MOLA, Carmen (2018)
La novia gitana
Ed Alfaguara, Barcelona, 408 pp
ISBN: 9788420433189
«En Madrid se mata
poco», le decía al joven subinspector Ángel Zárate su mentor en la policía;
«pero cuando se mata, no tiene nada que envidiarle a ninguna ciudad del mundo»,
podría añadir la inspectora Elena Blanco, jefa de la Brigada de Análisis de
Casos, un departamento creado para resolver los crímenes más complicados y
abyectos.
Susana Macaya, de
padre gitano pero educada como paya, desaparece tras su fiesta de despedida de
soltera. El cadáver es encontrado dos días después en la Quinta de Vista Alegre
del madrileño barrio de Carabanchel. Podría tratarse de un asesinato más, si no
fuera por el hecho de que la víctima ha sido torturada siguiendo un ritual
insólito y atroz, y de que su hermana Lara sufrió idéntica suerte siete años
atrás, también en vísperas de su boda. El asesino de Lara cumple condena desde
entonces, por lo que solo caben dos posibilidades: o alguien ha imitado sus
métodos para matar a la hermana pequeña, o hay un inocente encarcelado.
Por eso el
comisario Rentero ha decidido apartar a Zárate del caso y encargárselo a la
veterana Blanco, una mujer peculiar y solitaria, amante de la grappa, el karaoke, los coches
de coleccionista y las relaciones sexuales en todoterrenos. Una policía
vulnerable, que se mantiene en el cuerpo para no olvidar que en su vida existe
un caso pendiente, que no ha podido cerrar.
Investigar a una
persona implica conocerla, descubrir sus secretos y contradicciones, su
historia. En el caso de Lara y Susana, Elena Blanco debe asomarse a la vida de
unos gitanos que han renunciado a sus costumbres para integrarse en la sociedad
y a la de otros que no se lo perdonan, y levantar cada velo para descubrir
quién pudo vengarse con tanta saña de ambas novias gitanas.
—Todo tiene siempre relación, señor inspector. Nada pasa
porque sí; al final, una cosa lleva a la otra. ¿No ha oído eso que dicen de que
el aleteo de una mariposa en Australia puede causar un terremoto aquí?
La novia gitana ha sido una de las lecturas más sorprendentes
de 2018.
Es una novela que original, adictiva, brutal.
Se divide en cinco partes cada una de las cuales se
inicia con una estrofa de una canción de Mina Mazzini y con una escena
estremecedora, narrada con crudeza, una
escena que nos llena de angustia, en la que la descripción precisa hace que
sintamos el miedo, la desesperación, el dolor
y la soledad del anónimo protagonista cuya identidad se nos mantiene
oculta casi hasta las ultimas paginas.
Tras este inicio los capítulos, breves todos ellos,
desarrollan la trama a una velocidad de vértigo.
Estamos ante una novela al más puro estilo
policiaco, pero estamos también ante una novela que lleva el género un paso más
allá. No es una novela apta para estómagos sensibles, pero es una novela
notablemente adictiva para los que, como yo, amamos el género negro, porque
esta es una novela negra, negra… negra oscura, vaya.
Tú no sabes lo que pasó con aquello, no te lo quiso contar
porque decía que nadie podía dedicarse a una profesión en la que había que
enfrentarse así con el mal.
Nos encontramos en un departamento de policía
atípico, establecido en un lugar atípico y con un grupo de personajes atípicos.
Un departamento que se dedica a resolver los crímenes más crueles y despiadados
que se puedan imaginar, un departamento que solo responde ante un Jefe también atípico
que respalda las actuaciones, incluso las, en algunos casos, sospechosas, con
tal de conseguir resultados.
—La brigada siempre lo encuentra, no tenemos demasiada
prisa. Y no lo olvides: siempre llevamos ventaja sobre el asesino. Nosotros
podemos equivocarnos veinte veces, pero si acertamos una, lo descubrimos; él
puede acertar veinte veces, pero si falla una, lo descubrimos. Es una cuestión
de estadística.
Y al frente de este departamento una protagonista
que no puede sino ser atípica, adicta a
la grappa, al que marca sus
relaciones personales y sobre todo las profesionales, ámbito en el que vierte
toda su frustración.
Karaoke y a los encuentros en coches rojos, una mujer que solo
canta canciones de esa Mina Mizzala con la que se inicia cada parte de la
novela. Una mujer torturada por un hecho del pasado que intuimos pero no
conocemos hasta bien mediada la novela, un hecho que marca todos y cada uno de los
actos de la inspectora,
Y a este departamento y a la vida de la inspectora
llega, por casualidad, Zárate, un policía de los del montón. Con ínfulas de
grandeza que ve en este departamento la posibilidad de bregar en el cuerpo de policía
y en el que encuentra algo más que satisfacción profesional.
Una novela que nos enfrenta a la parte más abyecta
del ser humano, a los actos más crueles, a los actos a los que Elena y su
departamento hacen frente cada día y que, sin embargo, en algunos casos, como
el que nos ocupa, consigue sobrepasarlos.
Crímenes que, a menudo, se exhiben en
esa parte del mundo virtual al que solo acceden quienes buscan algo
fuera de lo legal, ya sean armas, prostitución, abusos…
Elena
corre a trompicones y vomita en el retrete. Mariajo se pregunta por qué a ella
no se le descompone el estómago al ver los límites a los que puede llegar la
crueldad del ser humano. La vida la ha endurecido. En diversas investigaciones
ha tenido que meterse en la Deep Web, o en la Internet Oculta, como se llama a
veces. Ya está familiarizada con el lado oscuro de la red, con el uso
pernicioso de la tecnología. Ha visto vídeos de maltrato animal, de peleas de perros,
de gallos y de personas, ha visto porno infantil, ha accedido a páginas de contratación
de asesinos a sueldo. Conoce bien las profundidades del océano.
Sabe que el cadáver de Lara Macaya descomponiéndose en
directo como pasto de los gusanos tiene su sitio en la Deep Web. Miles y miles
de personas comprarían una butaca en primera fila para verlo.
http://www.rutaspangea.com/quinta-de-vista-alegre-patrimonio-olvidado/ |
La
trama se centra fundamentalmente en la investigación del asesinato de Susana
Macayo, que reproduce exactamente el que acabó años atrás con la vida de su
hermana y cuyo culpable permanece encarcelado.
Y
estos asesinatos dan pie al sentimiento de culpa de unos padres, a las dos
caras de un mismo sufrimiento, el de la
madre por haber intentado que sus hijas salieran del círculo cerrado de las tradiciones
gitanas que acotan la libertad y la
independencia de sus mujeres y la del padre, por haber permitido que su mujer
alejara a sus hijas de lo que él considera la seguridad de su clan.
La inspectora se queda en el pasillo pensando en las
últimas palabras que ella ha pronunciado. Se han muerto porque no he sabido
cuidarlas. Se pregunta hasta dónde llega la responsabilidad de una madre, en
qué momentos hay que dejar a los hijos volar solos, sin la mirada vigilante y
la tutela obsesiva. No hay tregua, ni descanso, se dice. A los hijos hay que
cuidarlos todo el tiempo, incluso cuando no estás con ellos. Un hilo de plata
debe mantener la comunicación, un hilo del que tirar si asoma el peligro, si se
encienden las alarmas interiores. Si el hilo se rompe, el niño se pierde para
siempre. Y no hay perdón para la madre que no supo estar al acecho.
Una
novela en la que la personalidad de Elena, protagonista absoluta, y la descripción
de Madrid y sus rincones centran, junto a una trama tremendamente original, la atención
de una historia con el ritmo más trepidante de las que haya leído hasta ahora.
Es
en definitiva una novela que ha dejado muy alto el listón para las siguientes
lecturas del género negro y de la que intuyo, que por suerte, tendremos segunda
parte.
Su constancia dió fruto, como pasa siempre en la vida.
Gran reseña amiga!!! Comparto todas y cada una de tus palabras. Es una novela para no dejarla pasar. Atrapa desde el minuto uno. Un besazo!!!
ResponderEliminarPd. Por cierto, la fotografía que acompaña a tu reseña, me encanta. Tiene un gran valor sentimental para mí. 😘😘😘