Hace dos años que #SoyYincanera llegó a mi vida, en un momento
en que esta se encontraba patas arriba, en la que estaba empezando a
reconstruirla a partir de los pedazos dispersos. #SoyYincanera fue un soplo de
aire fresco y una fuente de experiencias impagables, un motivo por el que
recuperar la ilusión.
Con esta, y gracias a esta
iniciativa de @Ana_ Kayena y @detintaenvena he vivido momentos inolvidables y este ha
sido, sin duda, uno de los mejores.
Acudir al Certamen de Novela
Histórica Ciudad de Ubeda era una asignatura pendiente desde hace tiempo y este
año, por fin tuvimos la oportunidad de vivirlo desde dentro.
Desgraciadamente los compromisos
profesionales y familiares, así como la distancia al lugar del
certamen no nos
permitieron vivirlo desde el primer día, el 12 de Noviembre y tuvimos que
conformarnos con comenzar nuestra aventura el viernes por la tarde.
Úbeda nos recibió azotada por la
ola de frío polar que asolaba media España esos días. Nos recibieron sus calles
estrechas y oscuras de noche cerrada a pesar de ser sólo las 7 de la tarde, con
el tiempo justo de dejar las maletas en nuestras habitaciones y salir presurosas
al encuentro de Pablo Lozano, director del certamen y quien nos trasladó al
lugar donde íbamos a disfrutar de nuestra primera actividad literaria.
Este certamen no es un certamen
circunscrito a un lugar único y concreto, como su nombre indica involucra a toda una
ciudad y por ello, las presentaciones del viernes se desarrollaron en la Librería
Libros Prohibidos.
Llegamos casi al final de la
charla que Pedro Uceda estaba teniendo con Claudia Casanova, autora de Historia de una Flor, a la que
escuchamos hablar de Alba, la protagonista de su novela y de su día a dia como
escritora y como editora. Una vez finalizada su intervención y mientras
esperábamos la siguiente tuvimos la oportunidad de charlar con ella en “petit
comité” e inmortalizar esta primera experiencia en el certamen.
A las 8 y cuarto teníamos una
nueva cita, sin movernos de ese espacio siempre mágico de las librerías y los
libreros, en la que nuestra amiga y compañera Eva Martin, administradora del
Blog, La historia en mis libros,
ejerció de maestra de ceremonias en la presentación de Las cenizas de Hispania de José Zoilo Hernández González.
Eva introdujo al autor y su obra, porque las cenizas de Hispania no es
una novela, sino una trilogía de la que en Junio vió la luz la tercera entrega
“El dux del fin del mundo” y en Mayo la
segunda “Niebla y acero”.
José Zoilo se reveló un gran
comunicador, capaz de transmitir su entusiasmo, no solo por su novela, sino por
lo que la escritura y, sobretodo la historia, significan en su vida.
Con gran generosidad compartió
con nosotros sus primeras andanzas en esto de la escritura y de la publicación
y nos habló largo y tendido de Atax, el alano, protagonista de esta trilogía
que nos ha permitido conocerle.
Fue una presentación amena y
enormemente interesante, una presentación que se nos hizo escasa en el tiempo
pero extensa en su interés. Por suerte, tuvimos la suerte de compartir mesa y
mantel durante la cena con él y con Ester, esa precisa media naranja de sonrisa
abierta y perenne.
El sábado amaneció un día
luminoso, una mañana limpia que me recordó a las de mi tierra, días en los que brilla el sol, pero en las que
en el momento que este se esconde, aunque sea momentáneamente, arrecia el frío.
Este sería nuestro día central,
ese en el que tendríamos 24 horas para disfrutar 100% del certamen, y a eso nos
dirigimos.
El Hotel Palacio de Úbeda era la
sede del grueso de los actos y allí estábamos a las 10 de la mañana.
En el primer acto, la entrega del
VIII Premio de Novela Histórica Ciudad de Úbeda y la posterior presentacion de La segunda expedición, introducido por David Yagüe pudimos conocer a Alan Pitronello, el joven escritor de
origen Chileno que nos ganó con su visión reconciliadora de la conquista de
América, en un momento en que la reconciliación, en general, es tan necesaria.
presentación de
la ganadora
Tuve la oportunidad de charlar
con calma después de la presentación mientras firmaba mi ejemplar y confieso
que me ganó con la humildad y el agradecimiento con que recibía las alabanzas
de todos aquellos que se acercaban. Fue un verdadero placer mantener esta
conversación con él y estoy segura de que será un enorme placer leerlo, lo que espero hacer en
breve y compartir mi opinión con quien quiera conocerla.
El tiempo de espera hizo que me
perdiera parte de la presentación de Ateniense
de Pedro Santamaría, y por lo que viví a partir de mi entrada en la sala, fue
una lástima. Pedro contagia su entusiasmo en cada una de las palabras que
pronuncia y disfruta compartiendo lo que le apasiona. Es un hombre arrollador, con una simpatía
apabullante y una gracia que tuvimos la suerte de disfrutar a última hora del día,
o primera hora de la noche, depende de cómo se mire, cuando volvimos al hotel
tras un rato de esparcimiento y relación social entre cervezas y alguna copa…
Paseamos con calma por las calles,
disfrutando de la belleza del día y de los edificios para dirigirnos a la
reconstrucción histórica, uno de los actos que más despertaban mi interés después
de haberla vivido a través de los ojos de mis compañeros en otras ediciones.
Llegamos a una plaza ya engalanada
para lo que vendría a continuación, las armas preparadas, el campamento
británico en un momento de descanso y los espectadores, que cada vez éramos
más, esperando ansiosos el inicio de la batalla prometida.
La Recreación de la Batalla de
Isandlwana (1879) no solo fue una sorpresa por la profesionalidad con que había
sido preparada y el concurso de muchos de los asistentes al certamen, sino porque Pablo Lozano, ejerciendo de
maestro de ceremonias, convirtió a todos los espectadores en un improvisado
ejército Zulú. No fue nada fácil liderar a este ejército amateur a veces duro de oído y mucho más a
menudo sobrepasado por los disparos de las armas y cañones del ejército enemigo
pero consiguió llevarlo a la victoria ocupando el campamento enemigo.
“La batalla de Isandlwana tuvo lugar el 22 de enero de 1879 en el
contexto de la guerra anglo-zulú. Fue la primera gran batalla de la guerra
entre el imperio británico y el Reino Zulú. Once días después de que los
británicos comenzaran la invasión del territorio zulú en Sudáfrica, un ejército
nativo formado por unos 20.000 soldados atacó a una columna del ejército
británico compuesto por 1800 hombres.
La batalla fue una victoria decisiva para los zulúes y significó la
derrota de la primera invasión británica de su territorio. El Ejército
Británico sufrió la mayor derrota contra una fuerza indígena armada con una
tecnología militar muy inferior”
Tras la comida en el mismo Hotel
Palacio de Úbeda disfrutamos de un agradable café y un nuevo paseo por los
rincones de esta preciosa ciudad hasta llegar a la última presentación del día,
Constantinopla de Baptiste Touverey,
que dirigió con maestría y salvando las dificultades del idioma de manera más
que sobresaliente Javier Velasco de Todoliteratura.
Acabada la cena tuvimos la
oportunidad de departir en un ambiente más lúdico con algunos de los asistentes
y fue una suerte, porque por fin surgió una conversación que podría haber
sucedido en Madrid, en cualquiera de los muchos eventos en los que coincidimos,
pero que nunca se dió. Hubo intercambio de opiniones, complicidad, intercambio
de idiomas, “frangles”, “espanglish” y hasta lenguaje de signos “sheep with horns”.
Disfrutamos muchísimo de estos momentos,
de la charla con Oana, con Javier, con Eva, con Sebastián, con Javier y de los
que nos brindó volver al hotel que
compartíamos y poder charlar con calma con Pedro Santamaría y con Javier.
Cumpliendo los peores pronósticos
el domingo amaneció un día frio, gris, lluvioso… y mi cabeza, tal vez
contagiada por el clima, amaneció igual. Una terrible migraña me obligó a
volver a descansar tras el desayuno inacabado en el que tuvimos la oportunidad
de conocer a Mercedes Santos, autora de Sitiadas,
y perderme el acto de entrega del premio Los Cerros de Úbeda y la
presentación de la novela ganadora Valkirias de I. Biggy y os aseguro que
lo sentí, porque tuve la oportunidad de
charlar con él antes de la última presentación del certamen y me hubiera
encantado escucharle hablar de su novela.
La última presentación fue, sin
lugar a dudas el colofón, un broche de oro para cerrar un espectacular fin de
semana literario. La presentación de Tiempos
de esperanza de Emilio Lara, una charla a tres entre Sebastián Roa, Jesús
Úbeda y el propio autor resultó estimulante, entretenida y tremendamente
instructiva. La conversación trascendió la propia novela para convertirse en
una verdadera “master class” sobre literatura, sobre historia, sobre el futuro
editorial, sobre la profesión del escritor y también, un detalle realmente
magnifico, sobre la forma en que las compañeras de los escritores viven la
profesión de estos.
La lluvia no daba tregua y eso
obligó, desgraciadamente, a suspender las recreaciones preparadas para el
último día del certamen como colofón del mismo.
Teníamos la intención de
compartir aun la comida con la organización y los participantes del
certamen
pero el tiempo no mejoraba y cuando salimos a dar el último paseo por estas
calles que tan bien nos acogieron fuimos conscientes de que la lluvia arreciaba
y de que una densa niebla estaba comenzando a cubrir la ciudad por lo que
decidimos, con una tristeza infinita, eso sí, adelantar nuestra partida.
Salimos de Úbeda con lluvia y
esta nos acompañó hasta nuestra llegada a
Madrid, nos trajimos el agua, pero
nos trajimos sobre todo una experiencia inolvidable y un montón de maravillosas
sensaciones, conversaciones, risas y el deseo compartido de poder volver a
disfrutar el próximo año de unos días tan magníficos como los vividos.
Gracias a los escritores por su
cercanía y generosidad, gracias editores,
compañeros blogueros y periodistas, gracias Ana, Carmina, Angela, Eva, por llenar estos días de momentos inolvidables,
gracias por las risas y las conversaciones, gracias por hacerme crecer con
vuestra experiencia y vuestras generosas aportaciones y gracias, sobre todo, a
la organización del certamen y a Pablo Lozano, por su implicación, por su
profesionalidad y porque sin su invitación, sin su entusiasmo y sin su saber
hacer nada de toda esta experiencia llena de magia hubiera sido posible.
Se nota muchísimo que disfrutasteis del certamen y la experiencia. Esta crónica hace que los que la leemos casi hayamos estado presentes. Dais mucha envidia, más de uno habría querido compartir la experiencia y los paseos por la ciudad con vosotras. A ver si es posible la próxima vez una representación más grande de #SoyYincanera como ya le dije a Ana. Me alegra que lo disfrutaras. Besos.
ResponderEliminarPero qué envidia!!! Qué bien lo tuvisteis que pasar! Estupenda crónica. Desde luego dejas con unas ganas tremendas de ir para la próxima.
ResponderEliminarBesotes!!!
Estos encuentros tienen que ser de lo más interesante, me alegro de que lo disfrutaras tanto y gracias por la crónica que así las que no hemos podido asistir nunca nos hacemos una idea.
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