jueves, 21 de junio de 2018

"Esto te va a doler".- Adam Kay


El teatro del barrio es un espacio recuperado en pleno centro de Madrid, en la ubicación de la antigua Sala Triángulo en el corazón de Lavapiés.

En  este espacio, cooperativa de consumo cultural; José Miguel Monzón Navarro, El Gran Wyoming, ejerció el pasado 4 de Junio como maestro de ceremonias en la presentación a los medios de la novela de Adam Kay, “Esto te va a doler”.

Un libro que Ángeles Aguilera,  editora del libro,  nos presentó como apuesta de la editorial no solo por haberse convertido en uno de los libros más vendidos de Reino Unido,  sino por venir, además, avalado por una serie de premios que, en palabras de la editora, gustan tanto a autores como a editores, pues son premio limpios, sin trampa ni cartón.  “Esto te va a doler” obtuvo el premio de los libreros de Reino Unido y fue elegido por los lectores como  Mejor libro del año, señaló además la editora que, tras  su apariencia humorística,  es éste  un libro serio en el que subyace una crítica al Sistema de Salud Publica en el Reino Unido y que es fácil extrapolar a nuestro propio Sistema.

El presentador del acto apadrina y ejerce de maestro de ceremonias en la puesta de largo de la obra, pues tiene en común con el  autor haber comenzado el ejercicio de la medicina y haber decidido en uno u otro momento  “colgar la bata” o como dice Wyoming ser abandonado por la medicina, que a ambos los expulsó del sistema.
Con su característica forma de hacer las cosas y su lenguaje humorístico, Wyoming  entró de lleno en el análisis de esta obra que aterriza en España después de revolucionar la sociedad y el mercado literario del Reino Unido.

Define el presentador el libro, como una historia universal que describe una realidad que él también ha vivido y en la que define al médico de la Sanidad Pública como el punch de boxeo al que golpean por arriba y por abajo. Por una parte los pacientes que no siempre entran en la consulta con la mejor predisposición tras largos periodos de espera y por otro lado dando la cara ante el paciente por una administración que aprieta desde arriba, exigiéndoles mas y mas sin poner a su disposición los medios necesarios. Y este maltrato al que se somete a los profesionales no solo afectan su labor diaria, sino que influyen directa y negativamente en su vida personal.

La vía de escape de Kay fue escribir un diario, en el que plasmó sus vivencias diarias para no ser, como dice el presentador, “fagocitado” por el drama.

Wyoming realizó una crítica feroz del funcionamiento actual de la Sanidad; incidió en el negocio de la sanidad privada, en Madrid y en el resto de España. Habló sobre las bondades de nuestro Sistema Público de Salud y la diferencia con otros países en las que esta no existe, claro ejemplo del mismo, Estados Unidos. Pero habló, sobre todo de cómo este magnífico sistema del que disfrutamos se está derrumbando, por la descapitalización que los políticos están realizando, derivando a Clínicas Privadas los datos de las listas de espera de la Sanidad Pública para demostrar que el sistema no es viable y, por otra parte, descabezando el sistema, privándole de las grandes figuras de la medicina que ejercen en el sector público, que son los que conocen el oficio y que fueron obligados de un día para otro a  jubilarse con 65 años,  privando a los ciudadanos y al propio sistema de su experiencia, básica para el funcionamiento optimo de nuestro sistema.

El libro lo define el presentador como una forma de respirar, de tomar aire fuera de ese sistema opresivo en el que se encuentran los profesionales de la medicina y en general, todos nosotros, que estamos, “abrasados” en muchas situaciones de nuestra propia vida; este libro, que es un anecdotario, es un libro con el que no parar de reír párrafo tras párrafo.
El autor habla de su libro como transmisor de in mensaje universal que a veces olvidamos, que los médicos son humanos; que los pacientes queremos que sean inequívocos y certeros, pero que  son seres humanos que cometen errores, que enferman, que están tristes, que a veces… fallan. Con la idea de servir de terapia y no de ser publicados, el autor escribió estos diarios en los que refleja anécdotas de su vida como médico recién licenciado, en sus primeras experiencias en el ejercicio de la medicina.

Los diarios, que eran privados inicialmente, fueron rescatados de su encierro cuando el Gobierno Británico intentaba variar, empeorando aun más, las condiciones de trabajo de aquellos que se incorporaban, aun como estudiantes a la vida laboral, lo que provocó protestas y movilizaciones que el  gobierno justificaba provocadas por la avaricia de estos nuevos médicos, que solo querían ganar más dinero. Este era el mensaje que los medios de comunicación reproducían una y otra vez, mientras las personas a las que se aludía no podían defenderse por sus propias condiciones laborales.  El autor quería demostrar con estas páginas que la medicina no es una cuestión de dinero, si fuera así se dedicarían a otras cosas, sino una cuestión de vocación de servicio.

En la ronda de preguntas, propias de una rueda de prensa, se suscitaron varias cuestiones dirigidas no solo al autor, sino también al presentador.

Al autor se le preguntó sobre el carácter terapéutico de estos diarios, si nacieron con ese propósito. Nos contaba Adam que en principio era solo una forma de contar o que pasaba en su día a día, porque los médicos no hablan de las cosas malas que pasan en el trabajo, pero que fue consciente que, a medida que aumentaba el estrés, escribía más.

Le preguntaron cómo habían tomado sus compañeros estas anécdotas, si tras leerlo le habían indicado que se había quedado corto contándole miles de anécdotas más. Y si, alguien después de leer su libro podría hacerse medico.

Respondió Kay que había cambiado los nombres para que los compañeros no se sintieran identificados por lo que no había recibido muchos comentarios al respecto y  que no, que  alguien que leyera el libro no sería médico. Nos comentaba que de haber leído su libro el mismo habría tomado la decisión de ser medico de una forma distinta, más consciente, pues incluso él, hijo de médicos y aficionado a la serie House tardo 5 años de duro trabajo en ser realmente consciente de lo que significaba ejercer la medicina y por ello anima a los futiros médicos a acercarse a estas páginas.

A Wyoming se le preguntó si desde su época de ejercicio ha cambiado el estatus de los médicos, a lo que respondió de forma afirmativa y arremetiendo contra las políticas sanitarias de la comunidad de Madrid de los últimos años, contra las puertas giratorias, y contra el funcionamiento y financiación de los hospitales  de gestión privada, puntualizaba Kay en este momento que las puertas giratorias no son un patrimonio solo nuestro, pies funcionan exactamente igual en su país.

Para finalizar Adam Kay nos habló de la obra de teatro en la que solo actúa él.
En el momento de las protestas contra las reformas del Gobierno, fue de escenario en escenario leyendo partes de esos diarios que había escrito para que sus compatriotas entendieran cuales eran las condiciones profesionales reales, para paliar los mensajes erróneos que transmitían los medios de comunicación y sus gobernantes. Fue entonces  cuando las editoriales se acercaron a él, para estudiar la posibilidad de convertir esos diarios en el libro que hoy nos ocupa. Lo cierto es que, obviamente, el libro transmite el mensaje de forma más rápida y eficaz que la actuación ante quinientas personas.

Se le preguntó si había recibido críticas de sus colegas, no ha estado exentos de ellas, pero nos cuenta que solo han sido tres los mensajes que ha recibido de colegas que le acusaron de ser un histriónico y que le recordaron que los médicos no tienen que hablar de lo malo que pasa en las consulta. Pero de lo que más orgulloso se siente es de las críticas que ha recibido su libro desde la Administración y el Gobierno.

Adam Kay, ya está escribiendo un segundo libro;  ha abandonado el ejercicio de la medicina, pero no ha dejado de defender la profesión, haciéndolo en cada lugar al que le lleva la promoción de éste, su primer trabajo.

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