias por comentar. Besos
Me gusta mucho como escribe y describe Víctor. Desde que empezó a publicar fragmentos de la novela, “Se llama Manuel” quedé prendada. En verano (creyendo que tendría más tiempo, ilusa de mi) comencé a leerla y percibí, después de haber leído una parte, que la narración no era para leerla “a trompicones” sino con tranquilidad y disfrutándola. Desde que volví la tengo tan a la vista que, a diario me recuerda que va siendo hora de volver a ella y francamente, tiene razón. En cuanto a tu reseña, fantástica, Gema. Besos
ResponderEliminarGracias por el comentario y por el cariño con que me lees. Te va a encantar la historia, ya lo veras. Mil besos.
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