lunes, 30 de diciembre de 2019

Morir no es lo que mas duele


Plana, Inés (2018)
Morir no es lo que más duele
Editorial Espasa, Barcelona,  448 p.p.
ISBN: 9788467051490

Un hombre aparece ahorcado en un pinar a las afueras de Madrid, con los ojos arrancados de cuajo. En uno de sus bolsillos se halla un papel con el nombre y la dirección de una mujer: Sara Azcárraga, que vive a pocos kilómetros del escenario del crimen. Frágil, solitaria, bebedora de vodka en soledad, Sara rehúye cualquier contacto con las personas y trabaja desde casa. El teniente de la Guardia Civil Julián Tresser se hace cargo del caso, asistido por el joven cabo Coira, que se enfrenta por vez primera a una investigación criminal, una investigación difícil, sin apenas pistas, con demasiados enigmas. A medida que el teniente Tresser avance en sus indagaciones, descubrirá unos hechos que darán un trágico vuelco a su existencia y le conducirán a un viaje a los infiernos que marcará su vida para siempre.
Extraordinaria novela con una trama hipnótica encajada como un puzle y unos personajes con alma que se debaten entre el bien y el mal.

A veces lo que queremos ver oculta lo que realmente es.

Ahora que Inés Plana publica su segunda novela,  Antes mueren los que no aman, yo, por fin, he podido leer su primera novela Morir no es lo que más duele. Una novela a la que tenía muchísimas ganas, y que estaba esperando su turno en la estantería desde que mi amiga Loreto me lo regalo allá por febrero del 2018, apenas recién publicada, pero el tiempo es lo que tiene, que no es posible alargarlo, que, por desgracia, es finito y que no siempre permite que lo dediquemos a lo que realmente deseamos.
 
He tardado, pero ha sido un verdadero placer acercarme a esta novela, tanto, que ya he empezado con la siguiente.

Es esta una historia original, fuera de lo que he leído hasta ahora y ha sido mucho. Estamos ante una
novela claramente policiaca, pero nos encontramos, sobretodo frente a thriller psicológico, frente a una novela de personajes.

“No existe el crimen perfecto, sino la investigación imperfecta”. Coira no dejaba de repetirse aquella sentencia tantas veces escuchada a sus profesores de la academia.


Inés entra de lleno en la psicología quebrada de los personajes, porque en este elenco ninguno se salva. En mayor o menor medida son personajes marcados a los que la autora dota de una  credibilidad,  de una humanidad que te hace sentir como propia su tristeza, su ira, incluso su locura… Unos personajes que despiertan la empatía, en algunos casos de forma  inmediata y en otras, y otros a los que, de ninguna manera eres capaz de entender porque sus actos son los más crueles, los más detestables, los más abyectos.

Tras las verdades que se proclaman bajo el cielo brillante y azul se ocultan mentiras  sucias que habitan en grutas malolientes llenas de orines.

La autora nos presenta a personajes débiles a primera vista, pero terriblemente fuertes, nos muestra la fragilidad y a la vez la fortaleza de nuestro cerebro, ese que es capaz de enterrar en lo más profundo de nuestro subconsciente los traumas mas terribles para permitirnos vivir, para permitirnos sobrevivir,
aunque eso, a veces sea peor que la propia muerte.

La locura es peor que la muerte.

Estos personajes se mueven, viven y sufren entre Uvés (Madrid) y Hoyo de las Aguas (Ávila). Y este es otro de los puntos de la novela que me han ganado, su telón de fondo, unos lugares que han salido de la imaginación de la autora pero que podemos reconocer en cualquier ciudad dormitorio de los alrededores de Madrid y en cualquier pueblo de la sierra de Gredos.

Mi ciudad, mi provincia, mi tierra se convierte en un  personaje más de la novela, los paisajes naturales, los ríos en los que aun es posible bañarse y que constituyen pequeñas playas en sus riveras y mis murallas… esas que se vislumbran desde la cristalera de esa cafetería que he querido identificar.

Esta historia nos coloca ante la maldad humana en grado superlativo, una maldad encarnada en personajes que se esconden tras nombres de aves rapaces, nos coloca ante la hipocresía de una sociedad que se empeña en mirar hacia otro lado, en la que se esconden los que aún no tienen la libertad de vivir su vida como desean hacerlo, nos coloca frente a la soledad de nuestros mayores, nos hace mirar de frente la vergüenza y la culpa que nos lastran por lo que vivimos o por lo que otros hicieron o por lo que nos hicieron creer que hicieron, nos obliga a plantearnos que haríamos nosotros si viviéramos algo así.

Por experiencia sabia que precisamente son las personas mas metódicas y transparentes a los ojos de los demás los que mejor ocultan lo que requiere ser ocultado. Lo insertan entre sus férreas rutinas hasta que se confunden con ellas, y es tan difícil identificarlo como distinguir un par de calcetines de color azul oscuro en un cajón lleno de calcetines negros: hay que sacarlos a la luz para diferenciar bien los unos de os otros, pero lo mas habitual es que no se haga y uno se ponga los azules pensando que son negros.

Julian Tresser es el protagonista perfecto. Un guardia civil solitario por elección propia, atormentado por pesadillas cuyo origen no consigue descifrar. Casi perfecto en su labor profesional, pero un perfecto desastre en sus relaciones personales en las que a su pesar se cuela el cabo Coira, un gallego que se ha ganado mi corazón desde la primera aparición y cuya vida también da también un giro inesperado. El  Capitán Díaz Visedo, la doctora Mabrán,  doña Amelia Castañar, una madre que muchos años atrás dejó de ejercer como tal y cuyas razones no alcanza a entender nuestro protagonista hasta muy avanzada la novela y Greta, una gata a la que no tiene más remedio que aceptar en su rutina por ese sentido de la culpa, por ese chantaje emocional que algunos saben ejercer mejor que otros.

Junto a ellos, las víctimas de esta historia, las directas y las colaterales… Sara Azcárraga, Tomas Garcia Huete, Gherardu, Marija y Luba, todo un descubrimiento.

La novela no decae en ningún momento, te mantiene pegada a sus páginas sin descanso, manteniendo
la tensión hasta la última línea, una trama construida como una perfecta obra de ingeniería en la que toda pieza es necesaria para el funcionamiento de la trama.

Ha sido una gran lectura y un magnifico primer acercamiento a esta autora de cuya “maestría” sigo disfrutando en “Antes mueren los que no aman”  y de la que espero hablaros en breve, en cualquier caso, os aconsejo empecéis a disfrutar de Inés Plana y sus historias sin más dilación, os aseguro que no os arrepentiréis.

El ser humano es demasiado frágil  frente a las poderosas e imprevistas  embestidas de la psique contra sí misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario