lunes, 14 de septiembre de 2020

La buena suerte


Montero, Rosa (2020)
La buena suerte
Alfaguara, Madrid, 328 pp.
ISBN: 9788420439457

«La alegría es un hábito.»
¿Qué impulsa a un hombre a bajarse anticipadamente de un tren y ocultarse en un pueblo de mala muerte? ¿Quiere recomenzar su vida o pretende acabar con ella? Tal vez esté huyendo de alguien, o de algo, o incluso de sí mismo, y el destino le ha traído a Pozonegro, un antiguo centro hullero que ahora agoniza. Por delante de su casa pasan trenes que pueden ser salvación o condena, mientras los perseguidores estrechan el cerco. La perdición parece estar más próxima cada día.
Pero este hombre, Pablo, también conoce gente en aquel lugar maldito, como la luminosa, incompleta y algo chiflada Raluca, que pinta cuadros de caballos y tiene un secreto. Allí todos arrastran algún secreto, algunos más oscuros y peligrosos que otros. Y algunos simplemente ridículos. También hay humor en ese pueblo triste, porque la vida tiene mucho de comedia. Y gente que finge ser quien no es, o que oculta lo que planea. Es el gran juego de las falsedades.
Un mecanismo de intriga hipnotizante desvela poco a poco el misterio de ese hombre, y al hacerlo nos muestra el interior de lo que somos, una radiografía de los anhelos humanos: el miedo y la serenidad, la culpa y la redención, el odio y el deseo. Esta novela habla del Bien y del Mal, y de cómo, pese a todo, el Bien predomina. Es una historia de amor, de amor tierno y febril entre Raluca y el protagonista, pero también de amor por la vida. Porque después de cada derrota puede haber un nuevo comienzo, y porque la suerte sólo es buena si decidimos que lo sea.


Se diría que este hombre no ha logrado un acuerdo con la vida, un acuerdo consigo mismo, lo cual, a estas alturas ya todos lo sabemos, es el único éxito al que podemos aspirar: a llegar como un tren,  cómo este mismo tren, a una estación aceptable.

Hace algunos años, antes de que mis gustos literarios se inclinaran claramente por la novela negra,
Rosa Montero, Carmen Martin Gaite y Ana María Matute eran, entre otras, escritoras disfrutaba en todas y cada una de sus historias y de las que cada nueva novela era un verdadero regalo
Estos tiempos quedaron atrás y, para nuestra desgracia, Carmen Martin Gaite y Ana María Matute nos dejaron hace años, por suerte Rosa Montero sigue deleitándonos con sus letras y regalándonos maravillosas historias como la que hoy nos ocupa.
He de reconocer que cuando leí la sinopsis y vi la portada hubo algo que no me cuadraba, n o entendía el porqué de esa imagen de mujer. Una vez acabada la lectura debo confesar que ninguna otra me hubiera parecido más adecuada y es que esta imagen es pura belleza, como lo es el personaje de Raluca, uno de esos personajes que son luz, uno de esos personajes que te alegran la vida.
Rosa ha escrito una novela de supervivientes, una novela de segundas oportunidades, una novela sobre esas personas que tras cada varapalo, son capaces de volver a levantarse, haciéndolo incluso con más fuerzas y de aquellas otras que tras un revés, pierden el control con que ordenan su existencia encontrándose de repente en medio de un mundo hostil en el que no son capaces de manejarse y en el que solo queda la opción de empezar de nuevo o dejarse ir.

Lo más importante, se dice ese niño qué ahora es ese hombre, es tener siempre el control. Qué es justo lo que ahora se le escapa.

Ha escrito también una novela sobre el miedo, sobre las reacciones que provoca en nuestras vidas,   nuestros actos, sino incluso en nuestros sentimientos y pensamientos.
sobre su forma de determinarnos, no solo en

El miedo es como una piedra que acarreas dentro del estomago. Día tras día vas tragando tu maraña de temores igual que los gatos se tragan sus pelos, hasta que acaban por formar una bola en la barriga, una densa pelota qué produce ganas de vomitar y que te obliga a caminar un poco encorvado, cómo esperando un golpe. El miedo es un parasito, un invasor. Un vampiro que te chupe los pensamientos, por qué no puedes alejar de tu cabeza. E incluso sí, en un raro momento de tregua, consigues olvidar por un instante tu miedo, siempre queda cierta pesadumbre pendiente sobre ti, una vaga premonición de riesgo y de desgracia. No hay manera de librarse por completo de él.

Y ha escrito, además, una novela sobre la culpa que nos reconcome y nos determina y que nos ahoga a veces, hasta no dejarnos respirar.

A Pablo la amarga, le obsesiona no haber sido capaz de quererla mejor. Quererla a la altura de lo que de verdad la quería.

La autora ha construido una maravillosa novela de personajes llenos de matices, personajes reales llenos de luces y de muchas más sombras. Unos personajes de los que nos va dosificando la información, de los que nos va desgranando, a cuentagotas, un pasado que determina su presente, un pasado del que no somos capaces de separar la parte real de esa parte “ficticia” que a veces inventamos para “dulcificar” nuestras vivencias.
Hay personajes, así como hay personas, que ven la vida en color aunque su pasado haya sido negro, su presente sea gris y su futuro vire a gris oscuro y hay personajes, tantos como personas que ven la vida de color negro aunque su presente asemeje el  mismo arcoíris y hay personas ancladas en el resentimiento que, hasta de las buenas rachas de la vida se empeñan en encontrar el lado más amargo y si no lo hay, se lo inventan.

Pero Pablo, es que sí solo has conocido el daño, crees que eso es lo normal. Déjala que conozca otra vida. Seguro que tendrá buena suerte, como yo. ¿Sabes que? Esa niña va a saber por primera vez lo que es dormir sin miedo.

Hay personas qué, aun con todo lo malo que les ha tocado vivir, son siempre capaces de encontrar la parte positiva que les permita avanzar y hay personas a quienes lo malo les paraliza, les vuelve la vida del revés y les lleva, irremediablemente al borde del abismo.
Hay personas que se enfrentan al presente pintando el cielo de colores y hay personas que en vez de enfrentarse al presente huyen de él, sin ser conscientes de que no se puede huir de uno mismo, que los errores, las culpas, los miedos y nuestros fantasmas van con nosotros donde quiera que vayamos.

- Mira, a mi edad he llegado al convencimiento de qué la gente no se dividen entre ricos y pobres, negros y blancos, derechas e izquierdas, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, moros y cristianos- dice al fin-: No. En lo que se divide de verdad la humanidad es entre buena y mala gente. Entre las personas que son capaces de ponerse en el lugar de los otros y sufrir con ellos y alegrase con ellos y los hijos de puta que solo buscan su propio beneficio, qué solo saben mirarse la barriga. Esos que son capaces de vender a su madre, ya me entiendes. Luego, entre los buenos, algunos son buenísimos, y  entre los malos algunos son malísimos.

Y estos dos polos que son opuestos son los protagonistas de esta historia, Raluca y Pablo, dos personas que se encuentran en un lugar atípico y forjan una relación asimétrica en la que uno se “desnuda” y el otro se esconde, en el que a base de tesón y de buena o mala suerte, depende de quién lo cuente, se acaba forjando una alianza de vasos comunicantes, en los que una parte de cada uno de ellos incide irremediablemente en el otro.
En un  paisaje desolado y desolador y con unos personajes rotos, la autora construye una preciosa novela que nos habla de la culpa, el dolor, el abandono y el abuso, pero también del amor, de la solidaridad, de la supervivencia y ante todo y sobre todo de esa redención a la que todos tenemos derecho.

Es tan dichoso qué a veces se angustia. No puede ser que todo esté saliendo tan bien: teme qué la
desgracia se abata sobre él como un relámpago.

Es una novela deliciosa, escrita de manera magistral, con tantas frases grandiosas, tantos pensamientos sublimes y tantas reflexiones certeras que, en mi costumbre de anotar las frases que me hablan directamente, que tienen algo que ver con mi realidad o que me llevan a reflexionar, casi me han obligado a apuntar frases, cuando no párrafos completos en casi cada página.
No perdáis la oportunidad de acercaros a la prosa de Rosa Montero, no os perdáis el privilegio de conocer a un personaje como Raluca, os aseguro que no os vais a arrepentir.

Ser otro es un alivio. Escapar de la propia vida. Destruir lo hecho. Lo mal hecho. Si tan solo pudiera formatear su memoria y empezar de cero.

1 comentario:

  1. Me gusta mucho como escribe Rosa Montero así que ya tenía esta novela en mi lista de deseos. Me alegra ver que la has disfrutado tanto.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar