lunes, 7 de septiembre de 2020

El caso Hartung


Sveistrup,  Soren (2019)
El caso Hartung
Roca Editorial, Barcelona, 528 pp.
ISBN: 9788417305659

Una ventosa mañana de octubre en un tranquilo suburbio de Copenhague, la policía realiza un terrible descubrimiento. Una joven ha sido asesinada y abandonada en un parque infantil. Le han amputado una mano y sobre el cadáver cuelga una pequeña figura hecha con castañas.
La joven inspectora Naia Thulin es la encargada del caso. Su compañero, Mark Hess, es un inspector descontento que recientemente ha sido expulsado de la sede central de Europol, en la Haya. En la figura de castañas descubren una misteriosa huella que les llevará a una niña, la hija de la ministra de Asuntos Sociales Rosa Hartung, desaparecida un año antes y que presuntamente está muerta. Un hombre confesó el crimen en su momento y el caso consta como resuelto y cerrado desde hace varios meses.
Al cabo de poco aparece otra...

Los muertos no deben hacer sombra a los vivos. Eso era lo que habían repetido los psicólogos y los terapeutas y, en este momento, todas y cada una de las fibras de su cuerpo le decían que tenía razón.

Esta es una de esas novelas que están en la estantería esperando su turno de lectura y que cada vez que tus ojos tropiezan con ella eres consciente de que te estás perdiendo una buena historia, pero los libros que van llegando se van colocando por delante y la novela queda relegada a un momento propicio que, por fin, llegó en estos extraños meses de confinamiento.
Esta historia llevaba esperando su turno desde el año pasado y confieso que, al finalizar, su lectura no he podido más que arrepentirme de no haberlo leído antes.

Los protagonistas no son una pareja típica, ni siquiera son investigadores típicos; de hecho, en lo profesional son una pareja que lejos de estar motivados por resolver el caso que llevan entre manos están más preocupados por escapar, cada uno por sus motivos y motivaciones de su situación actual.
En lo personal Naia es una mujer independiente, en lo profesional, una mujer decidida acostumbrada a trabajar en un mundo de hombres y muy bien considerada en un puesto en el que se considera estancada y para la que una muerte, solo es la oportunidad de resolver un caso rápidamente y poder emigrar a otros destinos profesionales que le resultan mucho más atractivos.

Si quieres hacer el papel de machito alfa con pasado misterioso, adelante. Hay tantos tipos así en comisaría que podrían  montar un equipo entero de futbol sin problema.

Hess, por su parte, es un hombre taciturno y poco comunicativo. Un policía acostumbrado a trabajar
solo y sin supervisión, en casos internacionales en los que poder ser absolutamente independientes. Para él, resolver el caso que le encomiendan con una compañera que no conoce, a la que no tiene interés en conocer y por la que no hace nada por coordinarse, solo es la opción de volver a su destino anterior, a su zona de confort.

Lo bueno de su trabajo es que nadie le controla. El sistema es tan enorme y laberíntico que es fácil escabullirse.

El único problema es que ambos son dos profesionales competentes, a los que no les gusta dejar cabos sueltos. Son una pareja que en lo personal no son tan capaces, también he de decirlo, pero siempre he defendido que para trabajar con alguien no es necesario que te caiga bien y este es un magnífico ejemplo. Thulin y Hess, a su pesar, son una pareja de investigadores capaces de compenetrarse y trabajar en un caso, el que les ocupa, no tan sencillo como parecía en inicio y que además parece relacionado con otro que se resolvió, aparentemente en falso, convirtiéndose  en el primero de unos cuantos crímenes semejantes.
Y es esa incesante búsqueda de la verdad lo que les lleva a nadar contracorriente, enfrentándose a compañeros y superiores… y es que a nadie le gusta que le recuerden que no ha llevado a cabo su trabajo correctamente.

-              ¡Es mi obligación! quien tiene conocimientos acerca de algo está obligado a compartirlo con el otro. Lo siento mucho, pero es lo que hay, no puedo remediarlo.

Y aquí es cuando realmente comienza la investigación, una trama que, a pesar de sus más de 500 páginas se lee en un suspiro, porque la historia no te permite pausas, porque cada pista te lleva a una nueva encrucijada, porque cada crimen está relacionado, pero no eres capaz de ver cómo sino a través de los ojos de los protagonistas.
Las muertes son crueles, al más puro estilo de las novelas nórdicas, y la trama es igual de compleja que éstas. El final inesperado y la relación entre la trama y el titulo que no se descubre hasta los últimos capítulos de la novela hacen que me haya parecido una lectura redonda.
No conocía a su autor ni las series que ha creado, pero estoy segura de que si su trayectoria como escritor continua yo le seguiré como lectora. Ha sido sin duda una de las novelas del estilo de las que disfruto “como una niña pequeña”.

Lo que había hecho siempre era huir. Había corrido lo más rápido que había podido, con la oscuridad pisándole los talones. Y algunas veces lo conseguía. Cuando se instalaba en los pequeños oasis que le ofrecían ciertas ciudades europeas y su cabeza podía concentrarse en las nuevas impresiones y retos. Pero la oscuridad siempre acababa alcanzándole y se fusionaba con los recuerdos y las caras muertas que se acumulaban en su cabeza.

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