jueves, 8 de marzo de 2018

El cuento de la criada


ATWOOD, Margaret (1985)
El cuento de la criada
Suma de Letras/Punto de Lectura (Publicación 2002), Barcelona, 442 pp.
ISBN: 84-663-0694-3 

En el estado de Gilead las criadas forman un estrato social pensado para conservar la especie. Las mujeres fértiles que integran esta clase, y que destacan por el hábito rojo con que se cubren hasta las manos, desempeñan una función esencial: dar a luz a los futuros ciudadanos de Gilead. Sin embargo, en un mundo antiutópico asolado por las guerras nucleares, gobernado por un código extremadamente severo y puritano, que castiga con la pena de muerte a quien se aparta del sistema y en el cual la mayoría de la población es estéril, engendrar no resulta fácil. Existe siempre el temor al fracaso y la amenaza de la confinación en la isla de seres inservibles más allá de las alambradas que rodean a la ciudad y del alto muro donde cuelgan, para que sirva de ejemplo, los cadáveres de los disidentes. 


 “Vivíamos como era normal, haciendo caso omiso de todo. Hacer caso omiso, no es lo mismo que ignorar, hay que esforzarse para ello” 

Nunca había leído nada de esta autora, ni siquiera conocía su nombre ni su obra, pero las noticias sobre la adaptación de El cuento de la criada a serie de televisión y los comentarios que ésta estaba suscitando, así como los comentarios del propio libro por muchos de mis contactos, hicieron que al encontrarlo en la biblioteca me pudiera la curiosidad. 

A pesar de su extensión es un libro que he leído con inusual rapidez, han sido dos días escasos los que he invertido y es que la historia atrapa desde la primera línea. No soy lectora de ciencia ficción, que en el fondo es el género al que creo que responde esta novela, pero es una ficción que, desgraciadamente, podría ser una realidad. 

Los personajes femeninos, mayoritarios en la novela, se tratan exhaustivamente, sobretodo el personaje central del que conocemos pasado y presente, del que descubrimos esperanzas y desesperanzas, con el que vivimos la incertidumbre y los escasos momentos de “felicidad”, sobretodo en su rememoracion del pasado. 

Los personajes masculinos, mínimos en la trama, reducidos casi exclusivamente al "comandante" y al chofer, son apenas esbozados, sin profundizar en sus motivaciones, ni anhelos y sin embargo, “el hombre” como ente se convierte en un personaje determinante en todo el devenir de la novela, ya que es quien determina la forma de vivir y la “utilidad” de las mujeres. 

La novela dibuja un paisaje oscuro y desolado, paisaje que se refleja en el propio ambiente asfixiante de la novela. Es un libro triste y lúgubre que deja, sin embargo, un resquicio para la esperanza. 

Es un libro sobre las mujeres, en las que se las cosifica, pero en la que a la vez se las dota de una importancia vital para la existencia de un futuro a corto, a medio y a largo plazo. 

Es una historia que narra la lucha por adaptarse a cualquier realidad y la necesidad de sobrevivir a ella a cualquier precio y, a la vez, la lucha por intentar escapar de esa misma realidad de cualquier forma posible, renunciando a los propios principios morales, arriesgando incluso la propia vida por huir de un encorsetamiento ruin, de la esclavitud. 

Es una historia durísima, en la que las palabras traspasan el papel y te hacen sentir como propios los sentimientos, los miedos y las esperanzas de la protagonista, es un libro que se te queda dentro y que te hace pensar mucho más allá de haber leído la última frase. 

 “Aquí soy una criatura, hay ciertas cosas que no se deben contar. Aquello que no sepas, no te hará daño”

2 comentarios:

  1. Sí, una historia muy dura, de las se quedan en la cabeza mucho tiempo.
    Besotes!!

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    1. Creo que hay que leerla en un momento que te pille anímicamente bien, si no es así es más dura aún. Besos. 😘

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